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TEMA: Hegel. Fenomenología. Cap. V. Certeza y verdad de la Razón. Parte 1ª.

Hegel. Fenomenología. Cap. V. Certeza y verdad de la Razón. Parte 1ª. 05 Feb 2024 00:27 #81503

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Este Capítulo V, Certeza y verdad de la Razón en la Fenomenología, se divide en tres grandes apartados precedidos de un introito cada uno de ellos. El Primer Apartado A se titula: La Razón que observa, y está dividido en otros tres subapartados (a,b,y c); el segundo apartado B se titula: La Realización efectiva de la Autoconciencia racional por medio de sí misma, y está dividido en tres subapartados (a,b y c); y el tercer apartado C, se titula: La Individualidad que se es real en y para sí misma, y también está dividido en tres subapartados (a,b y c).

Dice el filósofo: "La conciencia singular es en sí conciencia absoluta... Para la conciencia desdichada y miserable, el ser-en-sí es el más allá de sí misma", una especie de descubrimiento del infinito de Pi en su círculo interior. La singularidad aparece en su desarrollo completo, es el extremo objetual, conciencia efectiva y negación absoluta de sí misma. Retira de sí su ser-para-sí, algo parecido a existencia y lo convierte en el ser, el ser como existencia. Con todo ello adviene a la conciencia su unidad con "esto" universal. Su verdad es el término medio que le dice a la conciencia inmutable que la conciencia singular ha renunciado de sí misma, y a la singular que la inmutable ya no es un extremo para ella "sino que se ha reconciliado con ella. Este término medio es la unidad", este término medio enuncia y declara a la conciencia y a sí mismo "la certeza de ser toda verdad".

"Para que la autoconciencia sea razón, su relación hacia el ser-otro, hasta ahora negativa, se torna en positiva". Hegel se pone pues a sí mismo como objeto universal, es el único ente que hace producir esos cambios. Dice que lo que antes era la autoconciencia, era su autonomía y su libertad para salvarse y "conservarse a sí misma al precio del mundo", o de su realidad efectiva que aparecían como lo negativo de su esencia. Ahora en cuanto Razón, la autoconciencia se asegura de sí misma y recibe la calma frente a ellos (el mundo y la realidad efectiva), "su mismo pensar es la realidad efectiva; frente a ésta pues, ella -la autoconciencia- se comporta como idealismo". Antes la conciencia no entendía el mundo solo lo deseaba y trabajaba, solo después de perder el sepulcro de su verdad, de aniquilar el aniquilar de su realidad efectiva "descubre ella al mundo como su nuevo mundo efectivo" que al perdurar y mantenerse en la existencia tiene interés para ella, lo mismo que antes solo lo tenía su desaparecer. Es la persistencia del mundo lo que llega a ser la verdad de la conciencia, ella "está segura de que sólo en él -en el mundo- hace la experiencia de sí".

"La razón es la certeza que la conciencia tiene de ser toda realidad, así enuncia el idealismo el concepto de razón". Es decir blanco sobre blanco y apenas sin cuadrículas.

La autoconciencia "se prueba como tal en ese camino en que desaparecen para ella misma, primero, en el movimiento dialéctico del mismo querer decir, del percibir y del entendimiento, el ser-otro en cuanto en sí, y luego, en el movimiento a través de la autonomía de la conciencia en el señorío y la servidumbre, a través del pensamiento de la libertad... el ser-otro, en la medida en que es sólo para ella".

Da la sensación de que este "ser otro", se refiere el filósofo a un lugar intermedio entre el ser en sí que es esencia y el ser para sí que es existencia, no a un extremo ni mucho menos a una excentricidad. La autoconciencia como singularidad cancela ese "ser otro" intermedio entre esencia y existencia. Ser otro que, en cuanto en sí, debe referirse a ser otro en cuanto esencia, es decir el ser otro como ser el vecino, o la empresa, o dios mismo y el ser otro en cuanto ser para sí debe referirse al ser otro en cuanto existencia, ser para otro como ser para el vecino, ser para la empresa o ser para dios.

La conciencia deja a su espalda este camino y lo olvida al entrar en escena como razón. Lo que se hace es aseverar que la conciencia es toda realidad, pero de primeras no lo comprende pues el camino olvidado es el concepto de esta aseveración. A quien no haya hecho este camino, esa afirmación "le resulta incomprensible, inconcebible". El idealismo no expone ese camino, sino que comienza con esa afirmación, "enuncia una certeza inmediata frente a la cual están otras certezas". "Solo cuando la razón sale a escena al margen de esa contraposición de certezas, hace entrada su afirmación de sí, no sólo como certeza, aseveración y seguridad, sino como verdad; ... en cuanto sola y única. La entrada inmediata en escena es la abstracción de su estar presente, dada, cuya esencia y ser-en-sí es concepto absoluto, esto es, el movimiento de su haber llegado a ser -ser como esencia-". La razón es la certeza de ser toda realidad. Pero sigue siendo algo universal, pura abstracción de la realidad.

"Autoconciencia y ser son la misma esencia; la misma", esta categoría o unidad simple de la autoconciencia y del ser, empero, tiene en sí la diferencia; pues su esencia es...la de ser... igual a sí misma en el ser-otro o en la diferencia absoluta". La diferencia es, pero de un modo trasparente "como una diferencia que, al mismo tiempo, no lo es". Esta diferencia que al mismo tiempo no lo es es lo que descoloca todo el asunto ¿por qué dicen eso los filósofos después de haberse tomado la molestia del resto del argumento? Ah, claro porque ser queda mejor asociado a conciencia, si queda, pues, asociado a autoconciencia surge ahí la diferencia. Además es que antes había dicho que autoconciencia cancela lo ser-otro para ser autoconciencia, ahora, sin embargo, autoconciencia es igual a sí misma cuando es en el ser otro, que es la diferencia absoluta. Especular es de esa manera.

