Arjainómaners!
Ha llegado el Anaximenes’ Day y parece que fuese un día más. Pero no lo es. Es el día en que podemos gritar, sin temor a equivocarnos, que la Atlántida está al oeste del Paraíso Terrenal. No nos importa la verificación de la proposición, porque no podríamos comprender esa enorme parcela humana que toma a la ballena por pez. Porque no podríamos entender el Libro de Jonás si pensamos en la ballena como mamífero. ¡Qué bonito el hipopótamo de Durero, con sus escamas! ¿Y es acaso menos fiel a la realidad que una foto, donde parece que el hipopótamo tuviese la piel tan lisa como la de un bebé? ¿No se acerca Durero, en su mentira, más a la verdad que esa reproducción más fiel -en teoría- a la realidad que es la foto del biólogo?
Mentimos, mentimos, mentimos… para acercarnos a lo humano. Quine invierte y parafrasea a Hamlet cuando habla, en su
Filosofía de la Lógica, “del deseo de no soñar más cosas en los cielos y en la tierra de las más estrictamente necesarias”. Le gusta al payo poner este tipo de trampillas, como cuando en “Acerca de lo que hay” niega la existencia de Pegaso (ni objeto mental ni leches), pero después habla de él como “el caballo alado que raptó a Belerofonte”. Y todos sabemos que ese caballo alado es Pegaso. Es un pillín el Quine, por eso se le perdona todo. También es cierto que al final dice que todo depende del plano ontológico en que uno se sitúe. Y ese plano, hoy, es el que sitúa al Paraíso al este de Utopía.
Hoy, en el Anaxímenes’ Day, “hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio, que las que sueña tu filosofía”. Es el aireee de Anaxímenes, que nos mueve en estos Idus de Marzo.
Pongamos el himno de Anaxímenes! Pasemos al estado gaseoso!!!
Feliz Anaxímenes’ Day. Happy birthday.