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TEMA: Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont

Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 22 Feb 2024 11:55 #81862

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rdomenech31 escribió:
Pero siempre es verdad que D.v=m, también a volúmenes infinitesimales. Lo que sucede es que varía el valor que toma la densidad, pero la fórmula continúa siendo válida. Por eso el concepto de densidad no cambia, sino que simplemente varía el valor de la densidad. De hecho, como ha señalado Pedro Pablo, ese valor varía incluso a volúmenes macroscópicos. Pero eso no quiere decir que los distintos enunciados sobre la densidad del aire sean incompatibles ni que haya que relativizarlos a nada. Que la densidad a distintos volúmenes sea distinta es algo perfectamente compatible con la fórmula de la densidad. Si la relación entre masa y volumen varía a distintos volúmenes, entonces varía el valor de la densidad. En casos como el aire, donde esa densidad varía, el científico siempre tendrá que explicitar el volumen empleado, por lo que no habrá contradicción alguna entre enunciados.

El caso es que estáis yendo bastante más allá que Sokal y Bricmont. Estáis siendo más sokalistas que Sokal:
Sokal y Bricmont:

Evidentemente, la veracidad o falsedad de un enunciado depende del sentido de los términos usados, y cuando el significado de esos términos -como la densidad- depende de la escala utilizada, la veracidad o falsedad del enunciado también depende de ella. Los «múltiples enunciados» sobre la densidad del aire, expresados con el debido esmero (especificando con claridad la escala a que se refiere cada enunciado), son perfectamente compatibles.

No sé cómo puede no cambiar el concepto de densidad, como afirmas, pero a la vez "el significado de esos términos -como la densidad- depende de la escala utilizada", pudiendo cambiar también "la veracidad o falsedad del enunciado". No sé cómo un concepto (densidad) puede ser siempre el mismo, pero cambiar su sentido o cambiar su significado. Eso, para mí, no tiene ni pies ni cabeza. Esa es toda la crítica que realizan Sokal y Bricmont de lo que dice Lyotard; nada más. El resto se lo está inventando Pedro Pablo. No digo que la Física o los tratados de Física que él estudia digan otra cosa; yo no lo sé, aunque creo que ya le he puesto de manifiesto algunas incorrecciones en cosas que él ha afirmado, pero no voy a insistir más en ello, porque sería un debate interminable y estéril. Pero no es lo que dicen Sokal y Bricmont. Y aquí no discutimos de Física.

NOTA: No creo haber dicho yo en ningún momento que el "concepto" de densidad cambie (aunque puedo haberlo dicho queriendo decir otra cosa). En todo caso, tampoco lo dice Lyotard, que solo dice que "el conocimiento relativo a la densidad del aire se resuelve pues en una multiplicidad de enunciados". Eso, la multiplicidad de enunciados, Sokal y Bricmont lo reconvierten, arrimando el ascua a su sardina, en diferentes "sentidos" o "significados" del término densidad.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 22 Feb 2024 12:13 #81863

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ksetram escribió:
Hola Nolano,
diste la referencia de la pàgina en que Lyotard nombra la densidad, pero en mi Condición posmoderna es otra pàgina. Podrías decir el capítulo o alguna referencia para poder localizarlo? Gracias.
P.d. estoy de acuerdo con Nolano en que es lógico valorar simultáneamente a Sokal y Bricmont.

Trabajo con la edición francesa. El texto que estamos comentando está en el capítulo 13 ("La ciencia postmoderna como búsqueda de inestabilidades"). Más o menos hacia la mitad del capítulo.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 22 Feb 2024 14:36 #81865

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El mayor problema que presenta el libro de Sokal y Bricmont es que es bastante tramposo. Junto a críticas bastante bien fundadas, coloca críticas que ya no lo son tanto, sino que son meras descalificaciones a autores que muestran discrepancia respecto de las creencias que Sokal sostiene. Entonces ya no se trata tanto de evaluar posiciones diferentes como de descalificar al oponente: silenciarlo bajo el breve expediente de "tú no tienes ni idea de lo que estás hablando" y te paso por las narices mi título de Licenciado en Físicas (aunque la Física no sea el asunto principal, sino que aparezca solo eventual y marginalmente en los textos de los autores criticados). Esa manera de descalificar al rival dialéctico es lo que Lyotard llama el ejercicio del "terror", la expulsión del discrepante del debate, acallándolo. Voy a exponer con mayor extensión este mi punto de vista, justificando en qué me apoyo para afirmar lo anterior.

Empecemos por el Prefacio del libro de Sokal:
Sokal y Bricmont:

Este libro, por tanto, está constituido por dos obras distintas (aunque relacionadas) reunidas bajo una misma cubierta. En primer lugar, está la recopilación de abusos más extremados, descubiertos, de manera un tanto azarosa, por Sokal: son las «imposturas» de nuestro título. En segundo lugar, está nuestra crítica del relativismo epistémico y de las erróneas concepciones sobre la «ciencia posmoderna»; estos otros análisis son considerablemente más sutiles.

De la lectura de la obra se saca exactamente esa misma conclusión: que en realidad no es un libro, sino dos. Entonces cabe preguntarse con razón: ¿Y por qué no han escrito ustedes dos libros distintos, y los han publicado por separado? O, si no, ¿qué motivo hay para que ambos libros nos los encontremos mezclados? Efectivamente, el segundo "libro" sería el compuesto por los capítulos 3, 5 y 6. O sea, tras dos capítulos del primer "libro", con otro capítulo intermedio, el 4, y con los últimos capítulos volviendo otra vez al primer "libro". Eso es realmente sospechoso de que aquí hay gato encerrado o de que a río revuelto, ganancia de pescadores. Evidentemente "cuela" más y mejor la crítica al relativismo o escepticismo científico de Kuhn, Feyerabend, Lyotard o Latour, si se los empareja con la crítica a Deleuze. A notar que la crítica a Deleuze se realiza por sí sola. Ninguno de los que estamos debatiendo en este hilo necesita a Sokal para darse cuenta del palo de que va Deleuze. Pero es importante para Sokal introducirlo para atizar a aquellos otros, que son realmente el blanco de sus dardos.

