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TEMA: De la Demostración y del escepticismo

Re: De la Demostración y del escepticismo 27 Nov 2011 00:44 #5497

  • Nolano
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Se agradece el esfuerzo desplegado en la elaboración de este mensaje. No obstante, tú mismo dices, Dvillodre1
Dvillodre1 escribió:
Como lo prometido es deuda, voy a comentar algo sobre aquello del cierre categorial entendido en su sentido dialéctico o especulativo.

Si no me equivoco, pues, este mensaje pretende ser tu explicación a lo que afirmaste en otro mensaje anterior de otro hilo:
Dvillodre1 escribió:
No es ningún secreto la deuda que Descartes, y a través del mismo Kant, tiene con esta concepción de la filosofía, al punto de recurrir a Dios como cierre categorial de sus sistemas.
Los griegos no tuvieron esta noción de lo divino como cierre categorial.

Y me vas a disculpar pero no veo por ningún lado que estés contestando a lo que te habíamos preguntado tanto yo como El genio maligno: ¿Qué tiene que ver eso que llamas “cierre categorial” con Dios?

Tu exposición no hace sino remitirse en última instancia al problema de la fundamentación de la ciencia. Y es bien sabido que no existe tal posibilidad de fundamentación: no creo que vayamos ahora a descubrir el Mediterráneo ya descubierto y empaquetado bajo la expresión del “trilema de Münchhausen”. Y no hace falta recurrir a la expresión de Bueno de “cierre categorial” para aplicarla a una cuestión muy diferente, principalmente porque me parece que Bueno la utiliza para expresar el “cierre” de cada campo de conocimiento científico, es decir, la acotación por cada ciencia de su campo de aplicación, que nunca es global, sino parcial, y no la aplica a la cuestión de la ciencia en su totalidad, que claramente parece ser otro problema diferente.

En tu mensaje de referencia, en el que afirmaste lo que ahora no eres capaz de justificar adecuadamente, dijiste con bastante claridad que la ciencia moderna, en bloque, incluyendo a Descartes y a Kant, y más allá, y, por tu apelación a los “griegos”, entiendo que toda la filosofía occidental desde Aristóteles (éste excluido, según tú), intenta solventar el trilema de Münchhausen (o su más primigenia versión del “pentalema” escéptico) mediante el recurso a fundar la cadena de razonamiento científico (que tiene tres salidas, todas ellas problemáticas: regreso al infinito, círculo vicioso o ruptura arbitraria de la cadena) mediante la tercera opción. Hago notar, de paso, que esa decisión sólo es necesaria en relación con la ciencia en su conjunto, pero no para cada ciencia “regional”, que, al no tratarse de filosofía, bien puede fundarse sobre sus conceptos “teóricos” propios, más o menos arbitrarios, sin que eso le suponga problema alguno, pues no es cosa de las ciencias particulares el afrontar problemas que son más bien propios de la Filosofía de la ciencia.

Si afirmas que Dios ha sido utilizado por todo el pensamiento cristiano occidental con esa finalidad de “cierre”, e incluso, antes, por el pensamiento helenístico, que tú no reconoces como “griego”, creo que llevas a cabo una reducción ciertamente engañosa. En primer lugar porque, en lo que yo alcanzo a saber, ese uso de Dios aparece en Santo Tomás (siglo XIII), especialmente en alguna (que no en todas) de sus vías o pruebas de la existencia de Dios por rechazo de la regresión al infinito de la cadena causal. Habría, pues, ahí, desde Aristóteles, una laguna de más de 1.500 años, cosa de nada. Sin contar con que parece que Santo Tomás recogió ese rechazo del regreso al infinito precisamente de Aristóteles y su modelo del Primer Motor Inmóvil como primer eslabón de la cadena de causas eficientes, evidente “cierre categorial” (para utilizar tu propia terminología) aristotélico.

