Es posible, aunque aún no entiendo qué quieres decir. Pero sí, de base está claro, yo he definido Verdad, y eso ya implica un cierto modo de ver ese concepto, no un absoluto sino un modo de verlo. Creo que eso dices. Casi nadie creería ya en que exista algo llamado Verdad, creo que salvo los orientales. Pero juraría que Platón, Pitágoras, Parménides, ¿Aristóteles?, Buda, creían en una verdad, que estaba por encima del mundo común y aparente. Todos ellos afirman una Verdad, con claridad. Hoy día creo que es más difícil pensar así como ellos.
Efectivamente, al exponer el tema desde varios ángulos he pretendido mostrar la consistencia del concepto y de la forma de entenderlo bajo distintas perspectivas. Precisamente veo que, al citar este modo particular de referirse al alma humana como forma de referirse a la verdad que tiene Heisenberg en un breve texto llamado
La verdad habita en las profundidades, como a un nivel
íntimo, quizá, de comprensión que sólo se da en el decurso filosófico y que ciertamente ahora veo que cité muy implícita y obscuramente: pues lo usé en el sentido de, tomando las palabras literales de la traducción que tengo de este texto "Justamente (
utilicé la palabra alma) porque la palabra "alma" se refiere al orden central, al núcleo interior de un ser cuyas manifestaciones externas pueden ser enormemente diversas y sobrepasar nuestra comprensión."
En resumidas cuentas, después de aclarar en qué sentido hago uso de la noción de
verdad en, al menos, ese párrafo que has citado, veo que únicamente aludo a que
la circularidad de tu definición de verdad hace una suerte de velo metafísico unidireccional en el intento de capturar la esencia del concepto, aspecto por el cual pensé que sería conveniente resaltar la diversidad de las formas en que esta se presenta: efectivamente ninguno de los nombres que citas tenían un concepto monolítico y común de la verdad. Además la creencia en una verdad absoluta no puede simplificarse justamente a una división oriente-occidente y guardarse la complejidad del pensamiento filosófico y religioso en su conjunto.
No podemos invocar, con cantos de sirenas románticas, nociones antiguas de creencias en una verdad absoluta cuando la evidencia de estos tipos de verdad que expongo en mi respuesta son en sí mismos nociones de verdades absolutas y no metafísicas.
Es de lo más interesantísimo conocer la conceptografía de otros pensadores, pero no podemos hablar por sus palabras. Parece pertinente recordar las palabras de Chaplin:
El verdadero significado de las cosas se encuentra al tratar de decir las mismas cosas con otras palabras.
¿Qué es lo común a todo el apercibimiento cognitivo? ¿Te refieres a eso? La sustancia de todos esos accidentes, lo común y persistente entre todas las experiencias cognitivas que tenemos, supongo que es uno mismo como identidad. Los antiguos lo llamaban alma, y no siempre asociándolo a un más allá. Platón, al preguntarse lo mismo que tú, parece que busca esa esencialidad pero habla de varias naturalezas en nosotros, varias almas. En cambio las Upanisads de la India, hablan de Atman en el corazón, como naturaleza esencial nuestra que conecta con la raíz del Universo, Brahman, donde ya no hay diferencias ni identidades separadas.
Fue un
modo, reconozco, rebuscado y
rimbombante en la más heavy clave fenomenológica de dar la razón a una cierta inclinación que casi todos compartimos en algún momento, como mentes impelidas por el pensamiento filosófico, embebidos de las arraigadas nociones del pensamiento clásico, hacia un principio o elemento central de todas nuestras percepciones y pensamientos, y el sentido de la existencia de las cosas. En realidad fue desacertado. Ese nexo conceptual (todo aquello de lo que nos apercibimos que percibimos) en otras palabras, lo que comprendemos, lo que conocemos,
lo consabido y/o de lo que nos damos cuenta, no es más que un intento de tender un puente racional entre el sentimiento por un mundo de ideas o formas perfectas y el mundo de la experiencia vivida. Pero de poco serviría reconocerlo haciéndolo también circular, recursivo, remitiéndolo a sí mismo como identidad de sí. Por eso mismo, al igual que esas formas en que mencionas que Platón se refiere a varias almas en nosotros, debemos referir varias formas o tipos verdades bajo la noción de verdad. Donde sin duda cabe discurrir sobre la noción de verdad en un sentido de verdad absoluta. Y pienso que ni las verdades por definición, empíricas, lógicas o matemáticas escapan a este modo de absolutismo que no cae en otro sentido en un modo de certeza
cuasi indubitable: a la que solo sirven sus demostraciones claras y bien definidas.
Hay algo en lo que los filósofos contemporáneos han sabido metamorfosear desde el simbolismo del pensamiento clásico, con fuertes raíces en su cosmología y su percepción más simbólica de la composición de la realidad que tomaba forma y fuerza en su mitología religiosa: las ontologías separadas o provincias ontológicas. A pesar de que en ellos sus representaciones conceptuales no obedecían sino a la sublimación de las formas de darse efectivamente en el mundo tangible la
operación del ente, para utilizar terminología heideggeriana, una única verdad. A través de estos enfoques podemos desembarazarnos del romanticismo de las nociones clásicas de verdades acuñadas como oro en paño para reconfortar desde el reducto de nuestro sistema nervioso a todo congénere sensible a este tipo de asunciones.