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TEMA: Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont

Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 29 Feb 2024 16:37 #82021

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rdomenech31 escribió:
Yo preferiría tratar el surgimiento de la teoría de la relatividad, porque lo conozco más, pero si consideras muy preferible el caso que propones puedo adaptarme.

Es que este de Dalton es el caso que específicamente citan Sokal y Bricmont como ejemplo del Kuhn "desencadenado", y, como dije, Kuhn lo considera el caso más significativo de un cambio de paradigma en la Historia de la Ciencia.

La cuestión de la relatividad también la trata Kuhn, pero no sabemos que piensan Sokal y Bricmont sobre las tesis de Kuhn al respecto. Así que creo que es mejor deternos ahora en el paradigma de Dalton sobre la química atomística, y ya tendremos tiempo de hablar de la Teoría de la Relatividad tanto cuando entremos en el capítulo de Bruno Latour, como cuando entremos en el capítulo de Henri Bergson. Si te parece. En todo caso, no creo que nos lleve mucho tiempo analizar el caso de Dalton.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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Última Edición: 29 Feb 2024 16:47 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 29 Feb 2024 16:39 #82022

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Nolano escribió:

La cuestión de la relatividad también la trata Kuhn, pero no sabemos que piensan Sokal y Bricmont sobre las tesis de Kuhn al respecto. Así que creo que es mejor deternos ahora en el paradigma de Dalton sobre la química atomística, y ya tendremos tiempo de hablar de la Teoría de la Relatividad tanto cuando entremos en el capítulo de Bruno Latour, como cuando entremos en el capítulo de Henri Bergson. Si te parece. En todo cso, no creo que nos lleve mucho tiempo analizar el caso de Dalton.

Tienes razón, me parece bien Dalton.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 29 Feb 2024 16:46 #82023

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Además así repasamos esta parte de Historia de la Ciencia que, al menos a mí, me quedó mucho más flojita de preparación que la mayoría del resto de las materias tratadas en esa asignatura. :lol:
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Última Edición: 29 Feb 2024 16:46 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 29 Feb 2024 16:50 #82024

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Sí, yo también la tengo un poco olvidada. Desempolvaré el libro de Solís y Sellés.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 29 Feb 2024 20:40 #82029

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Saludos, buenos aportes todos. Cuando Sokal habla de "integrismo religioso" como algo mucho más peligroso que el posmodernismo. ¿Se refiere en algún lugar de la obra o fuera de ella a alguna religión en específico? ¿Tiene el valor y la honestidad que tanto demanda para nombrar el integrismo judío, es decir, el sionismo? ¿O se ampara en la fácil evocación del islamismo que a la mayoría de gente le viene a la mente al leer "integrismo religioso"?
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 29 Feb 2024 22:46 #82033

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Leni2 escribió:
Saludos, buenos aportes todos. Cuando Sokal habla de "integrismo religioso" como algo mucho más peligroso que el posmodernismo. ¿Se refiere en algún lugar de la obra o fuera de ella a alguna religión en específico? ¿Tiene el valor y la honestidad que tanto demanda para nombrar el integrismo judío, es decir, el sionismo? ¿O se ampara en la fácil evocación del islamismo que a la mayoría de gente le viene a la mente al leer "integrismo religioso"?

No, no lo dice, que yo haya podido ver en el libro; tal vez se me ha pasado, pero no creo. Yo pienso que, como dices, da por supuesto que el lector sabe a qué integrismo religioso se está refiriendo.
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Última Edición: 29 Feb 2024 22:47 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 29 Feb 2024 22:59 #82034

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Voy a traducir lo que Kuhn dice sobre la "revolución" que supuso Dalton, al exponer un nuevo paradigma para la química. Intentaré hacerlo en tres mensajes, de los cuales este es el primero.
Kuhn (p. 129-131):