Y, en segundo lugar, que es lo que más me interesa, reduces de forma un tanto simplista las doctrinas sobre Filosofía de la ciencia desde el Renacimiento hasta nuestros días, es decir, otra friolera de 500 años durante los cuales la filosofía de la ciencia, obviamente, no permaneció congelada, atrapada en la trampa del teísmo. Por no extenderme demasiado, me centraré en Descartes y Kant, a quienes tú expresamente aludías, para mostrar dos cosas: 1) Que para el “cierre” de la cadena de regreso al infinito ninguno de ambos acude a Dios; y 2) que dicho “cierre” lo llevan a cabo mediante soluciones muy distintas.

Empezando por Descartes, creo que es evidente que el “cierre” (desde ahora voy a prescindir de ese extraño “categorial” que tú usas, pues las categorías, salvo que demuestres lo contrario, no desempeñan aquí papel alguno) de su sistema epistemológico no es Dios, sino el “cogito”. Éste es el principio indubitable del que Descartes parte, y eso creo que no necesita mucha prueba mediante apoyo textual. A partir del “cogito”, es decir, del sujeto pensante, se desarrolla el conocimiento científico. Y el encadenamiento deductivo mediante el que se desarrolla dicho conocimiento científico para Descartes no necesita de Dios, sino de la sola capacidad cogitante del sujeto. El papel de Dios es solamente como garante de que: 1) La percepción sensible no nos engaña; y 2) La razón, cuando ejerce sus facultades de razonamiento, no nos engaña. El papel de Dios es, por tanto, totalmente externo al propio sistema científico; es como si yo digo: entiendo las objeciones de los escépticos, pero por mi parte, creo (acto de fe, sin duda, aunque no arbitrario del todo, como explicaré al final) que mis sentidos y mi capacidad de raciocinio no me engañan; (y para eso no necesito a Dios, aunque Descartes lo introduzca metido con calzador). En todas las exposiciones de la filosofía de Descartes, se trata de su prueba de la existencia de Dios como una excrecencia de su sistema, pero en ningún caso como un elemento fundamental del mismo.

A título ya más de especulación personal, me gustaría dejar aquí expuesta mi impresión de que a Descartes el problema de fundamentación de la ciencia no le importaba realmente mucho. Siempre se me ha hecho difícil creer, desde que leí el “Discurso del método” por primera vez con dieciséis años, que Descartes pensase realmente que su “demostración” ontológica de la existencia de Dios pudiera convencer a nadie; ya la vieja prueba ontológica de San Anselmo estaba por entonces desacreditada y la versión cartesiana no la mejora mucho. Creo que olvidamos con demasiada facilidad que Descartes nació en 1596; el hecho de que se estudie en tercer curso, dentro de la Filosofía moderna, y no en el segundo curso, como filosofía renacentista, parece abrir un abismo entre Descartes y la generación de pensadores inmediatamente precedente, que nubla la continuidad que pueda tener aquél con éstos. Giordano Bruno fue “incinerado” en 1600, y Descartes siempre fue muy cauteloso (¿o temeroso?) a la hora de pronunciarse sobre el heliocentrismo; además, estaba muy interesado en que su Física fuera declarada libro oficial de texto por los jesuitas en Francia. Por otro lado, como ya expuse en otro hilo, Copleston aduce la “modernidad” de Bellarmino frente a Galileo, según los baremos de Karl Popper. Si repasamos el debate entre Bellarmino y Galileo, el cardenal proponía a Galileo que reconociera que su sistema era simplemente una descripción del movimiento de los astros, que simplificaba los cálculos, pero que no tenía por qué ser una imagen “real” del mundo. Descartes, sin terciar directamente en esa polémica, y sin mojarse sobre el heliocentrismo, da una respuesta, a mi entender clara (aunque, naturalmente, no de forma directa y explícita): si la mejor explicación del mundo no coincidiera con la verdadera “realidad” del mundo, que al fin y al cabo es lo que sostenía Bellarmino, Dios sería un “genio maligno” que se divierte sumiendo al hombre en la confusión: si existe Dios, y es un Dios bueno, la imagen conceptual del mundo que adquirimos usando nuestras facultades cognoscitivas y racionales, a través de la ciencia, tiene que ser la verdadera imagen del mundo. Descartes, según yo lo veo, no debatía con Pirrón; debatía con Bellarmino y su “escepticismo” de nuevo cuño (incluso popperiano, como quiere Copleston) que hacía inviable la ciencia, para poner sobre ella la Revelación más allá de la razón humana.

