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TEMA: Oscuridad y claridad en la literatura filosófica

Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 18 Ene 2024 11:22 #81210

  • rdomenech31
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Xna escribió:
Cuando comenzasteis a tratar de oscuridad yo quise hacer una crítica a la claridad pero me habéis pasado como aviones con el texto de Deleuze.

Aún estás a tiempo de hacer esa crítica a la claridad. Yo tengo mucha curiosidad por saber qué argumentos pueden darse en contra de que un filósofo hable de manera clara y precisa.
Última Edición: 18 Ene 2024 11:23 por rdomenech31.
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Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 18 Ene 2024 13:29 #81211

  • Rodrigo Roig
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rdomenech31 escribió:
No hay manera de estar seguros de si Deleuze, al hablar de Platón, lo toma como un simple ejemplo y considera que lo que dice sobre él es válido para cualquier otro filósofo o si está expresando de otra manera eso que dijo Whitehead de que "toda la filosofía no es sino una serie de comentarios a pie de página de la obra de Platón".


Es esto último. Hay una referencia bastante parecida hablando de Whitehead en Leibniz y el barroco . Al menos, creo que quiere decir eso.

Edito: esto último lo he escrito yo. Me lío un poco con el funcionamiento de las citas
Última Edición: 18 Ene 2024 13:33 por Moderador 3.
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Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 19 Ene 2024 09:39 #81218

  • Xna
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RDomenech: Aún estás a tiempo de hacer esa crítica a la claridad. Yo tengo mucha curiosidad por saber qué argumentos pueden darse en contra de que un filósofo hable de manera clara y precisa.

Mi crítica respecto de la claridad en los textos no tiene que ver con el texto en sí. Elaborar un texto filosófico o literario que tenga apariencia de sencillez revela eso solo, una apariencia. Tras ellos existe un trabajo muy elaborado, excesivamente elaborado. No es el texto el objeto de mi zarpazo sino la anestesia que ocasiona en nuestro entendimiento, la relajación de nuestra lucidez a la hora de captar la complejidad de lo que se nos enfrenta y, como una más que probable consecuencia, la asunción y el asentimiento.

Resulta que en las barreras que encuentra la información en nuestra recepción influye el canal de manera poderosa. El impacto de la imagen casi elimina nuestra capacidad de discernir, la recepción por escucha nos da una capacidad mayor de filtrado, pero es la lectura la que nos hace volver una y otra vez para asegurar qué es aquello que hemos leído y si lo hemos comprendido bien. Pues creo que dentro de la lectura de textos ocurre lo mismo.

¿Como son los textos de los discursos políticos?, ¿cómo es la declamación que se hace de ellos? Limpios, nítidos. Nada por aquí, nada por allá, se suben las mangas y nos muestran sus antebrazos desnudos, no hay truco ni cartón. ¿No lo hay? Tenemos en filosofía textos de una claridad deliciosa cuyos diseños no son del todo inocentes. Nosotros vemos la bola y el movimiento de los tres vasos. Y es evidente, ha ocurrido delante de mí, ¡está en el del centro! Y más si soy ayudada en mi decisión por “los palmeros”.

Pongo un ejemplo con el diálogo Fedón de Platón. En él Sócrates quiere mostrar a Cebes que no solo los contrarios en sí no se aceptan, sino que también las cosas que, siendo contrarias entre sí, albergan esos contrarios siempre, tampoco admiten la idea contraria a la que reside en ellas y cuando ésta sobreviene, o bien perecen o se retiran.

- Contéstame entonces- preguntó el- ¿Qué es lo que ha de haber en un cuerpo que esté vivo?
- El alma- contestó
- ¿Y acaso es siempre así?
- ¿Cómo no?- dijo él
- Por lo tanto, aquello a lo que el alma domine, ¿llega siempre trayéndole la vida?
- Así llega, ciertamente- contestó
- ¿Hay algo contrario a la vida o nada?
- Hay algo
- ¿Qué?
- La muerte
- ¿Por tanto, el alma jamás admitirá lo contrario a lo que ella siempre conlleva, según se ha reconocido en lo que antes hablamos?
- Está muy claro- contestó Cebes
- Entonces, qué, a lo que no admitía la idea de lo par ¿cómo lo llamábamos hace un momento?
- Impar- contestó
- ¿Y lo que no acepta lo justo, y lo que no admite lo artístico?
- Inartístico lo uno, e injusto lo otro
- ¿Es que el alma no acepta la muerte?
- No
- Por tanto el alma es inmortal
- Inmortal
- Sea- dijo él- ¿Afirmamos que esto queda demostrado? O ¿qué opinas?
- Me parece que sí y muy suficientemente, Sócrates.


El diálogo relata los últimos momentos de Sócrates, tras su condena, antes de ser ejecutado. Los amigos interlocutores le animan a huir, pero él desea quedarse para cumplir con la ley. Entonces les demuestra que no tiene miedo pues el alma de los justos y sabios no perece, sino que se une a la de los hombres buenos junto a los dioses.

