Todos pasamos por preguntas de este tipo cuando ponemos término a un cuatrimestre: ¿qué presencia tiene la filosofía en mi vida? Todos estos tochos sobre la filosofía helenística o la Crítica de la Razón Pura, ¿me calan en algo?

En mi caso, creo que tras haber hecho el esfuerzo de entender -superficialmente- grandes sistemas, uno desarrolla una serie de habilidades por las que los estudiantes de filo destacamos especialmente. Leer mejor, redactar, interpretar, utilizar palabrajos raros y tener fotos de filósofos en nuestros fondos de pantalla son algo que nos delata.

En fin, ¿os servís de la filosofía en vuestro día a día?

Hola.

Sí. En eso que apuntas de redactar, interpretar y leer. A los filósofos de fondo de pantalla yo no he llegado. Aunque una vez tuve en mi fondo de wp un cartel de Cosa de hembras de John Waters, que si no es un filósofo, se acerca.

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Pero un servidor aspira y pelea (inclemente) por el inalcanzable premio gordo. Cuenta Sócrates (Platón) en el Fedón que la filosofía debe servir para prepararnos para la muerte. De acuerdo con eso pero digamos algo al respecto. En mi caso comprendo esa preparación para la muerte como un retroceder hacia el no-ser, pero no un retroceder temporal sino espacial. Retroceder insisto, espacialmente, hacia un estadio anterior y progresivo de desyoización. Mirar al presente desde el presente, pero desde un presente espacial afuera. Es retroceder en el hacia direccional de Anaximandro, que refiere el espacio, no el tiempo. Es en ese echarse atrás donde el ángulo de visión del conocimiento se va agrandando en proporción directa a la desyoización. Dicho de otra manera, en proporción directa a la disminución de reflexión.

El sabio estoico, ese ideal, es aquel que una vez montado en el logos ya solo necesita observar. No necesita ya reflexionar sobre una decisión, sino únicamente observar hacia donde se inclina y cae como fruta madura de conocimiento. Porque una vez ahí, en el logos, solo hay una dirección. Una que no se reflexiona, solo se observa. El sabio estoico es alguien sin dilema. Eso es ataraxia.

Y el cúlmen de esto es la muerte, claro. El espacio último de desyoización. La no-reflexión. El no-ego.

Es entonces, a mi modo de ver, una cuestión sobre cómo ser mejores personas.

Saludos.

Que bonita pregunta Heráclida.

No se muy bien qué papel juega la filosofía en mi vida, lo que tengo claro es que siempre la anduve buscando. No fue la primera opción de estudios, la sociedad te aparta de “este tipo de estudios, que para lo único que sirven es para dar clases y vivir mal”, tampoco fue algo con lo que soñara hacer algún día. Pero de repente la filosofía vino a mí. ¿Cómo fue?, no lo sé. Recuerdo hace unos cuantos años, cuando un amigo me habló de Séneca y me propuso que lo analizáramos. Curiosamente Séneca es un filósofo que aún no me ha aparecido en ninguna de las asignaturas del Grado. Algún día tendré que averiguar qué pasa con él. El libro en cuestión era Cartas a Lucilio, tuve un flechazo. Y de ahí, me fueron entrando ganas de conocer más, mucho más. Por cierto, se me acaba de ocurrir un bonito regalo para mi hijo, que en nada cumple años.

Otra pregunta importante es: ¿prefieres leer por tu cuenta durante toda tu vida o guiarte durante unos años por profesionales que te vayan presentando paulatinamente autores, teorías, líneas de investigación, que te presenten lo que a día de hoy se puede estudiar en Filosofía?. Yo opté por la segunda opción. Pensé que primero esta opción, y luego, al acabar, ya veríamos. Pero está muy claro. Acabe el Grado o no, (que espero que sí), la Filosofía se ha instalado en mi vida, todo mi entorno sabe que no puedo vivir sin ella, y hay incluso algunos que preguntan y se interesan por cuestiones filosóficas. Unos preguntan por esa cosa tan rara que ocurrió en la caverna que nos contó Platón, otros por ¿y entonces, ya sabes lo que es la filosofía?, los hay muy interesantes que preguntan con bastante profundidad, los hay que te miran con una cara de ¿pero a estas alturas sigues estudiando?. Y bueno, aquí soy feliz.

Que conste que ese “aquí” implica también el Foro, pero a lo que en realidad me refería, es al mundo de la filosofía, ese mundo que nunca jamás voy a abandonar.

Muchas gracias por las respuestas; muy interesantes todas ellas.

