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TEMA: Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont

Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 20 Mar 2024 12:13 #82373

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Nolano escribió:

No soy capaz de evaluar hasta qué punto las teorías atómicas, la mecánica cuántica o la medicina teórica (¿existe eso, realmente?) han hecho avanzar a la ingeniería en los respectivos campos; tal vez haya sido al revés. Lo que sí sé es que la máquina de vapor y el motor de explosión son creaciones tecnológicas, más que científicas. Y para centrarme en la tan traída y llevada Revolución Científica, objeto de estudio preferente por Kuhn y también por Feyerabend, conviene pararse a pensar que los viajes de Bartolomé Dias, de Cristóbal Colón y la circumnavegación de Elcano tuvieron lugar antes de la publicación de la obra de Copérnico y, por supuesto, bastante antes de que el heliocentrismo y la descripción del cosmos de él derivada fuera generalmente admitido en Europa. Quiero decir que basta con haber descubierto la brújula, el astrolabio y tener una idea clara del "mapa celeste" (es decir, la posición relativa de las estrellas fijas en el firmamento) para realizar los descubrimientos realmente decisivos a nivel histórico de aquella época: los geográficos. Realmente, si nos paramos a pensar, la teoría copernicana fue totalmente secundaria en el avance de la Humanidad a nivel técnico. Aunque pudiera llegar a tener una enorme importancia política, en cuanto puso fin al monopolio de la Iglesia y del relato bíblico sobre la imagen del Mundo.

Desde luego los avances tecnológicos de la época no se basaban en teorías científicas complejas. La capacidad de la ciencia para producir desarrollos tecnológicos espectaculares tardaría aún siglos en alcanzarse. Pero la ingeniería actual sería, más allá de toda duda, imposible sin los conocimientos científicos (y muchos de dichos conocimientos científicos hubieran sido imposibles sin Galileo).

Se pueden poner innumerables ejemplos. La invención del láser, por ejemplo, se basó en el principio de la emisión estimulada de radiación, propuesto por Einstein en 1917 en base a la teoría cuántica. El láser se inventó en 1960 en base a estos conocimientos científicos. Ya que expresabas dudas de que la medicina se basara en conocimientos teóricos, es interesante señalar que el láser se utiliza en operaciones quirúrgicas, por ejemplo, de la vista.

El fenómeno de la resonancia nuclear se deduce de la mecánica cuántica. Es en este fenómeno en el que se basan las resonancias magnéticas.

Gracias a la mecánica cuántica, entendemos cómo los electrones se comportan en materiales sólidos (y, en particular, en semiconductores). William Shockley, John Bardeen y Walter Brattain desarrollaron el concepto de transistor gracias a la mecánica cuántica, y lograron fabricar uno en 1947 (ganando por ello el premio nobel de Física en 1956). Los transistores son la base de los circuitos electrónicos. Son esenciales, por ejemplo, para construir ordenadores. Creo que es indudable que los ordenadores y los dispositivos electrónicos en general han cambiado enormemente nuestra forma de vida.

Los GPS no serían posibles sin la mecánica celeste (que nos permite determinar su posición en cada momento por medio de modelos matemáticos) y sin la teoría de la relatividad. Los satélites están sometidos a la acción de campos gravitacionales fuertes que, de acuerdo con la teoría de la relatividad, provocan que el tiempo se dilate. Para que los GPS funcionen correctamente es necesaria una corrección de los relojes de los satélites basada en cálculos que se deducen de la teoría de la relatividad.

La medicina actual no sería posible sin los conocimientos teóricos procedentes de áreas como la anatomía, la biología molecular, la fisiología, etc. Además, muchos medicamentos se desarrollan empleando organismos transgénicos que han sido modificados genéticamente para que produzcan las substancias deseadas. Creo que no está en duda que los transgénicos se basan en conocimientos científicos complejos y no en el mero tanteo.

Hay muchos más ejemplo igual de claros. Basta pensar en la química, en las centrales nucleares, en la bomba atómica, etc.

¿No podríamos decir que la nueva ciencia sirvió de apoyo al nuevo poder político emergente (estados-naciones como unidades políticas emergentes frente al Sacro Imperio)? ¿No podríamos decir que el cambio de paradigma científico fue una herramienta política?

Lo dudo, aunque no soy historiador. Los científicos tardaron bastante en conquistar su libertad. Descartes, tras el juicio de Galileo andaba atemorizado y renunció a publicar muchas de sus ideas, por ejemplo. No, yo creo que es más bien al revés. Si surgieron nuevas ideas científicas fue a causa de que el poder de la Iglesia se fue debilitando. Y si la lucha por la libertad de pensamiento terminó eclosionando, se debió mucho más a las guerras de religión y al deseo por parte de muchos de evitar que ese tipo de cosas se repitieran que al cambio en las ideas científicas. Pero, puesto que no soy experto en estos temas, estas intuiciones históricas pueden ser erróneas.

