Sorteo para ser parlamentario, gobernante o funcionario:

Con la convocatoria del 25 S de “ocupa el congreso” en algunas mentes se plantea la muy remota posibilidad de la apertura de un nuevo proceso constituyente. Imaginemos, por ejemplo, que un millón de personas bloquease el Congreso exigiendo la dimisión del Gobierno y la apertura de un proceso de transición para acabar con esta oligarquía de los partidos políticos que tenemos.
El problema que urge llegados a esta hipotética situación es ¿qué modelo queremos?, ¿cómo podemos hacer realidad una democracia horizontal en una sociedad contemporánea, con una gran población?

Una de las propuestas que personalmente considero más viable es la propugnada por una corriente crecientemente relevante en el mundo anglosajón que consiste en combinaciones de las instituciones actuales con aplicaciones democráticas del sorteo. Entre los autores más significativos de esta corriente puede citarse a John Burnheim, Ernest Callenbach, A. Barnett y Peter Carty, Barbara Goodwin o, en el ámbito francés, Yves Sintomer.

El sorteo de cargos, la participación abierta a la totalidad de la ciudadanía en referéndums y la elección de otros cargos (acompañada dicha elección de exámenes de capacitación) podrían garantizar el componente de “poder de las mayorías” que ha de tener una democracia.
Una carta de derechos fundamentales, junto con un poder judicial independiente garantizarían el componente democrático de “el respeto a las minorías”.

Un ejemplo histórico del que podrían extraerse ideas para elaborar una propuesta interesante es el de la Atenas clásica (expongo aquí algunos datos de la wikipedia, pero esto lo habéis dado en historia antigua con López Melero).

Con respecto a los cargos elegidos por sorteo hay que señalar que era el procedimiento más habitual ya que era vista como lo más democrático: las elecciones favorecerían a los más ricos, elocuentes y famosos, mientras que el sorteo repartía el trabajo de la administración entre toda la ciudadanía, integrándolos dentro de la experiencia democrática que, en palabras de Aristóteles, suponía “gobernar y ser gobernado en turnos” (Política 1317b28-30). La asignación por sorteo de un cargo a un individuo estaba basada simplemente en su condición de ciudadano, y no en su mérito o cualquier forma de popularidad que pudiera ser comprada. Este método fue considerado un medio para prevenir la compra corrupta de votos y dar a los ciudadanos una igualdad política total, ya que todos tenían la misma probabilidad de obtener un cargo gubernamental.

La asignación aleatoria de una responsabilidad a un individuo que puede o no ser competente tiene riesgos obvios, pero el sistema incluía algunos mecanismos para evitar estos posibles problemas. Los atenienses seleccionados por sorteo desarrollaban su labor como equipos. En un grupo lo más habitual es que alguien conozca la manera correcta de hacer las cosas, y los que no lo sepan pueden aprender de los que sí lo hagan. Durante el tiempo que dura el desempeño de un cargo particular, cada miembro del equipo está observando a todos los demás. Había sin embargo funcionarios tales como los nueve arcontes, que pese a que conformaban aparentemente un grupo de trabajo, llevaban a cabo funciones muy diversas.

Había de hecho algunas limitaciones en cuanto a quién podría ser funcionario. Las restricciones de la edad eran de treinta (y en algunos casos cuarenta) años como mínimo, dejando a un tercio de los ciudadanos inelegibles en un momento dado. Una proporción desconocida de ciudadanos estaba también sujeta a la marginación (atimia), algunos de ellos de forma permanente y otros temporalmente. Además, se examinaba a todos los ciudadanos electos antes de que tomaran posesión (dokimasia), proceso tras el cual podrían ser descalificados. La capacitación no parece haber sido el principal impedimento, pero sí el hecho de que, al menos en el siglo IV a. C., fueran demócratas leales o tuvieran tendencias oligárquicas. Después de abandonar el cargo se sometían a un escrutinio (euthunai). Ambos procesos eran en la mayoría de los casos breves y estándares. En el caso de que un escrutinio resultase negativo y fuera a juicio, el funcionario corría el riesgo de sufrir penas severas. Incluso durante su mandato, cualquier funcionario podría ser acusado y ser destituido del cargo por la Asamblea. En cada una de las diez “reuniones principales” (kuriai ekklesiai) del año, la pregunta era planteada explícitamente en el orden de la Asamblea: ¿Los funcionarios realizan sus deberes correctamente?

