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TEMA: Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont

Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 15 Mar 2024 13:35 #82313

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Nolano escribió:
Tal vez por eso (y esto no lo dice Feyerabend, sino yo) Einstein se monta su película de viajeros espaciales y gemelos que acaban teniendo distinta edad (datos no empíricos y no contrastables).

Se trata de una conceptualización (lo que justifica también la afirmación 'colgandera'('tildarlo de parmenídeo') de Feyerabend), la del experimento mental o paradoja (que no lo es) de los gemelos, que honestamente pienso que sólo es una ejemplificación de un fenómeno real, la dilatación del tiempo, que se intuyó (si, intuyó después de desarrollarlo contraintuitivamente) debido a una comprensión muy profunda de lo que se estaba hablando. No sólo el conocimiento científico, sino el conocimiento en sí funciona así: los procedimientos que dan resultados contraintuitivos se asimilan en un cuerpo de conocimientos y habilidad mayor en los procedimientos consecuentes. Esta asimilación o interiorización en un cuerpo de conocimiento de resultados y procedimientos contraintuitivos configura una comprensión del mundo que los termina haciendo intuitivos. La intuición no se detiene en la durée réelle.
Los datos empíricos no pueden serle a Einstein en su trabajo menos valorables que el reconocimiento e importancia de las teorías que los subyacen para explicar y unificar los datos.
Muy bien, si se pueden sustituir los observadores por "aparatos", ¿por qué no se pueden sustituir por fotones?

Porque un fotón no puede ser considerado un observador o tener un marco de referencia inercial en el sentido convencional debido a las propiedades únicas de la luz y las limitaciones de la relatividad especial.
Las observaciones y medidas (que ya nos traen de cabeza problemas muy complejos) en física requieren sistemas de referencia bien definidos donde el tiempo y el espacio puedan ser medidos (esto es simplificadamente lo que hace que la conceptualización del marco de referencia inercial de un fotón no fuese equivalente al resto de cosas que viajan a velocidades inferiores a c), lo que no se puede aplicar a la velocidad de la luz(*).
Lo que discutimos es cómo ciertos autores (alguno de ellos físico como Einstein) explican al público cómo creen ellos que es el mundo realmente. Nosotros discutiremos hasta qué punto está fundado el relato de Einstein y sus elementos de posible convicción del público en general acerca de la pertinencia de sus hipótesis.

Y es crucial distinguir entre la divulgación científica y la investigación científica porque, en palabras de Wittgenstein en su Conferencia sobre ética de 17 de novimebre de 1929(reproduzco de memoria):
sólo cubre la curiosidad superficial de la gente moderna acerca de los descubrimientos científicos, al pretender el hacerles creer que entienden algo que realmente no entienden.
Así, pongamos por caso, los artilleros del siglo XIV no tenían una teoría correcta de la mecánica ni de la gravedad; pero estoy seguro de que un artillero experto podía poner una bala de cañón en tal o cual torre de una fortaleza, previos los cálculos matemáticos oportunos; la corrección de esos cálculos es lo que le importa al artillero, no el fundamento metafísico que pueda subyacer a tales cálculos.

Esto es precisamente lo que busqué expresar más arriba, acerca de la configuración y consolidación del conocimiento: lo que resultó contraintuitivo un día, bajo otro régimen de entendimiento puede ser una intuición cuasi-basal y su demostración, algo baladí.
Concluyo con una pequeña fábula
La fábula es incorrecta a mi pareceer, aunque quizá la haya contextualizado mal, me explico:

1. Afirmar que un "ente" viajando con un fotón observaría la luz moviéndose a - c es incorrecto. En relatividad especial, independientemente de su velocidad, todos los observadores miden la velocidad de la luz en el vacío como c.
2. La capacidad de Aquiles para alcanzar a la tortuga depende de sus velocidades relativas en el marco clásico de referencia (qtender a las velocidades relativas de Aquiles y la tortuga, que son las que determinan el resultado de la persecución), no de la velocidad de la luz.
3. La perspectiva de un fotón es problemática porque no tiene un marco de referencia inercial equivalente a objetos que se mueven por debajo de c. De hecho c es un límite constante y por esto no puede ser un marco de referencia.

La fábula se puede reescribir para reflejar los principios de la física clásica y de la relatividad especial, aunque prefiero dejarla como está (sobre todo por si he señalado algun error equivocadamente).

