rdomenech31 escribió: Si el argumento se plantea como una deducción de la necesidad a partir de la contingencia, es cierto que no es deductivamente válido, pero yo creo que hay una premisa adicional que no has tenido en cuenta.
Partí interpretando la lógica del argumento teniendo en cuenta la no universalidad del principio de razón suficiente, interpretándolo como una cadena de causa-efecto bajo las 3 posibilidades que dicta el Trilema de Munchhausen: una causa primera incausada, un ciclo causal, o una regresión infinita. Rechazando todas por su insatisfactoriedad, la crítica de la lógica del argumento a la luz de la lógica de hoy era la más directa.
Pero de hecho el principio de razón suficiente en los argumentos teológicos es eminentemente problemático porque asume lo que intenta probar.
De este modo, en el marco del argumento teológico donde se externaliza la causa primera (la necesidad es externa a la contingencia), aunque se aplique considerando la imposibilidad de la regresión infinita, resulta ser evidentemente recursivo, generando un regreso infinito si continuamente se busca una razón detrás de cada razón para hallar la necesidad de ‘razón primera’ o ‘causa no causada’ de un tipo de entidad conceptual con correlato físico (que es la raíz conceptual del problema), porque además se está pidiendo, para la imposibilidad de remontarse hasta el infinito, que el principio de razón suficiente en el que basarse sea defectuoso y tenga la excepción de la causa primera que son salva de dicha regresión infinita, y dé en contradicción al dar con la causa primera (que ya está presuponiendo).
Por ejemplo:
1: Todo evento E tiene una razón suficiente R.
2: La razón suficiente R para un evento E debe ser externa a E.
3: Si seguimos buscando razones suficientes, o llegamos a una razón que no es externa (contradicción con la premisa 2) o entramos en un ciclo infinito (lo que contradice la noción de una "razón suficiente" definitiva).
Por otro lado: un argumento que asuma que
una cadena infinita de causas es imposible hace una afirmación que no es necesariamente verdadera sino dependiente de ciertos axiomas metafísicos o filosóficos. De hecho, es sólo una suposición que simplifica nuestra comprensión de la contingencia, pero no es una evidencia en favor del argumento en ningún sentido.
La lógica del argumento, por sumarle el principio de razón suficiente, no puede pasar a "ser irreprochable" (como ejemplo histórico admito que puede ser interesante de conocer y analizar, y paremos de contar) cuando de hecho
no resuelve la explicación de la existencia de la causa primera que pretende demostrar. Aunque como digo, consideré que el argumento teológico lo presupone, y que la imposibilidad de una causa infinita es sólo una de estas 3 posibilidades; además, que ésta se rechace hace que la conclusión de que el ‘algo necesariamente existente’ deba ser Dios o la divinidad sea un salto lógico injustificado.
El principio de razón suficiente sirve para la investigación filosófica y en cierto modo para el pensamiento inquisitivo de la ciencia sobre la realidad, pero debemos reconocer que asumir bajo todas las consecuencias cualquiera de entre las 3 insatisfactorias posibilidades esta cuestión no se resuelve.
Sin embargo, yo creo que el problema más grave del argumento está en los conceptos que emplea.
Coincido. Es lo único que
parece un problema en un sentido filosófico. El cómo aplicar ciertos conceptos filosóficos en ciertas interpretaciones parece algo auxiliar, de la literatura, más que a la confrontación del caso en sí mismo. Por eso dije que “
argumentar sobre su existencia como si se tratara de entidades físicas puede llevar a errores lógicos y a malentendidos”.
Es el principal problema que enfrentan los conceptos culturales de la divinidad cuando quieren validarse universalmente. El problema de Dios es un problema del lenguaje.
"No se me ocurren más opciones. No sé en que consistiría una supuesta necesidad metafísica... Quien afirma que Dios existe está afirmando la existencia de un determinado ser y tendrá que proporcionar evidencias de su existencia."
La tensión, errores lógicos o malentendidos a los que aludí en los mensajes anteriores está aquí, en: 1) describir la existencia de la divinidad con términos con los que se describe entidades físicas y 2) confundir la existencia conceptual con la existencia física.
Coincido en que no parece que □(∃xDios(x))→¬◊(¬∃xDios(x)) sea coherente con nuestra comprensión de la lógica y la ontología. El tipo de necesidad de existencia invariable de Dios en todos los mundos posibles, □∃x(D(x)), es demasiado fuerte incluso en matemáticas y, en entidades empíricamente indetectables y no verificables nos obliga a descartarlo o a flexibilizar los criterios para evaluar de evidencia y verificación, pero es que la necesidad de la existencia de Dios o la divinidad o bien se agota al definirlo como un simple sentimiento en el corazón de las personas que quieren dar un sentido metafísico a la existencia misma (porque se trata de una experiencia privada), o se cae en errores y falacias al querer trasladar su existencia conceptual a una existencia física apoyada en afirmaciones que confunden las instancias 'conceptual' y 'físicas' de la existencia por su modo de concebirse y formularse.
Si somos conscientes de que no podemos considerar a Dios como una entidad física y lo que esto implica, que no podemos tratar de observarlo o de detectarlo mediante métodos empíricos, entonces no caeremos en el error de considerar que, por la forma en que prediquemos propiedades metafísicas estas puedan ser demostradas de la misma manera que las propiedades físicas. Supongo que este tipo de discusiones deben distinguir entre los tipos o modos de existencia que intenté introducir al principio, y niveles de necesidad para evitar argumentos circulares y afirmaciones incoherentes o indefendibles.