"Como a la razón le pertenecen la pura esencialidad de las cosas -es decir el en sí de las mismas-, así como su diferencia, de ningún modo podría hablarse ya, propiamente, de cosas, esto es, de algo tal que fuera para la conciencia solo lo negativo de ella misma".

Las categorías -Hegel se refiere a las aristotélicas- en su pluralidad son especies de la categoría pura (género o esencia). Pero ellas -las especies- son lo ambiguo que tiene dentro de su pluralidad "tiene en sí el ser-otro frente a la categoría pura", y la contradicen por esa pluralidad. La unidad pura tiene que cancelarlas con lo que se constituye como unidad negativa de las diferencias. Como unidad negativa que excluye las diferencias "es singularidad. una nueva categoría que es conciencia excluyente, es decir, que consiste en esto: que otro sea para ella". "Pero este otro de esta categoría son sólo las otras primeras categorías, a saber, la esencialidad pura y la diferencia pura". "La categoría pura remite a las especies, las cuales pasan a la categoría negativa, o a la singularidad; pero esta última remite de vuelta a aquella".

La conciencia en cuanto esencia, pasa desde sí, en cuanto categoría simple "a la singularidad y al objeto", cancela el recorrido y lo asume y se lo apropia y se enuncia a sí como la certeza de ser toda realidad. La primera vez que enuncia esto es solo la palabra abstracta y vacía de que "todo es suyo". Esta certeza es solo la categoría pura.

Hegel habla del idealismo vacío con referencias a Kant y a Fichte, pero que "este idealismo acaba por tener un doble sentido tan contradictorio como el del escepticismo", que "el concepto de éste idealismo afirma él mismo que no es un saber verdadero, pues solo la unidad de la apercepción es la verdad del saber" y la razón se condena a un saber no-verdadero a "practicar una opinión que dice lo que ella quiere íntimamente decir", una percepción que carece de toda verdad, y afirma "de algo doble y constituido de opuestos... que es la esencia, la unidad de apercepción", pero que la Cosa "en su concepto continúa siendo la misma cosa extraña a esa unidad".

La razón así es un inquieto buscar pero "declara que la satisfacción de encontrar es simplemente imposible", y que "la razón efectivamente real no es así de inconsecuente; sino que no siendo por ahora nada más la certeza de ser toda realidad... ella es consciente de sí como certeza de no ser todavía, en cuanto yo, la realidad en verdad, y se ve empujada a elevar su certeza a verdad y rellenar el Mío vacío". Un tanto cocinero Hegel aquí. Pero va bien.

A. La Razón que observa.

"La razón se ha propuesto saber la verdad" y tiene ahora "un interés universal por el mundo". Busca su otro, pero no halla más que su propia infinitud.

"La conciencia observa; es decir, la razón quiere encontrarse y tenerse como objeto que es, como modo efectivamente real, sensible y presente". "Como conciencia que observa... transforma el pensar en un pensar que es, o el ser en un ser pensado, y afirma... que las cosas solo tienen verdad en cuanto conceptos".

a. Observación de la naturaleza.- Dice Hegel que la conciencia "no pretenderá que la percepción de
que este cortaplumas esté al lado de esta lata de tabaco, pase por ser una observación. Lo percibido debe tener al menos el significado de algo universal, no de un esto sensible". ¡Esto es Hegel, esto es el auténtico filósofo!

Pero, ¿qué sucede con ese tiesto, con ese reloj de pared, o con el sujeto que pasa por la calle? pues que la conciencia "solo encuentra en el objeto la universalidad o el mío abstracto". En el reino de la indeterminidad de lo universal, la clasificación particularizadora se acerca a la singularización. Puede ser que aquí el filósofo se esté refiriendo a Linneo, su tremenda clasificación de géneros, especies e individuos en la naturaleza. Recordemos que Hegel es posterior a Linneo. Este murió en 1.778 y Hegel nació en 1.770. En ocho años fueron coetáneos.

En esa inmensa riqueza de observar y descubrir, puede que la conciencia "en lugar de una inmensa riqueza" haya encontrado "tan solo las barreras de la naturaleza y de su propia actividad".

Al diferenciar lo esencial y lo inesencial "el concepto se eleva por encima de la dispersión sensible" y el conocer declara que se trata "tanto de sí mismo como de las cosas" y vacila sobre si lo esencial y necesario para él, el conocer, "estará también en las cosas". Por otro lado, "lo conocido no es lo inesencial de las cosas, sino aquello por lo que estas" se retiran ellas mismas de la continuidad universal del ser en general, se separan de lo otro y son para sí.

"En tales sistemas de algo universal -se refiere a los sistemas de las cosas naturales que viene describiendo- que permanece igual a sí, tiene éste el significado de ser lo que permanece igual a sí, tanto del conocer como de las cosas mismas".

Pero el ser para sí pasa esencialmente también a su contrario, pues "la determinidad universal es la unidad de lo contrapuesto, de lo determinado y de lo universal en sí; tiene pues que disociarse en esta oposición".

"Porque lo determinado tiene, por su propia naturaleza, que perderse dentro de su contrario... la razón tiene más bien que continuar avanzando desde la determinidad inerte... hasta la observación de esa determinidad como es en verdad, a saber, referirse a su contrario".
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