Desde este punto de vista parece razonable suponer que la enseñanza de la ciencia teórica es "política de Estado" y no significa gran cosa en términos de conocimiento práctico del mundo físico. Una cosa es que se enseñen a un joven alumno los principios de la palanca o que la Estrella Polar indica el Norte (punto fijo alrededor del cual giran las estrellas fijas y que permite orientarse en el mar, en el desierto o en cualquier entorno en que uno se haya perdido) y otra cosa es enseñar a un niño el principio indemostrable (mera presunción teórica sin fundamento real) de que nada puede superar la velocidad de la luz y que esta puede ser alcanzada solo por algo como un fotón (sea esto lo que sea ontológicamente hablando) pero no por ninguna otra cosa, como me habéis estado diciendo en mensajes anteriores de forma no por más repetida menos abstracta e inconcreta.

Es que no es mera especulación. Es una afirmación que forma parte de una teoría que ha acertado en predicciones que sin dicha teoría parecerían desabelladas y que nos ha permitido alcanzar desarrollos tencológicos asombrosos, como he señalado antes. En mi opinión, eso basta para considerarla parcialmente verdadera. Eso no quiere decir que haya que imponer la idea de que es un reflejo literal del mundo. No hay que imponer tampoco la idea de que representa en algún sentido la realidad (aunque yo considere correcta tal idea). Todo el mundo tiene derecho a defender una posición antirrealista en filosofía de la ciencia.

De lo que no hay duda es de que la teoría de la relatividad debe enseñarse (y de que no debe enseñarse, por ejemplo, la astrología como si fuera correcta, o la física aristotélica como si fuera correcta; aunque ambas pueden enseñarse en un sentido histórico). Nada tengo en contra de que se expliquen también las distintas teorías en filosofía de la ciencia.

La ciencia y la tecnología se influyen mutuamente. La ciencia produce avances tecnológicos y estos últimos permiten nuevos descubrimientos científicos.

Yo no veo auténtico liberalismo en Feyerabend. Liberalismo sería, en todo caso, dejar que las distintas disciplinas compitieran libremente. No hay duda de que ganría la ciencia, porque a diferencia de otras cosas, funciona. Decir que el estado ha de intervenir para evitar que la ciencia tenga preponderancia no es neutralidad. Sería como decir que, puesto que en nuestro país el catolicismo predomina, el Estado debería promocionar el Islam o el Budismo para lograr que todas las religiones tengan el mismo número de seguidores. No, esto no es liberalismo en absoluto, es establecer una cultura pluralista planificada por el Estado de la misma manera que en ciertos países se planificó la economía para garantizar otro tipo de igualdad.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 20 Mar 2024 20:55 #82378

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Te agradezco enormemente, Rdomenech, tu participación en este debate, al margen de que en muchas ocasiones mantengamos puntos de vista discrepantes. Pero eso es precisamente lo interesante: recibir nuevas informaciones y nuevos puntos de vista distintos a los propios. Un punto de divergencia que sería de difícil consenso posiblemente es una definición precisa de "ciencia" y su separación de los "inventos" prácticos, a los que con frecuencia se adhiere la ciencia para justificarse ante el público sin que, en muchos casos, tales inventos exitosos y eficaces sean propiamente ciencia, al menos en el sentido puramente teórico que creo que debería dársele. Aunque esto es una opinión personal, por supuesto.