Solo tenemos que tragar la primera premisa, que es la que puede que se nos haga bola “lo que tiene que haber en un cuerpo que esté vivo es el alma” el resto entra solo. Tras ello, todo un programa de educación cívica, bajo el gobierno aristócrata de los filósofo que luego desarrollará en República y en Leyes. La verdadera doctrina de Platón no está escrita, pero si recogida (testimonios indirectos) en los ágrapha dogmata.

Otro ejemplo, sin extenderme más, es el Discurso del método de Descartes (si no me equivoco con las Meditaciones metafísicas, los leí hace tiempo). La desactivación de todas nuestras creencias hasta llegar a las ideas claras y distintas para arrancar de ahí con nuestro discernimiento, siendo la primera idea clara y distinta que Dios existe. En este caso parece ser un subterfugio para evitar condenas como la sufrida por Galileo.

La oscuridad de un texto puede ser una invitación a discernir, no siempre con éxito, ni con garantía de un resultado satisfactorio, pero ahí juega nuestra curiosidad, nuestra obstinación, la posibilidad de nuestra transformación, el desafío... aunque nunca estaremos a salvo de que por ahí también se nos lleve al huerto.
Última Edición: 19 Ene 2024 09:57 por Xna.
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Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 19 Ene 2024 17:34 #81219

  • rdomenech31
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Xna escribió:

Mi crítica respecto de la claridad en los textos no tiene que ver con el texto en sí. Elaborar un texto filosófico o literario que tenga apariencia de sencillez revela eso solo, una apariencia. Tras ellos existe un trabajo muy elaborado, excesivamente elaborado. No es el texto el objeto de mi zarpazo sino la anestesia que ocasiona en nuestro entendimiento, la relajación de nuestra lucidez a la hora de captar la complejidad de lo que se nos enfrenta y, como una más que probable consecuencia, la asunción y el asentimiento.

Resulta que en las barreras que encuentra la información en nuestra recepción influye el canal de manera poderosa. El impacto de la imagen casi elimina nuestra capacidad de discernir, la recepción por escucha nos da una capacidad mayor de filtrado, pero es la lectura la que nos hace volver una y otra vez para asegurar qué es aquello que hemos leído y si lo hemos comprendido bien. Pues creo que dentro de la lectura de textos ocurre lo mismo.

¿Como son los textos de los discursos políticos?, ¿cómo es la declamación que se hace de ellos? Limpios, nítidos. Nada por aquí, nada por allá, se suben las mangas y nos muestran sus antebrazos desnudos, no hay truco ni cartón. ¿No lo hay? Tenemos en filosofía textos de una claridad deliciosa cuyos diseños no son del todo inocentes. Nosotros vemos la bola y el movimiento de los tres vasos. Y es evidente, ha ocurrido delante de mí, ¡está en el del centro! Y más si soy ayudada en mi decisión por “los palmeros”.

En mi opinión sucede justo lo contrario. Cuanto más claro es el texto, más fácil es darse cuenta de lo que oculta y encontrar las falacias que contiene. Entiendo tus razones, consideras que un texto escrito con gran claridad hará que nos relajemos y facilitará que nos la puedan colar. El error de tu argumento está en que el hecho de que un texto sea claro no significa que sea fácil. La dificultad puede estar, no en la manera de expresar lo que se dice, sino en el propio contenido, es decir, en la complejidad de lo que se dice y de los argumentos que se emplean. Muchos libros o artículos de filosofía analítica, a pesar de su claridad, exigen una gran atención por parte del lector, debido a la complejidad y dificultad de los temas que en ellos se tratan.

Pongo un ejemplo con el diálogo Fedón de Platón. En él Sócrates quiere mostrar a Cebes que no solo los contrarios en sí no se aceptan, sino que también las cosas que, siendo contrarias entre sí, albergan esos contrarios siempre, tampoco admiten la idea contraria a la que reside en ellas y cuando ésta sobreviene, o bien perecen o se retiran.

- Contéstame entonces- preguntó el- ¿Qué es lo que ha de haber en un cuerpo que esté vivo?
- El alma- contestó
- ¿Y acaso es siempre así?
- ¿Cómo no?- dijo él
- Por lo tanto, aquello a lo que el alma domine, ¿llega siempre trayéndole la vida?
- Así llega, ciertamente- contestó
- ¿Hay algo contrario a la vida o nada?
- Hay algo
- ¿Qué?
- La muerte
- ¿Por tanto, el alma jamás admitirá lo contrario a lo que ella siempre conlleva, según se ha reconocido en lo que antes hablamos?
- Está muy claro- contestó Cebes
- Entonces, qué, a lo que no admitía la idea de lo par ¿cómo lo llamábamos hace un momento?
- Impar- contestó
- ¿Y lo que no acepta lo justo, y lo que no admite lo artístico?
- Inartístico lo uno, e injusto lo otro
- ¿Es que el alma no acepta la muerte?
- No
- Por tanto el alma es inmortal
- Inmortal
- Sea- dijo él- ¿Afirmamos que esto queda demostrado? O ¿qué opinas?
- Me parece que sí y muy suficientemente, Sócrates.