Y vamos ahora con Kant. La imputación al filósofo de Königsberg de que “cierra” el sistema científico mediante la figura de Dios para evitar la cadena causal de regreso al infinito, me parece totalmente indefendible. Es suficiente acudir al capítulo II del Libro II de la Crítica de la razón pura, “La antinomia de la razón pura”, para percatarse de que Kant se plantea dos posibilidades: que la cadena causal sea infinita o que la cadena causal tenga un comienzo, con el objeto de argumentar cómo ambas son igualmente plausibles, pero que, al ser mutuamente contradictorias, no pueden aceptarse. Sencillamente es un problema que excede los límites de la razón pura; no creo que haga falta extenderse más en ello, pues de eso trata Kant, precisamente: de una “crítica” a las pretensiones de la razón de llegar más allá de donde le es legítimo aventurarse. Kant convive perfectamente con el “trilema de Münchhausen” y no necesita “cierre” alguno; la ciencia se fundamenta en la propia razón y sus categorías, que no son un cierre ni un comienzo, sino meras herramientas innatas de la propia razón y que, naturalmente, no nos pueden decir cómo es el mundo realmente (noúmeno) sino solamente los fenómenos. Vuelvo a insistir, como ya dije en un mensaje anterior, que Dios no desempeña papel alguno en el sistema kantiano; de forma absoluta en su sistema epistemológico y bajo la pálida y marginal forma de un mero postulado “consolador” en su sistema moral.

Como vemos, pues, y si mi interpretación es correcta, Descartes utiliza a Dios como argumento ad hoc, que su oponente en el diálogo (la Iglesia) no podía rechazar y no como fundamento ni parte esencial de su sistema. Por su parte, Kant discute contra el escepticismo de Hume (no contra el escepticismo “griego”, o tal vez “heleno”, según tu terminología) y no pretende rebatirlo con ningún “cierre” ni categorial ni de otra clase; lo que hace Kant es superar el problema escéptico humeano, desplazándolo a una cuestión de “conocimiento” y no de “ser”; creo que hacía tiempo que la filosofía había prescindido de un Dios personal, a esas alturas de la Ilustración. Naturalmente, la regresión al infinito de la cadena de causas, o su origen en un eslabón inicial, no había sido resuelta. Simplemente ese problema había dejado de interesar, como bien desarrolla Kant; que no resuelve la aporía entre la cadena infinita o el eslabón inicial, sino que se limita a penetrar en ella, a entenderla atravesándola (diaporía).

Lo que interesa es que la ciencia funciona, ayuda a sobrevivir en el entorno y a progresar en el bienestar humano. A propósito del naturalismo epistemológico, Quine aduce para justificarlo, ya que no una fundamentación de valor absoluto, un motivo para creer que lo que sabemos del mundo se aproxima bastante a la auténtica realidad del mundo: la especie humana ha sobrevivido; si su conocimiento del mundo fuera erróneo, se habría extinguido. Traigo esta opinión aquí para mostrar (que no demostrar) que, por mucho que se empeñe el escéptico (o el relativista) en que no se puede demostrar que nuestro conocimiento científico tenga un fundamento, lo cierto es que las bases de dicho conocimiento, en sus desarrollos particulares en las diferentes ciencias, no son del todo arbitrarias ni caprichosas ni pueden fácilmente ser sustituidas por otras, aunque sólo sea porque las ciencias “funcionan”, son útiles para la vida humana y son sometidas diariamente a pruebas de contraste y verificación. El problema está en pretender que la ciencia busca la verdad; cuando, realmente, basta con considerar que sólo pretende la verosimilitud. Con eso seguramente baste para justificar la existencia de la ciencia, aunque no desde luego para fundamentarla de manera absoluta.
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Re: De la Demostración y del escepticismo 27 Nov 2011 02:02 #5498