Me gustaría también preguntaros si aireáis que estudiáis filosofía en vuestro entorno. Yo procuro ocultarlo todo lo que puedo. No me gusta, en absoluto, decir que estoy terminando el grado de Filosofía. Generalmente, trae muchos efectos adversos: estupefacción, juicios morales sobre su utilidad -como bien apuntas, Anuska-, incomprensión... La patita filosófica sólo asoma en las conversaciones cuando analizamos argumentos o intentamos resolver algo en común, pero siempre de forma velada.

Comparto con Zolaris, la batalla la damos por el espacio. ¿Y la “injusticia”?, querer permanecer en el impidiendo el “aparecer” de otras manifestaciones de ese “acontecer”, “emerger”, “surgir”, ocupando el lugar que ya no nos corresponde. Somos expresiones de vida, pero expresiones finitas, con dolorosa fecha de caducidad. Dejaremos el espacio pese nuestro loco deseo de ocupar, algunos incluso con tanques. Pero también es tiempo e historia, es dejar que acontezca de nuevo lo pasado, que diga, lo que no dijo o no llegamos a interpretar que desestabilice futuros pretenciosamente previstos. Para mi filosofía es “le Gai savoir”. Y ayer se lo dije a una vecina con la que comparto espacios comunes desde hace 16 años. Ella, profesora, conferenciante y con una vivacidad en los ojos que es para exportar, cuenta los días para jubilarse y dedicarse a la lectura y a sus plantas . La expresión de su rostro se transformó, no se explicarlo. Cambié rápido de tema “sí, si, irá a echarle un vistazo a tu escaner, ¿yo? Bajo si quieres, o no, es tu espacio, aunque me muero por ver tus librerías”. Igual pensó que era feminista o algo de eso.

Heráclida escribió:
Yo lo evito. A los que me conocen no les extraña demasiado, algunos han mostrado interés, aunque la mayoría guarda un respetuoso silencio. Pero muchos que creen que me conocen y hablan de oídas, cuando se han enterado por alguien me han tachado de místico, friki, pedante y flipao. Otros se preguntan para qué me sirve esto si ya tengo todo el bacalao vendido. Otros piensan que debe ser una suerte de terapia. Otros que dedico tiempo a esta afición en detrimento del trabajo, y otros que es para fardar de intelectual y que eso de la UNED está chupao (a estos últimos los fusilaría al amanecer y en vez de dejarles la Biblia les daría el Sánchez Meca).

En fin, que lo evito, pero lo que no puedo evitar es pensar que intentar no ser masa, mola.

Yo tiendo a no contarlo pero es que en general tiendo a no contar mi vida. En su día, en el periodo digamos "formalizado" de estudiar una carrera, yo prefería hacer otras cosas. Cuando mi padre digamos "formalizado" se enteró, no por mí pero sí en mi presencia, de que ahora, es decir cuando no tocaba, estaba estudiando filosofía y sacando buenas notas, puso la cara que podría poner un androide digamos "formalizado" cuando se ha producido en su software un fallo del sistema ante un estímulo exterior desconocido. Y fue incapaz, lógico, de decir una sola palabra. Ni la dirá. Muy gracioso el paisano.

Y tampoco es que me apetezca mucho airearlo, salvo con ciertas amistades, en esta sociedad terapeútico-farmacológica, infantilizada hasta las trancas, de relaciones low-cost, y eternos niños grandes buscando juguetes ansiosamente. Es de reparar en ello, el amunento de gilipollas con sonrisa de felicidad, que a la mínima se te ponen a hablar en lenguaje terapeútico. No hay dolencia, inquietud, desasosiego... que se escape ya del abrazo terapeútico y del que no proliferen expertos por cualquier esquina.

Así, que estoy con Saseto. No puedo evitar un cierto morbo delicioso, no exento de un pátina de tristeza, con mi filosofía en la mochila mirando hacia este mundo. Y abriéndola y compartiéndola con unos pocos infelices y proscritos terapeúticos maravillosos.

Saludos.

Parece ser una tónica contemporánea asociar filosofía a pesimismo. Sin embargo, creo que es más probable encontrar más Demócritos que Heráclitos a lo largo de la historia de la filosofía. Filósofos sociables y divertidos los ha habido a patadas: Sócrates, Demócrito, Diógenes, Epicuro, san Agustín (sobre todo este, jejeje), Hume, Kant... Vamos a obviar a los analíticos, que menuda brasa debe ser irse de fiesta con ellos y que hagan chascarrillos sobre la inducción o no poder charlar con ellos de cosas no verificables empíricamente

Quizá, parte de los estudiantes de filosofía actuales han decidido leer esta materia no tanto porque descubran una realidad angustiante, sino que ya tenían predisposición al desasosiego y se quedan con los autores de este corte.