Agripa escribió:
Paradójicamente, a pesar de ser uno de los "padres" de la Constitución, o quizá por ello, yo creo que sus contribuciones doctrinales fueron muy negativas para España. Un ejemplo concreto de esto que digo es su doctrina del carácter plurinacional de España ("España es una nación de naciones", llegó a decir sin percatarse del absurdo lógico que ello implica) que lejos de aplacar los separatismos fue como apagar el fuego echando gasolina encima. No digo que esa fuese su intención, pero claramente los efectos fueron contraproducentes.
Eso también lo dijo Zapatero, o algo similar si no recuerdo mal.
Agripa, hace algunos años te hubiera dado la razón sin paliativos. Claro que entonces estaba totalmente alienado, cosificado, enajenado. ¡No os podéis imaginar el bien que me ha hecho la filosofía a este respecto!: "la filosofía sirve para que nos nos timen" parece ser que dijo una vez Horkheimer.
Creo que los izquierdistas "de verdad" no están a favor de los separatismos en España. La izquierda es incompatible con el nacionalismo separatista.
Reyes Mate lo ha dejado claro muchas veces y ha criticado a esos que proclaman el socialismo desde el separatismo, como le ha pasado al PSC, que debido a sus consignas nacionalistas parece que está sufriendo una crisis de principios.
El nacionalismo secesionista es excluyente: en él sólo unos pocos son reconocidos como ciudadanos, por lo que es incompatible con la solidaridad social que se proclama desde posiciones de izquierda.
También
Jesús Mosterín ha criticado a los "provincianismos" desde posiciones filosóficas. En el Parlamento de Cataluña, con ocasión del debate sobre las corridas de toros, dejó claro que los políticos "deberían abandonar sus posiciones particulares y alzar la vista al mundo, en lugar de mantenerse en las tradiciones propias del provincianismo".
Decir que España es un Estado plurinacional no debería suponer alentar el más rancio nacionalismo excluyente, que deja muy poco sitio para un concepto de "ciudadanía social". Creo que ninguna persona que se diga de izquierdas puede aceptar la exclusión social que supone alentar un nacionalismo provinciano. Decir que España es un Estado plurinacional es, en mi opinión, decir simplemente que España es un Estado vario y plural, formado por pueblos muy diversos. A este respecto, el "problema de España" es similar al antiguo problema que tenían los filósofos milesios cuando intentaban armonizar "lo uno en lo múltiple". Pues eso mismo es España: una nación de pueblos. A partir de ahí que le llamen como quieran: nación de naciones, Estado plurinacional ...etc. El historiador
José Luís Comellas decía en una entrevista que "ser español consiste en decir que no se es español". En realidad es una manera un poco rancia de decir que España es varia y plural, ahí reside su grandeza y, paradójicamente, su maldición.
Tampoco acepta la profesora catalana
Victoria Camps el nacionalismo separatista catalán en varios de sus libros. Desde un punto de vista ético, no es aceptable que la ciudadanía esté formada sólo por los que hablan una determinada lengua, por ejemplo. El nacionalismo romántico está ciertamente caducado. Únicamente atiende a los intereses electorales de unos pocos que han visto la ocasión de ser diputados y ponerse en nómina.
En algunas paredes de la UAB se leen consignas del tipo: "els de casa primer". El profesor de Filosofía del derecho
José Luís Muñoz de Baena ya advirtió en Canal UNED de los peligros y la mala fe que hay detrás de ese tipo de consignas nacionalistas y excluyentes. Él se refería a esa otra análoga de "los españoles primero". Es exactamente el mismo tipo de nacionalismo rancio, conservador y excluyente, con expectativas muy limitadas para la ciudadanía social.
