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TEMA: "Las diez tablas del vivir solo y plenario"

"Las diez tablas del vivir solo y plenario" 18 Abr 2023 21:36 #75532

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“Mírese, con soñadores ojos de perdidamente enamorada Venus renacentista, al azul celeste, especialmente cuando, más que nunca invitando a volar -aun cuando de alas se carezca- dulcemente pintado con tintura de idealidad radiante parece, y apostrofemos día tras día, a solas, con la gravedad de un impresionante disipador de los peores gérmenes infecciosos del alma con no más que chasquear los dedos, así:


«Si a ti, a tu soberanía imponderable, a tu regocijada limpidez de gigante amoroso, a tu glorificación continua de la libertad, no me asemejo más día a día, si en ti mis instantes todos el mejor reflejo no hallan, un intemporal hermano... Entonces, inevitablemente, me degrado de una u otra manera, miserablemente muero cuando exultar de estratosférico lirismo debiera; ¡oh, un ser yo imperdonablemente abortado!


Azul cielo, destapado cofre de una pureza sin fin: labrado fuiste con idéntica mano santa de la sublimidad amantísima a la que mío corazón forjara, estelar vibrar a perpetuidad verde y lozano;


plateando deliciosamente el momento embriagador ósculo de principesca beldad no mejor que uno sentido y liróforo, maravillado viajero de sí por siempre jamás esplendorosamente purgado;


cielo azul o interminable bendición de inmensidad y aire, azul cielo o mía metáfora ideal: ¡hasta muy logrado verso virgiliano ante ti parco!;


de la iconoclastia cénit y el fulgor personal mía vida como tu sosegada majestad de la belleza leda y despejada la cumbre, ¡oh excelso hado!»”.



Hasta aquí un extracto de la parte final del ebook -el cual cualquiera puede ojear, adquirir, curiosear visitando mi página de autor- que presento, desbordante de poética alegría habiendo hecho frente en los adentros a las enfermedades ancestrales previamente identificadas y abordadas, dado a conocer con el ánimo, sobre todo, de poder compartir, aquí o donde fuere, con cualquier hipotético interesado, gozosos años de meditación y escritura ininterrumpida condensados, labor que, por supuesto, se alargará en tanto mi propia búsqueda y mi necesidad de libérrima autorrealización sigan abiertas.



Tras la realizada diagnosis de males de la interioridad humana enquistados a lo largo de las eras en PANDEMIAS MILENARIAS DEL ESPÍRITU, ¿es no sólo deseable, como parece semejar claro para el doctor que las reconociera, sino factible, concebible inmunizarse eficazmente contra las interrelacionadas patologías pandémicas diagnosticadas? Tras el descendimiento a la primera cuestión se brindan ahora propuestas de emancipación fundadas, básicamente, en determinadas dinámicas psíquicas alcanzables, previamente atendiendo al problema de adueñarse de las que en el libro se tienen, como poco implícitamente, por algunas de nuestras potencias específicas que han de hacer posibles tales tónicas redentoras: voluntad soberana, memoria lírica, autoconciencia, o éxtasis creador.



En la busca de un ser -y un existir derivado- genuinamente inalienable y definible por el redescubrimiento constante de su especificidad, su inefabilidad y su misterio, en la que el pensamiento conjetural y la poesía son inevitables compañeros que desembarazan la senda, tanto como frutos naturales en la interminable y fascinadora travesía, LAS DIEZ TABLAS DEL VIVIR SOLO Y PLENARIO es cual sonda apasionadamente lanzada en el abismo en que se consiste interrogándose sobre su posible sustantividad, autenticidad, entereza, plétora o mismidad, apuntando a una liberación perpetua de fuerzas reductoras y manipulativas y de predisposiciones a encajar en viciadas vías de existencia colectiva tras la identificación de sus respectivas perversiones; viene a connotar el observarse, remirarse, soliviantarse, dudarse, problematizarse de un “yo”, según se especula, potencialmente perteneciente a cualquier criatura humana, abordado como una real piedra filosofal, abogando por una autocontemplación y profundización interminables -sin puntos de partida ni de llegada prefijados- en lo humano como sellos de interioridades al fin libres, todo ello después de la concienciación de los males pandémicos abordados, y de al menos ponderar una serie de recetas postuladas para lograr cierto grado de asepsia con este nuevo título, planteamiento de una respuesta complementaria a aquéllos.



