Grealeser escribió:Lo que necesitamos es un criterio para decidir si es posible encontrar lenguajes de jerarquía vertical, es decir, para los que unos sean mejores que otros. Y es que, por más que pienso, no me imagino versos de Neruda escritos en Nepalí, por poner un ejemplo. Es decir, que si el criterio es hacer poesía (y el tipo de pensamiento creativo al que aludes) pues el castellano será superior a esa otro idioma. Ahora bien, si el criterio es la tonalidad de colores para distinguir cortezas de árboles, pues lo mismo ahí sí, lo mismo ahí el nepalí se lleva la palma al estar el lenguaje inexorablemente imbricado con el enfoque social-cultural. Es decir, una vez más, que diferentes idiomas llevaría a diferentes percepciones; con unos idiomas se pondría más énfasis en ciertas parcelas de la realidad y con otro en otras.
Te animo a que, lejos de preguntar y a cercenar las posibilidades de nosotros los alumnos de filosofía a "aprender para recorrer ciertas aventuras", veas con buenos ojos el que la gente piense, se pierda en miles de laberintos, cometa errores torpes y sin aparente sentido. Tal vez ahí, en el juego dialéctico de pregunta-respuesta ya inventado por Sócrates, se pueda alcanzar razones "razonables".
Bueno, pues me animaré por los vericuetos del laberinto, espero no perderme ...
Grealeser... Ay, qué difícil es esto de la relación pensamiento-lenguaje. Cuando leí tu argumentación de inmediato me sentí 'enganchada' por el tema por mi formación filológica, entre otras cosas. Y también recordé mucho de lo estudiado pero, en concreto, una conferencia a la que asistí en la Universidad de Cambridge cuando estaba realizando allí mis estudios de Lengua Inglesa, y que abordaba en profundidad esta temática. Entre otros, intervenían varios prestigiosos lingüistas expertos en Biolingüística y seguidores de las teorías de Chomsky. Citaré algunas conclusiones propias y ajenas extraídas de todo esto.
Y como comentas, nos preguntamos si sería razonable pensar si unas lenguas son mejores que otras para determinados fines. Por poner algún ejemplo, ¿acaso será el inglés más conveniente para comunicar proposiciones científicas que el portugués?. ¿O el francés mejor para la expresión poética que el sueco?. No hay más que recordar a Heidegger cuando consideraba las especiales virtudes del alemán y el griego en los campos de la ontología y la filosofía.
De entrada, este tipo de consideraciones no tienen ninguna base científica sino más bien con connotaciones étnicas, políticas, sociológicas, económicas de dudoso origen. Y lo de Heidegger es tan insostenible como aquello otro que decía Diderot cuando sostenía que
'el francés era la lengua perfecta para el racionalismo ilustrado', y por contra,
'el español y el italiano lo eran para la farsa y la mentira'. Como dirían en la lengua del gran William Shakespeare,
'Damn, Shit !!!'
Según los adeptos a la biolingüística, todas las lenguas tienen las mismas capacidades expresivas y funcionalidades para sus usuarios, es decir, les ayudan a reflexionar, racionalizar, a relacionarse con el mundo y su entorno, a expresar emociones, pensamientos e ideas, etc. Se da el caso que hay lenguas que poseen un léxico más amplio que otras, pero eso dependerá de las dimensiones del entorno cultural en el que se desarrollan, del peso específico dentro del contexto internacional, no de esa lengua en cuestión. Pasa lo mismo con las personas, con mayor bagaje cultural o dominio de la lengua que otras y, por ende, que conozcan mejor su léxico. Yo por ejemplo, por ser completamente urbanita, conoceré menos unidades léxicas para referirme a las labores del campo que un agricultor. O lo mismo le pasará a un jurista que conocerá en profundidad el léxico jurídico especializado y los demás lo desconoceremos prácticamente.
Por tanto,
no existe una jerarquización lingüística, no hay lenguas superiores ni inferiores. Si fuera necesario para sus usuarios se puede dotar del léxico preciso para tratar o hablar de lo que queramos, desde ética a álgebra o física cuántica, si en algunas lenguas no tienen un léxico suficiente para referirse, por ejemplo, a termodinámica, es porque no ha sido una necesidad hasta hoy. Pero si lo necesitaran, esa lengua adoptaría con total naturalidad el léxico científico demandado. Cualquier lengua tiene recursos para incorporar nuevo vocabulario, se ha realizado a lo largo de la historia y nada tiene que ver con deseos o con sugerencias.