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Tengo la impresión de que Dvillodre1 había dejado con ese "A las puertas de los especulativo me quedo." inconclusa su exposición, a la espera de al menos una segunda entrega. De ahí que, quizá, no haya explicado suficientemente su expresión. La espero como los demás.

Sólo quería hacer notar en este mensaje que discrepo de ti, Nolano, en lo que respecta al residual papel que le atribuyes a Dios en Descartes:
Nolano escribió:
el encadenamiento deductivo mediante el que se desarrolla dicho conocimiento científico para Descartes no necesita de Dios, sino de la sola capacidad cogitante del sujeto.
Sin embargo, salvo que le esté malinterpretando o te esté malentendiendo, creo que el propio Descartes es elocuente en su cuarta meditación al respecto:
R. Descartes, en su IV Meditación, escribió:
A continuación experimento que hay en mí una cierta facultad de juzgar, que he recibido ciertamente de Dios, como todas las demás cosas que hay en mí; y puesto que Aquél no quiere que yo me equivoque, no me ha dado evidentemente una facultad tal que me pueda equivocar jamás mientras haga uso de ella con rectitud.
Dios es garante de mi encadenamiento deductivo, porque no sólo me lo ha proporcionado, sino que además, al no identificarse con el genio maligno que desearía engañarme, ampara la validez de mi razonamiento que llevará a Descartes hasta las más diversas profunidades de la especulación científica. Aunque la duda cartesiana sea metódica, sea ciertamente una pose temporal, su exigencia no puede edulcorarse, y por ello, no creo que hubiera sido aceptable para Descartes haberse valido indistintamente de una simple creencia personal que se fía de su razón y para la que no necesitaría a Dios, pues la duda habría corroído esa creencia. Dios resulta necesario, imprescindible, para sustentarla, y no creo que pueda ser considerado mera "excrecencia". Descartes por coherencia con la duda arrasadora a la que había confiado su meditación no podía contentarse con un criterio utilitario sobre la eficacia de la ciencia para reconocerle el importante pero contingente fundamento de su posición de facto en busca de una modesta verosimilitud; antes bien, la pretensión cartesiana aspira a la certeza absoluta, y el cogito sí responde, como adviertes, a ese carácter absoluto por su carácter indubitable. Ahora bien, para salir de ese cogito plegado sobre sí (y plausiblemente encerrado en una cubeta), para proyectarse hacia el mundo, para reconocer la validez de lo que el cogito cogita... ¿no resulta imprescindible la figura de Dios como garante absoluto?
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Re: De la Demostración y del escepticismo 27 Nov 2011 11:02 #5499

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Dvillodre1 escribió:
A las puertas de los especulativo me quedo

Tal vez tengas razón, Kierkegaard, pero esa mal construida frase es ciertamente esotérica. En todo caso, mi intención era recordar que había cuestiones pendientes, y sobre las que esperamos cumplida respuesta. No sé si tendremos que esperar mucho para ello.
Kierkegaard escribió:
Descartes por coherencia con la duda arrasadora a la que había confiado su meditación no podía contentarse con un criterio utilitario sobre la eficacia de la ciencia para reconocerle el importante pero contingente fundamento de su posición de facto en busca de una modesta verosimilitud

No te lo voy a discutir. Ese criterio utilitario me parece que quedaba claro en mi mensaje que no lo imputaba en ningún momento a Descartes, sino que es una línea doctrinal que proviene de Kant y su renuncia a conocer el noúmeno (y, por tanto, a conocer la "verdadera realidad") que no supo desprenderse del todo del escepticismo de Hume, quizá porque eso no es posible. Precisamente uno de los puntos básicos de mi argumentación es que el sistema de Descartes se aleja muchísimo del de Kant y que es una simplificación indebida el unificarlos bajo un concepto tan raro como el de "mismo cierre categorial".