(*) Hay un punto en cuestión, la indeterminación o contracción a 0 o cómo lo expresemos, asociada a la conceptualización de 'perspectiva de un fotón'. Sencillamente esto es una implicación matemática y teórica en base a la que se hacen observaciones del tipo "un fotón no experimenta el paso del tiempo". Evidentemente sabemos que la luz viaja a una velocidad finita. El problema de interpretación (pienso que) radica aquí en la extrapolación del concepto de 'experiencia' y en la comprensión de las nociones de 'límite' y 'constante'.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 15 Mar 2024 13:52 #82314

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Germán Eiriz escribió:
1. Afirmar que un "ente" viajando con un fotón observaría la luz moviéndose a - c es incorrecto. En relatividad especial, independientemente de su velocidad, todos los observadores miden la velocidad de la luz en el vacío como c.

Revisé y edité el mensaje para dejarlo lo más claro posible, pero eso dio lugar al añadido de algunas palabras que rompieron un poco la unidad de las frases, sin darme cuenta; es evidente que lo que digo es que ese "ente" observaría a A(quiles) moviéndose a velocidad -c, igual que T(ortuga). De ahí que A y T se muevan a la misma velocidad y, por tanto, A no puede alcanzar a T.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 15 Mar 2024 16:23 #82317

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Nolano escribió:

La utilidad de la teoría de la relatividad para hacer predicciones astronómicas, es más bien una cuestión que importará a los astrónomos. A nosotros no nos interesa mucho una cosa u otra. A nosotros nos interesa si la fundamentación argumental y ontológica de la teoría es correcta o no.

Pero la fundamentación de la teoría es inseparable de su capacidad predictiva. Las predicciones no son lo único que nos hace aceptar una teoría. También son importantes su capacidad para explicar fenómenos ya conocidos, su simplicidad y, según los casos, su coherencia con otras teorías ya aceptadas. Pero el hecho de que realice nuevas predicciones (cuanto más inesperadas mejor) que se vean confirmadas suele ser el argumento más poderoso en favor de una teoría científica (especialmente en física).

¿Qué clase de argumentos en favor o en contra de la teoría crees que deberíamos discutir? No se trata de una teoría metafísica ni, más en general, filosófica.

Un libro de divulgación, generalmente, pretende presentar una teoría de manera sencilla para que cualquiera que tenga curiosidad sobre el tema pueda comprender sus conceptos. Si en un libro de divulgación se explica qué argumentos hay para aceptar una teoría científica, seguramente se hable principalmente acerca de qué fenómenos explica y acerca de qué predicciones acertó. Pero en un libro de divulgación normalmente no se encontrará una justificación lo suficientemente completa o rigurosa de una teoría científica. Para ello, habrá que acudir a artículos científicos.

Creo que es un error por parte de Latour analizar un libro de divulgación en lugar de analizar los artículos científicos en que se defendió la teoría. Aunque claro, seguramente estos últimos Latour no tenía los conocimeintos para entenderlos. Ya profundizaré en esta cuestión cuando analicemos la parte dedicada a Latour.

Concluyo con una pequeña fábula que llamaré "la paradoja del Zenón del siglo XX", o la nueva versión de la paradoja de Aquiles y la tortuga:

Sea una tortuga (T) que se mueve en línea recta a velocidad v'. Sea Aquiles (A) que, viniendo de más atrás que T, se mueve en línea recta, en la misma dirección y mismo sentido que T, a velocidad v" (>v') intentando atrapar a la tortuga. Pasa un rayo de luz que se mueve en el mismo sentido y dirección que T y que A, a velocidad c constante para cualquier móvil que se mueva a velocidad inferior a c. Al pasar junto a A, un hipotético ente (no tiene por qué ser biológico, puede ser un sensor minúsculo) que viajara a lomos de un fotón de ese rayo de luz comprobará que este se mueve a velocidad -c. Al pasar junto a T, comprobará que T se mueve también a velocidad -c. Por lo tanto, Aquiles nunca alcanzará a la tortuga, ya que ambos se están moviendo a la misma velocidad constante. Como Zenón viene afirmando desde el siglo V a.C.

Pero es que, de acuerdo con la teoría de la relatividad, un dispositivo, por pequeño que sea, no puede viajar encima de un fotón porque nada que no sea un fotón puede alcanzar la velocidad de la luz. Además, en caso de que pudiera hacerlo, para él no pasaría el tiempo y no podría producirse en él ningún cambio, por lo que no podría registrar velocidad alguna. Además, tomando el fotón como sistema de referencia, no es posible ni tiene sentido calcular velocidad alguna, por lo que no tiene sentido hablar acerca de cuál sería la velocidad de la tortuga y de Aquiles desde ese sistema inercial. La paradoja no tiene sentido desde la teoría de la relatividad, sencillamente no puede formularse en los témrinos de dicha teoría.

