Falcón 6969 escribió:
Es que creo que estás planteando un falso dilema. Después el argumento será si en vez de tirar de la palanca la opción sensata es investigar/sacrificar a las 20 ratas para salvar la vida de ese mismo crío.
Y, por otra parte, me estás queriendo llevar al argumento racial, a poner el mismo ejemplo de humanos de la raza x, a lo que a los de la raza Y les parecería una jodida barbaridad sacrificar un niño (o 20 de Y) en vez de la raza X.
Insisto es un falso dilema. Yo puedo poner otros miles de falsos dilemas. Por ejemplo, esas mismas 20 ratas frente a Adolf Hitler.
El dilema es falso porque se plantea una opción disyuntiva o A o B, cuando lo normal sería plantear A y B, A con B.
No entiendo por qué crees que se trata de un falso dilema. Es cierto que es extremadamente improbable que se dé una situación en que tengamos que elegir entre la vida de 20 ratas y la de un niño, pero no es imposible y menos aún contradictorio o inconcevible. Imaginar situaciones muy improvables pero también muy simples nos ayuda a aclarar nuestras intuiciones y a poner a prueba nuestras teorías (no solo en ética).
Creo que no quieres responder al dilema porque no resulta nada fácil estar dispuesto a dejar morir al niño para evitar matar a las ratas. Al fin y al cabo, tú también eres humano y no puedes evitar tener las mismas intuiciones y sentimientos que yo con respecto a esta situación (aunque consideres que la razón te dice otra cosa). Por cierto, está claro que se pueden plantear miles de dilemas de este tipo, y yo no le veo dificultad a responder a cualquiera de ellos. En el caso de Hitler, salvaría a las ratas. En el caso del blanco y los 20 negros, salvaría a los 20 negros (el hecho de que su color de piel sea diferente al mío no disminuye en lo más mínimo la empatía que siento con respecto a ellos ni el sufrimiento que me provoca la idea de que mueran). En el caso de 20 ratas y un humano (que no sea un asesino en masa ni nada parecido) salvaría al humano, porque las diferencias que hay entre una rata y un humano sí que provocan que sienta muchísima más empatía hacia el humano (y ello no por motivos racionales, simplemente lo siento así).
En otro mensaje sobre el tema puse que intentaría no hacer daño gratuito. No voy a ir a cazar cucarachas (no es algo que me seduzca al nivel de tocar la guitarra) pero sí voy a intentar poner todas las barreras (mecánicas) para que no me invadan, algo más sutiles, pero parecidas a las barreras que pongo para evitar la intrusión humana. Si un perro me ataca voy a defenderme, si un humano me ataca voy a defenderme.
Yo tampoco saldré a cazar cucarachas y también pondré barreras para que no se me metan en casa, pero si las barreras fallan y me encuentro con que tengo una plaga de cucarachas, contrataré a una empresa que me libre de ellas. ¿Tú qué harías en ese caso? ¿Si tuvieras una plaga de cucarachas en casa y la única manera de lograr que tu casa vuelva a quedar libre de cucarachas fuera matarlas, no lo harías?
Con todo, creo que el 99,9 % de los seres humanos (hoy) tenemos más miedo al semejante que al animal. Entre encontrarme en la cocina de mi casa un mosquito, una cucaracha, una rata, un gato, un perro e incluso un jabalí (sí, soy de campo y dónde vivo no hay leones) y un ser humano (no invitado ni deseado) yo no tengo dudas, las razones son bastante obvias, la inocencia y maldad de uno y otro de los ejemplos.
Creo que los ejemplos que pones son algo engañosos. Me da más miedo encontrarme a un humano desconocido en casa que a una cucaracha por varias razones. Si el humano ha entrado sin permiso lo más provable es que sea con malas intenciones, si lo ha hecho la cucaracha es totalmente seguro que lo ha hecho por casualidad. Si voy por la calle seguramente me moleste más encontrarme a una cucaracha que a un humano. Y, en cualquier caso, me daría más miedo encontrarme a un león en casa que a un humano, porque aunque el humano lleve malas intenciones es posible que se contente con robarme sin hacerme daño.
En otras situaciones el miedo sería el inverso. Si de repente quedo paralizado en medio de una calle desértica me aterrorizará que se me acerque una rata, pero sentiré una gran esperanza si se me acerca un humano, porque la mayoría de humanos me ayudarían en semejante situación.
La trampa está en que pones una situación en que el humano que me encontraría seguramente sería hostil, pero la mayoría de humanos que nos encontramos son mucho menos hostiles hacia nosotros que ciertas especies de animales.