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TEMA: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto

Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 26 Abr 2011 11:51 #2409

  • Nolano
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Todo se andará, Topos. Ten en cuenta que Félix Ovejero, el autor del segundo de los artículos cuyo contenido cuestioné, es un destacado dirigente de "Ciudadanos". Ya había advertido en un mensaje anterior que no andaban tan lejos. Tarde o temprano, todas las éticas materiales acaban coincidiendo (no en sus valores materiales, por supuesto, pero sí en emprenderla contra las éticas formales).
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
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Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 26 Abr 2011 12:05 #2410

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De todas formas aquí en España el asunto es bien distinto, ya que la extrema derecha está en el PP, sólo hace falta oir dos frases de Mayor Oreja para que se te pongan los pelos de punta. (A mayor oreja, menor cerebro). Así que, por muchos Ciudadanos que salgan aquí, teniendo a la derecha de toda la vida, la gente no busca novedades, añoran a Aznar.
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Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 26 Abr 2011 21:15 #2418

  • HermesT
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Nolano escribió:
HermesT escribió:
Sin duda Dios ha muerto y a falta de éste deberemos ser nosotros quienes tomemos el testigo.
Ya ves, Johan, lo pronto que hay gente dispuesta a postularse para ocupar el trono vacante de Dios.


Hombre Nolano, no te pongas celoso, que a tí también te reservo tu trocito de cielo...:P

"Tomemos" no es un plural mayestático, sino plural a secas que quiere, sin mucha fortuna por lo visto, indicar que entre todo el género humano debemos darnos las pautas que apunten hacia el "bien" o hacia el "mal".

Emprenderla contra las éticas formales no es muy diferente de acometer gigantes en las llanuras de La Mancha. Por eso no es posible y el debate se reduce, en el plano de la realidad, a establecer una ética material que apunte hacia el bien social.

Y si hciéramos una encuesta sobre definir lo anterior de una forma sencilla como "regulación política y jurídica que busque una sociedad lo mejor posible para el mayor número de personas posibles" puede que hasta la mayoría estaría de acuerdo, y puede que hasta pensara que la ética material del sistema liberal-capitalista esté lejos de de conseguirlo o quizás en las antípodas de ello.

Desde luego la ética material de la autorregulación de los mercados, la mano invisible, la ambición personal como motor de prosperidad, el crecimiento perpetuo y otros mandamientos cada vez convencen menos.

Lo moral y lo jurídico tienen lazos indisolubles que no es tan sencillo separar. Uno espera que las leyes respondan a valores morales como el de justicia, y que no fomente o proteja valores o conductas inmorales.

Uno de los problemas de la democracia hoy dia es el desapego de la ciudadanía. Y uno de los factores de peso para ello es que los legisladores tiene el oído muy fino para algunos grupos de presión y una sordera inquietante para aquellos que los votan. Sin obligación de respetar programa electoral alguno y sin medidas de control del poder político por parte de la ciudadanía, no es extraño que cada vez más éste sea un problema que apunta la la línea de flotación del sistema de gobierno actual.
Bienaventurados los que lo tienen claro, porque de ellos es el reino de los ciegos.(J.M. Serrat)
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A very great deal more truth can become known than can be proven.(Richard P. Feynman)
Quiero tortilla: no me interesa romper huevos :-P
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Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 27 Abr 2011 12:46 #2422

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Nolano en el mensaje 2405 escribió:
Kierkegaard escribió:
hasta hoy ése modelo se consolidaba como incuestionable. Su estrepitoso fracaso nos azuza para volver a revisarlo.
(...)
Y la mano invisible, el cuento de la autorregulación, ya no creo que se sostenga. Cuando el sistema se resquebraja,

Me gustaría resaltar, Kierkegaard, que lo que tú estás propugnando es justamente lo contrario de lo que proponen Costas y Ovejero, pues éstos defienden el mantenimiento del sistema que ha dado lugar a la crisis. La cosa no es tan evidente en Ovejero, pues su defensa del sistema se manifiesta sólo de forma indirecta, mediante la crítica que hace a los críticos del actual marco de relaciones laborales y de las propuestas inmovilistas de los sindicatos. En Costas la defensa del sistema es expresa:
Costas escribió:
No creo que necesitemos otro capitalismo, pero sí necesitamos salvar al capitalismo de estos capitalistas
No me tenía yo, Nolano, por tan revolucionario ;) En realidad, aunque discrepemos en algunas ideas y formas, creo que no se puede poner en posiciones antitéticas a mi postura y a las de Ovejero y Costas.