Finalmente, no discuto en absoluto que Descartes hable de Dios, en el texto que citas en tu mensaje y en muchos otros. Pero creo que no ha tenido mucho recorrido su prueba ontológica de Su existencia; sin embargo sí lo tuvo el sistema cartesiano propiamente dicho. Eso me permite aventurar la tesis de que Dios no es una pieza fundamental de dicho sistema. Si la prueba cartesiana de la existencia de Dios no es concluyente ni convincente (como afirmo), Dios puede ser suprimido del sistema sin grave merma: basta con sustituir la fe ciega (por indemostrada) en Dios por la fe ciega en la veracidad de nuestras facultades. Sigue siendo cuestión de fe. De ahí mi afirmación de que Dios no supone "cierre" alguno en el sistema.
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Re: De la Demostración y del escepticismo 27 Nov 2011 13:32 #5500

Dos cosas. Primero, que si bien para Santo Tomás, Dios es el primero en el orden del ser, es lo último en el orden del conocer, y de hecho no juega papel alguno en su gnoseología: "primo qui cadit in intellectu est ens".
Segundo: habría que distinguir en Descartes, lo que es el axiomaque permite desarrollar el "momento sintético", que sería el cogito y la solución del problema de la objetividad del conocimiento, que se fundamenta en Dios, aspecto que Kant tratará de solventar con la introducción de las estructuras a priori del conocimiento.
¿Podría decirme que camino debo tomar para irme de aqui? preguntó Alicia; "eso depende, en mucho, del lugar al cual quieras ir" contestó el gato. "No importa mayormente el lugar" ; "en tal caso, poco importa el camino" "...con tal de que lleve a alguna parte..." "puedes estar segura de que todos...
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Re: De la Demostración y del escepticismo 27 Nov 2011 18:51 #5502

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Sin duda tienes razón, Genio maligno, en lo referente a Santo Tomás. No he dedicado al Aquinate todo el tiempo que éste merece y mis fuentes al respecto reconozco que no son la lectura de primera mano de sus obras. Mi referencia a las vías tomistas de la prueba de la existencia de Dios, obviamente, se refieren a la ontología, pero las traje aquí porque es lo más parecido que recuerdo a un "cierre" para evitar el regreso al infinito en un sistema filosófico postaristotélico.

De todas formas, sigue en pie que, si Dios no interviene en su gnoseología de forma directa (Abbagangno dice: "La teoría del conocimiento tomista está calcada de la aristotélica", parágrafo 275 de su Historia de la filosofía), creo que no se puede negar que lo hace de forma indirecta, en cuanto la gnoseología es parte del sistema tomista globalmente considerado.

Lo que me interesa, no obstante, a este respecto es que os preguntéis: ¿Se puede ser tomista sin creer en Dios? y ¿Se puede ser cartesiano sin creer en Dios? Naturalmente, no entiendo por tomista y cartesiano suscribir letra por letra lo que Santo Tomás y Descartes, respectivamente, dicen; me refiero a suscribir el núcleo del sistema y sus más importantes consecuencias filosóficas.

