Hola:
Por mi parte, me sumo al bando crítico de Heidegger o, al menos, al que considera no tanto su filosofía cuanto la relevancia de su figura en el panorama filosófico carente de una relación directa con la filosofía misma. Quiero decir, hay una disociación entre la altura o relevancia de su figura y la altura o relevancia de su filosofía hablando desde el punto de vista de la historia de la filosofía.
Pero todo depende no solo de la contextualización de la obra del autor, como se apunta por ahí, sino en la misma medida de la tradición filosófica desde la que uno habla y juzga la filosofía. Para los que nos hemos formado filosóficamente tomando la historia de la filosofía como su concepto, aquella disociación entre la figura de Heidegger y la relevancia de su filosofía es clara. Pero cuando se parte de una concepción de la filosofía que concibe la historia de la filosofía como un «mega-relato» sin vinculación ninguna con ella, aquella disociación es una opinión más como pudiera ser la contraria. Por esto, el juicio sobre Heidegger depende tanto de la contextualización de su obra cuanto de la concepción de la filosofía desde la que se parta.
Contextualizar a Heidegger y la altura de su filosofía son cosas distintas y separables aunque al final acaban entrelazándose. En efecto, el contexto es primero clave para comprender su filosofía, en este caso Ser y Tiempo; y luego una vez comprendida la obra entonces juzgar su altura tomando como referencia su posición en la historia de la filosofía. Porque ésta es la que cierra el círculo que abrió la contextualización: reivindicar a día de hoy el invento del fuego o de la rueda es una chifladura, o la demostración de que el cuadrado de la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los cuadrados de los cateteos. Pero en su momento histórico concreto es lo contrario. ¿Se ve? La historia es lo que cierra o perfecciona la cadena de los juicios. Pero voy al grano.
Sobre el contexto histórico de la obra Ser y Tiempo basta traer a colación la obra de O. Spengler: La decadencia de Occidente, que pone título no solo a su obra sino a todo un sentir general en la Europa de principios del S. XX. Es importante subrayar que los mayores avances de la ciencia y la tecnología pertenecen a esta época causada por la institucionalización de ambas. Desde mediados o finales del S. XIX el Estado es quién asume la promoción de este avance creando las primeras Escuelas de Ingeniera etc. En los siglos precedentes, la ciencia y la tecnología era un asunto vocacional impulsado desde el mecenazgo o el altruismo etc. ¿Por qué es importante subrayar esta contradicción entre la decadencia de Occidente y el avance de la ciencia y la cultura en general? Porque se trataba de una decadencia política y social. Lo que se tambaleaba a inicios del S. XX era el orden económico y social, no el desarrollo de la humanidad, y la filosofía como ninguna otra área cultural contribuía al derrumbe de este orden. Las razones de esta oposición de la filosofía con el mundo del S.XX no es difícil de explicar. En dos palabras: Kant hizo suya toda la filosofía moderna, Hegel toda la historia de la filosofía. Cuando Marx hizo suyo a Hegel la filosofía en cuanto tal se puso en contra del mundo. Este sería el primer contexto de Ser y Tiempo: un mundo donde la filosofía en cuanto tal es hostil y opuesta al mundo.
El segundo punto es la posición de Heidegger al respecto. O el contenido de Ser y Tiempo. Si se toma partido por la filosofía se toma partida por el derrumbe del mundo. Pero si se toma partido por el mundo el derrumbe hay que trasladarlo a la filosofía. Esta segunda opción es lo que conecta Ser y Tiempo con la problemática de su tiempo histórico. En esto Heidegger no es ningún pionero: desde Burke pasando por Nietzsche los derroteros “ilustrados y modernos” de la filosofía alemana fueron ya criticados. La influencia de Nietzsche es importante. Por decirlo también con pocas palabras: la decadencia de Occidente es resultado directo del punto de vista del siervo o del esclavo (obsérvese cómo todo arranca y flota en el escepticismo teórico trascendental: no hay Ser sino que el Ser es politica). Toda la cultura Occidental es producto de la relación amo-esclavo y de la preponderancia del punto de vista del esclavo sobre la de su amor o señor. El vehículo que ha extendido la primacía del punto de vista de esclavo ha sido el cristianismo formado a su vez del platonismo. La transmutación entonces de estos valores asociados al cristianismo-platonismo, la reivindicación del super-hombre y del eterno retorno tiene este trasfondo político: dar nacimiento a una nueva cultura tomando los valores del punto de vista del amo o señor.