Además, la velocidad de algo depende del sistema inercial que tomemos como referencia. No hay contradicción alguna en que la velocidad de Aquiles y la tortuga desde el punto de vista de un espectador sentado ante la pista sea distinta de la velocidad de Aquiles y la Tortuga desde el punto de vista de un pasajero de un avión que pase por encima de la pista.
Última Edición: 15 Mar 2024 17:55 por rdomenech31.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 18 Mar 2024 11:01 #82356

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Ya he completado la lectura de "Against Method" (AM) de Feyerabend y creo que estoy en disposición de hacer una defensa de sus posturas frente a la crítica de Sokal y Bricmont. Con carácter previo debo decir que no estoy completamente de acuerdo con todas las posturas de Feyerabend; por tanto no voy a defender tanto estas como la coherencia de la exposición de Feyerabend, que ni mucho menos me parece que sea la de un payaso o un loco extravagante. Vamos a ello.

Yo partiría de que Feyerabend tiene una visión similar a la de Castoriadis y su "imaginario social". Es decir, que el pensamiento de cada miembro de la sociedad está totalmente condicionado por un "imaginario" a través del cual el individuo se forja su imagen del mundo. En cierto modo este planteamiento tiene su origen más inmediato en lo que Marx llamó "ideología". Castoriadis fue comunista en principio, aunque luego repudió la doctrina del partido (y a su vez fue repudiado por este). Feyerabend, según cuenta en el último capítulo de AM, también coqueteó con pensadores marxistas, aunque también luego se separó de forma radical de esta filosofía.

A este respecto creo que es importante incidir en la diferencia fundamental que puede haber entre el "imaginario social" de Castoriadis (que dicho sea de paso fue estrictamente contemporáneo de Feyerabend y vivieron con edades parecidas las mismas vicisitudes políticas de la Segunda Guerra Mundial y de la postguerra en Europa) y la "ideología" de Marx; tal diferencia consiste, en mi opinión, en que esta última, una vez producida la Revolución proletaria y tras la Dictadura del Proletariado, cierra el proceso histórico anterior, pues desaparece la explotación, el hombre nuevo queda liberado del interés particular y privado y se realiza el Paraíso en la Tierra; ya no hay ideología y triunfa la Verdad. En cambio, el "imaginario" de Castoriadis puede ser removido en un momento histórico, porque entrará en crisis y dejará de ser válido o satisfactorio para gran parte de la población, pero, a continuación reaparece un nuevo "imaginario social" en sustitución del precedente. Creo que resulta evidente que Sokal y Bricmont creen en el materialismo histórico marxista y no en el encadenamiento sin fin de imaginarios de Castoriadis; y, por su parte, a Feyerabend podemos adscribirlo a una tesis tipo Castoriadis.

Ahora tenemos que ocuparnos de la Ciencia y su papel en el imaginario social. Para Feyerabend la Ciencia es uno más de los elementos trabados que forman parte del imaginario social. Por lo tanto, mutatis mutandis, su función es similar a la que pueden desempeñar la religión, el arte, la literatura, la concepción de las relaciones sociales, el relato mítico o la concepción acerca de la legitimación del poder. La ciencia no goza de un estatus especial en este conglomerado de elementos constituyentes del imaginario. En cambio, para Sokal y Bricmont, como para el marxismo en general, la ciencia es un motor privilegiado de avance de las sociedades. En realidad desempeña, incluso, un papel de ariete frente a los mitos y el pensamiento religioso, frente a los componentes de la "ideología" previa al momento revolucionario. La ciencia trata con la verdad y la realidad, mientras que el resto de las configuraciones mentales de los miembros de la sociedad tratan con falsos ídolos inventados por el sistema político para dominar y subordinar a los hombres y hacer llevadera la extracción de la plusvalía, en suma, la explotación.

De todo lo anterior creo que podemos sacar la siguiente conclusión, que es decisiva para enfrentar las posiciones de Feyerabend con las de Sokal y Bricmont: para Feyerabend la ciencia es un elemento más (no privilegiado) del imaginario social, y entonces el poder político (en defensa de su statu quo) apoya (finaciera e institucionalmente) al poder científico que pasa a ser "oficial", y, a su vez, este apoya (dándole cobertura ideológica) al poder político.

Creo que este es el nudo gordiano de la cuestión que nos permitirá comprender las (aparentemente) extravagantes afirmaciones de Feyerabend que Sokal y Bricmont, evidentemente, no pueden entender pues otorgan a la ciencia un papel "privilegiado" en la evolución histórica de la Humanidad.