El propio Sokal enseña la patita en el Apéndice C:
Sokal:

Pero semejante agnosticismo epistemológico no será suficiente, al menos para quienes aspiren a realizar un cambio social. Pruebe usted a negar que existen aserciones verdaderas no dependientes del contexto y verá cómo no se limita a tirar por la borda la mecánica cuántica y la biología molecular: arrojará también las cámaras de gas nazis, la esclavización de africanos en América...

La frase es fuertecilla, y justifica la pertinencia de calificarla de ejercicio del "terror". Si opinas que la verdad no es alcanzable y que de alguna manera los enunciados científicos dependen del contexto cultural o social, eres como un oficial de las SS o como un esclavista del viejo Sur; hoy en día serías un negacionista.

Pero como quiera que hay autores serios, reconocidos, cultos e inteligentes que sostienen en mayor o menor grado el relativismo epistemológico, generalmente con buenos argumentos, no es nada fácil argumentar contra ellos para defender el absolutismo o totalitarismo epistemológico. Entonces, si uno es un fanático totalitario, más vale cortar por lo sano, desacreditar al relativista exponiendo sus ideas como fruto de su ignorancia, para sumirlo en el silencio y en la befa social.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 22 Feb 2024 16:05 #81866

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Nolano escribió:

El caso es que estáis yendo bastante más allá que Sokal y Bricmont. Estáis siendo más sokalistas que Sokal:
Sokal y Bricmont:

Evidentemente, la veracidad o falsedad de un enunciado depende del sentido de los términos usados, y cuando el significado de esos términos -como la densidad- depende de la escala utilizada, la veracidad o falsedad del enunciado también depende de ella. Los «múltiples enunciados» sobre la densidad del aire, expresados con el debido esmero (especificando con claridad la escala a que se refiere cada enunciado), son perfectamente compatibles.

No sé cómo puede no cambiar el concepto de densidad, como afirmas, pero a la vez "el significado de esos términos -como la densidad- depende de la escala utilizada", pudiendo cambiar también "la veracidad o falsedad del enunciado". No sé cómo un concepto (densidad) puede ser siempre el mismo, pero cambiar su sentido o cambiar su significado. Eso, para mí, no tiene ni pies ni cabeza. Esa es toda la crítica que realizan Sokal y Bricmont de lo que dice Lyotard; nada más. El resto se lo está inventando Pedro Pablo. No digo que la Física o los tratados de Física que él estudia digan otra cosa; yo no lo sé, aunque creo que ya le he puesto de manifiesto algunas incorrecciones en cosas que él ha afirmado, pero no voy a insistir más en ello, porque sería un debate interminable y estéril. Pero no es lo que dicen Sokal y Bricmont. Y aquí no discutimos de Física.

Intentaré explicar por qué creo que lo que yo he dicho es compatible con lo que dicen Sokal y Bricmont. Consideremos el siguiente ejemplo:

Imagina dos amigos que hacen una excursión a alguna parte. Durante esa excursión se encuentran con un perro sentado en medio del camino. Al cabo de dos horas ven un pájaro posado en una rama de un árbol. Al día siguiente, uno de los dos dice: "el animal que vimos ayer estaba en medio del camino". Al decirlo se está refiriendo al perro. El otro amigo dice: "el animal que vimos ayer estaba posado en la rama de un árbol". Al decirlo, se refiere al pájaro. Pues bien, el concepto de "animal" es el mismo para ambos, pero el primero, al usar la palabra "animal" se está refiriendo a cierto perro mientras que el segundo, al usar esa palabra, se está refiriendo a cierto pájaro. Ello no se debe a que ambos tengan un concepto distinto de lo que es un animal, sino a que ambos, al usar la palabra, se están refiriendo a un caso concreto de animal. Las dos afirmaciones realizadas por ellos no son contradictorias entre sí, ya que el significado (o más bien la referencia) con que usan el término "animal" es distinto en cada caso, a pesar de que el concepto de animal sea el mismo para ambos.

En el caso de la densidad, yo entiendo que el concepto de densidad es el del cociente entre la masa y el volumen. Ese concepto no cambia en ningún caso. Lo que sí que cambia es el valor de la densidad, y cambia también la escala empleada (el volumen). Si alguien dice "la densidad media del aire en torno a tal punto es tal", tendrá que estar usando una escala concreta, y aquello que esté diciendo dependerá de la escala que esté empleando. No se estará refiriendo a lo mismo por medio de la palabra "densidad" si emplea una escala que si emplea otra, a pesar de que el concepto de densidad sea el mismo en ambos casos (la masa entre el volumen).

Si un enunciado afirma que la densidad media del aire en torno a cierto punto es a y otro afirma que es b (con a distinto de b), ambos enunciados solo son contradictorios si la escala es la misma, ya que en caso contrario, no se refieren a lo mismo al hablar de densidad (aunque empleen el mismo concepto de densidad). Si un científico dice que la densidad media en torno a cierto punto es a pero no especifica la escala, entonces no está dejando claro a qué se refiere y no podemos entender qué está diciendo.

Puesto que siempre que se hable de la densidad media del aire en torno a cierto punto habrá que especificar la escala, no tiene sentido decir, como hace Lyotard, que los enunciados que expresan nuestro conocimiento al respecto son contradictorios entre sí. No lo son a menos que estén formulados de manera imprecisa, por lo que no hay que relativizarlos a nada.

En el caso de substancias como el agua en que la densidad no varíe con el volumen (en caso de que este sea lo bastante grande), no será necesario especificar la escala. Bastará con dar por sentado que nos referimos a volúmenes lo suficientemente grandes como para que no afecten las fluctuaciones moleculares (y, en caso de que se hable de volúmenes donde estas sí que afecten, habrá que especificarlo). No aparece, por tanto, contradicción alguna. Si el termino "macroscópico" es vago y da lugar a un sorites, ello no es problema, ya que lo que se dará por sentado es que se está empleando una escala lo bastante grande como para que sea seguro que no afectarán las fluctuaciones moleculares (es decir, una escala que no sea un caso límite de "macroscópico").