Yo no creo que haya que derrumbar por completo el sistema, ni que ellos sean timoratos o conservadores a la hora de mantenerlo. Yo hablé de "revisarlo" y de depurarlo de ciertos principios que creo que ya no se sostienen. De hecho, he empleado el mismo calificativo que el propio Ovejero al hablar del "cuento" que representan algunos de ellos:
Como se ve, las culpas andan bastante repartidas, entre las circunstancias económicas, las teorías económicas y hasta los economistas. Si las arracimamos y nos empeñamos en buscarles una moraleja compartida, con naturalidad, recalaremos en un discurso bastante crítico con el estado del mundo. Se podría hablar de que se ha mostrado que lo del orden espontáneo es un cuento; de la necesidad de controlar a los poderes políticos para evitar su entrega a los poderes económicos; de la importancia de las instituciones públicas, incluso para el buen funcionamiento del mercado; de la debilidad de la teoría económica cuando se despreocupa de los problemas reales; de cómo los sistemas de incentivos de la academia ahogan las discrepancias y las críticas.
En el mensaje 833 de Thunderbird en este mismo hilo él contraponía a la incuestionable igualdad la cuestionable gobernabilidad. Podemos estar básicamente de acuerdo en esta ponderación axiológica, pero no absolutamente. Dependiendo de cada kairós, es comprensible que la gobernabilidad gane enteros para la gente, y sin caer en extremismos totalitarios, se exijan cambios de mayor calado en el sistema. De ahí que Costas diga que:
De ser así, el mayor riesgo de la próxima década será la creciente ingobernabilidad de nuestras sociedades democráticas. Algunas señales apuntan ya en esa dirección.
Y de ahí que plantee lo que ya he expresado en este y otros hilos: creo que es necesario refundar (y no suplantar) el capitalismo y la democracia en un nuevo gran consenso, que refuerce el sistema para que recupere su credibilidad, la ilusión ciudadana por él, su legitimidad. Y eso puede exigirnos la titánica tarea de un diálogo capaz de ampliar el contenido moral - y por ende el jurídico - que compartimos, perdiendo quizá algo de nuestra individualidad.

A pesar de mi propuesta, y del idealismo que soléis achacarme, personalmente soy bastante escéptico a día de hoy con que esto vaya a producirse. Y más bien creo que, como ya he dicho, serán razones fácticas no especialmente optimistas las que se impongan para su transformación (y al desastre económico se sumen otros más contundentes como un desastre ecológico, un desastre inmigratorio, un desastre bélico frente a las potencias emergentes, a fundamentalismos o a populismos nacionalistas revividos...). Acaso sea un varapalo, un retroceso, pero quizá sirva de revulsivo para volver a relanzar a la democracia - como le ocurrió con el desafío fascista en la 2ª GM. Recuerdo esas palabras de Nolano que concedían que a veces es necesario dar un paso atrás para tomar carrerilla.
Javier Jurado
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Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 27 Abr 2011 19:08 #2424