Creo que ya no tengo mucho más que decir sobre el libro de Feyerabend (salvo recomendar efusivamente su lectura, pues es una fuente continua de sugerencias e ideas impactantes dignas de considerar). Simplemente lamentar que Sokal y Bricmont despachen la meticulosa narración del "caso Galileo" que realiza Feyerabend con una mera nota a pie de página (nota 52, pág, 90): "Sin embargo, no nos pronunciamos sobre los detalles de sus análisis históricos; véase, por ejemplo, Clavelin (1994) para una crítica de las tesis de Feyerabend sobre Galileo"; dando a entender que el análisis de Feyerabend es equivocado, pero sin dar mayores explicaciones de por qué. Sí que hay algunas cosas que creo que "chirrían" un poco en la narración de Feyerabend, por ejemplo cuando intenta demostrar que Galileo con su primitivo telescopio no veía gran cosa y que se inventaba sus observaciones al servicio de la propagación de su sistema cosmológico. Puede ser que exagerara un poco, pero que muchas cosas de las que Galileo consigna no eran invenciones es evidente: por ejemplo, con un telescopio de aficionado como el que yo tengo es fácil observar los "planetas mediceos" alrededor de Júpiter y su desplazamiento cada día, tal y como aparecen en los dibujos que tomó Galileo. Es imposible que Galileo se inventara eso sin haberlo observado con su telescopio. O sea, que sí que a través del primitivo telescopio de Galileo se podían observar claramente cosas que Galileo decía. Aunque es más dudoso que pudiera observar las fases de Venus (yo al menos, no las he podido ver claramente con mi telescopio: Venus se ve muchísimo más pequeño que la Luna y su gran brillo impide apreciar con claridad la pequeña zona de sombra que pueda haber, especialmente porque al verse en el atardecer o el amanecer, todavía suele haber luz solar, y tanta más cuanta más sombra debería verse en la fase correspondiente de Venus), y es bastante probable que se las imaginara deduciéndolas de las posiciones relativas del Sol, la Tierra y Venus.

Pasaré, por tanto, al artículo de Bruno Latour y su crítica por Sokal y Bricmont. No obstante, para entender el sentido del artículo de Latour creo que es muy conveniente con carácter previo darnos un pequeño paseo por el apartado "EL «PROGRAMA FUERTE» EN LA SOCIOLOGÍA DE LA CIENCIA" (pág. 95 y siguientes) del libro de Sokal y Bricmont. A tal efecto recomiendo la lectura del artículo de Barry Barnes y David Bloor "Relativismo, Racionalismo y la Sociología del Conocimiento", que es blanco de la crítica de Sokal y Bricmont. Es importante entender bien en qué consiste el "programa fuerte" de la Sociología del Conocimiento, porque es el marco en el que se va a mover Bruno Latour. Tengamos en cuenta que Latour no va a discutir de Física con Einstein y su Teoría de la Relatividad, sino que va a usar un libro divulgativo de Einstein para realizar una pequeña aplicación práctica de los postulados del citado "programa fuerte", para poner a prueba dichos postulados en una materia tan abstracta y profundamente científica como la Teoría de la Relatividad explicada por Einstein al público en general mediante dicho texto.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 21 Mar 2024 13:58 #82381

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Como marco conceptual para comprender lo que se llama "programa fuerte" de la Sociología del Conocimiento creo que hay que partir de que el hombre es un animal social, lo que significa que se enfrenta al mundo en general y a su trato con otros hombres a través de unas relaciones simbólicamente mediadas. Lo característico del ser humano es su capacidad de simbolización y de actuar a través de imágenes simbólicas. Por supuesto la principal herramienta de simbolización es el habla. Pero no es la única, puesto que también tenemos el lenguaje gestual, la expresión artística, los hábitos y usos sociales, etc., etc.

Aunque hay multitud de enfoques parciales que estudian el origen, vigencia, causas y efectos de diferentes ámbitos simbólicos, separando varias partes de esa inmensa diversidad de ámbitos, la Sociología del Conocimiento pretende ser más omnicomprensiva y hallar una forma más global de estudiar el conocimiento general humano.

No obstante, la Sociología del conocimiento encuentra especiales dificultades al tratar la ciencia como parte de ese imaginario simbólico general. Así, Barry Barnes y David Bloor: "Relativismo, Racionalismo y la Sociología del Conocimiento" (en adelante "Barnes y Bloor 1981"), p. 26, exponen cómo Hollis o Lakatos separan radicalmente las creencias "racionales" (que, por tanto, tendrían una explicación interna) de las "irracionales" (que se explicarían por factores externos o socio-psicológicos, a diferencia de aquellas).
Barnes y Bloor 1981, p.26:

Karl Mannheim adoptó este punto de vista dualista y racionalista cuando contrastó "la determinación existencial del pensamiento" mediante "factores extrateóricos" con el desarrollo de acuerdo con "leyes inmanentes" derivadas de la "naturaleza de las cosas" de "posibilidades puramente lógicas". Por eso eximió a las ciencias físicas y las matemáticas de su sociología del conocimiento".

