Agripa escribió:
Ahora, ¿pueden los animales ser considerados personas? Otra vez tengo que responder que no. No, porque el comportamiento de los animales está guiado por instintos, rutinas y rituales, mientras que el nuestro se guía por instituciones, normas y ceremonias ...
No tengo mucho tiempo ahora mismo, pero no puedo dejar de decir que NO comparto ninguna de tus opiniones. Para empezar, nosotros, los seres humanos, también nos guiamos por instintos, aunque no exclusivamente por ellos, y eso es lo que más nos diferencia con respecto del resto de especies animales.
Por otra pare, nosotros, los seres humanos, no somos los dueños del planeta (que nos estamos cargando, dicho sea de paso), nosotros llevamos en el planeta unos siete millones de años. Aunque si consideramos la aparición del primer primate, entonces nos vamos a hace sesenta millones de años. Pero ahora bien, la Tierra tiene más de cuatro mil millones de años, así es que ya sabemos que no hace mucho que estamos aquí. Hay especies, como el cocodrilo (noventa y cinco millones de años), que llevan en la tierra más tiempo que nosotros. Si la antigüedad es un grado, como dicen desde el sector empresarial, ¿con qué derecho nos declaramos los amos del planeta?. No somos los más antiguos precisamente. Ser los más "listos" no me parece una buena razón.
Por otro lado, la perspectiva en la que te sitúas es el antropocentrismo, que Norbert Bilbeny define en la p.28 de su manual de
Medio ambiente y sostenibilidad como:
"el conjunto de valores y acciones que se basa en la dominación del ser humano sobre el resto del mundo vivo y no vivo"
El antropocentrismo me resulta un tanto incómodo. Hay otros dos enfoques más "solidarios" con el resto de especies del planeta, que son el ecocentrismo (considera a la naturaleza en conjunto; seres vivos y no vivos) y el biocentrismo (algo más concreta que la anterior, ya que se centra en el conjunto de los seres vivos del planeta).
Por cierto, que Norbert Bilbeny, Decano de la Facultad de filosofía de la UB, también se mostró contra las corridas de toros ante el Parlament de Catalunya. La intervención está en catalán.
Primera parte
Segunda parte
La problemática en relación a que los animales sean sujetos de derechos la expresa muy bien Nicolás M. Sosa en las pp. 89-90 de su trabajo "Los animales y las generaciones futuras", que se encuentra en su libro
Ética ecológica, que está agotado, pero existe una
edición online:
"Hay aquí una crítica a los ecos glauconianos de la República, presentes en teorías éticas contemporáneas como la de John Mackie o el mismo Rawls; teorías que, al hacer central la idea de la ética como contrato y pretender universalizarlo, han de detenerse por fuerza en los límites de la comunidad de los humanos. Aún así, no es nueva la objeción que se dirige al solapamiento de lo que son explicaciones del origen de los juicios éticos y lo que son justificaciones de tales juicios. Puestos en el terreno de estas últimas, quedaría por despejar la importante cuestión de los menores y los subdotados mentales, con quienes la reciprocidad resulta, como poco, dudosa; pero, aceptada la objeción, no hay razón para que no pasen a engrosarla también los vivientes no humanos. Siguiendo por este camino de las ampliaciones de la cuestionabilidad de las éticas contractuales, podría ponerse en duda, incluso, que del punto de vista contractual pueda estipularse obligación alguna de parte de las naciones ricas hacia las naciones pobres, toda vez que la posibilidad de reciprocidad, en este caso, aparece, cuando menos, confusa. Y, desde luego, lo que no cubre en absoluto el modelo contractual son las hipotéticas obligaciones para con las generaciones futuras; éstas, en manera alguna pueden ostentar ningún tipo de reciprocidad que les merezca ser incluidas en el dominio de la ética."
Y un poco más adelante, en el último párrafo de ese mismo escrito dice así (hay que tener en cuenta que el texto es de 1990):
"El balance de la polémica [sobre los derechos de los animales] puede ser descorazonador, pero al menos deja algunos temas muy claros: pudiera ser que la ética se haya originado históricamente en un contrato entre seres capaces de reciprocidad, pero lo cierto es que, en la situación actual, de extinción progresiva de especies vivientes, animales y vegetales, y de acumulación de residuos procedentes de la industria atómica con vida activa calculada en centenares de años, aquella explicación histórica del origen de la moralidad no nos obliga a (ni se nos revela suficiente para) fundamentar la ética del siglo XX en la reciprocidad y sólo en ella."
Pues bien, como se desprende de esas líneas, el problema, para Sosa, son los estrechos límites del contrato.
Aún me tengo que documentar mucho con respecto al tema de los "derechos" de los animales. Por el momento mis conocimientos se reducen a la lectura de algunos libros sobre ecoética (a raíz de la lectura de la guía de
esta asignatura del Máster), aunque el asunto de los derechos de los animales es algo que ya se está empezando a independizar de la ecoética. Sosa no es partidario de incluir la cuestión animal en la ecoética, tal como todavía se está abordando.