Para concluir este capítulo, abandonemos a partir de aquí las impresiones oculares y centremos de nuevo nuestra atención en los experimentos de laboratorio que suministran al científico índices concretos, si bien fragmentarios, de lo que ya ha visto. Ha sido observada ya repetidamente una forma en la que tales experimentos de laboratorio cambian con los paradigmas. Después de una revolución científica muchas mediciones y experimentos antiguos se hacen irrelevantes y, en su lugar, son sustituidos por otros. No se aplican íntegramente las mismas pruebas al oxígeno que al aire sin flogisto. Pero cambios de este tipo nunca son totales. Sea lo que sea que pueda ver ahora, el científico, tras una revolución, sigue mirando al mismo mundo. Además, aunque haya podido haberlos utilizado previamente de forma distinta, gran parte de su lenguaje y la mayoría de los instrumentos de su laboratorio siguen siendo los mismos que antes. En consecuencia, la ciencia postrevolucionaria incluye invariablemente muchos de los mismos experimentos, ejecutados con los mismos instrumentos y descritos en los mismos términos que su predecesora prerrevolucionaria. Si estos experimentos persistentes no han cambiado en absoluto, el cambio debe consistir o bien en su relación con el paradigma, o bien en sus resultados concretos. Voy ahora a sugerir, mediante la introducción de un último ejemplo, que se dan ambos tipos de cambios. A través del trabajo de Dalton y sus contemporáneos, pondré en evidencia que uno y el mismo experimento, cuando se conecta con la naturaleza a través de un paradigma diferente, puede convertirse en un indicativo de un aspecto bastante diferente de la regularidad de la naturaleza. Además, veremos que a veces el experimento antiguo en su nuevo papel rinde unos resultados concretos diferentes.

Durante gran parte del siglo XVIII y entrando en el siglo XIX, los químicos europeos creían casi universalmente que los átomos elementales de los cuales estaban compuestas todas las sustancias se mantenían unidos debido a fuerzas de afinidad mutua. Así, un pedazo de plata estaba cohesionado debido a las fuerzas de afinidad entre corpúsculos de plata (hasta después de Lavoisier se pensaba que esos corpúsculos estaban compuestos de partículas aún más elementales). Bajo la misma teoría la plata se disolvía en ácido (o la sal en el agua) porque las partículas de ácido atraían a las de plata (o las partículas de agua atraían a las de sal) con mayor fuerza que las partículas disueltas se atraían una a otra. O igualmente, el cobre se disolvería en la solución de plata y precipitaría a la plata, porque la afinidad cobre-ácido era más grande que la afinidad del ácido por la plata. Gran cantidad de otros fenómenos se explicaban de forma similar. En el siglo XVIII la teoría de la afinidad por preferencia fue un admirable paradigma químico, desplegado amplliamente y a veces de forma fructífera en el diseño y análisis de la experimentación química.

La teoría de la afinidad, no obstante, dibujaba la línea de separación entre las mezclas físicas y los compuestos químicos de una manera que nos resulta extraña desde que se asimiló la obra de Dalton. Los químicos del siglo XVIII reconocían dos clases de procesos. Si al mezclarse se producía calor, luz, efervescencia u otra cosa de ese tipo, se interpretaba que había tenido lugar una unión química. Si, por el contrario, las partículas en la mezcla podían distinguirse a simple vista o ser separadas mecánicamente, solo había mezcla física. Pero en la mayoría de casos intermedios -sal en el agua, aleaciones, cristal, oxígeno en la atmósfera, etc.- esos criterios burdos eran de poca utilidad. Guiados por su paradigma, la mayoría de los químicos veían este rango intermedio en su totalidad como químico, porque los procesos de que constaba estaban regidos en su totalidad por fuerzas de la misma clase. Sal en el agua u oxígeno en el nitrógeno eran un ejemplo de combinación química tanto como lo era la combinación producida por la oxidación del cobre. Los argumentos a favor de las soluciones como compuestos eran muy fuertes. La propia teoría de la afinidad estaba bien verificada. Además, la formación de un compuesto explicaba la homogeneidad observada de una solución. Si, por ejemplo, estaban mezclados solamente oxígeno y nitrógeno y no combinados en la atmósfera, entonces el gas más pesado, el oxígeno, debería posarse en el fondo. Dalton, que tomaba la atmósfera como siendo una mezcla, nunca fue capaz de explicar satisfactoriamente por qué el oxígeno no hacía eso. La asimilación de su teoría atómica creó después de todo una anomalía donde antes no había habido ninguna.

