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TEMA: I. Kant. El hombre es uno de los fenómenos del mundo sensible.

I. Kant. El hombre es uno de los fenómenos del mundo sensible. 12 Jun 2023 23:46 #76263

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En el punto IV del capítulo en la Crítica titulado: "El uso empírico del principio regulador de la razón con respecto a todas las idea cosmológicas", aparece: "para conseguir una existencia que pudiera ser la condición superior de todo lo cambiante, es decir al ser necesario...nos ocuparemos...de la existencia incondicionada de las sustancia misma". El hermosos chico del norte prosigue y dice que de lo que se trata es de "derivar un estado de su causa o de derivar la existencia contingente de la sustancia misma de la existencia necesaria".

"Debe pensarse el ser necesario completamente exterior a la serie del mundo sensible, y como puramente inteligible. Esta es la manera de evitar que el ser necesario se halle a su vez sometido a la ley de la contingencia y subordinación de todos los fenómenos". Dice que aquí nos limitamos "a mostrar que la contingencia propia de todas las cosas naturales y de sus condiciones es perfectamente compatible con la hipótesis opcional de una condición que, si bien es necesaria, posee un carácter puramente inteligible". "Cabe la posibilidad de que ese ser absolutamente necesario concebido por el entendimiento sea en sí mismo imposible, pero esto no puede ser en modo alguno inferido de la contingencia general, ni apelara a una causa que se halle fuera del mundo".

El mundo sensible solo contiene fenómenos, meras representaciones, pero como nuestros objetos nunca son cosas en sí mismas "nada tiene de extraño que nunca podamos dar un salto" que vaya desde la serie empírica al exterior de la sensibilidad. "Esto es lo que debería hacerse con las cosas contingentes, pero no con meras representaciones de cosas cuya existencia es, a su vez, simple Fenómeno", dice que "el concebir un fundamento inteligible de los fenómenos" exento de la contingencia del mundo sensible "no se opone al regreso empíricamente ilimitado según la serie de los fenómenos ni a la contingencia de cada uno de ellos. Este es el único resultado al que teníamos que llegar para suprimir la aparente antinomia".

De cualquier forma, el regreso en Kant, creo yo, queda explicado como el entendimiento de un fenómeno con otro fenómeno no hacia el hecho del descubrimiento de un nuevo miembro que inicie una nueva serie. Esto entonces no podría ser. Y no solo hacia el descubrimiento de un nuevo elemento que inicie hacia lo incondicionado -una nueva serie de incondiciones- sino hacia la leve y mera posibilidad de descubrimiento e inclusión en la serie de las condiciones de lo condicionado de un contrario u opuesto que pudiera iniciar cualquier nueva serie de contrariedades u oposiciones. No se sabe qué extraño contubernio podría advertirse ahí si asociamos la incondición a lo contrario y esto como nuevo elemento que pudiera iniciar una nueva serie en la serie de las condiciones.

Habría que argumentar, así mismo, porque el filósofo deja espacio para ello, alguna clase de Contingencia Trascendental, es decir, cuando lo contingente se aplica a una afirmación en la experiencia. La posibilidad de no existencia de lo que afirma podría ser una negación y lo trascendental de tal contingencia asociaría así, la posible experiencia de lo trascendental con la posibilidad de no-existencia. Cuando la contingencia trascendental se aplica a una negación en la existencia, es decir, la posibilidad de no-existencia de esa negación, lo trascendental de esa contingencia en la experiencia podría ser una especie de clarividencia en la intuición, algo claro y distinto que pudiera iniciar una nueva serie en el fenómeno.

Ya habríamos explicado pues el a priori de lo contingente, una especie de contrarios imposibles, ahora lo que podríamos hacer es explicar lo a posteriori con la Antítesis del silogismo cosmológico. La Antítesis cosmológica reza que el mundo es ilimitado, infinito y no tiene un comienzo. Se sabe que lo a posteriori puede ser lo empírico y la experiencia, pero no se sabe si la Antítesis Cosmológica puede ser lo a posteriori y la mera experiencia, pues de esto si que no hay ninguna prueba posible en la naturaleza. Es este segundo caso se advierte mejor, pues, su carácter contingente trascendental.

Dice el filósofo que "las ideas trascendentes tienen un objeto puramente inteligible que nos es lícito admitir, como no, en cuanto objeto trascendental del que no sabemos nada más. Pero para concebir tal objeto como un cosa determinable por sus predicados, no poseemos ni fundamento de posibilidad ni justificación ninguna para aceptarlo. No es, por tanto, más que un producto mental". Es decir "ens rationis", (esto es mío), algo que pudiera salvarnos de la locura.

Si asociamos El Ser a ese objeto puramente inteligible que es lícito admitir y como objeto trascendental del que no sabemos nada más -pienso luego existo, por ejemplo- podríamos concebir tal objeto, el ser, como una cosa solo determinable por sus predicados y atributos y de lo cual no poseemos ni fundamento de posibilidad ni justificación para aceptarlo. Es decir, seguiría siendo un simple producto mental.

Dice Kant que la existencia de los fenómenos y su contingencia "nos invita a buscar algo distinto de todos los fenómenos, es decir, un objeto inteligible en el que cese tal contingencia".