Pero lo peor de todo es que todos los politólogos coinciden en que la crisis económica que estamos padeciendo está abonando el terreno para el resurgir de este tipo de particularismos NO deseables, desde luego. Así de claro lo decía
Jacobo Muñoz (UCM), por ejemplo, en Revista de Filosofía. No en vano es en situaciones de crisis donde aparecen los radicalismos nacionalistas. Tenemos el caso paradigmático de la Alemania de después de la Primera Guerra Mundial, por ejemplo. En aquella ocasión el chivo expiatorio fueron los judíos; ahora son los inmigrantes. "Tendemos a coger los problemas por el lado más débil", decía el profesor de la UNED Muñoz de Baena.
Creo que la alternativa del
cosmopolitismo, de la que habla
Javier Muguerza en
La aventura de la moralidad pp. 531-542, es una buena salida como superación de "la insuficiente concreción del comunitarismo y la excesiva abstracción del universalismo".
A los que hemos cursado Filosofía política en la UNED, nos han dicho lo siguiente con respecto al tema de la nación (sacado del manual de FP):
"El nacionalismo no tiene un fundador universal, a diferencia de otras ideologías modernas, como el liberalismo o el socialismo, que sí los tienen. Esto es debido a que el nacionalismo universal es imposible por naturaleza. El nacionalismo tiene fundadores nacionales, tantos como naciones que se proclaman soberanas. Quizás por esta razón no existe una definición de Nación aceptada de carácter general."
El problema del nacionalismo es, como dice el profesor Santesmases, que no tiene un fundador y, por tanto, hay tantas naciones como comunidades se digan soberanas. Desde este punto de vista, parece que el nacionalismo es víctima de sus propios logros:
"En todos los tipos de nacionalismo la autodeterminación nacional es exclusiva y excluyente. En un Estado nacional sólo tiene cabida una autodeterminación. No se considera la posibilidad de ninguna otra en su territorio y, si apareciera, sería vista como una amenaza a la unidad nacional. Soberanía nacional y autodeterminación nacional son conceptos equivalentes dentro de la doctrina nacionalista. Y como no existe una definición objetiva de Nación que sea compatible con todos los nacionalismos, está asegurada la aparición de un conflicto nacional en aquel territorio donde más de una Nación, entendida como comunidad política imaginada, pretenda ser soberana.
Entramos en un círculo vicioso que no tiene solución. Por un lado, el nacionalismo ha sido motor del modelo de Estado nacional, que la modernidad se ha dado para la organización política de la sociedad industrial. Por otro lado, la constitución y defensa de los estados nacionales impide la realización política de aquellos otros nacionalismos de las naciones sin Estado, cuya autodeterminación está en directa contradicción y oposición con el principio de la soberanía nacional que fundamenta el Estado al cual pertenecen.
No deja de ser irónico que un principio que ha sostenido la creación y generalización del modelo de Estado nacional acabe siendo prisionero y víctima de sus éxitos."
Creo que es evidente que España es una nación muy plural. No sé exactamente a qué se refería
Gregorio Peces-Barba cuando dijo que España es una nación de naciones, pero dudo mucho que tuviera en mente que España no fuera una nación. Más bien opino que sólo quería hacer referencia al carácter vario y plural de España, porque no conozco ningún izquierdista serio que esté a favor de la desmembración de la nación o, dicho en términos orteguianos, de la invertebración de la nación.
Como decía, da igual que digan que España es una Nación de naciones o que es un Estado plurinacional, porque lo que está claro es que España es varia y es plural. Ese es un hecho innegable. A partir de ahí que cada uno se refiera a España como crea oportuno.
Por último, quisiera decir que el nacionalismo es un concepto muy desgastado en España. Se asocia sólo al nacionalismo separatista (tal como se puede desprende de toda mi intervención) y ésa es sólo una visión parcial. A este respecto quisiera remitirme a un libro que aborda el concepto de nación y de nacionalismo desde su posición liberal original. Se trata del libro
La Constitución de la Nación. Patriotismo y libertad individual en el nacimiento de la España liberal, en el que su autor da cuenta del sentido liberal y original de conceptos como nación, patriotismo ... etc.
A continuación dejo los dos enlaces de Canal UNED donde el autor, Ángel Rivero, presenta el libro en conversación con el profesor Santesmases.
La constitución de la nación 1
La constitución de la nación 2