NOTA: No creo haber dicho yo en ningún momento que el "concepto" de densidad cambie (aunque puedo haberlo dicho queriendo decir otra cosa). En todo caso, tampoco lo dice Lyotard, que solo dice que "el conocimiento relativo a la densidad del aire se resuelve pues en una multiplicidad de enunciados". Eso, la multiplicidad de enunciados, Sokal y Bricmont lo reconvierten, arrimando el ascua a su sardina, en diferentes "sentidos" o "significados" del término densidad.

Lo has dicho implícitamente al decir que la fórmula de la densidad dejaba de ser aplicable en volúmenes no macroscópicos (entiendo que esa fórmula es precisamente el concepto de densidad). Puesto que eso que dijiste es lo que según tu interpretación decía Lyotard, estabas diciendo que Lyotard lo afirmaba. Lo que dices sobre Sokal y Bricmont creo que queda aclarado con lo que he dicho en los párrafos anteriores.

Estoy de acuero en que sería mejor que Sokal y Bricmont no mezclaran el tema del relativismo con el resto de cosas que dicen. Sin embargo, creo que el capítulo sobre Lyotard sí que es pertinente. El objetivo de Sokal y Bricmont es criticar el hecho de que ciertos filósofos saquen conclusiones de teorías científicas que no entienden, sea de manera malintencionada y desvergonzada como en Deleuze o de manera sutil y por error como es, en mi opinión, el caso de Lyotard. A Latour lo veo más cerca de la categoría de un Deleuze que de un Lyotard, pero eso ya lo discutiremos.
Última Edición: 22 Feb 2024 16:10 por rdomenech31.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 22 Feb 2024 17:57 #81870

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rdomenech31 escribió:
Nolano escribió:
NOTA: No creo haber dicho yo en ningún momento que el "concepto" de densidad cambie (aunque puedo haberlo dicho queriendo decir otra cosa). En todo caso, tampoco lo dice Lyotard, que solo dice que "el conocimiento relativo a la densidad del aire se resuelve pues en una multiplicidad de enunciados". Eso, la multiplicidad de enunciados, Sokal y Bricmont lo reconvierten, arrimando el ascua a su sardina, en diferentes "sentidos" o "significados" del término densidad.

Lo has dicho implícitamente al decir que la fórmula de la densidad dejaba de ser aplicable en volúmenes no macroscópicos (entiendo que esa fórmula es precisamente el concepto de densidad). Puesto que eso que dijiste es lo que según tu interpretación decía Lyotard, estabas diciendo que Lyotard lo afirmaba. Lo que dices sobre Sokal y Bricmont creo que queda aclarado con lo que he dicho en los párrafos anteriores.

El concepto de densidad puede ser el mismo, aunque la relación funcional entre masa y volumen arroje resultados distintos, según el tamaño del volumen utilizado en cada caso.

En todo caso, conviene matizar un poco la cuestión, que es decisiva en el asunto del que habla Lyotard. En un momento dado de la ciencia, el concepto de "densidad" (o de cualquier otro término científico) posiblemente sea siempre el mismo para todo el mundo. Pero con perspectiva histórica, los conceptos sí cambian. Por ejemplo, para Aristóteles la densidad no tendría nada que ver con la masa y el volumen, sino con la composición cuantitativa de cada materia, es decir, la cantidad de cada uno de los cuatro elementos (tierra, agua, aire, fuego) que intervienen en su composición. Más tierra, más denso; más fuego, menos denso.

Si precisamente Lyotard saca a la palestra este asunto es para ilustrar su tesis de la defensa de la paralogía (frente a la homología) en el discurso científico. Cuando apareció la densidad en Física formulada como d=m/v (realmente no sé cuándo ocurrió eso) no se pensaba para nada en los posteriores descubrimientos de la Atomística. Y digo esto porque no se entendería entonces por qué Perrin iba a perder el tiempo explayándose sobre la incidencia de la inhomogeneidad de los gases sobre la densidad.

Eso es lo importante y lo que interesa aquí. Lyotard usa ese ejemplo, como después otros de Mandelbrot o René Thom, porque su libro realmente es un informe a un Consejo de Universidades y, por tanto, el ámbito en que se mueve es el del saber científico. No creo que sea por dárselas de listo o por impresionar a nadie.

Ya comentamos hace algunas semanas que en una entrevista Lyotard dijo que este era su peor libro, y eso que todos los otros eran malos. Yo no lo sé, porque solo he leído dos: "Le différend" y este de "La condition postmoderne", pero desde luego aquel es mucho mejor que este (y de malo no tiene nada), que está muy limitado por la temática de la que trata. Como dice Lyotard en la Introducción: "El texto que sigue a continuación es un escrito de circunstancias". Ello debería ser tenido en cuenta a la hora de hacer una crítica al mismo.
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Última Edición: 22 Feb 2024 18:59 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 22 Feb 2024 20:02 #81872

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Nolano escribió:

El concepto de densidad puede ser el mismo, aunque la relación funcional entre masa y volumen arroje resultados distintos, según el tamaño del volumen utilizado en cada caso.

Cuando dices que D.v≠m, para v<k, estás negando que la densidad sea igual al cociente entre la masa y el volumen (que es justo el significado del concepto de densidad) para volúmenes pequeños. Una cosa es decir que D tendrá un valor distinto y otra es decir que D no será igual a m/v. Pero por lo que dices entiendo que te expresaste mal y que no era eso lo que querías decir. Tal vez solo querías señalar que el valor de D variaba. Que el concepto puede ser el mismo aunque varíen el valor y la escala empleada es justo lo que he tratado de explicar en el mensaje anterior.