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La verdad, HermesT, es que me pusiste muy fácil hacer ese pequeño juego de palabras; pero no se trataba realmente de una mera broma, sino que intentaba llamar la atención sobre el significado filosófico profundo de la “muerte de Dios”. En alguna ocasión me he permitido afirmar que fue Hegel quien remató al Dios moribundo como consecuencia de la Ilustración y que Nietzsche se había limitado a extender el certificado de defunción ("José Antonio, crítico de la Ilustración.- Mensaje 2091" AQUÍ). Si nos quedamos en la pura retórica nietzscheana creo que no se capta bien el sentido de la muerte de Dios como lugar filosófico; es mejor reflexionar sobre estas palabras de Hegel: “Vemos que esta conciencia desventurada constituye el reverso y el complemento de la conciencia dentro de sí perfectamente feliz, de la conciencia cómica. En ésta, toda la esencia divina retorna o es la perfecta enajenación de la sustancia. Aquélla es, por el contrario, el destino trágico de la certeza de sí mismo, que debe ser en y para sí. Es la conciencia de la pérdida de toda esencialidad en esta certeza de sí y de la pérdida precisamente de este saber de sí –de la sustancia como del sí mismo, es el dolor que se expresa en las duras palabras de que Dios ha muerto (Gott gestorben ist)”. La muerte de Dios es, para Hegel, el resultado de la conciencia escéptica y su correlativo estado de conciencia desventurada propio de la modermidad.

Por tanto, nada más lejos del sentido de esa expresión que su interpretación como una llamada a un «A Dios muerto, Dios puesto». El que ha muerto no es el Dios-persona de las religiones teístas, no es Yavé, ni es Alá; Dios, como persona, y por definición, es inmortal, así que no puede morir. Lo que proclama Hegel es la muerte del Dios-concepto, del Sumo Bien trascendente que postulaba Kant para su propuesta moral. Lo que ha muerto es el Bien y el Mal. Por eso no son contradictorias la expresión “muerte de Dios” y la de “politeísmo moral”; lo que expresa la primera es el rechazo de un esquema de valores universal y absoluto; lo que expresa la segunda es una consecuencia de la muerte de Dios, que cada uno pasa a tener su dios (su personal y propio esquema de valores), el que él quiera, pero que su pretensión de imponerlo a los demás no está justi-ficada y, por consiguiente, no puede ser justa.

Naturalmente, nadie está obligado a creer en la muerte de Dios. De hecho creo que somos pocos los que creemos en ello realmente, me parece. Y es eso precisamente lo que dificulta la utopía que, tal y como yo la concibo, pasa ineludiblemente por ese respeto al dios de cada cual y no, como al parecer cree la mayoría, por obligar a los demás a comulgar con su Dios, por las buenas o por las malas.
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Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 29 Abr 2011 23:29 #2429

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Me parece que en vuestro planteamiento, Kierkegaard y HermesT, y en los de los dos artículos que comentamos, de Costas y Ovejero, con los que os identificáis, hay un cierto defecto de non sequitur. Porque al parecer estáis preocupadísimos por la envergadura de la crisis (cuya amplitud verdaderamente carece de antecedentes en los tiempos modernos) pero achacáis las causas a “pequeños” desajustes del sistema. Ni causas pequeñas suelen tener efectos grandes ni efectos grandes se solucionan con pequeños retoques. En mi opinión se trata de una crisis sistémica, una crisis del propio sistema y que sólo se solucionará mediante ajustes muy duros en el propio juego de relaciones del sistema político y económico vigente.

Aunque me hubiera gustado mantener este debate en términos estrictamente filosóficos, porque ese es el objetivo del foro, me veo obligado, más que nada por alusiones y porque no se aplique el principio de que “el que calla otorga”, a rebatir vuestros argumentos “económicos”; intentaré hacerlo brevemente porque esto no es un foro de economía. Tomo pie de lo que dice Ovejero y que citas, Kierkegaard, en tu mensaje anterior: “se ha mostrado que lo del orden espontáneo es un cuento”. Unos conocimientos no excesivamente avanzados de historia del pensamiento económico ponen de manifiesto que hay ahí una clara falacia del “muñeco de paja”. Porque Ovejero parece rebatir a un etéreo (e irreal) oponente que defendería hoy la “mano invisible” de Adam Smith. Eso es obvio que hoy no lo defiende nadie; y eso desde hace ya bastante tiempo. La crisis de 1929 ya evidenció que, incluso aunque el libre mercado se autoajustara y llegara a alcanzar situaciones de equilibrio, ese proceso de ajuste podía ser muy duro en términos sociales y era conveniente que el poder público instrumentara medidas de política económica para ayudar a alcanzar esos equilibrios de forma más rápida y menos traumática socialmente.

