No sé como decirlo, quizá
limitándome a
cómo yo lo veo. Y es que parece que hay un problema en <
decir algo como a mi me parece>, ¿no os parece? Si partimos de que cualquier postulación, afirmación, enunciado, pontificación o cómo quiera que llamemos a expresar un discurrir personal preparado para exponerlo a debate está convenientemente sistematizado, en al menos, la coherencia en el uso de los conceptos que empleamos respecto al dominio que tenemos de ellos, la mayoría de diferencias de opinión, sobre todo en cuestiones tan basales como qué es la racionalidad, parece ser más bien un problema en el uso del lenguaje, ya se deba a la clarificación de las definiciones, o a posibles acepciones "múltiples" como señala Xna, de los conceptos, más que a un problema filosófico entorno a los conceptos, o al concepto en este caso sobre el que no parece haber acuerdo. Que es lo que está pasando aquí con palabras que parecen tener problemas para definirse. Por ejemplo, cuando Futaki dice:
Ahora, si queremos decir que todos usamos el cerebro para pensar...
es equivalente a cuando Pedro Pablo dice (parafraseo, porque no puedo dejarlo claro con una cita textual):
que la racionalidad es independiente del objeto a la que aplica.
Al fin y al cabo, la razón es una cualidad cognitiva: otros seres vivos tienen sistemas cognitivos altamente complejos, y se les debe atribuir una importante inteligencia, pero convendremos en que, por convención, por partir de pensar desde la herencia del pensamiento clásico siquiera, o por el mero hecho de pensar, no podemos atribuir racionalidad a otras especies aunque demuestren inteligencias con altos grados de especialización.
En esencia, e inspirándome en el ejemplo que da Feynmann de la legitimidad de la opinión de persona cualesquiera (lo que nos recuerda a no caer en falacias como la de autoridad) la razón de un astrofísico es la misma en su trabajo de campo que en la discusión en las reuniones de vecinos del edificio de su comunidad. Por supuesto, las conclusiones a las que llega en su trabajo no son las mismas: refinando modelos de cómo la energía oscura impulsa la expansión acelerada del universo, utilizando las complejas ecuaciones de la RG, analizando datos de telescopios espaciales, el uso de su razón, aplicada en ese contexto de alta especialización, es esencialmente la misma que emplea al considerar y discutir la necesidad de renovar los pasamanos en la escalera de su edificio.
La razón es una facultad cognitiva que utilizamos en diversos contextos y aplicaciones, y no se sustantiva o parcela en función del área de conocimiento u objeto al que se aplique. Eso sí: aunque es esencial para la interpretación y la interacción con el mundo, en todos los ámbitos que caen bajo la cognición, hay que entender que para funcionar emplea una herramienta elemental: la lógica. Por esto es importante, tanto la definición de conceptos y el uso del lenguaje empleado, como el diálogo por supuesto, así como seguir principios de coherencia y no contradicción o el dominio previo para enunciar o postular
ideas, en caso de que puedan ser consideradas tales -todos conocemos el ejemplo de: "según
la lógica del
evangelio del espagueti volador, no comerás macarrones con palillos" cuando de 'lógico' el asunto no tiene nada (espero no ofender a nadie con la frase "la lógica del evangelio", es un mero ejemplo)-. Es por este motivo que, aunque todos estemos pensando en el
logos o en
aquel pensamiento que se verbalizó en Ptah, o en cualquier otra idea metafísica heredada, milenios después podemos hablar de las complejidades cognitivas del pensamiento consciente como eventos activamente estudiados. Es de sobra reconocido que el pensamiento consciente no está basado en la lengua natural: sordo-mudos, el aprendizaje en los primeros años de vida, etc.
No podemos permanecer bajo la idea
del canto romántico de una u otra sirena, ni bajo las definiciones de uno u otro autor.