Xna escribió:
Bolindre: Platón tenía una opinión bastante negativa acerca del mito porque pensaba que nos alejaba de la verdad. Sin embargo, es consciente de su poder. El mito se correspondería con lo que hoy denominaríamos «imaginario social». Platón es consciente de la fuerza que ejerce sobre la realidad y, por ello, intentará controlar y erradicar las narraciones míticas. Resulta bastante curioso que él mismo recurra a menudo a ellas. Inolvidable el Mito de la Caverna.
Quería añadir algo más en relación con esto que comentas de Platón y es que se vale de la retórica, por su capacidad persuasión, en el ámbito de lo práctico, para mostrar esa verdad a la que se accede en el plano teórico, a mentes poco cultivadas y poder dirigirlas en un comportamiento moral que sea garantía de la convivencia, algo así como la catarsis que acontece al asistir a la representación de las tragedias. Esto se ejemplifica en el Político, dónde se apoya en la efectividad de la mitología y también en Leyes, cuando recurre una vez más al recurso mitológico para exportar su idea de orden y justicia. Así el mito, expresado como ejercicio retórico, será el encargado de la paideía, o del adoctrinamiento. Desde este sentido, más allá de una forma de explicar las causas o los orígenes, se puede apreciar otra función que se despliega hasta nuestros días en los que crecemos y nos nutrimos de mitos.
Sí, estoy de acuerdo con eso. Platón es una mente privilegiada y sabe que los mitos poseen la potencia de la imagen, que no posee la dialéctica. Y sabe que una imagen potente ya está (imaginadamente) saturada por su propia intensión. De ahí el poder del mito sobre el logos. En un proyecto político-educativo no iba a prescindir de semejante herramienta hacia una comunidad.
Pero Platón no es mitólogo. La realidad empírica es la menor, pero es la realidad de las imágenes. Pues bien, hagamos buenas imágenes y avancemos hacia la noesis. Y está claro que sabe crearlas porque para eso es tan buen escritor como filósofo. El proyecto platónico es la búsqueda del topos de la verdad. Y la apuesta es la razón discursiva. No niega que los embriagados, los tocados por las musas, los poetas, lleguen al Bien anulando la distancia, pero el proyecto platónico es de recorrido de esa distancia, no de anulación de la misma. Y no porque no crea que se da en esos embriagados, sino porque eso no desarrolla ningún programa.
El colpaso del programa platónico reside en el componente inasumible del topos final de la verdad. Que por otra parte es del todo coherente y honesto con su programa. El topos final de la verdad es el plano de lo inteligible, que para él es la gran realidad. Finalmente, y esto es lo dramático, un dominador del lenguaje como él no se dio cuenta que la ciencia es un constructo del lenguaje, una intervención violenta de una herramienta humana sobre el mundo, que apofánticamente hace una selección en el mismo. La verdad es un constructo y el topos de la misma es el lenguaje, no un plano de gran realidad al que se llega y que estaba esperando a los sabios. La verdad es solo un asunto humano. Aristóteles, platónico declarado, sí se dio cuenta del artificio de la ciencia, y justo ahí es cuando la filosofía por fin levanta la cabeza. Porque es el lenguaje, y el topos de la verdad
provisional en el mismo, el que sí puede crear una comunidad racional (comunicacional) viable.
A mi modo
provisional de ver.
saludos.