El diálogo relata los últimos momentos de Sócrates, tras su condena, antes de ser ejecutado. Los amigos interlocutores le animan a huir, pero él desea quedarse para cumplir con la ley. Entonces les demuestra que no tiene miedo pues el alma de los justos y sabios no perece, sino que se une a la de los hombres buenos junto a los dioses.

Solo tenemos que tragar la primera premisa, que es la que puede que se nos haga bola “lo que tiene que haber en un cuerpo que esté vivo es el alma” el resto entra solo.

Bueno, hay más partes de su argumentación que me parecen cuestionables. En mi opinión, lo contrario de la vida no es la muerte, sino lo inerte. La muerte es lo que sucede cuando algo vivo deja de estarlo y, por lo tanto, en el caso del alma (si creemos en esas cosas) su muerte consiste en dejar de existir. El razonamiento de Platón nos llevaría a la conclusión de que el alma no puede convertirse en algo inerte (pues la vida es esencial a ella). Pero sí que puede dejar de existir, dando lugar a que la persona se convierta en algo inerte al quedar solo el cuerpo (al cual no es esencial la vida). (Téngase en cuenta que parto de los presupuestos de Platón para criticarle en sus propios términos, obviamente estos no son los razonamientos que yo usaría).

Esta crítica he podido hacerla gracias precisamente a la claridad del texto.

Tras ello, todo un programa de educación cívica, bajo el gobierno aristócrata de los filósofo que luego desarrollará en República y en Leyes. La verdadera doctrina de Platón no está escrita, pero si recogida (testimonios indirectos) en los ágrapha dogmata.

Otro ejemplo, sin extenderme más, es el Discurso del método de Descartes (si no me equivoco con las Meditaciones metafísicas, los leí hace tiempo). La desactivación de todas nuestras creencias hasta llegar a las ideas claras y distintas para arrancar de ahí con nuestro discernimiento, siendo la primera idea clara y distinta que Dios existe. En este caso parece ser un subterfugio para evitar condenas como la sufrida por Galileo.

No entiendo si quieres decir que tras el sencillo texto de Platón se oculta una doctrina política (y que tras el de Descartes se oculta la "dominación" de la Iglesia) o que el sencillo texto de Platón oculta que esta no era realmente su doctrina, que se encontraba en lo transmitido oralmente por él (y que en el caso de Descartes se oculta el hecho de que él no creía realmente en lo que decía sino que pretendía evitar una posible condena). Te respondo para cada caso:

1) Precisamente el hecho de que el texto sea claro facilita refutarlo y ver sus trampas. Además, tú conoces el programa político que hay detrás precisamente porque lo has podido leer en otros textos escritos con la misma claridad, cosa que no sería tan fácil si dichos textos fueran oscuros.

2) Nada impide a un autor poner por escrito una doctrina que no es la suya. Eso hace referencia al contenido, no a la forma y el hecho de que un texto sea oscuro no facilitará que lo descubramos. Para descubrirlo necesitaremos conocer hechos sobre el autor que no están presentes en el texto. Y, en caso de que en el texto haya pistas de que su auténtica doctrina no está ahí, será mucho más fácil detectar esas pistas si el texto es claro.
Última Edición: 19 Ene 2024 17:38 por rdomenech31.
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Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 19 Ene 2024 21:12 #81224

  • Nolano
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rdomenech31 escribió:
Esto es lo que yo entiendo al leer todo el texto, creo que no resulta muy difícil llegar a esta idea general si uno tiene cierto entrenamiento en leer textos de este tipo. El problema no es captar el sentido del conjunto, sino entender con precisión lo que se está diciendo exactamente con cada frase concreta (lo que dificulta, por ejemplo, encontrar algún argumento que esté usando Deleuze para defender estas ideas, y no veo ninguno). Para refutar a Deleuze o debatir con él, necesitaríamos poder atacar los distintos puntos en que se apoya su discurso, pero esos puntos los vemos inevitablemente borrosos. Es como una de esas pinturas en que no ves nada de cerca aunque sí que puedes ver la imagen claramente si te alejas. Eso hace imposible el debate. Solo sería posible componer una pintura del mismo tipo que presente otra imagen distinta al ser vista de lejos, pero eso no es un debate, es solo un extraño desfile.

