Bueno, Dvillodre1, creo que no hace falta discutir tanto. La mediación es un procedimiento total y absolutamente voluntario, de forma que a quien no le guste nadie lo obliga y puede irse directamente a los Tribunales de Justicia, si le parece que es más bueno, bonito y/o barato. (Excluyo la mediación laboral que, como bien dices, es obligatoria pero, como dije yo, más bien impuesta por empeño de los sindicatos que de los empresarios.)

La postura tuya es autoritaria y liberticida. Vas a los Tribunales te guste o no porque yo lo digo. La mía es pro libertad: si prefieres, en vez de ir a los Tribunales de Justicia, puedes utilizar el arbitraje o la mediación. Y cada uno elige libremente lo que más le convenga. Pero nada te obliga a hacerlo, pues, como digo, puedes acudir directamente a los Tribunales.

La reciente ley de mediación en realidad lo único que hace es paralizar los plazos de prescripción o de caducidad mientras se sustancia el procedimiento de mediación. Cosa lógica, pues todos acudirían a los Tribunales, y el proceso de mediación quedaría en agua de borrajas, si ello supusiera la pérdida de acciones por caducidad o prescripción. Pero no obliga a nadie a acudir a la mediación.

¡Qué miedo a la libertad tienen algunos!

La libertad es exactamente lo mismo que la arbitrariedad y evidentemente no tiene nada de malo cuando se trata del ejercicio de la voluntad personal. Así, yo puedo gobernar mi vida con toda la arbitrariedad del mundo y no sé en qué eso te incumbe a ti o a los demás. Desde luego, siempre estarán en contra de esa arbitrariedad/libertad quienes gustan de ver desfilar a todo el mundo al paso de la oca.

Otra cosa, y eso sí tiene mucho de malo, es la arbitrariedad en el ejercicio de funciones públicas. Porque el titular de potestades públicas no puede regir sus actos por la arbitrariedad o libre albedrío, sino que debe sujetarse al marco legal de sus potestades y al ejercicio de los fines públicos que tiene encomendados.

Si dos personas llegan libremente o arbitrariamente (según tu criterio) a un acuerdo negociado, no tiene sentido decir que el acuerdo es malo porque es arbitrario. Si el juez dicta una sentencia arbitraria, eso sí es malo (e incluso puede ser constitutivo de delito por parte del juez).

Es decir: el riesgo de una arbitrariedad prohibida sí existe en el proceso judicial. Pero es totalmente inexistente en el proceso de mediación.

Si no te gusta lo que la gente acuerda libremente entre sí, sin intromisión del poder público (que, por otro lado y afortunadamente, es la inmensísima mayoría de las cosas que la gente hace en su trato social ordinario), si lo que te gusta es el sistema tradicional moralista del censor (cura en nuestra tradición cristiana, moralista disfrazado de filósofo en las sociedades modernas) que mete la nariz donde nadie le llama y dice continuamente a todo el mundo lo que está bien y lo que está mal, pues allá tú. Pero la verdad es que la gente como tú da bastante miedo a quienes queremos decidir libremente sobre nuestras vidas.