El problema es que esa intervención pública en la economía se ha justificado de una forma a menudo muy confusa desde el punto de vista teórico, pues la coincidencia de algunos instrumentos de política económica en coadyuvar a fines de política diferentes, ha generado bastante confusión. Tomemos, por ejemplo, unas herramientas clásicas del keynesianismo, los llamados “estabilizadores automáticos”, como la tarifa progresiva del IRPF o los subsidios de desempleo. En épocas de expansión económica desmesurada, al crecer los tipos impositivos de forma progresiva, hacen que la recaudación del IRPF aumente más que proporcionalmente, retirando así fondos del sector privado (es decir, de la demanda agregada) lo que tira hacia atrás de la ola expansionista. En tiempos de crisis ocurre a la inversa, pues la recaudación por IRPF disminuye más que proporcionalmente de lo que disminuye la renta disponible de los individuos, contribuyendo así a que la demanda no se retraiga tanto; lo mismo pasa con los subsidios por desempleo: en épocas de crisis contribuyen a mantener la demanda agregada (el sector público traspasa fondos a los consumidores) y en épocas de bonanza disminuyen esas transferencias (pues hay pleno empleo o casi). Pero es evidente que esos estabilizadores automáticos son, además, instrumentos básicos de una política social de redistribución de rentas, pues tanto la tarifa progresiva del IRPF como las prestaciones por desempleo suponen, en última instancia, una redistribución de recursos desde los individuos con mayores rentas a los individuos menos favorecidos económicamente. Así todo encaja y el keynesianismo (especialmente en su versión posterior a la Segunda Guerra Mundial, conocida como Estado del Bienestar) provee una explicación en la cual la misma herramienta de política económica es éticamente deseable y perfectamente justificada desde el punto de vista de la teoría económica.

Pero si bien hay una justificación teórica clara dentro del propio sistema económico de libre mercado para ciertas intromisiones del poder público en el libre juego de las fuerzas del mercado (como las antes indicadas a escala macroeconómica, pero también a nivel microeconómico ciertas actuaciones correctoras de imperfecciones técnicas del mercado -externalización de costes, monopolios naturales, bienes de imposible exclusión, y otras- que no contradicen el modelo de libre mercado, sino que más bien intentan asegurarlo) ese portillo se ha venido utilizando, debido a la naturaleza imprecisa de la ciencia económica, como toda ciencia social, para ir limando la propia base liberal del sistema hasta hacerlo irreconocible.

Nos hemos visto abocados, así, a lo que yo llamaría un uso a gran escala de la falacia del continuum (o del sorites: ver “Uso de razón” y su diccionario de falacias en la sección de enlaces web de este mismo foro). Esta falacia, que se llama también a veces “falacia del montón”, procede de una antigua paradoja ya atribuida a Eubulides de Mileto (o de Megara; lo he visto de ambas formas): si tengo un montón de arena y le quito un grano, ¿sigue siendo un montón? La respuesta, naturalmente, es que sí. ¿Y si le quito otro grano? También. ¿Y si le quito otro? Etc. De forma que, siguiendo ese razonamiento, cuando sólo tenga un grano seguiré teniendo un montón. Lo falaz del razonamiento está en que se pasa por alto que tiene que haber un límite entre lo que es un montón y lo que ya es sólo un puñado de arena, y nos negamos en principio a fijar el límite de granos que separa un montón de un puñado. Y eso es lo que pasa con Costas y Ovejero: no quieren ver que hay un límite entre una economía de libre mercado y una economía de dirección centralizada; que, si vamos quitando grano a grano, céntimo a céntimo, recursos del sector privado para que el gran Estado redistribuidor los reasigne al margen del juego del propio mercado, acabaremos llegando a una situación en la que la libertad privada ya no dispone de un montón de euros, sino sólo de un puñado. No sabemos cuándo se ha producido el cambio, pero se ha producido: ya no hay montón, ya no hay libre mercado.