Me ha llamado la atención que tu punto de vista coincide básicamente con lo que dice Roger Scruton (aunque utilicéis metáforas diferentes, si bien ambas relacionadas con una "visión borrosa"): "En lugar de definiciones se nos ofrecen asociaciones, y en lugar de teorías se nos brindan términos que se pueden estirar y aplicar, de categoría a categoría, como el papel de envolver, bajo cuya transparencia todo aparece como era, y al mismo tiempo extrañamente transformado, ajeno, desconcertante, como trofeos en una compra compulsiva. En efecto, si se desea utilizar una palabra para describir el método intelectual de Deleuze y Guattari, no hay ninguna más apropiada que la de 'embalaje'". (Está comentado Scruton la obra "Mil Mesetas", escrita al alimón entre Deleuze y Guattari, de ahí que se refiera a ambos en este texto.)

Y ya que estoy con Scruton, también me gustaría comentar cómo este identifica, como uno de los rasgos del "lenguaje dictatorial" (como lo llama, debido a a que "no se hace nunca el menor gesto hacia un interlocutor real o imaginario") de Deleuze lo siguiente: "Asimismo, las numerosísimas notas a pie de páginas, con referencias a obras poco conocidas de teoría política, antropología, biología, musicología, física de partículas, etc., sirven para intimidar al lector".

En nuestro breve texto (que, lógicamente, por el formato elegido carece de notas a pie de página) puede, no obstante, detectarse esa superfetación de citas o referencias sin ninguna conexión clara ni entre sí ni con el asunto de que se está perorando. Enumero, en tan solo seis párrafos (no llega ni a dos páginas): Kant (de forma tácita, como nos hizo ver Ksetram), Platón (3 veces), Blanchot, Empédocles, Descartes, Kant (de forma expresa), Robbe-Grillet, Proust, Schopenhauer, Bergson, Michaux, Resnais, Syberberg. O sea, doce autores sin conexión entre ellos, ni aparente ni posiblemente real. Traídos al vuelo, sin mayor desarrollo acerca de qué pintan ahí: por ejemplo, Empédocles o Schopenhauer relacionado con la neurología.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
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Última Edición: 19 Ene 2024 23:02 por Nolano.
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Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 19 Ene 2024 23:46 #81229

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Nolano escribió:
Me ha llamado la atención que tu punto de vista coincide básicamente con lo que dice Roger Scruton (aunque utilicéis metáforas diferentes, si bien ambas relacionadas con una "visión borrosa"): "En lugar de definiciones se nos ofrecen asociaciones, y en lugar de teorías se nos brindan términos que se pueden estirar y aplicar, de categoría a categoría, como el papel de envolver, bajo cuya transparencia todo aparece como era, y al mismo tiempo extrañamente transformado, ajeno, desconcertante, como trofeos en una compra compulsiva. En efecto, si se desea utilizar una palabra para describir el método intelectual de Deleuze y Guattari, no hay ninguna más apropiada que la de 'embalaje'". (Está comentado Scruton la obra "Mil Mesetas", escrita al alimón entre Deleuze y Guattari, de ahí que se refiera a ambos en este texto.)

Solo un mínimo apunte. Diría que lo que Scruton denomina “embalaje” el propio Deleuze lo llama “pliegue”. Sean los dos términos más o menos próximos, parece claro que lo que Scruton considera un defecto, Deleuze lo toma por virtud. Y probablemente suceda lo mismo entre nosotros. Comparto plenamente la opinión de Xna sobre la “oscuridad” y no tanto con la de rdomenech , que por supuesto respeto y leo con atención. Las razones, mañana, que hoy el cansancio me puede.

Edito: Acabo de leer solo unas páginas de Scruton sobre Deleuze y creo que el adjetivo “defecto” que antes he empleado es bastante inexacto. Quizás debería sustituirlo por otro más afilado.
Última Edición: 20 Ene 2024 01:01 por Futaki.
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Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 20 Ene 2024 10:30 #81232

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Futaki escribió:
Edito: Acabo de leer solo unas páginas de Scruton sobre Deleuze y creo que el adjetivo “defecto” que antes he empleado es bastante inexacto. Quizás debería sustituirlo por otro más afilado.

Sí, yo también creo que es bastante inexacto. La crítica de Scruton va bastante más allá que una crítica textual o referente a la oscuridad de la forma en que se expresan los filósofos a los que dedica su libro. La tesis de Scruton es que se trata de una estrategia política global de la izquierda contemporánea, no solo de una forma alternativa de expresar el pensamiento filosófico. De ahí la crítica que el propio Scruton hace del libro de Sokal y Bricmont. No es una cuestión formal, sino de filosofía política, es decir, esto va del poder en las sociedades contemporáneas y las distintas maneras de ejercerlo, si de forma totalitaria ("dictatorial" llama Scruton a la forma de expresarse de Deleuze) o de forma democrática.