NOTA: Voy traduciendo un poco sobre la marcha, así que puede haber algo que no esté bien expresado. Por favor, indicadme si algo no se entiende bien e intento otra traducción o pongo el texto original en inglés.
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Última Edición: 29 Feb 2024 23:03 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 01 Mar 2024 12:46 #82044

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Kuhn (p. 131-133
Uno está tentado de decir que los químicos que veían las soluciones como compuestos diferían solo de sus sucesores en una cuestión de definición. En un sentido que tal vez fuera el caso. Pero este sentido no es el único que hace que las definiciones sean meras conveniencias convencionales. En el siglo XVIII las mezclas no eran distinguidas completamente de los compuestos a través de pruebas operativas, y quizá no podían haberlo sido. Incluso si los químicos habían buscado tales pruebas, buscarían criterios que hacían de la solución un compuesto. La distinción mezcla-compuesto formaba parte de su paradigma –parte de la forma en que veían el campo entero de su investigación- y, como tal, anterior a cualquier prueba de laboratorio, aunque no a la experiencia acumulada de la química en su totalidad.

Pero mientras la química era vista de esta forma, los fenómenos químicos daban ejemplos de leyes diferentes de las que emergían con la asimilación del nuevo paradigma de Dalton. En particular, mientras las soluciones siguieran siendo compuestos, ninguna acumulación de experimentación química podría por sí misma haber producido la ley de las proporciones fijas. A fines del siglo XVIII era ampliamente sabido que algunos compuestos contenían ordinariamente proporciones fijas por el peso de sus integrantes. Para algunas categorías de reacciones el químico alemán Richter había notado las avanzadas regularidades ahora integradas por la ley de los equivalentes químicos. Pero ningún químico hacía uso de estas regularidades excepto en recetas, y nadie hasta casi finales de siglo pensó en generalizarlas. Dados los evidentes contraejemplos, como el vidrio o como la sal en el agua, no era posible la generalización sin abandonar la teoría de la afinidad y una reconceptualización de los límites del campo de estudio de los químicos. Esta consecuencia se hizo explícita muy a finales de siglo en un famoso debate entre los químicos franceses Proust y Berthollet. El primero sostenía que todas las reacciones químicas ocurrían en proporción fija, el segundo que no lo hacían. Cada uno de ellos recogió una impresionante evidencia experimental sobre su punto de vista. Sin embargo, los dos discutían forzosamente con todo detalle entre ellos, y su debate resultó totalmente no concluyente. Donde Berthollet veía un compuesto que podía variar en su proporción, Proust veía solo una mezcla física. Sobre este asunto no podía ser relevante ni un experimento ni un cambio de las definiciones convencionales. Los dos mantenían discursos tan divergentes como los de Galileo y Aristóteles.

Esta era la situación durante los años en los que John Dalton emprendió las investigaciones que condujeron finalmente a su famosa teoría química atómica. Pero hasta las etapas muy finales de esas investigaciones, Dalton no era un químico ni estaba interesado en la química. En vez de ello, era un meteorólogo que investigaba los problemas físicos, a su modo de ver, de la absorción de gases por el agua y del agua por la atmósfera. En parte porque se había formado en una especialidad distinta y en parte debido a su propio trabajo en esta especialidad, se acercó a esos problemas con un paradigma diferente al de sus contemporáneos químicos. En particular, vio la mezcla de gases o la absorción de un gas en el agua como un proceso físico, en el que las fuerzas de afinidad no desempeñaban ningún papel. Por eso, para él, la homogeneidad de las soluciones observada era un problema, pero que pensaba que podía resolver si pudiera determinar los tamaños y pesos relativos de las diversas partículas atómicas en sus mezclas experimentales. Determinar esos tamaños y pesos fue lo que llevó a Dalton finalmente a la química, suponiendo desde el comienzo que, en el grupo restringido de reacciones que él suponía que eran químicas, los átomos solo podían combinarse uno a uno o en alguna otra proporción simple de números enteros. Este supuesto natural le habilitó para determinar los tamaños y pesos de partículas elementales, pero también convirtió la ley de proporción constante en una tautología. Para Dalton, cualquier reacción en la cual los ingredientes no entraban en una proporción fija ipso facto no era un proceso puramente químico. Una ley que los experimentos no podían haber establecido antes de la obra de Dalton, se convirtió, una vez aceptada dicha obra, en un principio constitutivo que ningún conjunto de mediciones químicas podía haber introducido. Como resultado de lo que es quizá nuestro más completo ejemplo de una revolución científica, los mismos experimentos químicos aceptaron una relación con la generalización química muy diferente de la que habían tenido antes.
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Última Edición: 02 Mar 2024 04:22 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 01 Mar 2024 13:15 #82045