Ya he dicho alguna vez (no recuerdo si en este mismo foro) que la ciencia económica afirma que una economía de dirección centralizada puede (en principio y teóricamente) asignar los recursos de forma óptimamente eficaz, tanto como puede hacerlo (en principio y teóricamente) una economía de libre mercado. No estoy prejuzgando eso; lo que estoy poniendo en cuestión es que se llame economía de mercado (montón) a lo que es economía de dirección centralizada (puñado). Y no hay que olvidar que optar por un modelo u otro es una opción de valores materiales de cada uno; pero que se llame a cada cosa por su nombre parece una medida recomendable desde el punto de vista de higiene dialógica.

Hay otra falacia más, por ambigüedad, en los planteamientos de Costas y Ovejero, pues no acabo de entender bien si la crisis a la que se refieren es la de España o la del mundo en su globalidad. Si esos capitalistas tan malos que Costas señala como culpables de la crisis son de Estados Unidos o están entre nosotros. Así es difícil llegar a hacer un diagnóstico claro de la situación y de las medidas para enderezarla. A mí personalmente me viene un poco ancho llevar a cabo un análisis de la crisis a escala mundial. Así pues, reduciéndome al ámbito español, sí que alcanzo a ver que no a todos los países de Europa les va igual de mal con esto de la crisis (Alemania parece que ya ha salido de ella, por ejemplo: El paro español triplica el alemán), así que no me parecería una mala perspectiva, en vez de emprenderla con unos gaseosos malvados culpables de todo lo que nos pasa, mirar a ver qué diferencias hay entre los sistemas económicos de los países de nuestro entorno y el nuestro (siguiendo con mi ejemplo, analizar el tamaño de los montones y los puñados de arena en los distintos países) porque a lo mejor ahí encontramos la explicación a alguno de nuestros males, mejor que buscar a ver si tenemos al lado a alguien a quien echarle la culpa de lo que nos pasa (y de lo que, por supuesto, nosotros nunca somos los culpables).

Finalizo con unas frases que me han parecido inquietantes e incluso de tintes siniestros:

HermesT dijo: “...sin medidas de control del poder político por parte de la ciudadanía...
Kierkegaard dijo, citando a Ovejero: “...la necesidad de controlar a los poderes políticos para evitar su entrega a los poderes económicos...

¿Qué circulo vicioso se está montando ahí? ¿Cuál será ese poder político 1 que está por encima del (y va a controlar al) poder político 2? Porque si se pide que un poder político controle a otro, es que estamos reconociendo dos poderes “políticos” contrapuestos; el poder que hay que controlar parece claro: el Gobierno surgido democráticamente de las urnas (con todos los defectos del sistema que se quiera); no está nada clara la fuente y la legitimidad institucional de ese otro poder contrapuesto y superior. A mí me sigue sonando a sermón aquinatense llamando a la rebelión contra el poder tiránico, e incluso a la vieja invocación tiranicida del padre Mariana. Pero el caso es que ese “poder tiránico” tiene (aunque sea precaria e imperfecta) una cierta legitimación democrática, que no acabo de ver en ese superpoder político no institucional al que se invoca.

Vuelvo a insistir una vez más en que el camino es la profundización en la limpieza formal del sistema de elección y en el proceso de toma de decisiones en un marco institucional democrático, no en imponer cada uno el Gobierno de sus propios valores.
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Última Edición: 04 May 2011 22:37 por Nolano.
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Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 30 Abr 2011 21:43 #2433

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Nolano escribió:

Aunque me hubiera gustado mantener este debate en términos estrictamente filosóficos, porque ese es el objetivo del foro, me veo obligado, más que nada por alusiones y porque no se aplique el principio de que “el que calla otorga”, a rebatir vuestros argumentos “económicos”; intentaré hacerlo brevemente porque esto no es un foro de economía. Tomo pie de lo que dice Ovejero y que citas, Kierkegaard, en tu mensaje anterior: “se ha mostrado que lo del orden espontáneo es un cuento”. Unos conocimientos no excesivamente avanzados de historia del pensamiento económico ponen de manifiesto que hay ahí una clara falacia del “muñeco de paja”. Porque Ovejero parece rebatir a un etéreo (e irreal) oponente que defendería hoy la “mano invisible” de Adam Smith. Eso es obvio que hoy no lo defiende nadie; y eso desde hace ya bastante tiempo. La crisis de 1929 ya evidenció que, incluso aunque el libre mercado se autoajustara y llegara a alcanzar situaciones de equilibrio, ese proceso de ajuste podía ser muy duro en términos sociales y era conveniente que el poder público instrumentara medidas de política económica para ayudar a alcanzar esos equilibrios de forma más rápida y menos traumática socialmente.

Hombre, Nolano, eso tampoco es del todo cierto. Sin ir más lejos la escuela austríaca de von Mises y von Hayek en la primera mitad del siglo XX y algunos eminentes continuadores de la misma como Rothbard y sus seguidores (englobados dentro del genérico nombre de "anarcocapitalismo") siguen defendiendo el concepto de "orden espontáneo".

Lo que sigue siendo cierto es que no es una corriente dominante en el panorama del pensamiento económico y, por tanto, el rechazar la tesis del orden espontáneo sólo debería afectar a la/s escuelas y personas que lo defienden y no al conjunto del mercado.

saludos
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Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 30 Abr 2011 22:04 #2434

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Acepto tu rectificación. Aunque creo que resultaba claro en mi discurso que ese "nadie" no se refería (no podía referirse, evidentemente) a todos los ciudadanos del planeta.

Sobre esta misma cuestión ya en otro debate Kierkegaard me invocó esos mismos autores. No los he leído, debo reconocerlo, pero me extrañaría que propugnaran la desaparición del Estado; no veo posible hoy en día una propuesta económica que no asigne un papel, por mínimo que sea, al Estado en la actividad económica, aunque sólo sea para corregir unas evidentes deficiencias de orden "técnico" en el propio mercado como mecanismo de asignación óptima de recursos (me referí a ellas en mi mensaje: externalidades, bienes de consumo no excluyente, monopolios naturales). Y, por supuesto, que es de lo que aquí se trata, no creo que nadie haya dicho que son las sociedades sin intervención estatal las causantes de la crisis (sobre todo porque no creo que haya caso alguno en el panorama internacional sin Estado interviniendo en la economía, en mayor o menor medida) y, por tanto, no podemos emprender una batalla dialéctica (como hacen los discursos que he criticado) contra algo inexistente.
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Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 01 May 2011 10:33 #2436

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Continuando con el mensaje anterior, y para determinar la “realidad” o no de esa corriente teórica que presuntamente defendería el “orden espontáneo” del libre mercado, estaría bien, Atizador, que nos precisaras con mayores detalles en qué consiste esa propuesta de “anarcocapitalismo” a los que la desconocemos (a lo mejor algunos hasta nos apuntábamos, después de todo, a un mundo sin Estado).

Por mi parte, la propuesta más liberal (desde el punto de vista económico) que conozco es la de Milton Friedman y la Escuela de Chicago, reconocida por muchos como la inspiración teórica del ataque al Estado del Bienestar de dirigentes políticos como Ronald Reagan y Margaret Thatcher en los años 1980. Leí la obra de Milton y Rose Friedman “Libertad de elegir” y, si no me falla la memoria, pues hace ya bastantes años de esa lectura, su propuesta no iba dirigida tanto a la desaparición de la actuación del Estado en economía, sino a la forma en que esta debería llevarse a cabo. Así, por ejemplo, no se proponía disminuir el gasto público en educación sino llevar a efecto dicho gasto no mediante la provisión directa por el Estado de los servicios educativos, sino mediante la entrega a los ciudadanos de un cheque-educativo, para que la gente llevara a sus hijos al colegio de su elección que prefirieran. No me parece una cosa tan descabellada dar el dinero a los padres para que elijan colegio en vez de dárselo a los colegios privados directamente (mayoritariamente colegios de enseñanza católica; pero de eso ya habéis discutido algunos en otro hilo del foro); me parece que se respetaría más la libertad individual.