Ningún cargo designado por sorteo podía ser desempeñado dos veces por el mismo individuo. La única excepción era la Boulé o el Consejo de los 500. En este caso, simplemente por necesidad demográfica, un individuo podría desempeñar sus funciones dos veces en la vida. Este principio se extendió a los secretarios y subsecretarios que ejercían como ayudantes de algunos magistrados como los arcontes. Más que la incompetencia, parece ser que a los atenienses lo que más les preocupaba era la tendencia a utilizar el cargo como una forma de acumular poderes.

Los ciudadanos que ocupaban un cargo participaban en la democracia en un modo absolutamente distinto de cuando votaban en la asamblea o pertenecían a un jurado. La asamblea y los tribunales eran considerados como una instancia de la población de Atenas: eran simplemente la gente, ningún poder estaba sobre ellos y no podrían rendir cuentas, ser acusados o ser castigados. Sin embargo, cuando un ateniense tomaba un cargo de funcionario, era visto como un “sirviente” de la ciudadanía. Como tal, podría ser recriminado por no hacer las cosas como debía y ser castigado. Había dos métodos de seleccionar a los funcionarios, por sorteo o por elección. Unos 1100 ciudadanos (incluyendo el Consejo de los 500) desempeñaban un cargo como funcionarios cada año y de éstos, alrededor de 100 eran electos por votación.
Particularmente, los seleccionados por sorteo eran ciudadanos que no tenían ninguna habilidad ni conocimiento en particular. Cada funcionario podía ejercer su cargo solamente una vez en la vida. Era algo inherente al sistema democrático, que perseguía la implicación y no la profesionalización.
Los cargos electos estaban también sometidos a revisión antes de ostentar el cargo y al escrutinio tras la salida. Y podían ser destituidos en cualquier momento de la reunión de la Asamblea. Por ejemplo, en el siglo V a. C., los 10 tesoreros de la liga de Delos (los hellenotamiai) fueron acusados de malversación de fondos. Uno por uno, fueron enjuiciados, condenados y ejecutados antes del juicio del décimo de ellos, en el cual se descubrió un error de contabilidad que los exculpaba a todos. Este último tesorero fue puesto en libertad (Antifonte 5.69-70).
Los acontecimientos centrales de la democracia ateniense eran las reuniones de la Asamblea (Ekklesía). Al contrario que en un Parlamento, los miembros no eran elegidos, sino que eran ciudadanos que podían asistir cuando quisieran. La democracia creada en Atenas era directa, no representativa como las actuales: cualquier varón adulto que fuera ciudadano y mayor de 20 años podía participar, y era un deber hacerlo. Los funcionarios de la democracia estaban en parte elegidos por la Asamblea y en parte por sorteo.
El formato estándar era el de los oradores que hacían los discursos a favor y en contra de un asunto seguidos por una votación (generalmente a mano alzada) de sí o no. Aunque podía haber bloques de opinión en algunas decisiones cruciales, a veces permanentes, no había partidos políticos y tampoco existía un gobierno ni oposición. De hecho, el “gobierno” eran los oradores cuyas propuestas se aprobaban en un día particular.
Para algunos tipos de votaciones era necesario un quórum de 6000 personas. En estas ocasiones se usaban las bolas de colores, blanco para el sí y negro para el no.
En el siglo V a. C., había 10 reuniones anuales fijas de la asamblea, una en cada una de los diez meses del año establecidos por el calendario ático, además de otras reuniones adicionales convocadas según lo necesario. En el siglo siguiente las reuniones aumentaron hasta la cifra de cuarenta anuales, cuatro cada mes
El Consejo de los 500 (Boulé): la presidencia de la Boulé rotaba mensualmente entre los diez prítanes, o delegaciones de las diez tribus clisténicas (había diez meses en el calendario civil del Ática). El epítastes –funcionario electo por sorteo para un solo día de entre los miembros de la pritanía que presidía aquel mes– presidía la reunión de ese día de la Boulé y, en su caso, la reunión de la Asamblea, si la hubiere; también se encargaba de las llaves del tesoro público y el sello de la ciudad, y recibía a los emisarios extranjeros. Se ha calculado que un cuarto de todos los ciudadanos debió ejercer dicho cargo, [cita requerida] algo que sólo se podía hacer una vez en su vida.