El concepto de densidad es el mismo si se aplica al agua y si se aplica al aire, pero en un contexto en que yo me refiero al aire, la palabra "densidad" no se refiere a lo mismo que en uno en que me refiero al agua. En un caso se refiere a una propiedad del aire, en otro se refiere a una propiedad del agua (aunque el concepto sea el mismo).

Del mismo modo, yo no me refiero a lo mismo si hablo de la densidad para una escala que si hablo de la densidad para otra escala en el caso del aire, pero el concepto no varía.

En todo caso, conviene matizar un poco la cuestión, que es decisiva en el asunto del que habla Lyotard. En un momento dado de la ciencia, el concepto de "densidad" (o de cualquier otro término científico) posiblemente sea siempre el mismo para todo el mundo. Pero con perspectiva histórica, los conceptos sí cambian. Por ejemplo, para Aristóteles la densidad no tendría nada que ver con la masa y el volumen, sino con la composición cuantitativa de cada materia, es decir, la cantidad de cada uno de los cuatro elementos (tierra, agua, aire, fuego) que intervienen en su composición. Más tierra, más denso; más fuego, menos denso.

Si precisamente Lyotard saca a la palestra este asunto es para ilustrar su tesis de la defensa de la paralogía (frente a la homología) en el discurso científico. Cuando apareció la densidad en Física formulada como d=m/v (realmente no sé cuándo ocurrió eso) no se pensaba para nada en los posteriores descubrimientos de la Atomística. Y digo esto porque no se entendería entonces por qué Perrin iba a perder el tiempo explayándose sobre la incidencia de la inhomogeneidad de los gases sobre la densidad.

Pero el concepto de densidad no ha cambiado con el descubrimiento de los átomos. Sigue siendo la masa entre el volumen. Lo que ha cambiado son los resultados esperables en ciertos casos, pero no el concepto. Lo que significa la densidad media de una esfera de aire de cierto volumen en torno a un punto es lo mismo ahora que antes de que se supiera que la materia era discontinua. Densidad ya significaba entonces "cociente de la masa entre el volumen", independientemente de que la materia que posee esa propiedad sea discontinua o no. Esto último no forma parte del concepto de densidad (como lo demuestra el hecho de que no esté incluido en la fórmula, que es su definición actual).

Por supuesto, sí que ha cambiado desde Aristóteles.

Eso es lo importante y lo que interesa aquí. Lyotard usa ese ejemplo, como después otros de Mandelbrot o René Thom, porque su libro realmente es un informe a un Consejo de Universidades y, por tanto, el ámbito en que se mueve es el del saber científico. No creo que sea por dárselas de listo o por impresionar a nadie.

Yo tampoco creo que Lyotard pretenda engañar a nadie, creo que sus errores son involuntarios.

Ya comentamos hace algunas semanas que en una entrevista Lyotard dijo que este era su peor libro, y eso que todos los otros eran malos. Yo no lo sé, porque solo he leído dos: "Le différend" y este de "La condition postmoderne", pero desde luego aquel es mucho mejor que este (y de malo no tiene nada), que está muy limitado por la temática de la que trata. Como dice Lyotard en la Introducción: "El texto que sigue a continuación es un escrito de circunstancias". Ello debería ser tenido en cuenta a la hora de hacer una crítica al mismo.

Yo de Lyotard solo he leído este libro, no sé si el resto son buenos o malos. Pero para anlizar si realmente sus conclusiones (las del capítulo que nos ocupa) las extrae debido a una mala comprensión de ciertas teorías científicas no creo que sea muy relevante el contexto en que lo escribió. De todos modos, creo que los tres tenemos claro qué tipo de libro era y cuál era su finalidad.
Última Edición: 22 Feb 2024 20:04 por rdomenech31.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 22 Feb 2024 22:05 #81876

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Vuelve a repasar los mensajes en los que reproduje la página del Tipler/Mosca referente a la "densidad". Si no la puedes leer bien, te puedo reproducir el texto. Allí se habla de que la densidad de cada sustancia (bajo condiciones estándar de presión y temperatura) es constante. Y se da una tabla de densidades de distintas sustancias.

Date cuenta de que, enseguida, Pedro Pablo desvió la cuestión y se remitió a la sección 19.9 del Tipler/Mosca, "Entropía y probabilidad", sin contestar a la cuestión que yo planteaba, que la densidad era (según dicho manual de Física) una constante, y, por tanto, se podía utilizar como coeficiente en una función lineal (y, por tanto, derivable en toda su extensión) que vincula matemáticamente masa y volumen de una sustancia.

Esa es la clave de lo que dice Perrin, como un descubrimiento de la Atomística. Pero al parecer, Perrin solo se dedicaba en su Prefacio a gastar papel y tinta, porque ya todo el mundo sabía, antes de él, que la densidad varía cuando reducimos el volumen a magnitudes micromoleculares, así que era absolutamente inútil explicar eso. Sorprende también bastante que Mandelbrot reprodujera el texto de Perrin como un texto iluminador, si realmente eso que dice Perrin es un tópico conocido por todo el mundo.

No quise comentar nada entonces, porque no es cuestión de enredarse en discusiones que, en mi opinión, no se llevan a cabo de buena fe. Recuerda que ya comenté cuando Pedro Pablo sacó a relucir una chusca equiparación entre la densidad de una sustancia y la densidad de población que no iba a entrar en argumentos o afirmaciones inconsistentes en el marco del debate, o usados como mera táctica de distracción. Aquí yo no discuto por el prurito de tener razón o no, como parece que hacen otros mediante esas poco claras maniobras argumentativas, sino para entender mejor el mundo y aprender cosas.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 23 Feb 2024 10:42 #81880

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Por mi parte, voy a pasar página sobre la cuestión de la densidad, que no es realmente importante en un debate filosófico como supongo que es este. Así que paso a puntos más sustanciosos.