NOTA: Dicho sea de paso, el meollo del asunto no es muy diferente al que separaba a Sokal y Bricmont tanto de Kuhn como de Lyotard (y posiblemente, ya lo veremos, de Bruno Latour), si bien Kuhn se centraba de forma más especializada que Feyerabend en las "revoluciones científicas" y no en las políticas, teniendo por tanto un horizonte más limitado, y Lyotard tenía en su punto de mira la revolución política liberal de la discrepancia contra los relatos totalitarios legitimados por el poder más que los cambios puramente científicos.
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Última Edición: 18 Mar 2024 13:21 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 18 Mar 2024 19:27 #82360

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Nolano escribió:

Creo que resulta evidente que Sokal y Bricmont creen en el materialismo histórico marxista y no en el encadenamiento sin fin de imaginarios de Castoriadis; y, por su parte, a Feyerabend podemos adscribirlo a una tesis tipo Castoriadis.

Creo que se puede rechazar que la ciencia sea un elemento cultural más sin creer en el materialismo histórico y sin creer, más en general, en un sentido de la historia. Yo no creo que haya un progreso humano que nos lleve a algún tipo de meta final. Si hay un progreso del ser humano, es más bien en el sentido de un alejamiento del punto de partida.

Sin embargo, creo que es evidente que las teorías científicas no son meras creaaciones culturales que podamos poner al nivel de las religiones o del arte. Las teorías científicas no varían únicamente como consecuencia de cambios culturales, sino principalmente a causa de la detección y corrección de errores en las mismas, del descubrimiento de nuevos datos, etc.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 18 Mar 2024 20:33 #82362

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rdomenech31 escribió:
Nolano escribió:

Creo que resulta evidente que Sokal y Bricmont creen en el materialismo histórico marxista y no en el encadenamiento sin fin de imaginarios de Castoriadis; y, por su parte, a Feyerabend podemos adscribirlo a una tesis tipo Castoriadis.

Creo que se puede rechazar que la ciencia sea un elemento cultural más sin creer en el materialismo histórico y sin creer, más en general, en un sentido de la historia. Yo no creo que haya un progreso humano que nos lleve a algún tipo de meta final. Si hay un progreso del ser humano, es más bien en el sentido de un alejamiento del punto de partida.

Sin embargo, creo que es evidente que las teorías científicas no son meras creaaciones culturales que podamos poner al nivel de las religiones o del arte. Las teorías científicas no varían únicamente como consecuencia de cambios culturales, sino principalmente a causa de la detección y corrección de errores en las mismas, del descubrimiento de nuevos datos, etc.

En cuanto a lo que dices en el primer párrafo, estoy de acuerdo contigo. Hay más alternativas disponibles que el Feyerabendismo y el materialismo histórico. Tal vez no exista una cosa como la "ideología", ni en el sentido temporalmente limitado de Marx ni en el sentido temporalmente ilimitado de Castoriadis y Feyerabend. Por eso dije en mi mensaje anterior que no comparto algunas posiciones de Feyerabend; tampoco me opongo abiertamente a ellas. Simplemente no me acaban de convencer del todo, me parecen un poco forzadas y algunas veces con "pruebas" traídas por los pelos.

En realidad no acabo de tomar una postura tan terminante como la tuya que sitúa la ciencia "au-dessus de la melée", como un aspecto incontaminado por la contingencia de los imaginarios sociales. Desde luego no soy tan atrevidamente neutral como Feyerabend respecto a las culturas no occidentales. Basta comparar la esperanza de vida y el bienestar material de que gozan las sociedades occidentales con las penalidades que se pueden pasar en esas tribus de la Amazonia para las que incluso se reclama por varias organizaciones protección internacional; ¿proteger un modo de vida cuya esperanza de vida ronda los 30 o 40 años y con una terrorífica mortalidad infantil?

Pero a pesar de ello, no estoy tan seguro de que esa incontestable mejora de la calidad de vida sea debida al avance de la ciencia, sino más bien al de la ingeniería (que es bastante más, aunque también bastante menos, que la ciencia). Por ejemplo, la Revolución Industrial, a partir de la cual se pueden observar incrementos espectaculares del PIB mundial, fue fruto de la máquina de vapor y del motor de combustión principalmente. Esos no son invenciones de la ciencia pura que explica el mundo, sino de la búsqueda de métodos de trabajo mecanizados y más eficientes y productivos que la mano de obra humana. Nada parece que tuvieran que ver con ella ni la Física de Newton ni la Teoría de la Relatividad.