Ese es un criterio muy extendido, pues no en vano la palabra "teoría" en griego deriva de "Theos", Dios; parece que la ciencia teórica, entre ella la matemática, procede directamente de un conocimiento casi divino, y no de la experiencia empírica de los sentidos humanos terrenales. Pero desde luego hay que reconocer que parece mucho más difícil encontrar una explicación sociológica al Teorema de Pitágoras que al hecho de que haya un día festivo a la semana en la mayoría de las culturas. Y así empieza el artículo de Bruno Latour que nos disponemos a comentar próximamente ("A Relativistic Account of Einstein's Relativity"):
Latour:

Si el joven campo de los estudios sociales de la ciencia puede tener garantizado algún grado de éxito en las ciencias empíricas y en la Física teórica, sus logros están lejos de ser impresionantes en las ciencias matemáticas. Cuanto más formalizado un campo de la ciencia, menos estudios de ese campo existen y resultan ser menos convincentes.

Sin embargo, eso no debe llevar a renunciar al "programa fuerte" relativista:
Barnes y Bloor 1981, p.27-28:

Para el relativista no hay un sentido aparejado a la idea de que algunos estándares o creencias son realmente racionales en tanto distintos de los aceptados como tales meramente a nivel local. Porque piensa que no hay normas de racionalidad libres de contexto o superculturales, no ve que las creencias tenidas por racionales o por irracionales supongan dos clases de cosas distintas y cualitativamente diferentes. No se separan en dos clases naturales diferentes que invoquen de diferente forma a la mente humana, o mantengan una relación diferente con la realidad, o dependan para su credibilidad de diferentes patrones de organización social. De ahí que la conclusión relativista sea que hay que explicarlas del mismo modo.

Por eso Barnes y Bloor (p. 28-29) propugnan sutituir, en la Sociología del conocimiento, el criterio de verdad o de validez, que colocaría las proferencias racionales a un lado (en cuanto verdaderas o válidas) y las irracionales (o contextuales social o psicológicamente) al otro (como falsas o inválidas) por otro criterio: el de la credibilidad. De hecho si un miembro de la sociedad piensa que algo es creíble, viene a dar lo mismo que sea o no verdad, puesto que la verdad ni pone ni quita nada a la creencia del sujeto. Y dan un argumento a mi entender bastante poderoso:
Barnes y Bloor (p. 29)

Obviamente el racionalista podría contraatacar. Podría decir que el argumento anterior solo se aplica a lo que es tomado por racional, más que a lo que realmente es racional.

(...) Pero si un racionalista realmente siguiera insistiendo en una distinción total entre credibilidad y validez simplemente abandonaría a la vez el terreno del discurso. La validez despojada totalmente de la credibilidad no es nada.

Ahora creo que se puede ver con claridad lo ridículo de los argumentos de Sokal y Bricmont sobre esta cuestión:
Sokal y Bricmont, p. 96-97:

Estamos, sin embargo, ante una extraña noción de «verdad», que contradice, de modo manifiesto, la noción habitual en la vida cotidiana. Si considero verdadera la afirmación «he tomado café esta mañana», no sólo quiero decir que prefiero creer que he tomado café esta mañana, ¡y mucho menos que «otras personas que viven en el mismo lugar» piensan que he tomado café esta mañana! Asistimos a una redefinición radical del concepto de verdad, que, en la práctica, nadie, empezando por los propios Barnes y Bloor, aceptaría en lo relativo al conocimiento ordinario. ¿Por qué, pues, aceptarla para el conocimiento científico? Fijémonos en que, incluso en este último contexto, su definición no se sostiene: Galileo, Darwin y Einstein no seleccionaron sus creencias siguiendo las de otras personas que vivían en el mismo lugar.

Dejando aparte que Barnes y Bloor en ningún momento se refieren a la verdad, sino a la credibilidad, el enunciado «he tomado café esta mañana» es muy poco apropiado para hablar de que el proferente ("si considero...") lo considera verdadero, puesto que es él mismo quien la profiere, por lo que sin duda lo considera verdadero (salvo que esté intentando engañar al receptor). Por tanto, tendríamos que hablar de un enunciado como «Juan ha tomado café esta mañana», para poder decir si es considerado o no como verdadero. Y lo cierto es que tienen razón Barnes y Bloor en que socialmente lo relevante no es si el enunciado es verdad o no, sino si tiene credibilidad. Si Juan es un niño de tres años o es un anciano paralítico que tiene prohibido tomar café por prescripción facultativa, ese enunciado no tiene ninguna credibilidad. Es muy poco probable, casi imposible que sea verdad y funcionará en el contexto social local de la conversación como una falsedad (aunque realmente sea verdad). Para el imaginario social eso no tiene credibilidad y funcionará como una mentira.