Se estructura el texto así: un aviso preliminar, diez apartados correspondientes a cada una de las enfermedades de la decena de las mismas en el seno de la humanidad abordadas con una dilatada reflexión incluyendo propuestas superadoras, y un poético conjuro final, colofón instando a exorcizarnos de las ancestrales pandemias, procesos degenerativos universales con los que no solamente se van perdiendo parte de las capacidades intrínsecas de ser humano y posibilidades de autenticidad y de individuación, sino que también se desvirtúa, por pura inercia que no necesariamente por maldad, al otro, así como a la verdad en tanto, desentendido de sí, habiendo renunciado a hacer centro de su existir el autocontemplarse, el vivirse interior, el ir conociéndose hondamente, un sujeto cualquiera abocado está a horizontes de vida y realización de una estrechez degradante, donde lo que el prójimo, cosas, situaciones ser y significar pudieran por sí mismos, las preguntas por su hipotética verdad, causa primera y última, substancialidad, sentido, no pueden contar nunca como la prioridad intelectual.



En el nombre, por lo tanto, de la procura de la mayor independencia vivencial, escrutadora, pensante, volitiva, sentimental o expresiva legado queda al futuro, introductor de inquietud principalmente moral, este trabajo.



En correspondencia encontrándose cada una de las secciones ahora enumeradas con los distintos apartados de PANDEMIAS MILENARIAS DEL ESPÍRITU, este texto, expresión de una segunda fase de propuestas en el sendero de ir haciéndose con -y gozando creativamente- plena libertad sintiente y pensante desde cierto grado de autoconocimiento y autodominio, se estructura de la siguiente manera:



La superación de la mitificación pueril de la sexualidad y del placer sensorial en general: un goce basado en la ardorosa fantasía lírica y la intelectualización del erotismo más allá de los propios tantras



La superación de la desvirtuación dada a partir del amoldamiento al estereotipo de hombre exitoso y convencional: reconocerse y vivirse a uno mismo completamente fuera de la miseria y la impostura establecidas, la introspección gozosa y perpetua en conexión con la naturaleza y la divinidad originales



La superación de la desvirtuación dada a partir del anclaje en la constantemente transmutativa y astringente inmediatez y de la acción enajenada y las miras adventicias puestas en el día venidero: el control ascético sobre la materia y la profundización indefinida en las encantadas simas de la memoria y en las cátedras del tiempo



La superación de la desvirtuación dada a partir del afinamiento y de la ejercitación del instinto sojuzgador o de su padecimiento: la santidad de ser solo, la paz suprema de ansiar más nada que áurea soledad



La superación de la desvirtuación dada a partir de la adherencia al lenguaje burocratizado e indecorosamente persuasivo y al vulgarizador imperio de lo fable, de lo tangible, de lo fútil y de lo socialmente útil, reconocible, y bien estimado: una familiarización continua con la riqueza significativa y el poder evocador de la metáfora y de la música



La superación de la desvirtuación dada a partir de la construcción y el manejo inescrupulosos de un amplio repertorio de imágenes capaces de imponerse y de vender en un gran mercado: una sola e inquebrantable faz más allá de la utilidad, perfil incondicionado hecho de sinfonía, sangre y sueño



La superación de la desvirtuación dada a partir del brutal constreñimiento del instinto de conservación y de su explotación maliciosa por las élites que llevan la voz cantante: la dignidad de la soberanía soñadora, intelectual y sentimental sobre los ancestrales grilletes y anzuelos omnipresentes en las condiciones materiales



La superación de la desvirtuación dada a partir del irracional apego cultural al otro, de prejuicios atávicos contra la soledad y del desconocimiento de la grandiosidad de las órbitas propias: la soledad plenaria y la finura selectiva del otro cuyo criterio es la profundización maravillada en una feraz pureza



La superación de la desvirtuación dada a partir de la delegación de la conciencia en las cosmovisiones religiosas o en grandes arquitecturas conceptuales: la desnudez radical del alma cual inmaculada agua primera



La superación de la desvirtuación a partir de la siempre demencial proyección del instinto de conservación en el hijo virtual o efectivo: vivirse a uno mismo como el primer y el último ser humano ante el infinito



Conjuro final para exorcizar el alma de las ancestrales pandemias aquí tratadas.




tablas.jpg
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Última Edición: 20 Abr 2023 17:46 por Zaoc.
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Las diez tablas del vivir solo y plenario 20 Abr 2023 14:33 #75540

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Zaoc escribió:

LA SUPERACIÓN DE LA DESVIRTUACIÓN A PARTIR DE LA SIEMPRE DEMENCIAL PROYECCIÓN DEL INSTINTO DE CONSERVACIÓN EN EL HIJO VIRTUAL O EFECTIVO: VIVIRSE A UNO MISMO COMO EL PRIMER Y EL ÚLTIMO SER HUMANO ANTE EL INFINITO

No lo veo tan demencial, sobre todo en el caso del hijo virtual.
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Las diez tablas del vivir solo y plenario 28 Abr 2023 00:00 #75576

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Saludos, Futaki.