Como todo esto nos obligaría a entrar más en el fondo que en la forma literaria de Deleuze (et alii) lo que desborda la pretensión del hilo y nos desviaría de la cuestión, y como se ha abierto en el Foro otro hilo sobre el libro de Sokal/Bricmont, me voy allá para hacer algunos apuntes al respecto.
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Última Edición: 20 Ene 2024 13:59 por Nolano.
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Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 20 Ene 2024 15:07 #81236

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RDomenech: En mi opinión sucede justo lo contrario. Cuanto más claro es el texto, más fácil es darse cuenta de lo que oculta y encontrar las falacias que contiene. Entiendo tus razones, consideras que un texto escrito con gran claridad hará que nos relajemos y facilitará que nos la puedan colar. El error de tu argumento está en que el hecho de que un texto sea claro no significa que sea fácil. La dificultad puede estar, no en la manera de expresar lo que se dice, sino en el propio contenido, es decir, en la complejidad de lo que se dice y de los argumentos que se emplean. Muchos libros o artículos de filosofía analítica, a pesar de su claridad, exigen una gran atención por parte del lector, debido a la complejidad y dificultad de los temas que en ellos se tratan.

La elaboración de un texto “claro/sencillo” es de extremada dificultad, tanto en literatura como en filosofía. La exposición de una idea de forma ágil y directa supone que se comprende muy bien qué es aquello que se trata de exponer y que uno, al estar “embadurnado” de ello, es capaz de irradiarlo en su voz, con sus gestos, con sus palabras, con sus frases, con sus estructuras, con su ritmo... Doble dificultad: comprender al máximo eso de lo que hablo y saber transmitirlo para que el receptor lo capte tal como le llega. “Tal y como le llega” implica una inmensa apertura en quien lo recibe, apertura como disposición ante ese tipo de texto, apertura como captación inevitable, como un estar atraído por esas formas y, por supuesto, por el contenido.

Esto no ocurre en un texto “oscuro”, deliberadamente oscuro u oscuro como consecuencia de no alcanzar gran maestría en su exposición o no ocuparse gran cosa de ello. “Deliberadamente oscuro” podría suponer el estar queriendo dar un giro de 180 grados a esa realidad que conocemos y que vivimos. Esto ocurre en muchos textos feministas al hacer emerger realidades no experimentadas de esa forma, no vistas desde ese prisma, no comprendidas en lenguajes y estructuras dominantes durante siglos, milenios. “Deliberadamente oscuro” es una exigencia para quien lo enfrenta. Se le supone interés, un interés que no se venga abajo, se le pide curiosidad y brega, también cuestionamiento de uno mismo: “si no tiene sentido para mí, soy yo quien no lo está captando, el problema está en mí”. Me exige transformaciones, me pide deconstruirme, me hace volver una y otra vez al punto de partida.

¿Ante que tipo de texto me expondría más si se trata de ser dirigido?, ¿ante qué lectura ofrecería menos resistencia o me mostraría más vulnerable?

No quiero decir que la lectura de todo “texto claro” le idiotice a uno irremediablemente. Quiero decir que, si quiero doblegar voluntades, me valdré de “textos claros”, busco asentimiento inmediato no que se tengan que abrir uno la cabeza para hacerlo.

Rdomenech: Bueno, hay más partes de su argumentación que me parecen cuestionables. En mi opinión, lo contrario de la vida no es la muerte, sino lo inerte. La muerte es lo que sucede cuando algo vivo deja de estarlo y, por lo tanto, en el caso del alma (si creemos en esas cosas) su muerte consiste en dejar de existir. El razonamiento de Platón nos llevaría a la conclusión de que el alma no puede convertirse en algo inerte (pues la vida es esencial a ella). Pero sí que puede dejar de existir, dando lugar a que la persona se convierta en algo inerte al quedar solo el cuerpo (al cual no es esencial la vida). (Téngase en cuenta que parto de los presupuestos de Platón para criticarle en sus propios términos, obviamente estos no son los razonamientos que yo usaría).
Esta crítica he podido hacerla gracias precisamente a la claridad del texto.

Esta crítica has podido hacerla porque yo te he traído el “recorte”. Te he invitado a leerlo y desmenuzarlo. Pero este texto se encuentra inmerso en un diálogo en el que, a partir del movimiento dialéctico, se va a mostrar como el alma, sin ser la “Idea de la vida”, se aproxima a lo que no perece, a las Ideas. Se intuye algo de la teoría de las Ideas de Platón. El cuerpo se muestra como prisión del alma, el cuerpo será lo inerte al morir, el alma en vida no puede afectarse con sus deseos, por ello la vida ha de ser ascética, la del filósofo, para alcanzar un más allá eterno, una vida que no será penosa si realmente se ama el saber. Esto se desgrana con un diálogo terriblemente dinámico, en un encuadre de enorme dramatismo: Sócrates va a morir injustamente. Se aprovecha una dilación buscada en su ejecución para mostrar su serenidad, se ve en sus gestos, en sus expresiones irónicas, en sus movimientos. Se va a hablar de dolor, de placer, también de reminiscencia, de exclusión de contrarios. Un tipo va a morir y habla con inmenso convencimiento de que lo que muere será únicamente su cuerpo. Sus amigos e interlocutores le apremian para escapar, entonces nos regala un mito. Todo aquello argumentado se envuelve ahora con la bruma del misterio se inunda de misticismo, estamos totalmente hechizados, entramos en los dominios de la ética, de la religión, nos asomamos al juicio de las almas, nos exponemos a entrar en el Tártaro o a alcanzar las islas de los Bienaventurados… “… no te apresures a beber, aun hay tiempo” a lo que Sócrates responde “…pienso que nada voy a ganar bebiendo un poco más tarde, nada más que ponerme en ridículo ante mí mismo, apegándome al vivir y escatimando cuando ya no queda nada.