Y luego está el ejemplo de la manada de elefantes:
Sokal y Bricmont, p. 99:

Veamos ahora un ejemplo aún más evidente. Supongamos que nos encontramos con alguien que sale corriendo de una sala de conferencias gritando a pleno pulmón que hay una estampida de una manada de elefantes en la sala. ¿Cómo hemos de entender esa afirmación y, más concretamente, cómo hemos de evaluar las «causas» de esa «creencia»? Como es de suponer, eso dependerá fundamentalmente de que haya o no una estampida de una manada de elefantes en la sala. O más exactamente, puesto que presuponemos nuestra falta de acceso «directo» a la realidad externa, la evaluación dependerá de que, al echar un vistazo a la sala (¡con mucha prudencia!), veamos nosotros y otras personas a una manada de elefantes en estampida o un rastro de desperfectos recientes causados por la manada antes de abandonar la sala.

También aquí se trata de credibilidad y verosimilitud no de verdad o falsedad. Evidentemente, no se trata de que veamos la manada de elefantes, como dicen Sokal y Bricmont, sino de evaluar la credibilidad de la proferencia del espectador. Si estamos en un concierto ecológico de "¡salvemos la jungla!" que se celebra en un claro en la selva de la India al aire libre cerca de una reserva de elefantes, y aparece alguien corriendo entre los árboles diciendo que hay una estampida de elefantes, nadie va a quedarse a verificarlo: todo el mundo saldrá corriendo. O si estamos en una sala de conferencias y aparece alguien diciendo: "¡Ha habido una fuga de un virus muy contagioso a través de los conductos del aire acondicionado, salgan corriendo de la sala!", pues todos saldremos corriendo. En ningún caso verificaremos nada: todo será cuestión de la credibilidad de la proferencia en cada caso, dadas las circunstancias.

Finalmente, dejar constancia de un lapsus de Sokal y Bricmont, debido a su irracional creencia en la ciencia:
Sokal y Bricmont, p. 99:

...pero, desde luego, una parte de la explicación (una parte ciertamente importante de ella) ha de estar en el hecho de que los planetas y los cometas se desplazan realmente -con un alto grado de aproximación, aunque no exactamente- tal como predice la mecánica de Newton.

Esta sí que es buena. ¿No será más bien que "una parte de la explicación (una parte ciertamente importante de ella) ha de estar en el hecho de que la mecánica de Newton predice cómo los planetas y los cometas se desplazan realmente -con un alto grado de aproximación, aunque no exactamente? A ver si va a resultar que los planetas se mueven al dictado de las predicciones de Newton, que cual nuevo "aprendiz de brujo" dirige los movimientos cósmicos, en vez de ser Newton quien sigue los movimientos de los planetas. Este tipo de lapsus dan cuenta de la deformación que algunos tienen sobre las relaciones entre la realidad y la ciencia.
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Última Edición: 21 Mar 2024 16:12 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 21 Mar 2024 17:56 #82383

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Yo también te agradezco este debate, que me está resultando muy interesante.

Me parece bien que pasemos a la parte de la nueva sociología de la ciencia.

Nolano escribió:

Por eso Barnes y Bloor (p. 28-29) propugnan sutituir, en la Sociología del conocimiento, el criterio de verdad o de validez, que colocaría las proferencias racionales a un lado (en cuanto verdaderas o válidas) y las irracionales (o contextuales social o psicológicamente) al otro (como falsas o inválidas) por otro criterio: el de la credibilidad. De hecho si un miembro de la sociedad piensa que algo es creíble, viene a dar lo mismo que sea o no verdad, puesto que la verdad ni pone ni quita nada a la creencia del sujeto. Y dan un argumento a mi entender bastante poderoso:
Barnes y Bloor (p. 29)

Obviamente el racionalista podría contraatacar. Podría decir que el argumento anterior solo se aplica a lo que es tomado por racional, más que a lo que realmente es racional.

(...) Pero si un racionalista realmente siguiera insistiendo en una distinción total entre credibilidad y validez simplemente abandonaría a la vez el terreno del discurso. La validez despojada totalmente de la credibilidad no es nada.

Creo que este argumento es falaz. Creo que mi respuesta al argumento supondrá también una respuesta a tus críticas a Sokal y Bricmont (si no lo vieras así, ya discutiré directamente esas críticas). Dirigiré dos críticas al argumento, una de carácter lógico y otra de carácter filosófico. El argumento en favor de la substitución de la noción de verdad por la de credibilidad es que el hecho de que algo sea verdad no afecta a su credibilidad. Ante la respuesta de que aquello a lo que no afecta la verdad es, no la creencia correcta o racional, sino la que uno tiene por racional, se responde que no se puede desvincular la credibilidad de la validez, ya que la validez sin credibilidad no es nada.