NOTA: Aunque no he encontrado en el libro de Feyerabend ninguna referencia a Castoriadis, y la relación que he establecido entre las ideas de ambos es una intuición personal mía, no creo que sea casual que en la lápida de la tumba de Castoriadis encontremos escrito el fragmento D B45 de Heráclito: "No encontrarías los límites del alma aunque estés recorriendo todos los caminos, tan profundo es su logos"; este mismo fragmento lo cita Feyerabend en el capítulo 16, pág. 211. No sé hasta qué punto guardan relación estas dos citas en tan distintos lugares, pero sería raro que fuera mera casualidad la afección de ambos por este concreto pasaje, y no obedeciera a una afinidad de ideas entre ambos.

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Última Edición: 18 Mar 2024 20:47 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 18 Mar 2024 23:30 #82363

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rdomenech31 escribió:
Empiezo con la parte del libro de Sokal y Bricmont dedicada a Feyerabend. Empiezo donde creo que empiezan los argumentos realmente interesantes:

Cuando pasa a consideraciones más concretas, Feyerabend mezcla,
muy a menudo, observaciones razonables con sugerencias bastante extrañas:

Nuestro primer paso en la crítica de los conceptos y reacciones habituales consiste en salir del círculo y, o bien idear un nuevo sistema conceptual -por ejemplo, una nueva teoría que entre en conflicto con los resultados mejor establecidos por la observación y confunda los principios teóricos más plausibles-, o bien importar dicho sistema desde el exterior de la ciencia, de la religión, de la mitología, de las ideas de gente incompetente o de las divagaciones de locos (Feyerabend, 1993, págs. 52-53).

Estos planteamientos de Feyerabend se podrían defender invocando la distinción clásica entre el contexto del descubrimiento y el contexto de la justificación. En efecto, en el peculiar proceso de invención de teorías científicas, se admiten en principio todos los métodos -deducción, inducción, analogía, intuición e incluso alucinación-, ya que, en realidad, el único criterio verdaderamente importante es el pragmático. En cambio, la justificación de las teorías se debe efectuar racionalmente, aunque esta racionalidad no se pueda codificar de una forma definitiva. Podríamos estar tentados de creer que los ejemplos deliberadamente extremados que aporta Feyerabend sólo conciernen al contexto del descubrimiento y que no existe ninguna contradicción real entre su punto de vista y el nuestro. Pero el problema está en que el autor niega explícitamente la validez de la distinción entre descubrimiento y justificación. Es cierto que la claridad de dicha distinción se ha exagerado enormemente en la epistemología tradicional. Es el mismo problema de siempre: sería ingenuo
creer que existen reglas generales e independientes de todo contexto que permiten verificar o falsar una teoría, o dicho en otras palabras, históricamente el contexto de la justificación y el contexto del descubrimiento evolucionan paralelamente.

Sin embargo, en cada momento histórico, esa distinción existe. De no ser así, los procedimientos de justificación de teorías no estarían nunca sometidos a restricciones de orden racional. Pensemos, de nuevo, en las pesquisas policiales: se puede descubrir el culpable como consecuencia de todo tipo de acontecimientos fortuitos, pero los argumentos propuestos para demostrar su culpabilidad no gozan de esa libertad, aun cuando los criterios en cuanto a las pruebas evolucionen históricamente.

La crítica de Sokal y Bricmont no es muy convincente; incluso parece dubitativa, por cuanto pasa de reconocer que hay cierto paralelismo entre el contexto del descubrimiento y el contexto de la justificación y que no hay reglas generales sobre la aplicación del criterio de racionalidad, a, directamente, desechar la opinión de Feyerabend. Reproduzco un texto de este, que toma como referencia los argumentos al respecto de Herbert Feigl, a quien critica:
Feyerabend, cap. 15, p. 150-151:
Las actividades que según Feigl pertenecen al contexto de descubrimiento son, por lo tanto, no solo diferentes de lo que los filósofos dicen sobre la justificación, sino que están en conflicto con esta. La práctica científica no contiene dos contextos que se mueven de un lado al otro, sino que es una mezcla compleja de procedimientos y nos enfrentamos a la cuestión de si esa mezcla debe dejarse como es, o si debería ser sustituida por un arreglo más "ordenado". Esta es la primera parte del argumento. Ahora hemos visto que la ciencia como la conocemos hoy no podría existir sin una frecuente revocación del contexto de justificación. Esta es la segunda parte del argumento. La conclusión es clara. La primera parte muestra que no hay una diferencia, sino una mezcla. La segunda parte muestra que sustituyendo la mezcla por un orden que contenga descubrimiento por un lado y justificación por el otro habría arruinado la ciencia: tenemos que tratar con una práctica uniforme cuya totalidad de ingredientes son igualmente importantes para el crecimiento de la ciencia.