Es evidente que, como el propio Sokal afirma (Apéndice C):
Sokal:
Y soy también un viejo científico pesado que cree, ingenuamente, que existe un mundo externo, que existen verdades objetivas sobre el mundo y que mi misión es descubrir alguna de ellas.

Ciertamente, creer que "existen verdades objetivas sobre el mundo" es de una ingenuidad asombrosa. Pero ese asombro se convierte en algo distinto cuando uno se percata que esa presunta "ingenuidad" se pone al servicio de la doctrina política más criminal de la Historia de la Humanidad. Entonces la cosa pasa a ser preocupante.

Pero yendo a lo nuestro, analicemos la frase de Sokal con detenimiento. Puede ser un desliz verbal, un lapsus linguae, pero lo cierto es que la "verdad" no es algo que exista como tal, sino solo un atributo de un enunciado: un enunciado puede ser verdadero o falso, pero la "verdad" no tiene naturaleza ontológica alguna. Sin embargo, Sokal cree que su misión es descubrir alguna de esas verdades, realmente inexistentes salvo como atributos de los enunciados.

La verdad, por tanto, no es objetiva, sino que es siempre subjetiva, pues los enunciados no son objetos, sino proferencias de un sujeto.

En todo caso, lo que hay es una realidad objetiva a la que, como sujetos, nos enfrentamos. Pero nuestro contacto con esa realidad objetiva no es directo, sino mediado por nuestras percepciones sensibles. Estas percepciones sensibles originan en nuestra mente una "imagen sensible del mundo". No obstante, los sentidos son un medio bastante limitado de conocimiento. Son de un alcance bastante pobre, lo que obliga a que el hombre haya inventado a lo largo de su historia innumerables herramientas de apoyo: lupas, telescopios, microscopios, amplificadores de sonido, etc. Y, por otro lado, los sentidos pueden ser bastante engañosos: las percepciones dependen del punto de vista del observador, hechos simultáneos se perciben como separados (sin ir más lejos, y para no hablar de la relatividad, un trueno se oye bastante después de haber visto el rayo) o acontecimientos muy distantes en el tiempo se perciben como simultáneos (vemos brillar en el cielo astros que hace siglos que ya no existen).

Esas limitaciones sensoriales hacen que el hombre haya buscado construir una imagen simbólica del Universo más perfeccionada que la "imagen sensorial". Llamémosla "imagen científica" del Universo. Pongo un ejemplo:

Un griego de la Antigüedad se pone a observar el firmamento. Ve un conjunto de luces en una bóveda celeste oscura y observa sus movimientos cambiantes noche tras noche. O ve al Sol "desplazándose" de Este a Oeste. Pero eso no le basta: tiene que crear un modelo simbólico en que todos esos movimientos encajen. Y ese modelo es una simplificación explicativa de lo que ocurre realmente en el Universo. ¿Son verdad, son mentira los enunciados de ese modelo teórico? Es decir, ¿corresponden a lo que realmente ocurre en el Universo? Eso no lo podemos saber realmente. Lo único que podemos hacer es que la teoría encaje lo mejor posible con la "imagen sensorial", pero no mucho más. Y encima con el problema añadido de que gran parte de la imagen sensorial ha sido creada mediante instrumentos diseñados ad hoc para hacer observaciones inducidas por la propia teoría.

La cosa es muchísimo más complicada que descubrir "verdades objetivas sobre el mundo".

Me gustaría, a este respecto, detenerme en el comentario de Sokal y Bricmont sobre Latour. No me refiero al capítulo 5 (en el que se comenta un pequeño artículo marginal de Bruno Latour), sino al final del capítulo 3, donde se comenta la obra principal de Latour ("Science in Action"), (¿a qué esta dispersión si no es para aumentar la confusión del lector?), centrándose en el siguiente fragmento que citan:
Bruno Latour:
Ya que la resolución de una controversia es la causa de la representación de la naturaleza y no su consecuencia, no se debe recurrir jamás al resultado final -la naturaleza- para explicar por qué y cómo se ha dirimido una controversia.

Presentada como Tercera Regla del Método para el sociólogo de la ciencia. Aunque parezca, a primera vista, una regla un tanto extravagante, podemos ver que tiene bastante plausibilidad. Voy a intentar mostrarlo acudiendo a un ejemplo de los propios Sokal y Bricmont, presentado al final de ese mismo capítulo 3 bajo el título "El relativismo y las investigaciones policiales":
Sokal y Bricmont:
...en 1996, Bélgica vivió el drama del secuestro y asesinato de varios niños. En respuesta a la indignación pública por la ineptitud policial, se creó una comisión parlamentaria para examinar los errores cometidos en la investigación. En una espectacular sesión televisada, dos testigos -un gendarme (Lesage) y una juez (Doutréwe)- fueron sometidos a un careo e interrogados acerca de la transmisión de un expediente clave. El gendarme juró haberlo enviado a la juez y ésta negó haberlo recibido.
(...)
La confrontación entre el policía y la juez versa, al fin y al cabo, sobre un hecho material
(...)
Sin embargo, ello no impide que exista una verdad del asunto: una de dos, o se envió el expediente o no se envió.

Supongamos que la Comisión parlamentaria encargada de emitir su dictamen sobre el asunto está compuesta de dos miembros, que deben decidir si quien dice la verdad es el policía o es la juez. Sin duda, existirá una realidad; como dicen Sokal y Bricmont, "una de dos, o se envió el expediente o no se envió". Pero no es esa la cuestión a decidir por la Comisión, si se envió o no el expediente, sino si es más verosímil la versión del policía o la de la juez.