1) El argumento es incorrecto porque confunde la afirmación de que la verdad es independiente de la credibilidad con la afirmación inversa, de que la credibilidad es independiente de la verdad. Se puede defender que el que algo sea verdadero o falso es independiente de que la gente creaa en ello y, al mismo tiempo, defender que, al menos en ciertas circumstancias, el que la gente crea en algo se debe precisamente a que es verdad (al menos parcialmente). Afirmar que algo no deja de ser verdadero porque se crea que no lo es no significa negar que lo que es creible dependa de lo que es verdadero ni significa afirmar que tengamos un acceso directo a la verdad.

2) Precisamente lo que yo opino es que en el caso de la ciencia los científicos proceden de tal manera que lo que llega a ser aceptado como creíble llega a ser aceptado como tal precisamente a causa de que es parcialmente verdadero. En mi opinión, como ya he dicho, las teorías científicas representan ciertas características de la realidad y lo hacen precisamente porque los científicos proceden de tal manera que las características de la realidad terminan siendo causa de ciertas características de la teoría.


Finalmente, dejar constancia de un lapsus de Sokal y Bricmont, debido a su irracional creencia en la ciencia:
Sokal y Bricmont, p. 99:

...pero, desde luego, una parte de la explicación (una parte ciertamente importante de ella) ha de estar en el hecho de que los planetas y los cometas se desplazan realmente -con un alto grado de aproximación, aunque no exactamente- tal como predice la mecánica de Newton.

Esta sí que es buena. ¿No será más bien que "una parte de la explicación (una parte ciertamente importante de ella) ha de estar en el hecho de que la mecánica de Newton predice cómo los planetas y los cometas se desplazan realmente -con un alto grado de aproximación, aunque no exactamente? A ver si va a resultar que los planetas se mueven al dictado de las predicciones de Newton, que cual nuevo "aprendiz de brujo" dirige los movimientos cósmicos, en vez de ser Newton quien sigue los movimientos de los planetas. Este tipo de lapsus dan cuenta de la deformación que algunos tienen sobre las relaciones entre la realidad y la ciencia.

Yo entiendo que Sokal y Bricmont, al decir que "una parte de la explicación (una parte ciertamente importante de ella) ha de estar en el hecho de que los planetas y los cometas se desplazan realmente -con un alto grado de aproximación, aunque no exactamente- tal como predice la mecánica de Newton" no quieren decir que los planetas se desplacen así a causa de la teoría, sino únicamente que se desplazan del modo que dice la teoría. No porque sigan las instrucciones de la teoría, sino porque la teoría representa bien cómo funcionan esos desplazamientos. Creo que lo que tratan de señalar es que para comprender cómo funciona la práctica científica y como surgen las teorías hay que tener en centa el papel que la propia realidad juega en dicho proceso.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 21 Mar 2024 18:34 #82384

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Creo que en general, el gran problema del programa fuerte es que considera que la realidad no juega ningún papel en la creación de teorías científicas. Eso me parece muy implausible, ya que impediría explicar el éxito predictivo. Además, si alguien pretende comrender cómo funciona la práctica científica, tendrá que entender sus contenidos. Si alguien va a un laboratorio para estudiar cómo se comportan los científicos, no podrá entender nada si no entiende las teorías en que se están basando.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 22 Mar 2024 17:37 #82393

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Durante esta semana santa no creo que pueda asomarme demasiado por el foro. Si no aparezco por aquí no significa que haya abandonado esta conversación, la retomaré después de semana santa.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 22 Mar 2024 21:14 #82400

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rdomenech31 escribió:
Creo que en general, el gran problema del programa fuerte es que considera que la realidad no juega ningún papel en la creación de teorías científicas. Eso me parece muy implausible, ya que impediría explicar el éxito predictivo. Además, si alguien pretende comrender cómo funciona la práctica científica, tendrá que entender sus contenidos. Si alguien va a un laboratorio para estudiar cómo se comportan los científicos, no podrá entender nada si no entiende las teorías en que se están basando.

Por supuesto que Sokal y Bricmont no quieren decir que los astros se muevan según las leyes de Newton, sino que estas siguen (e intentan predecir) el movimiento de los astros. Solo gastaba una broma con que, como se suele decir, les traicionó el subconsciente y lo dijeron al revés.