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Kuhn (p. 133-134)
No hace falta decir que las conclusiones de Dalton fueron ampliamente atacadas cuando se anunciaron por primera vez. Berthollet en particular nunca se convenció. Considerando la naturaleza del asunto, no necesitaba hacerlo. Pero para la mayoría de los químicos el nuevo paradigma de Dalton se mostró convincente donde el de Proust no lo había sido, ya que tenía implicaciones de más alcance y más importantes que un nuevo criterio para distinguir una mezcla de un compuesto. Si, por ejemplo, los átomos solo se podían combinar en proporciones simples de números enteros, entonces un reexamen de los datos químicos disponibles debería sacar a la luz ejemplos tanto de proporciones múltiples como fijas. Los químicos dejaron de escribir que los dos óxidos de, digamos, carbono contenían el 56 por ciento y el 72 por ciento de oxígeno por peso; en su lugar, escribieron que el peso uno de carbono combinaría bien con 1’3, bien con 2’6 pesos de oxígeno. Cuando el resultado de los antiguos experimentos se registró de esta forma, saltó a la vista una proporción de 2:1; y lo mismo ocurrió con el análisis de muchas reacciones bien conocidas y también de las nuevas. Además, el paradigma de Dalton hizo posible asimilar la obra de Richter y ver su total generalidad. También sugirió nuevos experimentos, particularmente los de Gay-Lussac sobre la combinación de volúmenes, y estos produjeron aún otras regularidades, que los químicos ni habían podido soñar anteriormente. Lo que los químicos tomaron de Dalton no fueron nuevas leyes experimentales sino una nueva forma de practicar la química (él mismo lo llamó “nuevo sistema de filosofía química”), y eso se mostró fructífero de forma tan rápida que solo unos pocos de los más viejos químicos de Francia y Gran Bretaña pudieron resistirse. Como resultado, los químicos pasaron a vivir en un mundo donde las reacciones se comportaban de forma bastante diferente a la forma que lo habían hecho antes.

Según avanzada todo esto, ocurrió otro cambio típico y muy importante. Aquí y allí, los numerosos datos numéricos de la química empezaron a moverse. Cuando Dalton investigó primero la literatura química en busca de datos para apoyar su teoría física, encontró algunos registros de reacciones que encajaban, pero difícilmente podía haber evitado encontrar otros que no lo hacían. Las propias mediciones de Proust sobre los dos óxidos de cobre arrojaban, por ejemplo, una proporción de peso del oxígeno de 1’47:1 en vez de la de 2:1 exigida por la teoría atómica; Y Proust era precisamente el hombre que podía haber esperado lograr la proporción daltoniana. Era, en efecto, un fino experimentador, y su punto de vista de la relación entre mezclas y compuestos era muy cercano al de Dalton. Pero es difícil lograr que la naturaleza encaje en un paradigma. Por ello los rompecabezas de la ciencia normal son tan desafiantes y también por ello las mediciones emprendidas sin un paradigma tan raramente llevan a alguna conclusión en absoluto. Por esa razón los químicos no podían simplemente aceptar la teoría de Dalton por su evidencia, porque mucha de ella era aún negativa. En vez de ello, incluso después de aceptar la teoría, todavía no habían reconducido a la naturaleza, proceso que, en este caso, llevó casi otra generación. Cuando se hizo, incluso el porcentaje de composición de compuestos bien conocidos pasó a ser diferente. Los datos mismos habían cambiado. Este es el sentido final en que queremos decir que después de una revolución, los científicos trabajan en un mundo distinto.

Hasta aquí la cita de Kuhn en el asunto que nos ocupa.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 01 Mar 2024 16:53 #82054

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En este texto veo más bien al Kuhn moderado. Dice lo siguiente:

sugirió nuevos experimentos, particularmente los de Gay-Lussac sobre la combinación de volúmenes, y estos produjeron aún otras regularidades, que los químicos ni habían podido soñar anteriormente. Lo que los químicos tomaron de Dalton no fueron nuevas leyes experimentales sino una nueva forma de practicar la química (él mismo lo llamó “nuevo sistema de filosofía química”), y eso se mostró fructífero de forma tan rápida que solo unos pocos de los más viejos químicos de Francia y Gran Bretaña pudieron resistirse.

Parece estar reconociendo que lo que llevó a la aceptación definitiva del paradigma fue precisamente su mayor éxito explicativo, predictivo y experimental, que por lo que cuenta fue extraordinario (aunque no absoluto, claro).
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