(Los resaltados son del original.)

Lo que dice Feyerabend es muy razonable, me parece a mí. Si el contexto de descubrimiento admite muchos elementos de muy distinta naturaleza, pero una vez hecho el descubrimiento científico ya todo pasa al ámbito de la racionalidad, esta sellaría definitivamente el asunto, impidiendo nuevos descubrimientos, pues el contexto de descubrimiento ya estaría clausurado. O se admite que hay una mezcolanza más o menos heterogénea que permanece siempre activa en su heterogeneidad, o se acabó la ciencia y, en consecuencia, el posible progreso científico.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 19 Mar 2024 15:48 #82366

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En realidad no acabo de tomar una postura tan terminante como la tuya que sitúa la ciencia "au-dessus de la melée", como un aspecto incontaminado por la contingencia de los imaginarios sociales.

En realidad yo tampoco considero que la ciencia esté incontaminada por los imaginarios sociales. Creo que la cuestión es más compleja. Las contingencias sociales y culturales afectan claramente a cuáles son los asuntos que más interesa investigar a los científicos. Y puede que también afecten al contenido de las teorías. En principio, podría haber existido una teoría física distinta a la teoría de la relatividad que representara la realidad igual de bien. Tal vez prediciendo los mismos fenómenos o, más probablemente, prediciendo una cantidad de fenómenos interesantes igualmente amplia. El hecho de que dicha teoría adoptar la forma que adoptó seguramente se deba parcialmente a elmentos culturales.

El estudio de las relaciones entre el calor, la electricidad, el magnetismo, etc. estuvo sin duda en parte motivado por ideas procedentes de la filosofía romántica de la naturaleza y del idealismo alemán. No hay duda de que los imaginarios sociales influyen en el desarrollo de la ciencia, pero no se trata de eso.

Lo importante, es que la ciencia no se desarrolla de manera totalmente contingente. Las teorías científicas tienen que representar con cierto grado de acierto la reaalidad, y ha de haber razones para pensar que lo están logrando. Si una teoría que encaja más con los gustos culturales tiene menor éxito predictivo que la teoría anterior, fracasará. Eso es lo que pasó con el caso Lysenko. Se prefirió el Lamarckismo porque encajaba mejor con el materialismo dialéctico, pero la realidad se encargó de darles un buen golpe en las narices a todos los idiotas que creían que una doctrina especulativa como era el materialismo dialéctico podía tener más éxito que un método científico que, por vago e indefinible que sea, tiene en cuenta los efectos observables de la realidad para elegir que teorías aceptar.

Desde luego no soy tan atrevidamente neutral como Feyerabend respecto a las culturas no occidentales. Basta comparar la esperanza de vida y el bienestar material de que gozan las sociedades occidentales con las penalidades que se pueden pasar en esas tribus de la Amazonia para las que incluso se reclama por varias organizaciones protección internacional; ¿proteger un modo de vida cuya esperanza de vida ronda los 30 o 40 años y con una terrorífica mortalidad infantil?

Pero a pesar de ello, no estoy tan seguro de que esa incontestable mejora de la calidad de vida sea debida al avance de la ciencia, sino más bien al de la ingeniería (que es bastante más, aunque también bastante menos, que la ciencia). Por ejemplo, la Revolución Industrial, a partir de la cual se pueden observar incrementos espectaculares del PIB mundial, fue fruto de la máquina de vapor y del motor de combustión principalmente. Esos no son invenciones de la ciencia pura que explica el mundo, sino de la búsqueda de métodos de trabajo mecanizados y más eficientes y productivos que la mano de obra humana. Nada parece que tuvieran que ver con ella ni la Física de Newton ni la Teoría de la Relatividad.

Es cierto que la máquina de vapor surgió más del tanteo y la experimentación que de los conocimeintos científicos. De hecho, el funcionamiento de la máquina de vapor se comprendió de manera completa tiempo después de su invención, con el desarrollo de la termodinámica. Pero la invenció de la máquina de vapor sí que necesitó el uso de principios físicos que estaban ya bien establecidos, como los relacionados con la presión atmosférica y la expansión del vapor.

