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TEMA: Decirle "que no" a Kant.

Decirle "que no" a Kant. 23 Feb 2023 20:04 #74926

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El apéndice de la Analítica de los Principios se titula: "La Anfibología de los conceptos de reflexión".

Anfibología y Reflexión son dos términos que llegan de los ambientes castrenses en la antigüedad. El primero proviene de "Anfibolía", en griego, que es "atacados por los dos lados" y significa ambiguo, equívoco, doble sentido. Aristóteles lo aplica a la "ambigüedad del lenguaje". El segundo viene de "Reflectus", latín, y es doblar, curvar, re-flectus, hacia atrás, de nuevo. Según Comte Ville, Reflexión es el retorno del pensamiento hacia sí mismo que se toma, entonces, por objeto. Según Locke, la Reflexión y la Sensación son los dos componentes de la experiencia.

Dice Kant que algunos juicios se asumen por costumbre o se asocian por inclinación, que al no haber reflexión previa se consideran como surgidos del entendimiento. "En efecto, cuando son inmediatamente ciertos, como: 'entre dos puntos solo puede haber una recta', no puede mostrarse mejor criterio de verdad que el expresado por ellos mismos".

Ya se dijo que entre dos puntos solo puede haber otros puntos, si seguimos la norma ontológica.

Dice que todos los juicios y comparaciones necesitan una Reflexión. Llama "reflexión trascendental" al acto por el que se une la comparación de las representaciones a la facultad cognoscitiva donde se realizan, según la cual se diferencia si son del entendimiento puro o de la intuición sensible.

"Las cosas pueden tener una doble relación con nuestra facultad cognoscitiva, a saber, con la sensibilidad y con el entendimiento". "Por eso es la reflexión trascendental...la que debe determinar la mutua relación de las representaciones".

Dice que la Reflexión Lógica es solo comparación, pues en ella se hace "total abstracción de la facultad cognoscitiva". "La reflexión trascendental (que se refiere a los objetos mismos) contiene el fundamento de la posibilidad de comparar objetivamente todas las representaciones entre sí".

Estudia la Reflexión Trascendental en cuatro puntos: Identidad y diferencia, concordancia y oposición, lo interior y lo exterior y materia y forma.

En cuanto al tercer punto lo Interior y lo Exterior dice que "En un objeto del entendimiento puro solo es interior aquello que carece de relación con algo distinto". "Toda sustancia debe poseer, en cuanto objeto del entendimiento puro, determinaciones y fuerzas internas que se refieran a su realidad interior". En cuanto al punto cuatro, Materia y Forma, dice que en todo juicio se llama materia lógica a los conceptos dados y forma del juicio a la relación de tales conceptos. Dice que en la filosofía anterior "en relación con las cosas, se consideraba la realidad ilimitada como la materia de toda posibilidad, mientras que la limitación de las mismas (negación) era considerada como la forma mediante la cual una cosa se distingue de otra según los conceptos trascendentales".

"Permítaseme llamar lugar trascendental al lugar que asignamos para un concepto en la sensibilidad o en el entendimiento puro". Pero esto requiere que se determine el lugar de las representaciones de las cosas "señalándose si es el entendimiento puro quien las piensa o bien es la sensibilidad la que las otorga en el fenómeno". "Los conceptos pueden ser comparados sin atender al lugar al que corresponden sus objetos...prescindiendo de que estos -los objetos(esto es mío)- sean númenos para el entendimiento o Fenómenos para la sensibilidad. Pero si con dichos conceptos queremos llegar a los objetos, necesitamos una reflexión trascendental". "Si omito esta reflexión se originarán supuestos principios sintéticos que la razón crítica no puede reconocer, principios cuya única base reside en una anfibología trascendental y en la confusión del objeto puro con el fenómeno".

Hay que separar aquí clara y franciscamente, "reflexión trascendental" de "anfibología trascendental", incluso Fenómenos con mayúscula de fenómenos con minúscula; con mayúscula y en plural sería lo que guarda relación con sensibilidad.

Tenemos, entonces, un númeno que no es objeto, pero que podría serlo, el fenómeno que no puede ser objeto, pero que lo es. El único objeto, entonces, que no puede ser trascendental, que no puede ser objeto puro, que no puede ser númeno y que no puede ser fenómeno es el simple objeto exterior, pero este no sabemos si existe. Tan solo podría haber una posibilidad de conocer su existencia, creo yo, y es cuando ese objeto exterior a nosotros es el fin, término y causa final de este objeto que nos asiste.

Eso de ahí no es esto de aquí.

No se sabe si esa anfibología trascendental propuesta por el filósofo se trata de una anfibología necesaria. Una anfibología necesaria sería por ejemplo, la originada por la existencia de dos perfectas mentes supuestas en los dos cerebros que posee nuestra cabeza. Una anfibología gratuita, es decir, no necesaria, sería al anfibología dada -dada gratuitamente- por la propia especulación metafísica. Habría que diferenciar, no obstante, lo dado gratuitamente, de lo dado cobrándose una prenda. Otra anfibología necesaria sería, por ejemplo, la de "dejar estar las cosas", o "dejar que las cosas se resuelvan por sí mismas", que cada concepto descubra el objeto que le pertenece. Es de suponer que nuestra mente posee esa facultad de "dejar que las cosas se resuelvan por sí mismas", acaso, y sin más mientras pensamos otras cosas, otras resoluciones y a un mismo tiempo, por curiosidad. Incluso unas terceras resoluciones.

Es necesario, entonces, seguir andando por nuestro camino al lado del río a sabiendas de que no hay puentes, de que no existen los puentes para dar la vuelta y que dar la vuelta en el camino sin un puente, es un absurdo. No se confunde tampoco el camino con el río, se entiende que vamos por el camino en dirección contraria a la corriente y para llegar por supuesto al manantial. Otra cosa sería la posibilidad de un puente, entonces sí, podríamos dar la vuelta y descubrir al otro lado del puente la absoluta armonía de las cosas yendo en el sentido de la corriente hacia el infinito del mar infinito. Uno es camino, no río.

Entonces sí, ¡claro!, una vez que conseguimos decir que sí a la filosofía kantiana ya que conseguimos entenderla y mostrar la sonrisa del descubrimiento de su evidencia, podemos decirle que no, pero no haciendo una crítica de su crítica, algo estúpido, a todas luces e imposible de conseguir según las presentes posibilidades, sino señalando por simpleza los puntos de su crítica en los que no estamos de acuerdo.

Es entonces cuando se acaban las sonrisas al descubrir la pura evidencia y podemos recuperar las viejas seriedades y rigideces de nuestro pensamiento.

Lo que dice Kant a la Última escolástica y en concreto a Suarez es más o menos que no se puede confundir Esencia con Existencia y que hay que dejar ambas bien separadas, estipulando cual de ellas es el objeto y cual es la sustancia.
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