Hay días que son más largos que otros, lo que me lleva a pensar que hay largos más cortos que otros cortos. Así en general, como universales. No sé a quién se le ocurrió dedicarle el lunes a la luna. Al viernes a Venus, se entiende; pero pobre luna lunera. El Moonday.
Mi segunda reflexión del día. Quine se burlaba del concepto de “perreidad”, acaso porque no vivió en estos tiempos de perreo.
Con estos trascendentales apuntes, termino el día deseando a esta ilustre comunidad un feliz descanso.
Cómo decirlo. Del anterior mensaje fui responsable, de este no. Mis dedos teclean, pero no obedecen mis órdenes. Recurriendo de nuevo al humor de Quine, diríamos que lo ha escrito la “mafiedad”.
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De madre caníbal, una hija sonámbula. Un día sin horas, largo como un atasco de entrada. Un café en un lugar de estremecedora luz blanca y manida música de piano y caminar junto a quién ya casi ni anda, solo mantiene el equilibrio y con eso basta. Vamos lobo, llévame de aquí, muy lejos, tarareo mi canción para una guerrera en pijama, my Hero
Hoy he asistido a un evento en el que se ha recitado un poema de Maya Angelou, “Still I rise”. Me ha tocado alguna fibra y por eso lo comparto. Poeta de vida tormentosa, injusta, se convirtió en defensora de derechos civiles, especialmente de las mujeres negras. Un poema de liberación, de dignidad.
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Escucho día tras día el disco de Robe y cada vez aprecio más genialidades. Que ganas de verlos en directo en mayo en Madrid. Seguro que me suben un poco al cielo, que ya hace falta.
Apenas me puedo meter en el foro esta semana por falta de tiempo, pero no quería dejar de felicitar a todas aquellas o aquellos que han aprobado Lógica. Congratulasiones sinceras.
Y ándele la mafia que anda escondida en las cavernas oscuras de la desconexión. Y en recuerden que el 15 es el Anaximenes' day.
Es una especie de red, extensa, interminable. Al principio estás allá arriba, a lo lejos, y no resulta demasiado inquietante; pero otras, cuando empieza a descender lentamente y me ahoga, me doy cuenta de que esa red es más vasta e infinita aún de lo que se podía imaginar.
Poco a poco va adquiriendo un aspecto más sólido y pronto se asemeja un panal, a un panal de celdillas, como una colmena o algo parecido, y a medida que se acerca y se agiganta uno llega a distinguir pequeños puntos en el interior de cada celda, y así sucesivamente. Millones. Trillones. Trillones de celdas.
Ahora está ya tan cerca que parece que me va a aplastar y sin embargo, sigue aproximándose más aún. Y hay de nuevo más celdas... y más. Es como si se soportaran toneladas de presión encima, y uno se ahoga, se revuelve para no ser aspirado hacia uno de los agujeros. Y entonces, fijándose uno bien, uno vislumbra por fin la compacta multitud de hombres y mujeres, diminutos como yo, agitando desesperadamente los miembros, como insectos agonizantes atrapados en la red que luchan por sobrevivir.
Comer es cosa de esclavos.
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