En cualquier caso, la ingeniería sería impensable, desde hace ya muchos años, sin grandes dosis de conocimientos científicos. Basta con pensar en las centrales nucleares que, se piense lo que se piense sobre ellas, está claro que funcionan o en la computación cuántica, que a pesar de encontrarse aún en desarrollo ha ido obteniendo importantes éxitos. También la medicina se basa cada vez más en complejos conocimientos teóricos.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 19 Mar 2024 15:56 #82367

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La crítica de Sokal y Bricmont no es muy convincente; incluso parece dubitativa, por cuanto pasa de reconocer que hay cierto paralelismo entre el contexto del descubrimiento y el contexto de la justificación y que no hay reglas generales sobre la aplicación del criterio de racionalidad, a, directamente, desechar la opinión de Feyerabend. Reproduzco un texto de este, que toma como referencia los argumentos al respecto de Herbert Feigl, a quien critica:
Feyerabend, cap. 15, p. 150-151:
Las actividades que según Feigl pertenecen al contexto de descubrimiento son, por lo tanto, no solo diferentes de lo que los filósofos dicen sobre la justificación, sino que están en conflicto con esta. La práctica científica no contiene dos contextos que se mueven de un lado al otro, sino que es una mezcla compleja de procedimientos y nos enfrentamos a la cuestión de si esa mezcla debe dejarse como es, o si debería ser sustituida por un arreglo más "ordenado". Esta es la primera parte del argumento. Ahora hemos visto que la ciencia como la conocemos hoy no podría existir sin una frecuente revocación del contexto de justificación. Esta es la segunda parte del argumento. La conclusión es clara. La primera parte muestra que no hay una diferencia, sino una mezcla. La segunda parte muestra que sustituyendo la mezcla por un orden que contenga descubrimiento por un lado y justificación por el otro habría arruinado la ciencia: tenemos que tratar con una práctica uniforme cuya totalidad de ingredientes son igualmente importantes para el crecimiento de la ciencia.

(Los resaltados son del original.)

El argumento de Feyerabend me parece falaz. Es evidente que la práctica científica no contiene dos contextos diferenciados. El contexto de la justificación es únicamente una abstracción, pero una abstracción que tiene todo el sentido considerar. Dada una teoría en su forma final, podemos preguntarnos qué argumentos y pruebas hay en su favor. Podemos preguntarnos qué fenómenos explica, qué predicciones inesperadas acertó, cómo encaja con teorías independientes aceptadas, etc. Eso es el contexto de la justificación. Si queremos saber hasta qué punto está justificada una teoría, lo que nos interesa son esas cosas y no las contingencias históricas de su descubrimiento. Si lo que queremos es comprender cómo funciona la práctica científica, el contexto del descubrimiento también es esencial.

Nadie pretende hoy en día que los científicos tengan que cambiar su método separando ambos contextos de manera efectiva ni nada parecido. Pero si queremos saber qué razones tenemos en favor de una teoría, lo que nos interesa es el contexto de la justificación.

Lo que dice Feyerabend es muy razonable, me parece a mí. Si el contexto de descubrimiento admite muchos elementos de muy distinta naturaleza, pero una vez hecho el descubrimiento científico ya todo pasa al ámbito de la racionalidad, esta sellaría definitivamente el asunto, impidiendo nuevos descubrimientos, pues el contexto de descubrimiento ya estaría clausurado. O se admite que hay una mezcolanza más o menos heterogénea que permanece siempre activa en su heterogeneidad, o se acabó la ciencia y, en consecuencia, el posible progreso científico.

Si analizamos el contexto de la justificación con respecto a cualquier teoría actual, descubriremos que esa justificación no es absoluta. Descubriremos, por ejemplo, que esa teoría tiene aún problemas que no ha podido resolver. Incluso si no encontramos problemas irresueltos, cosa improbable, nos daremos cuenta de que no podemos descartar que surjan en el futuro. Seguramente, lo único que consideraremos justificado es la idea de que esa teoría representa de manera imperfecta la realidad, siendo por lo tanto solo parcialmente verdadera. Nada de esto excluye un progreso científico que suponga la mejora de esa teoría o incluso su substitución por otra más verdadera pero aún así también parcialmente verdadera.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 19 Mar 2024 20:18 #82370

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rdomenech31 escribió:
Es cierto que la máquina de vapor surgió más del tanteo y la experimentación que de los conocimeintos científicos. De hecho, el funcionamiento de la máquina de vapor se comprendió de manera completa tiempo después de su invención, con el desarrollo de la termodinámica. Pero la invenció de la máquina de vapor sí que necesitó el uso de principios físicos que estaban ya bien establecidos, como los relacionados con la presión atmosférica y la expansión del vapor.