Nos han empujado, ladera abajo y descendemos a gran velocidad una pendiente nevada en trineo. ¿Acaso hemos reparado en esa “piedrita” que es el texto extraído como ejemplo?, ¿la hemos sentido en algún momento? Pues se nos ha colado en un zapato y caminamos con ella desde hace más de 2400 años. Si en el metro se me ocurre preguntarle a ese, “Oiga, ¿y qué ocurre si descarrila el tren y nos morimos dentro?" Es muy probable que el otro me responda "¿solo morirá el cuerpo, pero nuestra alma se irá volando al cielo”. Visto.

Rdomenech No entiendo si quieres decir que tras el sencillo texto de Platón se oculta una doctrina política (y que tras el de Descartes se oculta la "dominación" de la Iglesia) o que el sencillo texto de Platón oculta que esta no era realmente su doctrina, que se encontraba en lo transmitido oralmente por él (y que en el caso de Descartes se oculta el hecho de que él no creía realmente en lo que decía, sino que pretendía evitar una posible condena). Te respondo para cada caso...

Parece ser que la doctrina de Platón no estaba escrita, como la de los pitagóricos. Sus obras respondían a un programa político, ético y religioso de gobierno. No abogaba por la escritura sino por la oralidad. Y ¿Descartes? Quiso ser tan claro que abandonó el latín y escribió directamente en francés, quiso llegar con su método científico elevado sobre una idea clara y distinta del todo cuestionable, sólo él sabría por qué.
Última Edición: 20 Ene 2024 19:48 por Xna.
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Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 21 Ene 2024 11:18 #81245

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ksetram escribió:
Nolano.
Pero nuestras dificultades no han hecho más que empezar, porque a continuación dice Deleuze: "No entiendo por imagen del pensamiento el método, sino algo más profundo, algo siempre presupuesto, un
sistema de coordenadas, de dinamismos, de orientaciones: lo que significa pensar, 'orientarse en el pensamiento'". Vaya, hombre, nuestro gozo en un pozo. Si la imagen alude a un fenómeno físico (como la palabra, representación gráfica o emisión de voz) y es una representación que evoca a un pensamiento (en nuestro caso) mediante la similitud o réplicación, ¿cómo puede ser que la imagen del pensamiento sea "algo profundo"? ¿no debería ser algo externo, superficial que evoca lo más profundo (el pensamiento)?

La expresión "orientarse en el pensamiento" es de Kant, especialmente en un ensayo corto: "¿Qué significa orientarse en el pensamiento". Por otro lado, en principio creo que la expresión Pensamiento en Deleuze, de algún modo está emulando (creo, tendría que repasarlo), a Foucault en su concepto "Racionalidad" o "Racionalidades".

He leído el opúsculo de Kant "¿Qué significa orientarse en el pensamiento?" y os expongo algunas consideraciones al respecto de cómo el uso que hace Deleuze de esa expresión es claramente abusivo y deformador (si es que pretende, como indudablemente parece, hacer alusión a esa obra de Kant, aunque no cite a este de forma expresa).

Dice Deleuze: "Supongo que existe una imagen del pensamiento que varía enormemente, y que ha cambiado mucho a lo largo de la historia. No entiendo por imagen del pensamiento el método, sino algo más profundo, algo siempre presupuesto, un sistema de coordenadas, de dinamismos, de orientaciones: lo que significa pensar, “orientarse en el pensamiento”".Si una "imagen del pensamiento" significa "orientarse en el pensamiento", es decir, establecer "un sistema de coordenadas, ... de orientaciones", y tal imagen del pensamiento "varía enormemente", quiere decirse que Deleuze entiende que hay multitud de sistemas de coordenadas, que cada uno establece el suyo.

Pero el concepto que nos da Kant de "orientarse en el pensamiento" es totalmente distinto. En efecto, dice Kant: "La determinación del más amplio y preciso concepto del acto de orientarse puede ayudarnos a presentar con claridad las máximas de la sana razón en sus aplicaciones al conocimiento de los objetos suprasensibles. Orientarse significa, en el sentido propio de la palabra, encontrar a partir de una región celestial dada (pues dividimos el horizonte en cuatro regiones) las demás regiones y, sobre todo, el oriente. Si veo el sol en el cielo y percibo que es el mediodía, entonces puedo localizar el sur, el occidente, el norte y el oriente.". Creo que se ve claramente que Kant no concibe que haya distintas coordenadas, una para cada pensador, sino que hay un Oriente que es el mismo para todos los hombres; y orientarse significa encontrar dónde está ese Oriente, no fijar cada cual, de forma más o menos arbitraria, donde se halla.

