Jadeca escribió:
Me la apunto, que de los Strugatsky he leído "Picnic", "Qué difícil es ser Dios" y "Mil millones de años hasta el fin del mundo" y las tres me encantaron...

Alma escribió:
Trae, trae libros de BDSM, que es "mi tema". Hace tiempo escribí un artículo recomendando algunos, según dos categorías que llamé "apología del exceso" y "apología de la experiencia" (vamos, exageraciones poéticas y libros relativamente realistas):

www.jotdown.es/2019/02/consejos-de-un-di...un-fanatico-de-grey/

En cuanto a lo que estoy leyendo: ahora mismo una lectura veraniega para la playa en vistas a HFMI el año que viene (la "Crítica de la Razón Pura"), un ensayo muy ligerito sobre el miedo (parece una especie de fenomenología del miedo escrita en plan río-de-asociaciones) y una novela alegórica de Koestler sobre las purgas estalinistas, que trata de explicar por qué algunos de los purgados se autoinculparon de crímenes terribles que jamás se les pasó por la cabeza cometer.

Lapidario escribió:
Hola Lapidario, ¿no te importaría hacer un pequeño comentario del ensayo sobre el miedo cuando lo termines? No lo conozco y me gustaría tener una opinión antes de lanzarme a por él.
Gracias.

¡Hola! Mi primer mensaje en el foro y la primera novela que leo en muchos meses, estoy gozándola))))

Black Mask escribió: Me alegro, ya contarás qué te ha parecido. Añadir que aunque no tenga muchas páginas a mí por lo menos me provocó la impresión de ser mucho más largo (no pienso que sea algo negativo pero me parece oportuno advertirlo).

Lapidario escribió: Pues sí, si eres "completista", tampoco te quedarían muchos de sus libros por leer, más bien este y "El lunes empieza el sábado" que es una comedia muy loca de fantasía (aunque con la fantasía tratada desde un punto de vista de ciencia ficción; es curiosa). "Destinos truncados" y otras que se pueden encontrar por internet como "El país de las nubes purpúreas" o "La segunda invasión marciana" a mí me parecen mucho más pobres.

Lapidario escribió: Qué decir, empecé viendo la película de Tarkovsky y al no entender un pimiento sobre La Zona comencé con Picnic...

Lapidario escribió: Muy interesante, esta me la apunto yo y así no salgo de temática "autoritarismo Unión Soviética".

¿Una filosofía del miedo? El domingo empieza bien
Bienvenido, Crates. Yo disfruté de papá Goriot hace muchos años, qué horas más felices pasé leyéndola.
Lapidario, he empezado a leer tu artículo pero he tenido que parar después de lo del concejal marbellí y la acelga Que a los ataques de risa a veces siguen los de asma. Luego sigo.
Mi interés por el BDSM es en su aspecto menos ritual y parafernálico, por así decirlo. Se puede encontrar en la vida cotidiana y no es un acuerdo entre las partes, sino la sutil utilización de una, que no suele enterarse de nada o sólo intuye que algo raro está pasando, por parte de la otra, que busca adrede el dolor. Ayer estaba leyendo precisamente sobre los románticos (y Sade fue romántico entre los románticos) y su "propósito de ser dañados", aunque sublimando el placer sexual que causa el dolor por la creación artística. Voy a ver si consigo subir algunas imágenes.

Pues no, no del todo. Este librito, que narra en primera persona las experiencias de una dómina, me gustó mucho.

Por fin. Este episodio que narra la dómina, extraído de la vida real, me llamó mucho la atención. De no haber sido porque su profesión le hacía darse cuenta de estas cosas, probablemente ni habría notado la excitación del conductor.

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Jadeca, ayer leí, un poco enfebrecido, la mitad. Me está gustando aunque la parte donde entra al Edificio Rojo me pareció algo confusa. No paro de pensar que mi amado Antoine Volodine se ha inspirado en estos muchachos para su posexotismo.

Ioannes, vi la película, me pone nervioso ver a ese hombre en la pared. No es de este mundo. Tengo la sensación de que se tiene ya su obituario preparado.
Otro sobre Deleuze:

Oscuro Deleuze
Andrew Culp
Melusina 2016




Se considera a Gilles Deleuze como un pensador de afirmaciones jubilosas y rizomáticas. El autor de este breve ensayo, no obstante, demuestra que ese «canon de alegría» que fuera radical en el pasado ha perdido hoy su resistencia. Andrew Culp indaga en una oculta red de referencias a la conspiración, la crueldad, el terror de lo exterior y la vergüenza de ser humano para reinterpretar y reavivar la oposición de Deleuze a todo lo que resulta intolerable en este mundo.

Andrew Culp define su proyecto como una crítica sin concesiones «del “canon de la felicidad” que celebra de manera naíf a Deleuze como un pensador afirmativo de la conectividad». Las interpretaciones alegres se centran en liberar flujos, en el devenir y la transversalidad, en los rizomas y los esquizos. Pero lo único que consiguen es repetir el lenguaje de la revolución molecular cuando, como señala Tiqqun: «La revolución era molecular, y la contrarrevolución no lo fue menos».

Frente al «Alegre Deleuze» que nos ha llegado de la mano de sus hagiógrafos, «Oscuro Deleuze» reivindica «la destructiva fuerza de la negatividad cultivando un “odio hacia este mundo”».



Por cierto, el autor acaba de sacar este documental: Machines in flames

Alma escribió:
Ah, pues puedo atestiguar que se da de vez en cuando ese momento en que algo hace "clic" y se percibe claramente que otra persona, lo sepa o no, es "del gremio"...

Ya conté por aquí que fui co-dueño de una especie de bar subterráneo BDSM-friendly, el Nido del Escorpión. Un día vino una parejita y empezó a curiosear la utillería sadomaso que teníamos allí: cuerdas, cadenas, látigos... Todo con la curiosidad de dos vainilla (la palabra que se suele usar para describir a quien no practica BDSM). El caso es que a la chica le hizo gracia una fusta que había ahí y convenció al novio para que la probaran un poco. Se fueron al cuarto oscuro y desde fuera oíamos "¡PLAF!", "¡PLAF!", sin saber quién estaba dando a quién. Al cabo de un rato salió el chico, con cara de asustado (nunca se me olvidará esa expresión) y dijo algo como "a mi chica le está gustando mucho que le dé, pero la fusta se ha roto, lo siento". Me eché a reír, le dije que no pasaba nada (era una fusta de seis euros del Decathlon), le di otra un poco más sólida y le mandé de nuevo al cuarto oscuro. Se fue hacia allá como quien va a la guerra. Al cabo de muchos PLAF PLAF PLAF más, salieron los dos: ella con el culo rojísimo, él con la mirada de las mil millas. Ninguno de los dos había probado jamás, pero se les veía en las caras que ella había descubierto algo de sí misma y él no sabía cómo tomárselo.

Y bueno, la historia siguió, pero el tema es que uno nunca sabe hasta qué punto le atrae algo hasta que se enfrenta de cara a ello y se lanza a la piscina... Y estoy convencido de que el chico estaba atando cabos de otros momentos previos de la relación que no había comprendido hasta entonces.