En cualquier caso, la ingeniería sería impensable, desde hace ya muchos años, sin grandes dosis de conocimientos científicos. Basta con pensar en las centrales nucleares que, se piense lo que se piense sobre ellas, está claro que funcionan o en la computación cuántica, que a pesar de encontrarse aún en desarrollo ha ido obteniendo importantes éxitos. También la medicina se basa cada vez más en complejos conocimientos teóricos.

No soy capaz de evaluar hasta qué punto las teorías atómicas, la mecánica cuántica o la medicina teórica (¿existe eso, realmente?) han hecho avanzar a la ingeniería en los respectivos campos; tal vez haya sido al revés. Lo que sí sé es que la máquina de vapor y el motor de explosión son creaciones tecnológicas, más que científicas. Y para centrarme en la tan traída y llevada Revolución Científica, objeto de estudio preferente por Kuhn y también por Feyerabend, conviene pararse a pensar que los viajes de Bartolomé Dias, de Cristóbal Colón y la circumnavegación de Elcano tuvieron lugar antes de la publicación de la obra de Copérnico y, por supuesto, bastante antes de que el heliocentrismo y la descripción del cosmos de él derivada fuera generalmente admitido en Europa. Quiero decir que basta con haber descubierto la brújula, el astrolabio y tener una idea clara del "mapa celeste" (es decir, la posición relativa de las estrellas fijas en el firmamento) para realizar los descubrimientos realmente decisivos a nivel histórico de aquella época: los geográficos. Realmente, si nos paramos a pensar, la teoría copernicana fue totalmente secundaria en el avance de la Humanidad a nivel técnico. Aunque pudiera llegar a tener una enorme importancia política, en cuanto puso fin al monopolio de la Iglesia y del relato bíblico sobre la imagen del Mundo. ¿No podríamos decir que la nueva ciencia sirvió de apoyo al nuevo poder político emergente (estados-naciones como unidades políticas emergentes frente al Sacro Imperio)? ¿No podríamos decir que el cambio de paradigma científico fue una herramienta política?

Desde este punto de vista parece razonable suponer que la enseñanza de la ciencia teórica es "política de Estado" y no significa gran cosa en términos de conocimiento práctico del mundo físico. Una cosa es que se enseñen a un joven alumno los principios de la palanca o que la Estrella Polar indica el Norte (punto fijo alrededor del cual giran las estrellas fijas y que permite orientarse en el mar, en el desierto o en cualquier entorno en que uno se haya perdido) y otra cosa es enseñar a un niño el principio indemostrable (mera presunción teórica sin fundamento real) de que nada puede superar la velocidad de la luz y que esta puede ser alcanzada solo por algo como un fotón (sea esto lo que sea ontológicamente hablando) pero no por ninguna otra cosa, como me habéis estado diciendo en mensajes anteriores de forma no por más repetida menos abstracta e inconcreta.

Un par de párrafos de Feyerabend en esta línea de considerar la ciencia como herramienta política:
Feyerabend, pp. 164-165, Apéndice 1:
Acabamos de ver que la creencia en un único bagaje instrumental de estándares que siempre ha llevado al éxito y siempre conducirá al éxito solo es una quimera. La autoridad teórica de la ciencia es mucho más pequeña de lo que se supone. Su autoridad social, por otro lado, ha llegado a ser por ahora tan irresistible que es necesaria una interferencia política para reestablecer un desarrollo equilibrado (...) La ciencia es solo uno de los muchos instrumentos que ha inventado la gente para bregar con su entorno. No es el único, no es infalible, y ha llegado a ser demasiado poderosa, demasiado pujante y demasiado peligrosa para dejarla ir por su cuenta.

(...)

Después de todo, en una democracia la "razón" solo tiene tanto derecho a ser escuchada y ser expresada como la "sinrazón", especialmente teniendo en cuenta que la "razón" de un hombre es la locura de otro hombre. Pero hay que evitar una cosa a toda costa: los estándares especiales que definen cuestiones especiales y profesiones especiales no debe permitirse que impregnen la educación general y no se las puede convertir en cualidades definidas de una "persona bien educada". La educación general debería preparar a los ciudadanos para elegir entre los estándares, o buscar su camino en una sociedad integrada por grupos fieles a diversos estándares, pero bajo ningún concepto debe modelar sus mentes de forma que se adapten a los estándares de un grupo particular.

Al final volvemos al liberalismo de Feyerabend contra el totalitarismo de Sokal y Bricmont, que es el verdadero núcleo del debate.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
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Última Edición: 19 Mar 2024 20:32 por Nolano.
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