Por mi parte yo contestaría negativamente en lo referente al tomismo y positivamente en lo referente al cartesianismo. Por eso no considero parte fundamental del sistema cartesiano la existencia o no de Dios, sino una excrecencia (prescindible) del sistema; Dios no desempeña función mayor en dicho sistema que algo como la "glándula pinneal". Ni el "cogito", ni la distinción en dos sustancias (cogitans y extensa), ni el método cartesiano, requieren, me parece, de Dios en ningún momento. Vuelvo a citar a Abbagnano (par. 399): "Descartes afirma que la razón es una facultad específicamente humana; ve en Dios más bien una potencia inagotable, es decir, una infinidad de potencia más que una infinidad de entendimiento; en consecuencia le reconoce la más amplia facultad de arbitrio, pero al mismo tiempo adjudica sólo al hombre la responsabilidad y guía de la razón. Del mismo modo que la reducción de las verdades eternas a decretos de Dios no es más que la transcripción teológica del postulado de su inmutabilidad, así también esta transcripción evita la identificación de la razón humana con Dios".
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Re: De la Demostración y del escepticismo 28 Nov 2011 15:59 #5512

La pregunta es muy pertinente, Nolano. Se podría plantear una especie de ficción instrumentalista, eliminando -tal como están construidos los sistemas- la noción de Dios. La gnoseología tomista no se vería muy afectada, no así la ontología, como bien dices. La ontología tendría muchos problemas para justificar la eficiencia del orden de los seres, no pudiendo evitar la "progressio ad infinitum". Pero en Descartes -yo no creo que sea una excrecencia de su sistema- supondría que toda percepción externa sería particular, y lo que se llamaría "conocimiento objetivo" sería inalcanzable, reduciéndose a la "certidumbre subjetiva" que fundamentaría el cogito.
¿Podría decirme que camino debo tomar para irme de aqui? preguntó Alicia; "eso depende, en mucho, del lugar al cual quieras ir" contestó el gato. "No importa mayormente el lugar" ; "en tal caso, poco importa el camino" "...con tal de que lleve a alguna parte..." "puedes estar segura de que todos...
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Re: De la Demostración y del escepticismo 28 Nov 2011 19:34 #5513

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No me había planteado, Genio maligno, ese papel de Dios no ya como garante de la objetividad (veracidad como correspondencia con el objeto) de mi conocimiento, sino como garante de la intersubjetividad de dicho conocimiento. Ciertamente, si "ego cogito" y mis percepciones y pensamientos son verdaderos, y "tu cogitas" y los tuyos también lo son, ciertamente mis cogitaciones y las tuyas coincidirán, pues dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí. Pero eso me parece una consecuencia indirecta del planteamiento cartesiano; y no adjudica a Dios un nuevo papel diferente al original considerado. En mi opinión el sistema cartesiano, como en general los sistemas racionalistas del Barroco, creo que son "autistas", encerrados en el "ego" y no demasiado preocupados por la intersubjetividad.

Sobre la relevancia de Dios en el sistema cartesiano, podemos estar discutiendo ad infinitum sin encontrar por donde echar el cierre, por eso sólo un par de apuntes a considerar:

-Cito de Copleston (tomo 4, p. 169): "Pierre Daniel Huet (1630-1721), obispo de Avranches, en su Censura philosophiae cartesianae y otros escritos, mantuvo que el escepticismo solamente podía ser superado por la fe religiosa y no por el racionalismo cartesiano". Al parecer coincido con el obispo.

-Creo que si sostenemos que el sistema cartesiano se fundamenta en Dios, acabaremos incurriendo en el ocasionalismo, como Geulincx o Malebranche; y, como afirma Copleston, de ahí, más temprano que tarde, vamos de cabeza al spinozismo. Sin duda Geulincx se consideraba cartesiano, lo que abona tu tesis y la de Kierkegaard. Pero en mi opinión el ocasionalismo es una desviación del sistema cartesiano, al menos como yo lo entiendo, y muestra las consecuencias de dar a Dios más importancia en el sistema que la que originalmente tenía. Claro que el debate seguiría abierto: ¿es el ocasionalismo una consecuencia natural del cartesianismo o es más bien (como sostengo yo) una desviación impropia de éste?
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