Ahora bien, podría pensarse que esa búsqueda de algo diferente en los fenómenos, ese objeto inteligible -e inteligente, creo yo- dentro del fenómeno podría ser la propia contingencia en el fenómeno, es decir su razón de ser, su razón de "esse".

Dice el filósofo que una vez asumida la realidad subsistente "fuera del campo de la sensibilidad global" los fenómenos solo pueden ser representaciones accidentales de objetos inteligibles e inteligentes, creo yo-, "de seres que sean a su vez inteligencias", y de las cuales no sabemos lo que sean en sí mismas "más que la analogía -metafísica (esto es mío)- con el uso que hacemos de los conceptos empíricos". Y... ¿qué mejor contingencia para el ser que eso expuesto?

Dice que solo conocemos lo contingente según la experiencia, pero "que aquí -Kant en su escrito- tratamos de cosas que no deben ser objetos de experiencia" y que "tendremos que extraer el conocimiento de las mismas de aquello que es en sí mismo necesario, -no contingente (esto es mío)-, es decir de conceptos puros de cosas en general". Dice que lo primero que hacemos fuera del mundo sensible nos obliga a "la investigación del ser absolutamente necesario", algo que sea genero absoluto en universales y que eso lo va a explicar en el capítulo siguiente que se titula: "El ideal de la Razón Pura".

Lo que nosotros decimos es que al igual que se investiga y especula con un ser absolutamente necesario podría investigarse y especularse con su contrario, es decir, con un ser absolutamente contingente, y que esa contingencia absoluta fuese su razón de ser, su "esse".

Para que una Analogía sea trascendental, es decir, metafísica, se necesitan una serie de asociaciones previas. Veamos.

Habría que asociar, pues, la leve determinación de la cosa, en su ciencia y en su causa, con la contingencia y la posibilidad de no-existencia y conceder así posibilidad al nuevo ser, algo que pudiese constituir un género en lo universal y sus diferentes especies y algo que constituya el verdadero sustrato del ser de cada individuo iniciador de la serie de las condiciones de lo condicionado de cada especie en los universales.

Al igual que podemos admitir esa clase de nuevo ser absolutamente cierto y razonable, género, especie e individuo en universales, acaso necesario acaso no, podríamos concebir como hemos dicho una clase de ser absolutamente contingente -como en la Quántica, por ejemplo- y acabar de completar así la serie para El Ser que pretendemos, algo nuclear compuesto de ser y no-ser. Tan solo concebido, pues, aquí, el no-ser como contingencia, es decir, tan solo como posibilidad el no-ser, de no-ser.

No se sabe, no obstante, si es posible según la norma de especulación esa asociación propuesta al principio, o sea, si lo Contingente puede ser algo contrario y asociado a causa, necesario y determinación, pues lo Contingente en su sola posibilidad de no-existencia de algo, podría quedar constituido por simpleza, en simple causa, debido al vestigio que permanece. Tampoco se sabe, por ejemplo, si la contingencia no-ser del no-ser puede dejar alguna clase de vestigio o sustrato de fondo.

Ya el filósofo de Konigsberg nos había advertido que un ser absoluto no debe asociarse de la contingencia del resto de las cosas que existen, la sustancia y el mundo, algo esa contingencia, que pudiera iniciar para nosotros, en la serie de las condiciones de lo condicionado, la nueva serie de oposición con lo absolutamente necesario y su ser. Pero esto no puede saberse si puede ser así.

Habría que estudiar, entonces, la existencia de un ser absoluto contingente cuya contingencia sí pudiese advertirse de la contingencia del resto de las cosas, la sustancia y el mundo. Un ser absoluto contingente, cuya esencia no fuese la suya, sino la de cualquier otra cosa que pudiera existir, perfecto género en universales, de donde se pudieran advertir las nuevas series de las especies en el fenómeno y llegar al perfecto ser individual absolutamente contingente que soy yo, es decir, yo mismo. Es pues este ser individual absolutamente contingente que inicia una nueva serie en el fenómeno lo que no puede ser en absoluto molestado, influido ni inferido, ni desde un interior estético hecho de espacio y tiempo, alma y subconsciente, o desde un exterior de absolutos o infinitos, sino desde la simpleza natural de individuos, especies y universales y advertir ahí su simple posibilidad de no-existencia, contingencia absoluta, como una auténtica razón vital que no solo me permita seguir vivo, sino advertir para mí las más óptimas condiciones de su propio fin y término, dentro del fin y término incuestionables del resto de las cosas, la naturaleza y el universo.

Sócrates pues no puede ser dios, en el sentido de género en universales, Sócrates debe ser Sócrates y acaso dios en sí mismo, como cosa en sí misma, individuo, "diamond".

Nota, o la cuarta pata del gramático: el término contingencia procede del latín "contingentia" y este del verbo "contingere", acontecer, concernir, atañer. Sería lo que conviene a una cosa, acontece con ella, y por tanto la determina. Según el diccionario de la Academia, contingencia es posibilidad de que una cosa suceda o no suceda. Contingente también procede del verbo latino "contingere" que también puede usarse como alcanzar o tocar alguna cosa, producirse por algún reparto de algo. Según la Academia, algo que puede suceder o no hacerlo, "parte que cada uno paga o pone cuando son muchos los que contribuyen para un mismo fin".
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