"Hablando con las fieras del zoo, sólo yo hablo; ellos suelen mirar [...] Cuando era un crío, ¡vaya una mierda! Lo consiguistéis: me jodistéis bien; la zancadilla nada más nacer. Así es como se crece bien: con empujones para no pensar y una bomba bajo la almohada [...]"
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Era viernes, aunque estrictamente después de las doce, claro. La injusticia seguía campando sobre el mundo. Produciendo objetivamente dolor, un dolor muchas veces objetivo y digno ante lo injusto. Einstein dijo por ahí, que los males del mundo no provenían de los malos, sino de los que nos sentamos a ver simplemente el mundo. Sin implicarnos contra lo injusto. En estos tiempos, ¿luchar contra qué? Quizás Nietzsche y Marx ante esa pregunta, encontraron su propio camino y lucha definida más que los otros. Algunos encuentran su propia forma de lucha, aunque no es lo común. Es decir, hace creo casi un siglo que las personas comprendieron que no se puede luchar contra el implacable sistema equívoco de las políticas que rigen nuestros actos. Como individuos ¿luchar contra qué y cómo? ¿Qué complicado? ¿Luchar contra qué? ¿Esperamos una lluvia nueva y refrescante que a lo mejor ha llegado o no ha llegado o qué? Jajaj. Bueno, pero el espíritu o lo profundo en uno mismo tal y como se etiquete, ¿tiene o no que ver con la lucha en parte? Érase viernes en aquel diminuto planeta, hormigas humanas tan pequeños, con tan extrañas aspiraciones. Ay, estos humanos, en parte éramos supermonos, muy “monos” monitos bonitos, ya me acuerdo!
Yo es que no salgo del monotema. No entiendo la exterminación palestina en Gaza. No entiendo al dirigente judío. No entiendo al dirigente estadounidense.
No entiendo al mundo en el que estamos. Igual es que nos hemos vuelto locos y no somos capaces de reaccionar.
Habrá alguna forma de establecer un corredor humanitario, habrá alguna forma de salvar a personas inocentes.
me gusta esta versión, aunque la original es ideal
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Y tú, a qué le tienes miedo?
Yo se lo perdí a las arañas, cuando sus ojos relucientes me acompañaron al anochecer en el desierto. Sombras alargadas, no tenéis entidad estoy con ellas las de ocho peludas patas.
No tenía mala pluma Neurath. Escribió: “Somos como marinos que en alta mar deben reconstruir su barco usando las mismas maderas viejas con las que fue construido”. Las mismas maderas viejas. Esas mismas maderas las usaría Quine, que repitió la metáfora de Neurath en numerosos artículos. ¿Pero de qué nave hablamos? ¿Acaso es la nave de los locos de la que nos habla Foucault al inicio de su “Historia de la locura” como elemento simbólico que marca el paso de la Edad Media al Clasicismo? ¿Esa nave en que se confina a los marginados para separarlos de las gentes de bien, de las gentes normales? La Tierra está llena de agua y la tierra son naves varadas, naves que se dirigen al infierno.
Happy Freeday!!!
I’m so lazy
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