La Boulé también actuaba como el brazo ejecutivo de la Asamblea, y supervisaba las actividades de otros magistrados que realizaban las funciones administrativas de Atenas. De entre sus miembros, se elegían por sorteo grupos de diez responsables de áreas que se extendían desde asuntos navales hasta las observancias religiosas. En conjunto, la Boulé era responsable de una gran parte de la administración de la polis, si bien tenía escasa capacidad de iniciativa. En última instancia se limitaba a ejecutar las directrices y propuestas de la Asamblea.
Equilibrio de poder entre la asamblea y los tribunales: A medida que el sistema se fue desarrollando, los tribunales (que no eran más que otra forma de ejercer la soberanía de los ciudadanos) se impusieron sobre el poder de la Asamblea. A partir del 355 a. C., los juicios políticos tuvieron lugar únicamente en los tribunales. En el 416 a. C. se introdujo la Graphe Paranomon (“apelación contra las medidas contrarias a la ley”). Bajo este nuevo supuesto, cualquier decisión que tomara la Asamblea, o incluso cualquier proposición no votada aún, podía ser suspendida para ser revisada por un jurado - que tenía derecho a anularla y en su caso castigar al ponente. Cabe destacar que una medida que era bloqueada antes de ser votada por la Asamblea, no necesitaba volver a la Asamblea si finalmente era ratificada por el tribunal, lo cual era suficiente para validarla.


¿Qué os parece el sorteo del cargo de diputado, por ejemplo?, es el modo más efectivo de acabar con el poder de los partidos políticos ¿se os ocurren más propuestas teóricas destinadas a lograr una democracia más horizontal, más directa?

Hola Tasia, te he leído hace días pero no había tenido tiempo de comentar. Básicamente tu propuesta me parece acertada, es más democrático que lo tenemos.

Yo añadiría unos principios básicos que debería reunir cualquiera que quiera ser un político y representar a un país.

Ayudaría que nuestros políticos tuviesen que superar una oposición de las duras, como cualquier funcionario que opte a un cargo importante. Exigirles formación en Ciencias Políticas, además de en Economía, Derecho Internacional e Idiomas. Esto cómo mínimo. El tribunal de oposiciones se encargaría de estipular los contenidos del temario y de las proporciones que tendría cada bloque de conocimientos exigidos.
Deberían sumar puntos por ‘trabajos’ realizados anteriormente, para asegurarnos de que también sepan lo que es y cómo funciona el mercado laboral.

El Estado podría financiar academias para la formación de los aspirantes, sería mucho más barato que subvencionar a todos los partidos políticos que existen. Aunque tuviesen que abrir una academia en cada provincia, sobraría dinero.

Como en todo, no descarto que se pudiese hacer trampas, haría falta una vigilancia férrea para que el proceso fuese limpio. También quiero mencionar que habría que buscar una forma para que los que tengan capacidad puedan desarrollarla, vengan del extracto social que vengan (difícil, lo sé). Pero que de cada academia provincial saliesen personas sobradamente preparadas para competir en la oposición final.

Una vez realizada la oposición, que tengan la posibilidad de hacer campaña para pedir el voto y darse a conocer, ellos y sus programas. Sobran medios de comunicación públicos que podrían darles cobertura. El mensaje de los mejores llegaría a todo el país, sin necesidad de ayudas económicas de empresas privadas para sus campañas, a las que se quedan 'debiendo algo'.

Que se les pague un buen sueldo, pero que el cargo implique prestigio, vocación y ganas de servir al país, que no sean la parte económica, la posición ni el tráfico de influencias los mayores aliciente para ser un político.

De los mejores por puntuación, elegiríamos a un líder y a los altos cargos; de ahí, siguiendo el orden de puntuación, debería salir la oposición (con las mismas garantías de ‘formación’ que el gobierno).

A grandes rasgos es mi visión de lo que deberían reunir los políticos a quienes vamos a confiar decisiones importantes por un tiempo.

¿Se presentarían muchos candidatos?

Recuperaría la ilusión por ir a votar, algo que he dejado de hacer, y está mal.
Esperemos las ideas de los demás.

