¿Y si desplazamos la pregunta hacia la razón misma? Se la podríamos plantear a Kant ya que él fue quien resumió en tres preguntas: ¿qué puedo hacer?, ¿qué debo hacer? y ¿qué me es lícito esperar?, todo interés de su razón, todo interés humano, especulativo y también práctico. Él subió a la palestra a la razón humana para dar cuenta de sus capacidades, de sus limitaciones. Además, él es ese estadio anterior, luego salpicado del “sucio charco” que, parece ser, fue la posmodernidad. ¿Fue?, bueno, ahora nos deslizamos por los recientemente explorados caminos del transhumanismo, del posthumanismo…
Entonces, ¿qué es la razón? Pues Kant usará el término cada vez en un sentido determinado, por lo que nos enfrentamos a un término plurívoco. Si enfocamos un poco más podemos identificar la razón con el entendimiento, pero ¿y el entendimiento? También para Kant el término abarca un vasto campo de denominación. Mójate un poco: “Ahora bien, entiendo aquí por razón todo poder superior de conocer y opongo, por consecuencia, lo racional a lo empírico”. Entonces, razón y entendimiento refieren al poder de pensar, es decir, a la capacidad de representar cualquier cosa por conceptos. Entendimiento y razón son el poder de los conceptos.
Los conceptos son representaciones generales y reglas de determinación del pensamiento de los casos singulares que caerían dentro de estas representaciones. Razón y entendimiento son el poder de las reglas. Ahora bien, toda regla tiene un fundamento, así pues, la razón es el poder de los principios.
Razón es la capacidad de pensar y de determinar reglas a partir de principios. Más, Kant, “… la razón es el poder que provee los principios del conocimiento a priori” es decir, de un conocimiento por conceptos, un conocimiento que yo, sujeto pensante, puedo alcanzar a partir del pensamiento racional, sin ayuda de la experiencia. Es conocimiento y también juicio pues tengo las reglas, tengo los principios, los fundamentos y yo, sujeto, ya me puedo lanzar con esas armas sobre cualquier ciencia que verse sobre objetos.
A partir de juicios analíticos digo lo que extraigo del concepto de sujeto y su carácter de verdad se encuentra en que el predicado no puede entrar en contradicción con él, su regla es el principio lógico de no contradicción. A partir de juicios sintéticos voy más allá del concepto de sujeto mediante la adición de predicados no incluidos en ese concepto, aquí ya debo apoyarme en la experiencia, es decir, es un conocimiento a posteriori. Pero hay juicios sintéticos a priori, es decir, conocimientos de algo que se adicione al sujeto sin apoyarse uno en la experiencia y estos conocimientos ¿son posibles? Parece que fue muy problemático para Kant, el fundamento de posibilidad de estos juicios sintéticos a priori, devenía un enigma: saber cómo una representación en relación con un objeto puede serlo sin afectarse por el objeto. Silencio.
¿Puede cambiarse el movimiento por el que nuestro conocimiento gira en torno a los objetos a otro en el que son los objetos los que rotan alrededor de nuestros conocimientos? Entonces ¿sobre qué versaba realmente este conocimiento? Esta pregunta la dejo en el aire, aunque hay una respuesta pero, como “séptima hija”, debo callar, vaya a ser que... Dejemos los enigmas y silencios, forzosamente hemos de retornar a los objetos.
Una ciencia se conforma, entre otras cosas, de la objetivación de un dominio de hechos, realidades, entes, que diría aquel, de la elaboración de conceptos fundamentales en los que se vierten los casos singulares, del cuestionamiento desde distintas perspectivas. De aquella objetivación se produce la tematización… pero es mediante la objetivación como comienza la elaboración de la comprensión de lo que luego será tematizado en relación con el objeto de estudio. Y estos dominios sobre los que nuestro entendimiento, nuestro poder de crear conceptos, de disponer de reglas y principios, ¿cuáles son? ¿Matemáticas, física, religiones, historia…? ¿Podemos hablar del término plurívoco de razón como razones cuando referimos a diversos ámbitos de conocimiento? Yo no veo por qué no, ¿acaso una Única Razón, como poder de pensar, no nos abocaría a un Único Pensamiento?