No creo que el "programa fuerte" considera que la realidad no juega ningún papel en la creación de las teorías científicas. Sin duda que si una presunta "teoría científica" no tuviera una cierta correspondencia con la realidad, no tendría ningún recorrido; de hecho no sería contemplada como creíble o verosímil por los miembros de la sociedad. Pero no debemos confundir que exista esa vaga o aproximada correspondencia entre la teoría científica y la realidad con la idea propia de la teoría de la verdad-correspondencia, según la cual un enunciado es verdadero si efectivamente se corresponde con la realidad (adaequatio rei et intellectus en fórmula de Santo Tomás); eso nunca podremos saberlo, aunque sería imposible que eso sucediera de forma íntegra. Así, un mapa nunca será una imagen exacta de un territorio, pero eso no quita que haya unos mapas mejores y otros peores, que con aquellos podamos encontrar el camino en un terreno desconocido y con estos nos acabemos perdiendo. Por eso unos mapas tendrán mayor credibilidad que otros.

Pero siendo así, cuando dos teorías científicas entran en competencia, como ocurrió en tiempos de Galileo, y también en el siglo XX con ciertas teorías físicas o biológicas, la tarea del científico no es tanto mostrar que su teoría es cierta, sino hacerla al público y a la sociedad más verosímil o creíble que las teorías rivales. Porque el científico es hombre y no vive del aire, y aspira a traer el agua del apoyo institucional (especialmente financiero) a su propio molino. Por eso en muchos casos la labor del científico es claramente propagandística. Eso es algo que Feyerabend pretende demostrar en AM analizando el caso Galileo, y creo que es un factor a tener muy en cuenta en el análisis de Latour sobre el librito divulgativo de Einstein. Ciertamente, como se ha dicho ya en este hilo, Einstein expuso sus teorías de forma más rigurosa en sus publicaciones más técnicas, pero eso no le hubiera llevado muy lejos en su carrera profesional y en los reconocimientos institucionales y sociales que recibió a lo largo de su vida. Por eso escribió el opúsculo divulgativo que comenta Latour: no para demostrar la veracidad de su teoría, sino para darle credibilidad o verosimilitud a los "extraños" y contraintuitivos resultados a los que llegó.

Por eso, desde nuestro punto de vista (no somos físicos) lo relevante no es si la Teoría de la Relatividad es verdadera o no, sino las herramientas que utilizó Einstein para hacerla creíble; y para eso, como filósofos, algo podremos decir. No hay que olvidar que gran parte del relato de Einstein se basa en resultados experimentales que nos tenemos que creer porque Einstein (y otros físicos experimentales) lo dice, ya que comprobar empíricamente, con nuestros propios ojos (o registros en aparatos específicos) que la velocidad de la luz es constante en dos sistemas de referencia (aunque estos se muevan entre sí de manera uniforme) no lo vamos a poder hacer nunca. Es simplemente que damos mayor o menor credibilidad a lo que los físicos experimentales nos dicen que han observado ellos en sus sofisticados laboratorios.

NOTA: Yo seguiré por aquí en Semana Santa, pero no sé si diré muchas cosas, porque antes me quiero documentar leyendo íntegramente y con la debida atención el artículo de Latour y el librito de Einstein.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 27 Mar 2024 12:03 #82453

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Creo que estoy en condiciones de entrar en el capítulo 5 de Sokal y Bricmont, referente a Bruno Latour, en particular un artículo de este titulado "A Relativistic Account of Einstein's Relativity", que podríamos traducir como: "Una descripción relativista de la Relatividad de Einstein". Como se ve, Bruno Latour juega con el equívoco que se puede producir entre los términos relativista y relatividad, que, pese a su similitud y origen etimológico (ambas palabras derivan de "relativo", en cuanto opuesto a absoluto), significan aquí dos contrarios, por cuanto (y esto es lo que pretende mostrar Latour) la Teoría de la Relatividad es cualquier cosa menos relativista.

A este respecto es clave y muy clarificadora la tabla contenida en la Figura 5 de la página 16 del artículo de Latour:
RelativismoRelatividad
Puntos de vista privilegiadosPuntos de vista no privilegiados
Observadores independientesObservadores dependientes
Inequivalencia de observacionesEquivalencia de observaciones
No sobreimposición de trazasSobreimposición de trazas
El enunciador no tiene privilegiosEl enunciador obtiene beneficios al final
No hay privilegios a gran escalaHay privilegios a gran escala
No hay omnisciencia posibleHay posible omnisciencia