Mi réplica, espero que no sea tomada como ofensiva. Si lo pienso, por algo es, pero no es mi idea. Simplemente me hace sonreir
Comenzaba a leer el hilo y siempre lees el último. Justamente el comentario y el ramillete de deseos emitidos por tu parte. Inicias, Amaina, tu comentario con "oposiciones". teniendo en cuenta el país donde vivimos y donde me encuentro, quedaba invalidado por las recomendaciones, tan frecuentes , tan acostumbradas que en España concretamente tiran por tierra cualquier buen deseo. Desde mi punto de vista es como dos caras de una misma cosa oposición y recomendación. No hay una sin la otra. Otra cuestión es recomendar un tratamiento o unas advertencias. ¿Estamos de acuerdo o solo es una deducción subjetiva por mi parte. Por ejemplo en el MIR es un test pero los méritos suelen ser concesiones muchos de ellos. El currículum es propio de cda uno , cierto , pero ahí se acaba todo. Cuando se opta a una plaza solo cuentan los criterios del jefe de servicio del lugar donde se opte. Hasta en las última OPES han existido irregularidades. En otras ramas, pienso que también existen, por ser hijo de, por tener un ascendiente en el cuerpo, etc, etc... y no digamos en esta rama en cuestión y cuestionada como es la política y sus derivaciones
Me parece bien que prueben del frasco y de las amarguras de cualquier opositor o aspirante a un puesto laboral. Lo que nos duele a la mayoría son los privilegios
Las clases dirigentes desde antiguo siempre han tenido privilegios. recordar por el estudio de la historia como los patricios ejercían el poder y tenían sus derechos contrariamente a la gleba u otro tipo de ciudadanos que ni siquiera tenían derechos. Por fin existe una carta de Derechos Humanos existe un organismo, se firman y se aceptan como tales. Hay tribunales que defienden al que se sienta perjudicado, etc
En este país , lo más cercano que nos atañe, estamos asistiendo a una serie de espectáculos, situaciones, polémicas, luchas y comportamientos que no están regulados o si se quiere se los saltan o pasan por debajo del arco de triunfo. Hay una ley de partidos para lo que convenga pero la desvergüenza, y otros adjetivos no se vigilan , no tienen límite y nosotros somos los muñequitos de famóbil de quitar y poner, mover y pisar si se tercia.
Bueno, no seré yo quien arregle a este país que padece varios síndromes desde siglos, donde se han institucionalizado un sin fin de conductas y permisividad, cayendo en estos últimos tiempos a niveles que nos hace clamar y una muestra es que este es un nuevo intento de mejorar la sociedad como no hace mucho hubo otro hilo relacionado
Amaina, esta era mi broma, desde hoy serás nombrada en los libros de historia de la filosofía como autora de una utopía, al estilo de Leviatán, de Tomás Moro, etc con tu propuesta de un método para acceder a la política. Platón proponía su método de acceder mediante la filosofía o recomendaba ser filósofo como la persona má adecuada para dirigir la polis. Lo intentó en Siracusa varias veces, peligrando su vida. La tuya no peligra, pero las consecuencias de la situación política puede llegar a ser grave. sobre todo para algunos
La propuesta de Tasia toca más a filosofía política de la cual poco más de lo conocido y del imperio y la República romana y nuestros reinos, no podría decir mucho. Esta asignatura para mí es novedad aunque como a todos los que estamos en el foro y fuera de él vamos viendo y aprendiendo según nos enseña nuestra cultura y la vida

Hola Pulpo, brevemente:

Tasia escribió:
"Con la convocatoria del 25 S de “ocupa el congreso” en algunas mentes se plantea la muy remota posibilidad de la apertura de un nuevo proceso constituyente. Imaginemos, por ejemplo, que un millón de personas bloquease el Congreso exigiendo la dimisión del Gobierno y la apertura de un proceso de transición para acabar con esta oligarquía de los partidos políticos que tenemos.
El problema que urge llegados a esta hipotética situación es ¿qué modelo queremos?, ¿cómo podemos hacer realidad una democracia horizontal en una sociedad contemporánea, con una gran población?"


Sobre el sistema de oposiciones no voy a negar que lo que dices es en gran parte verdad. Pero un tribunal de oposiciones de este tipo, no podría ser como para una plaza de MIR, tendría que ser parecido a un tribunal supremo, no quiero nombrar al CGPJ como ejemplo (todo politizado, lo sabemos.) ¿Todo es susceptible de corrupción? Parece que es inevitable con el tiempo. Hasta la misma democracia no es perfecta, es el sistema ‘menos malo’.

Un tribunal para un proceso de este tipo, necesitaría hasta observadores internacionales. Y personalmente no creo que se presentasen muchos-as aspirantes, no sería un cargo vitalicio. Pero es una idea, o podemos seguir votando a los líderes prefabricados por las disciplinas internas y dictatoriales de cada partido político, como ahora.