El Oriente de Kant tiene realidad objetiva universal; el de Deleuze es arbitrariamente subjetivo.

Kant viene a sostener que solo cabe orientación dentro del mundo de la percepción sensible, pero resulta imposible orientarse en el mundo de la razón pura cuando esta pretende usar conceptos que no son susceptibles de percepción sensible (esta no es otra que la tesis bien conocida de la "Crítica de la razón pura"). Y continúa Kant: "Finalmente, puedo ampliar aún más este concepto dado que no se reduce al poder de orientarse en el espacio, esto es, matemáticamente, sino en general al de orientarse en el pensamiento, esto es, lógicamente. Se puede adivinar fácilmente, por analogía, que se trata de una operación de la razón pura: la de conducir su uso propio cuando, partiendo de los objetos conocidos por la experiencia, la razón quiere ir más allá de todos los límites de la experiencia y no encuentra en absoluto nada como objeto de la intuición, sino únicamente espacio para la misma. Aquí la razón, en la determinación de su propio poder de juzgar, ya no se encuentra en situación de someter sus juicios a una máxima determinada según los supuestos objetivos de conocimiento, sino únicamente según un fundamento subjetivo de diferenciación.
Este medio subjetivo, el único que todavía queda, no es otro que el sentimiento de la exigencia propia de la razón.
(...) Interviene, por tanto, el derecho de la razón a orientarse en el pensamiento, en el espacio de lo suprasensible, inmenso y lleno de tinieblas para nosotros, únicamente por su propia exigencia...
"

No voy a extenderme en toda la argumentación de Kant en dicho opúsculo. Únicamente destacar de los textos que acabo de reproducir que: 1) Orientarse en el ámbito de los fenómenos sensibles es encontrar la referencia espacial (un punto cardinal, el Oriente); 1) Orientarse en el ámbito de la razón pura extrasensible es solo acotar por vía negativa, no admitiendo en ningún caso conceptos o argumentos que vayan contra la propia razón. Eso es contrario a lo que pretende Deleuze, para quien orientarse es establecer cada cual más o menos arbitrariamente los puntos cardinales de su montaje mental y, por supuesto, sin sujeción alguna a los principios de una razón universal.

Termino ya con la reflexión que nos expone Kant al final del opúsculo que comentamos. "¡Hombres de gran espíritu y de amplias disposiciones de ánimo: honro vuestro talento y venero vuestro sentimiento de humanidad! Pero, ¿habéis pensado bien lo que hacéis y adónde llegará la razón con vuestros ataques? Sin duda queréis que la libertad de pensar se mantenga intacta, pues sin ella pronto se terminarían incluso vuestros ánimos de genio. Veamos lo que ha de resultar naturalmente de esa libertad de pensar, si se expande el procedimiento que habéis iniciado."

"El curso de las cosas es aproximadamente el siguiente: primero, el genio se complace mucho en su audaz ánimo, puesto que ha rechazado el hilo con que lo guiaba antes la razón. Pronto el genio hechiza también a los demás con decisiones terminantes y grandes expectativas, y, finalmente, parece haberse instalado en el trono que una razón lenta y pesada adornaba tan mal, aunque sin abandonar el lenguaje de la misma. Nosotros, hombres comunes, llamamos delirio la máxima, desde entonces admitida, de la invalidez de una razón supremamente legisladora; pero esos favoritos de la buena naturaleza la llaman iluminación. Sin embargo, como pronto tiene que nacer entre ellos una confusión de lenguaje, puesto que solo la razón puede disponer con validez universal, y ahora cada uno sigue su propia inspiración, esas inspiraciones interiores tienen que surgir, finalmente, de hechos asegurados por testimonios
externos y de tradiciones, que al comienzo todavía eran elegidos, pero que con el tiempo se convierten en fuentes documentales obligatorias. En una palabra, de todo esto tiene que resultar el total sometimiento de la razón a los hechos, es decir, la superstición, pues esta, por lo menos, se deja reducir a una forma legal y, de este modo, a un estado de reposo.
Sin embargo, como la razón humana no deja jamás de tender hacia la libertad, ocurrirá, si la razón rompe alguna vez sus cadenas, que el primer uso de una libertad largamente inactiva degenere en abuso, en confianza temeraria en la independencia de su poder respecto de toda limitación y en persuasión del absolutismo de la razón especulativa. Esta no admite sino lo que puede justificarse por fundamentos objetivos y una convicción dogmática, rechazando intrépidamente todo el resto. La máxima de la independencia de la razón con respecto a su propia exigencia se llama descreimiento. No es un descreimiento histórico, pues de ningún modo es deliberado ni imputable, sino un descreimiento racional, un estado penoso del ánimo humano que comienza por despojar a las leyes morales de toda su fuerza como móvil del corazón y, con el tiempo, de toda su autoridad, y que lleva al modo de pensar
llamado escepticismo, es decir, el principio de no reconocer ya ningún deber. Aquí interviene entonces la autoridad para impedir que los asuntos civiles caigan en el mayor desorden y suprime la libertad de pensar y someter esta cuestión, como todas las otras, a los reglamentos del país. Y así se destruye a sí misma la libertad de pensar, cuando quiere proceder independientemente de las leyes e la razón.
¡Amigos del género humano y de lo que es más sagrado en este género! Ya se trate de hechos, ya se trate de fundamentos racionales: admitid lo que os parezca más auténtico después de un examen cuidadoso y sincero. Pero no neguéis a la razón lo que hace de ella el bien supremo sobre la Tierra,
el privilegio de ser la última piedra de toque de la verdad. Si no, indignos de esa libertad,
seguramente la perderéis y arrastraréis en esta desgracia a vuestros semejantes que son inocentes y estarían seguramente dispuestos a servirse legalmente de esa libertad y, así, usarla con el fin del bien de la humanidad
."