Ahora supongamos que los dos miembros de la Comisión disienten. A uno le parece más creíble el policía, al otro la juez. ¿Qué harán entonces? Intentarán resolver la controversia. Cada uno expondrá al otro sus motivos para creer en la sinceridad de uno u otra, revisarán detenidamente aspectos expresivos de los dos declarantes (inseguridad, nervios, muestras de duda o contradicciones internas en lo que dicen, etc.) y, en su caso, acudirán a otras pruebas disponibles (otros testigos, rastros documentales, registros de entrada y salida de documentos de las oficinas, etc.). Tras debatir sobre esa controversia, finalmente llegan a un acuerdo. Pero ¿a un acuerdo sobre qué? Los miembros de la Comisión están tan ignorantes de la realidad (si se envió o no el informe) como antes de iniciar el debate. Sin embargo, emiten un dictamen que pasa a ser la "representación de la naturaleza", en palabras de Latour. Es decir, la controversia es la causa de la representación de la naturaleza. No es la naturaleza la que resuelve la controversia: es imposible que la naturaleza (el envío real, o no, del dictamen) sea la causa de que se haya resuelto la controversia.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 23 Feb 2024 14:15 #81882

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Nolano escribió:
Por mi parte, voy a pasar página sobre la cuestión de la densidad, que no es realmente importante en un debate filosófico como supongo que es este. Así que paso a puntos más sustanciosos.

Me parece bien, yo también prefiero pasar a discutir la parte de Latour.

Es evidente que, como el propio Sokal afirma (Apéndice C):
Sokal:
Y soy también un viejo científico pesado que cree, ingenuamente, que existe un mundo externo, que existen verdades objetivas sobre el mundo y que mi misión es descubrir alguna de ellas.

Ciertamente, creer que "existen verdades objetivas sobre el mundo" es de una ingenuidad asombrosa. Pero ese asombro se convierte en algo distinto cuando uno se percata que esa presunta "ingenuidad" se pone al servicio de la doctrina política más criminal de la Historia de la Humanidad. Entonces la cosa pasa a ser preocupante.

Pero yendo a lo nuestro, analicemos la frase de Sokal con detenimiento. Puede ser un desliz verbal, un lapsus linguae, pero lo cierto es que la "verdad" no es algo que exista como tal, sino solo un atributo de un enunciado: un enunciado puede ser verdadero o falso, pero la "verdad" no tiene naturaleza ontológica alguna. Sin embargo, Sokal cree que su misión es descubrir alguna de esas verdades, realmente inexistentes salvo como atributos de los enunciados.

La verdad, por tanto, no es objetiva, sino que es siempre subjetiva, pues los enunciados no son objetos, sino proferencias de un sujeto.

En todo caso, lo que hay es una realidad objetiva a la que, como sujetos, nos enfrentamos. Pero nuestro contacto con esa realidad objetiva no es directo, sino mediado por nuestras percepciones sensibles. Estas percepciones sensibles originan en nuestra mente una "imagen sensible del mundo". No obstante, los sentidos son un medio bastante limitado de conocimiento. Son de un alcance bastante pobre, lo que obliga a que el hombre haya inventado a lo largo de su historia innumerables herramientas de apoyo: lupas, telescopios, microscopios, amplificadores de sonido, etc. Y, por otro lado, los sentidos pueden ser bastante engañosos: las percepciones dependen del punto de vista del observador, hechos simultáneos se perciben como separados (sin ir más lejos, y para no hablar de la relatividad, un trueno se oye bastante después de haber visto el rayo) o acontecimientos muy distantes en el tiempo se perciben como simultáneos (vemos brillar en el cielo astros que hace siglos que ya no existen).

Esas limitaciones sensoriales hacen que el hombre haya buscado construir una imagen simbólica del Universo más perfeccionada que la "imagen sensorial". Llamémosla "imagen científica" del Universo. Pongo un ejemplo:

Un griego de la Antigüedad se pone a observar el firmamento. Ve un conjunto de luces en una bóveda celeste oscura y observa sus movimientos cambiantes noche tras noche. O ve al Sol "desplazándose" de Este a Oeste. Pero eso no le basta: tiene que crear un modelo simbólico en que todos esos movimientos encajen. Y ese modelo es una simplificación explicativa de lo que ocurre realmente en el Universo. ¿Son verdad, son mentira los enunciados de ese modelo teórico? Es decir, ¿corresponden a lo que realmente ocurre en el Universo? Eso no lo podemos saber realmente. Lo único que podemos hacer es que la teoría encaje lo mejor posible con la "imagen sensorial", pero no mucho más. Y encima con el problema añadido de que gran parte de la imagen sensorial ha sido creada mediante instrumentos diseñados ad hoc para hacer observaciones inducidas por la propia teoría.

La cosa es muchísimo más complicada que descubrir "verdades objetivas sobre el mundo".

Coincido en que Sokal no es todo lo preciso que debería en el uso de las palabras. Eso es habitual en científicos sin formación filosófica. Por ejemplo, en muchos libros de divulgación sobre neurociencia he observado que se suele hablar como si fuera lo mismo decir que los procesos cerebrales son procesos mentales que decir que los procesos cerebrales causan procesos mentales. Creo que, más que en su falta de precisión al hablar sobre problemas filosóficos, debemos centrarnos en cuáles son sus ideas de fondo. Creo que al decir que pretende descubrir verdades objetivas quiere decir que pretende descubrir cómo es la realidad, es decir, que pretende descubrir afirmaciones sobre la realidad que sean objetivamente verdaderas. A mí esto también me parece algo ingenuo si se pretende que tales afirmaciones describan literalmente la realidad.

Yo creo que existe una realidad objetiva, independiente de nuestra mente. Creo que las teorías científicas pretenden ser representaciones de esa realidad. Creo que una cosa A es representación de una cosa B si las características de B dependen causalmente de parte de las características de A, de manera que las características de B nos sirven para saber a qué atenernos con A. Por ejemplo, un mapa de una habitación es una representación de la habitación porque cuáles sean las características del mapa depende de cuáles sean algunas de las características de la habitación (no todas quedan reflejadas en el mapa, el color de las paredes, por ejemplo, seguramente no figure en el mapa).