Agradecido yo por tu -pese a lo muy escueta de ella- participación. Tu mensaje me permite presuponer que eres alguien -hombre o mujer tanto da- muy prudente y respetuoso, lo suficiente como para suavizar tu verdadera visión acerca de la temática sacada a la palestra recurriendo a la lítote, a una negación para que suene en un tono mucho más amistoso la aseveración de fondo implícita en tus palabras.


Has de saber que los calificativos empleados para referirse a la progenitura han de entenderse de acuerdo con el espíritu del texto -encaminado a la busca de la autenticidad y libertad radicales de cualquier ente sintiente y pensante per se- y de su firmante. En el punto décimo se desarrolla el problema al que aludes; en ese apartado se explica al detalle el porqué de una rotunda actitud de rechazo al tipo de alumbramiento que cabe presumir abrumadoramente mayoritario y que, como sabemos y cabe constatar, tanto ha acompañado a la humanidad a lo largo de los siglos. Para iniciar una reflexión argumentando una rebeldía contra el bíblico “creced y multiplicaos”, opuesta a milenios de cultura de la procreación ciega, al “instinto maternal”, a la “llamada”, como a una perseveración enfermiza, a extender más aún la especie, a la por doquier aplaudida retórica natalista, me pareció adecuado escribir un expresivo epígrafe como el comentado. Sin ser uno un eugenista o un misántropo, sí considera que es notorio -mas constituye históricamente un tema tabú- que un proceso de alienación elemental comporta apostar por la descendencia y fundar una familia cuando se viven la primera y la institución mentada como los grandes fines que obnubilan lo realmente esencial, escondiendo el sacrificio de la individualidad cuando menos potencial, evadiéndose los procreadores de sí substancialmente, confundiéndose muchas veces, deliberadamente, necesidad evasiva a partir del hijo e impulso biológico. Cesare Pavese, entre otros -si bien desde un desgarrador existencialismo y dramatismo personales que no conjugan en absoluto conmigo- lo sintetizó bastante bien expresando: “Su vida era tan absurda que tuvo que tener un hijo”.


Claro que al titular como se hace el mentado apartado se exagera, pudiendo sonar a gratuita provocación, buscando brusco efecto de contraste. Empero, de leerse y asumirse ese apartado décimo referido, se sabrá que no se opone quien discurre a toda progenitura, ni se considera necesariamente una desvirtuación ésta en la generalidad de sus expresiones, sino en concreto aquélla que nace en el egoísmo instintivo y el sinsentido esencial del padre y o la madre, o cuando uno o una sólo engendrando creen emparentarse efectivamente con la especie -¡como si no hubiese desde siempre, más ahora, demasiada gente en el planeta!-, analizándose ello como una respuesta oculta -canalizada por las diferentes culturas- a un vacío interior y a un subdesarrollo espiritual que conducen a proyectar en el retoño lo que serse, vivirse, lograrse se deseara, de modo que no sólo se desnaturalizan los creadores sino también sus frutos y, por efecto de éstos, el resto de la humanidad.


Por otro lado, también se quisiera añadir que realizar juicios de valor sobre la pertinencia o inoportunidad de calificar de demencial la proyección mencionada dependerá del contenido que atribuyamos a tal adjetivo -para uno designando lo contrario a la sensatez, a la paz interna que sólo requiere honesto interiorismo-, y del listón empleado para medir tal atributo intangible. Asimismo, considérese que no tenemos por qué coincidir conceptualmente, y, seguramente, también nuestros enfoques de la realidad universal problematizada como desvirtuación sean distintos -en mi caso siempre miro cualquier interacción, comercio, fenómeno humanos preguntándome por su motivación real más allá de lo que pareciese expresarse en la escena existencial, por las voliciones y significaciones desplegadas, y por la posibilidad del mayor grado de autonomía, entereza, realización espiritual en lo contemplado; en ti no tendría por qué ser igual el prisma utilizado-.


Rematando ya, resumiré mi clarificación así: lo demencial de la progenitura se da desde el momento en el cual la descendencia se trata de una excusa global para darse un sentido que sitúa al dador de vida fuera de sí, todo un ardid psicológico de evasión de uno mismo con la complicidad del instinto procreador peligrosamente descontrolado, merced al cual, como sucede en un proceso de reificación, el sendero a la identidad más genuina del padre o la madre es borrado. Además, no se pierde de vista que de progenitores espiritualmente insanos cabe aguardar, aunque no se trata ello por fortuna de una ley genealógica, la reproducción de estructuras y pandemias invisibles personificadas en sus sucesores -infinidad de ejemplos podrían darse de ello, desde luego-.


Sin más que agregar, animando a quien leyere a intervenir como lo estimase, deseando siempre allanar la comprensión de títulos, párrafos, pensamientos que uno dio a luz desde una voluntad profundamente emancipadora, celebrando este sopesar derivado de la apreciación personal de Futaki, aquí concluye esta nota aclaradora.
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Última Edición: 15 Jun 2023 04:12 por Zaoc.
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