¡Ay Deleuze, en mala hora se te ocurrió sacar a pasear a Kant en tu discurso! Aunque seguramente contarías con que tus seguidores no leen a Kant, o no van a tomar en consideración a un ridículo hombrecillo con casaca y peluca empolvada que en su vida salió de Königsberg.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
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Última Edición: 21 Ene 2024 11:30 por Nolano.
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Oscuridad y claridad en la literatura filosófica 21 Ene 2024 20:36 #81251

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Nolano escribió:

¡Ay Deleuze, en mala hora se te ocurrió sacar a pasear a Kant en tu discurso! Aunque seguramente contarías con que tus seguidores no leen a Kant, o no van a tomar en consideración a un ridículo hombrecillo con casaca y peluca empolvada que en su vida salió de Königsberg.

No me he leído el opúsculo de Kant y te agradezco los extractos que nos has traído. Sin embargo, no creo que Deleuze parta de que su lector desconozca a Kant. Deleuze publicó (que yo sepa) dos obras sobre Kant: La filosofía crítica de Kant (1963) y Kant y el tiempo (1978). Esta tarde me he estado leyendo la Introducción de Deleuze de la primera de estas obras ("El método trascendental") y el primer capítulo de la segunda ("Liberación del tiempo. Los a priori, el fenómeno y el juicio sintético a priori"). Son obras fáciles de encontrar por internet y cualquiera las puede encontrar. Su estilo es muy sencillo y didáctico, nada que ver con esas otras obras en que su lenguaje se oscurece. Son obras muy cortitas (prácticamente breviarios) y no tienen pinta de que vayan a cambiar radicalmente de estilo. Si así fuese, me corregiré.

Con el párrafo anterior quiero expresar un par de cosas:

1. No creo que Deleuze parta de que sus lectores desconocen a Kant cuando él mismo ha escrito obras sobre Kant bastante accesibles. El hombrecillo de Königsberg puede estar tranquilo.

2. Nos hallamos (como mínimo) ante un doble Deleuze en la escritura: el que se viste de docente universitario y el que se pone la toga de filósofo. Es lógico que en el primero predomine el método expositivo y en el segundo, el argumentativo. Es cierto que todo texto, por neutro que quiera parecer, contiene una argumentación, ya que nos orienta a determinadas conclusiones y rechaza otras (así al menos lo analizan los teóricos de la Teoría de la Enunciación). Para apoyar la argumentación uno puede valerse de muy diversos recursos o estilos escriturales. Al lector, que debe realizar una lectura atenta y no es tonto, le corresponde discernir si le están engañando o, por el contrario, su lectura resulta de interés.

En muchas ocasiones el texto expositivo es mucho más peligroso que el argumentativo. El primero tiende a la impersonalidad y la imparcialidad; el segundo, a la primera persona y a la subjetividad. Deleuze, como Deleuze, no engaña a nadie. Habla en nombre propio y con un estilo muy personal que provoca su inmediato cuestionamiento. Quien habla desde una pretendida neutralidad sí nos puede colar falacias de manera más sibilina. Si en una Historia de la Filosofía se dedica media página a Quine y 30 a Derrida, el lector atento puede suponer que nos la está Pongo un ejemplo sencillo relacionado con la demoscopia. Las encuestas electorales. ¿Qué hace actualmente la oposición con los datos del CIS? `Personalizar en Tezanos. Los datos, mostrados como meras proyecciones, se muestran como neutros. La crítica es tanto más eficaz cuanto más personalizada esté; de ahí que resulte más efectivo acusar al PSOE a través de Tezanos que con una simple apelación al partido. En el otro bando, sucede algo parecido con Michavila.

En definitiva. Dudo de que Deleuze juegue con la ignorancia de sus lectores (más bien al revés). Y dudo también de que su escritura, o los de otros filósofos que han salido a relucir, sea dictatorial o totalitaria por su estilo.
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