Respecto a los estudios me encuentro en la misma situación y es frustrante. Decir que he llegado por los pelos a la PEC de Pensamiento en Egipto, Mesopotamia e Irán (quiero enviar el trabajo que redacté para que se indexe en el apartado de descargas pero me da error el formulario, tendré que ponerme en contacto con algún admin, aunque confieso que no sé como moverme bien por el foro aun). Este cuatri tengo menos asignaturas que de costumbre y apenas he podido ojear un par y parcialmente, de hecho ni lecturas de esparcimiento he podido llevar el último tercio del año, aunque ha sido un final de año prolífico en otros aspectos: escribí (bajo pseudónimo) una obra de teatro, estoy escribiendo una novela, y me editaron y autoedité algunos ensayos (que fueron trabajos de otros años en otras asignaturas).
Generalmente no puedo estudiar porque no sé ni nunca he sabido: sólo leo, y cuando escribo es cuando me abruman y se me apelotonan los pensamientos de manera que no me dejan seguir leyendo. A lo largo de los meses sólo tengo 2 o 3 días en los que siento que avanzo en algo porque consigo centrarme. El resto del tiempo me disperso en 1000 cosas distintas, y me meto en líos como en cursos de programación, de inglés y de temas relacionados con mi trabajo y mi puesto, que es un tanto desgastante. A eso sumarle que estoy con filo y antro (aunque solo tengo 7 asignaturas este cuatri en total). Mis crisis y mis bloqueos deberían pasar por alguna terapia, como sabiamente recomiendan otros compañeros, porque lo normal es que me sienta un estúpido y un fracasado la mayor parte del tiempo, y eso mina muchísimo aunque se afronte con calma. Pero también pienso que esos sentimientos deben de ser esenciales; romper con el mito del éxito en cualquier sentido y propósito que tengamos, seguro que ayuda a atender a las cuestiones que nos ocupan con mejor disposición y a obtener de ello mejores resultados. A fin de cuentas, ¿qué poco interesante sería ser una máquina de discurrir; filosofar continuamente, sin descanso y con el mismo ánimo, trayendo sin fallo el pensamiento de aquel, del otro, del de la moto; haciendo que cada opinión y intervención nuestra en un dialogo sea una especie de comentario de texto sobre la historia de las ideas con bibliografía incluida, aunque a fuerza en algún caso, si no es en ensalzar nuestros logros, aportemos alguna idea original, verdad?
No sé si esto me ayude con Corrientes Actuales I, que es la segunda vez que la curso y me da auténtico pavor. Hasta que termine la semana de los exámenes de febrero tendré recurrir por vigésima vez (tirando a lo bajísimo) a Marco Aurelio