Aunque pueda parecer rocambolesca esta “de-contrucción” de Ser y Tiempo que comento, la Analítica existencial de Heidegger es imposible de comprender sin esta oposición siervo-señor o amo-esclavo que tanto Nietzsche cuanto Heidegger toman de la Fenomenología del espíritu de Hegel. Aunque con una diferencia: los ilustrados (incluyendo a Marx) ven al interior del Ser y la filosofía la «resolución de la oposición». Hegel pensaba que la oposición siervo-señor o amo-esclavo llevaba a fin con la revolución francesa. Marx la pospone para la siguiente revolución o para la doble negación (para la doble negación del Antiguo Régimen). En cualquier caso, las tesis de Hegel y Marx no son ahora pertinentes.
Entrando ya en materia, la Analítica existencial del Ser y Tiempo tiene dos motivaciones. Por un lado, superar la historia de la filosofía, entiéndase, aquella filosofía producto del punto de vista de la servidumbre de la que surge el anhelo de los valores ilustrados: libertad, igualdad, fraternidad llevado al extremo del socialismo. Es lo que Heidegger llama überwindung der Metaphysik. Por otro, dar una fundamentación a una nueva metafísica asociada a nuevos valores del otro lado de la oposición.
A partir de esta base, yo quedo a disposición de defender mi punto de vista acerca del significado de Ser y Tiempo, sin duda compleja y oscura. En un estudio que hice de la misma, configuré un cuadro de categorías que me ayudaron a estudiar la obra y que podemos tomar de referencia para su debate. Es el siguiente:
1.-Ser-ahí y ente: prioridad de la existencia (Existenz) sobre la esencia y mioeidad (ser-mio)
2.- Ser-en-el-mundo: facticidad
2.a.-Ser-en. Ocupación: útil, ser-a-la-mano, ser-a-la-vista, funcionalidad, mundanidad
2.b.-Ser-con-otros. Pre-ocupación, solicitud
3.-Estado de abierto: existencialidad (Existenz)
3.a.- Encontrarse, estado de ánimo: deyección.
3.b.- Comprender, poder-ser, posibilidad: proyecto. Interpretación, sentido
3.c.-Habla (escuchar, callar)
4.- La caída: Inautenticidad, cotidianidad. Uno, publicidad: habladuría, curiosidad, ambigüedad
5- El cuidado:
5.a-Angustia
5.b.-Cuidado: pre-ser-se, ser-ya, ser-cabe-en-el-mundo
6.- Ser-para-la-muerte: ser-para-el-fin
7.-Estado de resuelto:
7.a.- Llamada de la conciencia
7.b.- Comprensión de la llamada y la culpa: la nada o negatividad.
7.c.- Estado de resuelto: querer-tener-conciencia, libertad para morir, ser-sí-mismo
8- Temporalidad
8.a.- Modo de llegar a sí mismo: futuro
8.b.- Modo de haber sido: pasado
8.c.- Modo de ser-presente: presente
9.- Historicidad. Nacimiento, entre, muerte: acontecimiento del Ser
Aunque pueda asustar de entrada el cuadro hay una racionalidad que lo hace inteligible precisamente en torno a la dicotomía «vida inauténtica» y «vida auténtica» que viene a expresar bajo el lenguaje de esta analítica aquella dicotomía entre punto de vista del siervo y del señor. Sobre los «principios arquitectónicos» de esta Analítica los podría ir comentando sobre la marcha. Partiendo del escepticismo trascendental (primado de la razón práctica por la impracticabilidad de la teórica) y trasladando el punto de vista trascendental hacia la Antropología (traslado que inicia Husserl), la Analítica existencial, en efecto, parte de la base que aquella dicotomía autenticidad/inautenticidad no flota en el aire [tampoco vendrían de las relaciones sociales pendientes del modo de producción (!)] sino de unas “estructuras” asociadas a la existencia individual, esto es, al modo de una A-percepción no psicológica sino antropológico-existencial.
Pero corto aquí para no alargar más el mensaje. Un saludo.