En el caso de una teoría científica no sabemos cómo es la realidad en sí misma. Pero si la realidad fuera literalmente cómo dice la teoría, entonces serían de esperar ciertos fenómenos observables. Si esos fenómenos observables que esperaríamos realmente se dan, concluimos que las características que describe la teoría representan con cierto grado de adecuación las características de la propia realidad. Puesto que para elaborar y contrastar la teoría nos hemos basado en los efectos observables de la realidad, podemos decir que las características de la teoría han sido causadas por las características de la realidad y que, de ese modo, la teoría representa la realidad.

La "imagen sensorial" de la realidad es también una representación de esta, pero las teorías científicas son una representación más precisa de la realidad, a pesar de lo cual no son una representación literal ni perfecta. Las teorías científicas, por lo tanto, son verdaderas únicamente de forma aproximada, y de forma más aproximada cuanto más progresa la ciencia.

Me gustaría, a este respecto, detenerme en el comentario de Sokal y Bricmont sobre Latour. No me refiero al capítulo 5 (en el que se comenta un pequeño artículo marginal de Bruno Latour), sino al final del capítulo 3, donde se comenta la obra principal de Latour ("Science in Action"), (¿a qué esta dispersión si no es para aumentar la confusión del lector?), centrándose en el siguiente fragmento que citan:
Bruno Latour:
Ya que la resolución de una controversia es la causa de la representación de la naturaleza y no su consecuencia, no se debe recurrir jamás al resultado final -la naturaleza- para explicar por qué y cómo se ha dirimido una controversia.

Presentada como Tercera Regla del Método para el sociólogo de la ciencia. Aunque parezca, a primera vista, una regla un tanto extravagante, podemos ver que tiene bastante plausibilidad.

Aunque en la primera parte de la frase Latour habla de la "representación de la naturaleza", luego habla de "la naturaleza" sin más. Es cierto que la representación de la naturaleza es el efecto y no la causa de la controversia, pero no es cierto que la naturaleza sea el efecto de la controversia. Latour identifica la representación de la naturaleza con la naturaleza misma pero no al modo del realismo ingenuo sino al modo del constructivismo. Al crear una representación de la naturaleza estaríamos creando la propia naturaleza. Eso, en mi opinión, es absurdo. Latour usa este principio como excusa para no tener que comprender las teorías científicas de los científicos cuyo comportamiento investiga. Puesto que la teoría es solo el resultado de la controversia, no es necesario partir de la comprensión de dicha teoría para comprender cómo se desarrolla la controversia y por qué.

Pero resulta que la teoría pretende ser una representación de una realidad previa a la controversia y cuyo estudio ha motivado la controversia. Por ello, para comprender cómo actúan los investigadores y por qué, habrá que comprender su teoría y sus métodos de investigación. Al tratar una teoría como una mera construcción social no se tiene en cuenta que el modo como es la realidad también ha contribuido a que la teoría sea así. Si la realidad fuera de tal modo que no viéramos a los cuerpos atraerse unos a otros, la teoría de Newton nunca habría existido.

Voy a intentar mostrarlo acudiendo a un ejemplo de los propios Sokal y Bricmont, presentado al final de ese mismo capítulo 3 bajo el título "El relativismo y las investigaciones policiales":
Sokal y Bricmont:
...en 1996, Bélgica vivió el drama del secuestro y asesinato de varios niños. En respuesta a la indignación pública por la ineptitud policial, se creó una comisión parlamentaria para examinar los errores cometidos en la investigación. En una espectacular sesión televisada, dos testigos -un gendarme (Lesage) y una juez (Doutréwe)- fueron sometidos a un careo e interrogados acerca de la transmisión de un expediente clave. El gendarme juró haberlo enviado a la juez y ésta negó haberlo recibido.
(...)
La confrontación entre el policía y la juez versa, al fin y al cabo, sobre un hecho material
(...)
Sin embargo, ello no impide que exista una verdad del asunto: una de dos, o se envió el expediente o no se envió.

Supongamos que la Comisión parlamentaria encargada de emitir su dictamen sobre el asunto está compuesta de dos miembros, que deben decidir si quien dice la verdad es el policía o es la juez. Sin duda, existirá una realidad; como dicen Sokal y Bricmont, "una de dos, o se envió el expediente o no se envió". Pero no es esa la cuestión a decidir por la Comisión, si se envió o no el expediente, sino si es más verosímil la versión del policía o la de la juez.

Pero la cuestión acerca de cuál es la versión más verosímil es la misma que la cuestión acerca de si es más probable que de hecho se enviara o que de hecho no se enviara.

Ahora supongamos que los dos miembros de la Comisión disienten. A uno le parece más creíble el policía, al otro la juez. ¿Qué haran entonces? Intentarán resolver la controversia. Cada uno expondrá al otro sus motivos para creer en la sinceridad de uno u otra, revisarán detenidamente aspectos expresivos de los dos declarantes (inseguridad, nervios, muestras de duda o contradicciones internas en lo que dicen, etc.) y, en su caso, acudirán a otras pruebas disponibles (otros testigos, rastros documentales, registros de entrada y salida de documentos de las oficinas, etc.). Tras debatir sobre esa controversia, finalmente llegan a un acuerdo. Pero ¿a un acuerdo sobre qué? Los miembros de la Comisión están tan ignorantes de la realidad (si se envió o no el informe) como antes de iniciar el debate. Sin embargo, emiten un dictamen que pasa a ser la "representación de la naturaleza", en palabras de Latour. Es decir, la controversia es la causa de la representación de la naturaleza. No es la naturaleza la que resuelve la controversia: es imposible que la naturaleza (el envío real, o no, del dictamen) sea la causa de que se haya resuelto la controversia.

La controversia causa el dictamen, pero si la investigación ha sido efectiva y ha tenido éxito, la realidad habrá causado el dictamen. Si 20 testigos afirman que vieron al policía enviar el expediente, es muy probable que el envío real del expediente haya sido la causa de que lleguen a afirmarlo. Si en base a esos testigos se dictamina que efectivamente se envió, entonces la causa última de que el dictamen diga eso será el hecho de que efectivamente se enviara.

