José Antonio Marina escribió:
"Creer que es posible implica desconectar de la realidad o creer que está en tus manos. Nada más lejos. Amiga Tasia, la realidad nos desborda, y más a nivel personal e individual.
Yo me meto mucho con los del 15-M, por ejemplo. Es un ejercicio bastante recomendable para liberar tensiones".
Hola, ya que no tengo mucho tiempo porque entramos en semana de exámenes, voy a reproducir literalmente un fragmento de Ética pública, derechos humanos y cosmopolitismo, capítulo 15 que firma Javier Muguerza y pertenece al manual de Ética.
(…) “Las “utopías” se alejan de nosotros, como la línea del horizonte cuando avanzamos hacia ella, precisamente en la medida en que tratamos de alcanzarlas. Lo que explica que, a la pregunta “¿para qué sirven las utopías?”, un poeta pudiera responder que sirven “para hacernos caminar hacia adelante”. Y algo muy semejante vendría a ocurrir con la Justicia. A la pregunta “¿para qué sirve la Justicia?” habría que responder de análoga manera, que “la Justicia sirve para hacer avanzar al Derecho”, esto es, para hacerlo más justo cada día. O dicho a nuestro modo, para acomodarlo cada vez más a esas exigencias, las “exigencias morales” de que antes hablábamos, en que consisten los derechos humanos”.
(Unas páginas más tarde reproduce unas palabras de Ihering.)
(…) “Puede afirmarse sin temor a equivocarnos que, en la historia de la humanidad, no ha habido ningún derecho fundamental que haya descendido del cielo o nacido en una mesa de despacho, ya escrito y redactado en los correspondientes textos constitucionales (… Contra quienes parecen creer tal cosa) las luchas por los derechos acompañan a todos los momentos de la vida de éstos”.
Cito este texto, aunque está centrado en los Derechos Humanos, para destacar el papel de la lucha, porque los Derechos Humanos en su momento fueron una “utopía ridícula en la mente de unos pocos rebeldes”.
Uno puede hacerse el harakiri, encerrarse en el sótano o descargar tensión cómo mejor le parezca, incluso puede uno ignorar la realidad cuando le desborda, pero sigue ahí.
Tengo que decir que yo no pertenezco al 15-M, pero es innegable que le han dado visibilidad al cabreo público casi generalizado con el funcionamiento político de este país (del Primer Mundo). Y yo me he alegrado, porque he pensado: “parece que despertamos de la anestesia”.
Saludos.