Pero Sokal y Bricmont no parecen haber entendido bien (o no parecen haber entendido en absoluto) de qué va el artículo de Latour, de forma que el capítulo 5 se acaba convirtiendo en un diálogo de besugos.
Sokal y Bricmont, p. 129-130:
Latour considera su artículo como una contribución enriquecedora al programa fuerte de la sociología de la ciencia, según el cual «el contenido de una ciencia es social de principio a fin» (pág. 3). Para él, dicho programa ha tenido «un cierto grado de éxito en las ciencias empíricas», pero menos en las ciencias matemáticas (pág. 3). En su opinión, es deplorable que los análisis sociales de la teoría de la relatividad de Einstein anteriores al suyo hayan «evitado los aspectos técnicos de la teoría» y no hayan sido capaces de dar ninguna «indicación de cómo la teoría de la relatividad propiamente dicha pueda considerarse social» (págs. 4-5; negritas del original). Latour se autoasigna la ambiciosa tarea de vindicar esta última idea, la cual se propone realizar redefiniendo el concepto de lo «social» (págs. 4-5). En aras de la brevedad, no vamos a discutir en detalle las conclusiones sociológicas que el autor pretende extraer de su análisis de la relatividad, sino que, simplemente, demostraremos que sus argumentos adolecen de varios errores fundamentales en lo que respecta a la propia teoría de la relatividad.

En realidad, como se puede entender claramente tras una lectura detenida del artículo de Latour en su integridad, este parte de la idea de que la Sociología de la ciencia contiene como parte integrante fundamental la existencia de un "contexto social" en el que aparecen las teorías científicas, contexto que de alguna manera explicaría a estas como producto imaginario (en el sentido de repertorio de imágenes) creado en un cierto entorno de determinadas condiciones sociales (históricas, económicas, culturales, etc.) que determinarían ideológicamente el contenido de las teorías científicas. Pero a la vez Latour constata lo difícil que resulta aplicar ese esquema de investigación en el caso de teorías físicas o matemáticas, fuertemente formalizadas y, por tanto, difícilmente conectables con un entorno social. De ahí que Latour intente lo siguiente: dejar a un lado el contexto social de Einstein y acudir directamente al texto de una de sus obras (en concreto el librito de divulgación "De la Teoría de la Relatividad especial y general") y extraer del propio texto (sin referencia alguna directa al contexto social en que fue elaborada la Teoría de la Relatividad) los condicionantes intrínsecos al mismo; que procederán del contexto social, seguramente, pero que serán suficientes por sí solos para lograr el objetivo del sociólogo de la ciencia cara a relativizar el contenido de la teoría, sin necesidad de un estudio exhaustivo de aquel contexto social, sin que esto suponga negar su existencia.

Esa es la "redefinición del concepto de lo social" a que se refieren Sokal y Bricmont, sin entender muy bien de qué se trata.

Por lo tanto, son irrelevantes los presuntos errores de Latour en lo que respecta a la propia teoría de la relatividad, si es que los hubiera, porque él no está hablando ni va a tratar de la teoría de la relatividad, sino de la exposición que hace Einstein de dicha teoría, es decir de la forma en que Einstein expone la teoría, independientemente del contenido material de esta y de si es verdadera o falsa. Ya expliqué en un mensaje anterior que el "programa fuerte" de la sociología del conocimiento no cree en la verdad o falsedad de las teorías, sino en su credibilidad.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
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Jesús M. Morote
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Última Edición: 27 Mar 2024 13:41 por Nolano.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 27 Mar 2024 13:34 #82457

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La semana que viene responderé a tus argumentos que me parecen muy interesantes. Esta semana estoy intentando desconectar del foro, aunque ciertos sucesos ocurridos en el hilo musical me lo estén impidiendo. Aunque me veas intervenir allí y no aquí no creas que he abandonado nuestra conversación.
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Imposturas intelectuales. Sokal y Bricmont 27 Mar 2024 17:38 #82461

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Nolano escribió:
Por lo tanto, son irrelevantes los presuntos errores de Latour en lo que respecta a la propia teoría de la relatividad, si es que los hubiera, porque él no está hablando ni va a tratar de la teoría de la relatividad, sino de la exposición que hace Einstein de dicha teoría, es decir de la forma en que Einstein expone la teoría, independientemente del contenido material de esta y de si es verdadera o falsa.

Cómo va a ser irrelevante el contenido de la teoría si lo que quiere hacer Latour es relativizar el contenido de la teoría. Pero si tú mismo lo acabas de decir:

Nolano escribió:
...extraer del propio texto (sin referencia alguna directa al contexto social en que fue elaborada la Teoría de la Relatividad) los condicionantes intrínsecos al mismo; que procederán del contexto social, seguramente, pero que serán suficientes por sí solos para lograr el objetivo del sociólogo de la ciencia cara a relativizar el contenido de la teoría, sin necesidad de un estudio exhaustivo de aquel contexto social, sin que esto suponga negar su existencia.

O sea, que Latour pretende demostrar que el contexto social determina el contenido de la teoría sin tener en cuenta el contexto social y sin tener en cuenta el contenido de la teoría. Pues eso sí que tiene mérito.
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