Hace un tiempo me topé con estas afirmaciones; no recuerdo dónde, o si lo leí o lo escuché, pero he tenido tiempo para darle alguna vueltita.
1 - La madera es más valiosa que el oro y que los diamantes.
La escasez y la dificultad para extraer y procesar estos materiales los convierten en recursos limitados, lo que contribuye a su valor monetario.
El oro, por ejemplo, ha sido considerado como un metal precioso durante siglos debido a su rareza y propiedades físicas deseables --como, precisamente algo que se menciona a continuación, su resistencia a la corrosión--.
La extracción de oro implica procesos complejos y costosos, como la minería y el refinamiento, lo que limita su disponibilidad en el mercado y, en consecuencia, eleva su valor.
En el caso de los diamantes, su obtención también implica un proceso complejo: los diamantes naturales se forman bajo condiciones geológicas específicas y, en muchos casos, se encuentran en áreas geográficas remotas o bajo la superficie de capas de roca. También la extracción y el pulido de los diamantes requieren técnicas especializadas y , también a su vez, costosas.
Estos factores, sumados a la demanda y la percepción cultural del valor asociado con el oro y los diamantes, pueden ser los que más hayan contribuido a su alta valoración monetaria
Ahora bien, desde una perspectiva probabilística y cuantitativa, es infinitamente más frecuente encontrar oro y diamantes, en el universo, que madera. Los elementos como el oro y el carbono (del cual se componen los diamantes) son abundantes en el cosmos, y no sucede esto con la madera en su forma natural.
Por lo tanto, si consideramos la abundancia y disponibilidad --en términos cuantitativos-- como un criterio principal a la hora de sumar o restar valor a un elemento en relación al resto, podríamos argumentar que el oro y los diamantes son, de hecho, mucho menos valiosos que la madera.
2 - El oxígeno es, dentro de los elementos de la tabla periódica, el "mayor veneno": el más nocivo para el resto de elementos que la componen, dado un entorno de mínima influencia.
El oxígeno puede ser considerado como un elemento altamente reactivo y corrosivo en muchas situaciones y es bien conocida su capacidad para corroer metales; puede reaccionar con los metales formando óxidos, lo que puede debilitar su estructura y provocar su deterioro.
Los microorganismos que causan la corrosión microbiológica anaeróbica no pueden funcionar sin oxígeno. Por lo tanto, en un ambiente completamente desprovisto de oxígeno, no hay agentes corrosivos biológicos que puedan desempeñar un papel significativo en la corrosión de los metales.
La corrosión en ausencia total de oxígeno es altamente improbable (por no decir imposible) ya que el oxígeno es necesario para los procesos de oxidación que ocurren en la corrosión.
La mayoría de los casos de corrosión requieren la presencia de oxígeno, ya sea disuelto en el agua o presente en otros compuestos químicos.
Es decir, si no hay oxígeno presente en el ambiente o en los agentes que entran en contacto con el metal, es del todo improbable que se produzca corrosión alguna, ni si quiera poco significativa.
Sin embargo, existen casos excepcionales en los que otros agentes químicos pueden desencadenar procesos de corrosión incluso en ausencia "casi total" de oxígeno. Por ejemplo, ciertos compuestos de azufre pueden causar corrosión en metales en condiciones especiales, así como desencadenar procesos de fermentación alcohólica sirviendo a la vez como antioxidante, en la elaboración y en la conservación de vinos.
<< En relación a esto me viene a la mente algo muy curioso que leí, también hace unos años, en un artículo: decía que el azufre, precisamente, es el principal recurso que emplean algunos seres vivos para llevar a cabo su función respiratoria. Éstos son unos, de los llamados "extremófilos": seres que habitaban, y otros que aún habitan, lugares de la Tierra considerados hábitats extremos, teniendo en cuenta las condiciones que comúnmente se entienden como "idóneas", o "aptas", para la conservación y proliferación de la vida. >>,