Y sigue explicando Tasia:
"Un ejemplo histórico del que podrían extraerse ideas para elaborar una propuesta interesante es el de la Atenas clásica (expongo aquí algunos datos de la wikipedia, pero esto lo habéis dado en historia antigua con López Melero)."


Tasia, habla del funcionamiento de la democracia en Atenas, esto viene en Historia Antigua. Cuando lo lees parece un sistema de gobierno bastante ‘equilibrado’ dentro de que no todos eran ciudadanos, etc. Yo estoy de acuerdo con ella, simplemente me parece difícil articular un sorteo a tan gran escala, no es una polis lo que hay que gobernar ahora; es un país con millones de personas, cuyo gobierno debería de estar lo mejor preparado posible. Ahora vivimos tiempos de imperios económicos, no nos van a invadir con tanques, las invasiones hoy en día son sutiles. Para bien o para mal, este país no ha tenido Revolución Francesa, pero si tomasen las cortes, como en el supuesto de la primera intervención ¿qué sistema piensas tú que sería el ‘menos malo’?

Seguramente tienes una idea, me gustaría leerla.
Saludos.

La democracia ateniense fue el modelo que siguieron los fundadores de EEUU. Pero lo que funciona en una pequeña polis no necesariamente lo hará en un país de 40 millones de habitantes. La democracia directa al estilo de los cantones suizos (en algunos de los cuales hasta los años 70 del siglo XX no podían votar las mujeres) era el modelo de democracia para Rousseau. Claro que tanto Rousseau como Kant creían que la democracia era el sistema de gobierno más cercano al despotismo. Yo la verdad creo que más vale que aceptemos que la democracia tiene verrugas y le huele el aliento, es un sistema imperfecto y corrupto como los demás, y buscar "democracias reales" (que en realidad son ideales y utópicas) no es más que marear la perdiz.

Pero Agripa, ¿has leído la entrada?, no hablo de calcar la democracia ateniense sino de introducir el procedimiento de sorteo en determinadas instituciones para acabar con el monopolio de los partidos políticos e introducir un sistema representativo más riguroso. No veo nada utópico en tal idea. En el censo estamos todos y en las loterías, con pocas bolitas, puedes tener millones de números.

La ciencia estadística se basa en tomar una muestra aleatoria de la población con cierto criterio representativo de edad, sexo y territorio. Se considera que a partir de X individuos, la muestra tiene rigor científico. Esto se basa en el mismo principio: partimos de que una asamblea de X número de ciudadanos elegidos azarosamente pueden funcionar como muestra representativa de la voluntad mayoritaria de una población. Esta representación sería más realista que la ejercida por los políticos profesionales (entrenados para preocuparse en lograr el poder y mantenerlo más que en ninguna otra cosa).

El sistema puede aplicarse en parte de la cámara, en todas o varias instituciones y/o combinado con el modelo actual o con otros modelos que se nos ocurran.

Como ejemplo de "otros modelos que se nos ocurran" podemos citar el de Amaina que propone un sistema de elección tras exámenes de oposiones para determinados cargos políticos (esto vendría bien para instituciones en las que sean necesarios conocimientos técnicos y no simplemente reflejar la voluntad popular), también podemos introducir sistemas de democracia directa para determinadas decisiones muy importantes o para el control periódico de la asamblea sorteada (referendums, votaciones por internet, asambleas abiertas en las ciudades pequeñas y pueblos, etc).
Pero no es necesario que nos alejemos del modelo actual para aplicar la idea del sorteo. Se ha propuesto en la doctrina científica, por ejemplo, que un determinado % del Parlamento sea elegido de este modo para reducir el poder de los partidos políticos y obligarles a acercar posiciones con el pueblo. Determinadas aplicaciones de este sistema en municipios o ciudades tampoco supondría un cambio calificable de utopía.


No me gusta esa actitud tan habitual de calificar de utópica a toda propuesta que se sale de la norma sin valorar antes sus posibilidades reales y su conveniencia. Se acusa mucho a los sectores más críticos con las instituciones de la partitocracia de no proponer alternativas viables, pero cuando alguien se atreve a sugerir algo (por modesto que sea) le dicen que es imposible antes de escucharlo.