Del mismo modo, si para emitir el dictamen se tiene en cuenta la coherencia del testimonio del juez y del policía es porque cuando la gente se inventa historias suele incurrir en contradicciones. Si el discurso del policía es coherente, eso nos hace pensar que es más plausible que dicho discurso haya sido causado por lo que realmente sucedió y no por su imaginación, de modo que si a causa de la coherencia del discurso del policía emitimos un dictamen a su favor, ello habrá sido causado en último término por los hechos que tuvieron lugar.

Hay que distinguir la realidad de su representación. Las características objetivas de la realidad causan que encontremos unas pistas y no otras, esas pistas causan que las características de nuestra representación sean unas y no otras. Por tanto, las características objetivas de la realidad han causado las características de nuestra representación de la misma (y precisamente por eso decimos que es su representación).
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 24 Feb 2024 20:56 #81912

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Por supuesto, Rdomenech, nada más lejos de mi intención que ser un escéptico radical tipo Parménides. De hecho si nuestras percepciones fueran radicalmente equivocadas y nuestras teorías carecieran de fundamento, como pretendía Hume, seguramente la especie humana no hubiera sobrevivido, y menos aún habría conseguido poder trasladarse de Madrid a Berlín en apenas hora y media.

Pero eso no nos tiene por qué llevar a aceptar el totalitarismo de la narración dominante en la ciencia y adoptarlo como modelo de legitimación, sin admitir la discrepancia.

Ahondando en esta cuestión, quiero recordar una vieja fábula de Jorge Luis Borges (citada también, por cierto, por Lyotard p. 91, aunque creo que su interpretación no es del todo correcta), "Del rigor en la Ciencia". Es tan corta que la puedo reproducir íntegramente:
Jorge Luis Borges escribió
En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.
Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.
Suárez Miranda, Viajes de Varones Prudentes, Libro Cuarto, Cap. XLV, Lérida, 1658.
FIN

Por supuesto, la atribución a un escritor del siglo XVII es una licencia literaria. Pero lo importante es cómo expresa aquí Borges la paradoja de que si la ciencia busca la perfección (imagen exacta del mundo real) ya no es ciencia, sino otro mundo paralelo al realmente existente, lo cual es un ejercicio totalmente inútil. Algo parecido afirma Todorov en su libro "Les abus de la mémoire", donde afirma que la memoria no consiste en recordar todo, sino en recordar lo que se cree importante y olvidar lo que se piensa que no es relevante; también Todorov (aunque cito de memoria) escribe que si la Historia recogiera todos los hechos, sería una repetición de lo que sucedió, una vuelta atrás que reprodujera con todo detalle y minuciosidad lo que se pretende narrar, y la historia se autocancelaría (creo que todo esto lo dice Todorov, pero cito de memoria y me puedo confundir de autor).

Y, finalmente, quiero recordar a este respecto algo que afirmaba Perrin en el Prefacio que hemos comentado extensamente, en relación con el dibujo de un mapa de la costa de Bretaña (copio algo que ya reproduje en un mensaje anterior):
Perrin
Y lo que hay que observar bien, es que la incertidumbre respecto de la posición del plano tangente en un punto del contorno no es de hecho del mismo orden que la incertidumbre que tendríamos al buscar la tangente en un punto del litoral de Bretaña, si utilizáramos para ello un mapa a tal o cual escala. Según la escala, la tangente cambiaría, pero cada vez hallaríamos una. Ocurre que el mapa es un dibujo convencional, en el que, por su misma construcción, toda línea tiene una tangente. Por el contrario, es un rasgo esencial de nuestro copo (como igualmente del litoral, si en lugar de estudiarlo sobre un mapa lo estudiáramos en sí mismo de más o menos lejos), que, a cualquier escala, sospechamos, sin verlos del todo bien, los detalles que impiden absolutamente establecer una tangente.

Creo que la conclusión que podemos sacar de todo esto que acabo de exponer es que nunca, nunca, la imagen científica del mundo va a concidir con el mundo real. O viceversa, que siempre, siempre, va a haber un desfase entre la imagen científica del mundo derivada de tal o cual teoría y lo que realmente sucede en el mundo.

Eso parece una obviedad, una banalidad, pero lo que ya no lo es tanto es lo siguiente: ¿y entonces, quién decide entre dos teorías, ninguna de las cuales se corresponde con el mundo real, pero ninguna de las cuales, tampoco, ha sido falsada? ¿Qué criterio debemos seguir para que una sea aceptada socialmente y la otra rechazada, sin haber sido refutada? Esa es la clave de la cuestión y realmente es de lo que va el libro de Lyotard. Básicamente tenemos dos alternativas: una totalitaria, es decir imponer como fuente de legitimación un cierto relato, que contribuye a afianzar un cierto sistema (vigente o al que se aspira) de poder, o adoptar una posición liberal, que dé entrada a la discrepancia, y aceptar la paralogía de más de una imagen del mundo, en vez de la homología de una sola imagen del mundo que se impone a través de un cierto terror social y académico, al servicio de un relato socialmente dominante o una ideología que el científico pretende imponer.

Es decir, en el caso de la Comisión parlamentaria de Bélgica, lo que planteo es: ¿Y si los miembros de la Comisión no llegan a un acuerdo y no resuelven la controversia, pues unos piensan que miente el policía y otros que miente la juez? Tal vez la cuestión no sea grave en una Comisión parlamentaria, pero supongamos un juicio civil, en el que el Juez o el Tribunal está obligado a resolver en un sentido o en otro, en el que el órgano juzgador necesariamente tiene que decidir en un sentido o en otro. ¿Quién fija las reglas de prelación de un criterio sobre otro opuesto? Ese es el asunto que plantea Lyotard. Creo que merece la pena detenerse un poco en esta cuestión, y comentar las ideas de Sokal al respecto, y por qué ataca tan furibundamente a Lyotard, Kuhn, Feyerabend o Latour, sin mucha base argumentativa sólida.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
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Última Edición: 28 Feb 2024 18:55 por Nolano.
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