En cuanto al gasto público, la propuesta de los Friedman no iba dirigida a suprimir la actividad económica del Estado, sino a prefijar el nivel de gasto público mediante un gran pacto político cuasi constitucional que impidiera al Gobierno de turno modificar impuestos y/o gastos según sus necesidades políticas y/o clientelares. Además, con ello se preconfiguraría un marco jurídico transparente en el cual los agentes económicos podrían adoptar sus libres decisiones económicas actuando en un entorno de mayor certidumbre, al contar con una seguridad jurídica que en la realidad tantas veces resulta traicionada por la arbitrariedad en la toma de decisiones gubernamentales de carácter coyuntural y electoralista, echando a perder o haciendo poco rentables decisiones económicas de inversión adoptadas bajo otro marco jurídico previo muy diferente.

Finalmente, y ya que ha salido también la cuestión de la regulación de los mercados, no conozco a ningún liberal (en cuestiones económicas) que rechace (antes al contrario, siempre la defenderá) una normativa reguladora de las infracciones contra el mercado: leyes antimonopolio o anti-trust, normas sancionadoras de prácticas colusorias oligopolistas, etc. De hecho mi percepción como mero ciudadano espectador no experto (aunque mi impresión puede ser equivocada, pues no tengo de ello un conocimiento riguroso y especializado) es que la superliberal Comisión Europea ha impuesto más sanciones y más cuantiosas a empresas españolas por prácticas infractoras contra el mercado de las que ha impuesto nuestra autoridad española (Ministerio de Economía y Tribunal de Defensa de la Competencia) a pesar de haber estado durante amplios periodos de tiempo en manos de gobiernos que se llaman socialistas. Y lo mismo cabe de decir de la actuación de, por ejemplo, la SEC de los "ultraliberales" EEUU en comparación con nuestro remedo de andar por casa, la Comisión Nacional del Mercado de Valores, cuya presidencia han ostentado en ciertos periodos personajes ligados a gobiernos autodenominados socialistas y que se caracteriza por su escasa actividad y por llegar siempre tarde a los escándalos y estafas realizados mediante instrumentos bursátiles.

Creo que resulta claro, a falta de que alguien aporte datos y análisis mejor fundamentados e informados que los míos, que se propicia una confusión en el debate presentando esperpentos a los que atizar a gusto, para arrimar el ascua a la sardina que conviene, existan tales esperpentos realmente o no en nuestra vida política, social y económica.
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Última Edición: 01 May 2011 10:42 por Nolano.
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Re: La crisis de la democracia - Vidal-Beneyto 02 May 2011 12:19 #2437

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Nolano escribió:
Creo que resulta claro, a falta de que alguien aporte datos y análisis mejor fundamentados e informados que los míos, que se propicia una confusión en el debate presentando esperpentos a los que atizar a gusto, para arrimar el ascua a la sardina que conviene, existan tales esperpentos realmente o no en nuestra vida política, social y económica.

Cierto, Nolano, de hecho la segunda parte de mi mensaje se refería a eso: no se puede generalizar un "esperpento" y colgarselo a quien te convenga. Lo único que pretendía era sacar a la luz una escuela de pensamiento que, a mi juicio, merece la pena ser tenida en cuenta (escuela austríaca y herederos) y que tu "nadie" parecía condenar al silencio de los justos.

En cuanto al anarcocapitalismo, adjunto un artículo acerca de uno de sus más reconocidos exponentes: Murray Rothbard.

Para cualquier profundización en el tema de posibles interesados, creo que cualquier obra de Rothbard y las publicaciones de algunos autores del Ludwig von Mises Institute pueden ser de gran provecho.

mises.org/

saludos
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