A mi lo que me parece imposible es que permitamos un sistema político y económico como el que tenemos habiendo en nuesto país tanta gente culta, buena y creativa. Ya vale de defender que vivimos en el mejor de los modelos posibles, como si soñar estuviese prohibido porque cualquier idea mejor fuese irrealizable. Eso es una soberana tontería que se nos vende constantemente para mantener una situación privilegiada de algunos que se está mostrando insostenible.

Esto me parece importantísimo, son palabras de Tasia:

"La ciencia estadística se basa en tomar una muestra aleatoria de la población con cierto criterio representativo de edad, sexo y territorio. Se considera que a partir de X individuos, la muestra tiene rigor científico. Esto se basa en el mismo principio: partimos de que una asamblea de X número de ciudadanos elegidos azarosamente pueden funcionar como muestra representativa de la voluntad mayoritaria de una población. Esta representación sería más realista que la ejercida por los políticos profesionales (entrenados para preocuparse en lograr el poder y mantenerlo más que en ninguna otra cosa)."

Olé.

"Pero no es necesario que nos alejemos del modelo actual para aplicar la idea del sorteo. Se ha propuesto en la doctrina científica, por ejemplo, que un determinado % del Parlamento sea elegido de este modo para reducir el poder de los partidos políticos y obligarles a acercar posiciones con el pueblo. Determinadas aplicaciones de este sistema en municipios o ciudades tampoco supondría un cambio calificable de utopía."

Y en lo que sigue, me identifico totalmente;

"No me gusta esa actitud tan habitual de calificar de utópica a toda propuesta que se sale de la norma sin valorar antes sus posibilidades reales y su conveniencia. Se acusa mucho a los sectores más críticos con las instituciones de la partitocracia de no proponer alternativas viables, pero cuando alguien se atreve a sugerir algo (por modesto que sea) le dicen que es imposible antes de escucharlo.

A mi lo que me parece imposible es que permitamos un sistema político y económico como el que tenemos habiendo en nuesto país tanta gente culta, buena y creativa. Ya vale de defender que vivimos en el mejor de los modelos posibles, como si soñar estuviese prohibido porque cualquier idea mejor fuese irrealizable. Eso es una soberana tontería que se nos vende constantemente para mantener una situación privilegiada de algunos que se está mostrando insostenible."[/quote]

A mi tampoco me gusta nada, pero aquí estamos, con respeto.

Antes de disertar o mientras lo hago, me gustaría subrayar que cuando se llama utópica a una postura no es una desprecio. Las utopías han tenido su época, Campanella, Moro, etc y los teóricos de la política como Maquiavelo aún dan lecciones.
Las oposiciones podían ser una manera de elegir a nuestros representantes pero no acabarían nunca teniendo en cuenta los recursos y contrarecursos que se interponen con lo cual tardaríamos años en ponerlos en práctica, con lo cual seguiríamos ingobernados.
Tiene razón Amaina que con la cantidad de gente que hay en este país inteligente , formada, cualificada, etc, tengamos que soportar a lo contrario.
Tasia nos indica el método del sorteo que no es mala cosa ya que no necesariamente estaría condicionado por ideologíaqs ni partidismos aunque siempre puede haber coincidencias. Algo parecido a la elección de los jurados para la la justicia. Cualquiera no se si podría estar en ese grupo ¿quien decide sobre la capacidad, idoneidad, equilibrio, etc? La estadística como la usada en las encuestas tiene un valor solciológico indiscutible. haría muy participativas ls elecciones o el ser político por turno. No es descabellada la propuesta. ¿Qué tipo de democracia o qué apellido de sistema llevaría?
Amaina quería oir mi opinión y es la siguiente. Elecciones con listas abiertas, no con imposiciones de impresentables, corifeos, clá, o vividores o viejas glorias. Los ejemplos y las nominaciones solo pueden hacer daño o no ser exactas. Cada uno tiene su opinión y no pretendo herir. ahora evidentemente se eligen siglas o paquetes de señores que los tienes que comer con patatas o según la ley de Murphy
Podía aparecer yo también en las listas de utópicos, qué más quisiera, un pulpo metido a politólogo

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Tasia escribió: ¿Valorar sus posibilidades reales? Cero o, en todo caso, indeseables.
Creer que es posible implica desconectar de la realidad o creer que está en tus manos. Nada más lejos. Amiga Tasia, la realidad nos desborda, y más a nivel personal e individual.
Yo me meto mucho con los del 15-M, por ejemplo. Es un ejercicio bastante recomendable para liberar tensiones.