Y no debemos olvidar que realmente y tal y como dicen los expertos
'el léxico es la superficie de la lengua', lo destacable y que distingue fundamentalmente una lengua es su gramática. Y, sobre esto, como apuntaba el antropólogo y lingüista estadounidense, Edward Sapir,
'no hay ninguna diferencia entre Platón y un porquero.'
Existe un ejemplo que me encanta por ser muy ilustrativo de todo esto y es el caso insólito de la lengua hebrea. El hebreo se trataba de una lengua muerta desde casi finales de la Edad Media, que únicamente era empleada en los ritos litúrgicos. Pero, con el auge del sionismo a finales del siglo XIX, se fue convirtiendo paulatinamente en la lengua nativa de multitud de judíos al tomar éstos una extremada conciencia de grupo. Para conseguir este objetivo, aislaron a los niños de cualquier contacto con otras lenguas que no fuera la hebrea en la que sus padres y tutores les hablaban, así como todo su entorno en el que se movían e iba transcurriendo su vida. Y el invento funcionó. El hebreo se habla hoy en día por millones de personas en Israel y, en consecuencia, en Nueva York, la ciudad que cuenta con mayor número de judíos del mundo.
Siguiendo con nuestra proposición, el hebreo carecía de cualquier léxico científico, cultural, literario, político, matemático, etc., que se pudiera haber desarrollado desde la Edad Media. En el anterior, sí que había vocabulario específico procedente del griego y del latín, pero incluso éste era muy poco empleado en la liturgia eclesiástica.
¿Qué hicieron entonces?. Pues sí, incorporar vocabulario. Actualmente, Israel es una potencia científica de primer orden, y en sus universidades y centros de investigación y desarrollo se trabaja en hebreo.
Y siguiendo este ejemplo, cualquier lengua puede hacerlo. Presuponer lo contario sería considerar al hebreo superior, por ejemplo, al 'warao' (lengua indígena de la Guayana Francesa). O, peor aún, tomar por superiores a los hebreos a nivel cognitivo. Y esto es totalmente inadmisible, puesto que nadie es superior a nadie, ni ningún pueblo a otro. Habrá individuos que destaquen sobre el resto por factores cognitivos o genéticos, pero esto no se puede trasladar nunca al plano colectivo. Las lenguas se van desarrollando en un contexto cultural determinado y, a medida que va cambiando, se van incorporando nuevos vocablos.
Con las Nuevas Tecnologías e Internet, la RAE ha tenido que adoptar muchos en los últimos tiempos, si es necesario incorporar 'chat', 'tuit', 'ratón' 'web', 'módem' o 'USB', se incorpora y punto. Esto es algo muy viejo, por ejemplo, mucha parte del léxico inglés, que utilizamos hoy, está compuesto por préstamos tomados del francés cuando los galos sometieron a la pérfida Albión allá por los siglos XI, XII, XII y XIV. Es algo viejo y, también universal, como puntualizan los expertos lingüistas.
Para concluir, no podemos decir que haya lenguas mejores o peores, unas mejores para la filosofía o para la mentira, y todas pueden cambiar, desarrollarse, y ampliar su léxico. Y volviendo al inicio de este comentario la relación pensamiento-lenguaje es una de las cuestiones más complejas de abordar por la ciencia, puesto que el concepto de pensamiento es un tanto impreciso, no es sólo lingüístico, hay muchos conceptos muy difíciles de transmitir lingüísticamente.
Ni el lenguaje se relaciona con todos los aspectos de la mente, ni se piensa que determine la forma de pensar o algo similar. Lo que sí está claro, es que el lenguaje es una forma de conocimiento de un cierto tipo, y en consecuencia, las
diversas lenguas son el reflejo de las diferentes formas de organizar la facultad del lenguaje.
Estas formas
que no son ni mejores ni peores, sino que son diferentes. Diferencias que confieren a cada lengua una diversidad que las transforma en valiosos elementos de la naturaleza del lenguaje y, por tanto, de la naturaleza humana.
Ahora podríamos pasar a analizar a grandes rasgos las peculiaridades que caracterizan a diversas lenguas, las más representativas. Pero determinar si una lengua nos deriva a pensar de una manera concreta o si determina nuestra forma de pensar, me temo que sigue siendo un tema de máximo interés y debate por parte de la comunidad científica y sin una respuesta determinante por el momento.
Grealeser, has abierto un melón demasiado grande, en mi opinión, que daría para muchas, muchas líneas. Yo también estoy muy interesada en el tema del desarrollo y la evolución del lenguaje, y creo que daría material más que suficiente para un trabajo de fin de Grado. Veremos.
Saludos.