Para llegar a algún resultado de provecho habrá que dilucidar sin lugar a equívocos ni ambigüedades qué significan exactamente las proposiciones enfrentadas sobre las que estamos discutiendo. Voy a suponer provisionalmente que nos referimos todos a lo mismo cuando decimos “razón”, porque creo que será conveniente, antes de discutir, si hubiera que hacerlo, el alcance semántico de esa palabra, saber a qué proposiciones o enunciados la vamos a aplicar. También voy a suponer que cuando hablamos de “razón” nos referimos a la “razón pura” y que esta expresión, traducida del alemán, es la misma que “pura razón” (
reinen Vernunft).
Aquí se han propuesto dos enunciados:
a) “Ninguna filosofía vive de la pura razón” (Jaeger).
b) “Toda filosofía vive de la razón pura” (yo).
En lo que respecta a mi enunciado, no tengo ningún problema en formalizarlo: lo que digo es que la razón es condición necesaria para la filosofía, es decir, que la inexistencia de razón es condición suficiente para que sea imposible la filosofía. O sea: Λx (¬Rx→¬Fx); para todo ser “x”, si éste es incapaz de razonar, entonces es incapaz de filosofar.
En lo que respecta al enunciado de Jaeger, creo que caben varias posibles interpretaciones. Descarto de entrada que signifique la negación del mío, es decir, que Jaeger afime que la razón no es condición necesaria de la filosofía [Λx ¬(¬Rx→¬Fx)]; si se afirmase eso, cabría que un ser irracional filosofase, o sea, cabría un mundo en el que sería posible un ser “x” que ¬Rx^Fx, lo que yo, en principio, creo que nadie afirma.
La segunda interpretación de la frase de Jaeger, ésta sí plausible, sería que la razón no es condición suficiente para la filosofía, es decir, que es falso que si alguien tiene la capacidad de razonar, por eso solo, ya tenga la capacidad de filosofar: Λx ¬(Rx→Fx).
Finalmente, una tercera interpretación del enunciado de Jaeger, podría ser la de que la razón no es condición necesaria y suficiente para la filosofía, es decir, que es falso que alguien tenga la capacidad de filosofar si, y sólo si, tiene la capacidad de razonar (o, lo que viene a ser lo mismo, que alguien tiene la capacidad de razonar si, y sólo si, tiene la capacidad de filosofar): Λx ¬(Rx↔Fx).
Tenemos, por tanto, que decidirnos entre tres proposiciones cuyas tablas veritativas son las siguientes (las columnas 3 y 4 recogen las dos interpretaciones del enunciado de Jaeger; la columna 5 mi enunciado):
Rx | Fx | Λx ¬(Rx→Fx) | Λx ¬(Rx↔Fx) | Λx (¬Rx→¬Fx) |
1 | 1 | 0 | 0 | 1 |
1 | 0 | 1 | 1 | 1 |
0 | 1 | 0 | 1 | 0 |
0 | 0 | 0 | 0 | 1 |
En ambas interpretaciones del enunciado de Jaeger es verdad que entre todos los que razonan hay quienes no son capaces de filosofar; eso también es verdad según mi enunciado (fila 2 de la tabla). También en ambas interpretaciones del enunciado de Jaeger es falso que todo el mundo que tenga capacidad de raciocinio sea también capaz de filosofar (fila 1). Éste parece ser el punto clave de la discrepancia entre el enunciado de Jaeger y el mío. Pero antes de entrar en ello conviene decidirse por una de las dos interpretaciones del enunciado de Jaeger. En mi opinión el enunciado en su formulación de la cuarta columna de la tabla [Λx ¬(Rx↔Fx)] es insostenible. En efecto, de la tercera fila resulta que según esta interpretación hay que admitir como verdadero que puede haber gente capaz de filosofar y que, sin embargo, es incapaz de razonar. Esta conclusión es inadmisible, y es la misma que nos llevó antes a descartar una primera interpretación del enunciado de Jaeger: ¿cómo va a haber alguien que filosofe si no puede razonar? Así pues, ya hemos concentrado nuestra discusión en dos fórmulas (las de las columnas tercera y quinta de la tabla).
No nos interesa demasiado la discrepancia que observamos en la fila 4 de la tabla; en efecto, en esa situación se están incluyendo en el ámbito de aplicación del enunciado seres irracionales (ya que en esa fila sería falso que todo “x” tenga capacidad de razonar) y ese ámbito tan amplio no nos interesa aquí. La fila que realmente nos importa ahora es la fila 1, en la que todo “x” es capaz de razonar. Ambos enunciados (el de Jaeger y el mío) admiten, en la fila 2, que es verdad que de todos los seres capaces de razonar, sólo algunos puedan filosofar. Pero mi enunciado, además, admite la posibilidad de que todos los seres racionales puedan filosofar, opción esta que Jaeger consideraría falsa. Es decir, el conjunto de los seres capaces de filosofar es un subconjunto del conjunto de los seres capaces de razonar; en eso estamos de acuerdo. Pero en mi versión se admite que el conjunto de los seres racionales y el de los seres capaces de filosofar coincida (al fin y al cabo, todo conjunto es un subconjunto de sí mismo), pero en la de Jaeger no se admite eso: es imposible que no pueda existir un ser que razone y no sea capaz de filosofar, tiene que existir (en potencia al menos, aunque no necesariamente en acto) un ser que sea capaz de razonar pero no de filosofar. A mí personalmente, eso me parece un tanto excesivo.
Pero es lo que dice Jaeger. Hay una actividad que es razonar, pero esa facultad no basta para filosofar; para esto último se requiere una condición más. Creo que sería legítimo pedir a Jaeger una explicación de su enunciado; explicación que, sin embargo, yo no tengo que dar para el mío, ya que es más abierto y admite tanto el postulado de Jaeger como uno más amplio, que incluya también el hecho de que todo ser capaz de razonar es capaz de filosofar. Jaeger podría justificar su afirmación señalando qué seres son esos que pueden razonar pero no filosofar: ¿tal vez Dios, los ángeles, ciertos espíritus puros? Naturalmente, no existiendo en el mundo de los hechos observables ningún ser racional no inserto en un entorno físico, social y cultural, difícilmente Jaeger y los que con él sostengan su frase podrán mostrarnos dichos seres capaces de razonar pero no de filosofar. Entonces la única vía para convencernos de su postulado será teórica, es decir, demostrar que la capacidad de raciocinio puede hallarse en seres racionales sin historia, sin entorno, sin cultura. Y a mí, personalmente, eso me parece problemático y por eso creo bastante dudoso que podamos suscribir, con Jaeger, que “ninguna filosofía vive de la pura razón”; o, en todo caso, aun pudiendo compartirla, resulta sumamente dudoso que un enunciado como ése tenga alguna utilidad filosófica. En efecto, si no se puede señalar ser alguno que razone y no filosofe, no se alcanza a ver la utilidad de establecer una sutil diferencia semántica entre “razonar” y “filosofar” que, careciendo de aplicación en los hechos observables, tampoco ofrece unos contornos suficientemente claros como para servir de base a una posición teórica fructífera.