Anuska- escribió:
Maravilla de trabajo, Lapidario.
El profesor Claramonte tiene que estar flipando. Nadie puede negar la estética de un buen shibari, como nadie puede negarla de un buen haiku. Otra cosa es que a uno le guste esa estética. Y otra que se juegue con ella para llevarla al terreno erótico-sexual. Otra, además, es que se utilice el shibari para prácticas bdsm.
Alabo tu determinación en explicar, aunque creo que sobra que te metas en el barro. Que cada quién saque sus propias conclusiones. Tu trabajo dará frutos. Valiente.
Muchísimas gracias, Anuska.
Al final lo de bajar al barro nos viene de serie a todos los que estamos aquí. Como dice el chiste:
Pero vamos, que una de las cosas que defiendo en el trabajo es la posibilidad de una comunidad de gusto, no porque se tenga el mismo gusto (que es imposible) sino porque cada cual defiende argumentadamente el suyo y se sientan las bases de un diálogo.
Xna escribió:
En cuanto al dolor orientado al placer, siento que hay cierta voluptuosidad en el dolor, en algún tipo de dolor, tanto físico como emocional, pero sería interesante el camino a la inversa, cuando te ves abocado a sufrirlo, un dolor inevitable, redirigirlo hacia ese algo de placer, en fin, creo que es muy difícil pero aliviaría un poco.
La alquimia esta de cambiar el plomo en oro y el dolor en placer (en realidad, combinando ambos) depende mucho del contexto y del tipo de dolor. Un dolor de muelas deja puteado al mayor masoca del mundo: ni se lo está causando una chica o chico que encuentre sexualmente atractivo, ni el tipo de dolor es de los que segregan endorfinas con un crescendo gradual, etc etc.
Dicho esto: se me ocurren dos excepciones.
1) Las historias de mártires que mueren sin sentir dolor porque están arrebatados por su fe están por supuesto embellecidas, pero algo hay detrás: hay un libro precioso llamado "In praise of the whip" que repasa el arrebatamiento de las comitivas de flagelantes religiosos y los estados alterados de conciencia a los que llegan... Y oye, dirán lo que quieran, pero esos son de mi gremio. De hecho, hay en ese libro un párrafo hilarante, el consejo de un abad a sus monjes diciendo que cuando se flagelaran no lo hicieran en el culo, a riesgo de sentir sensaciones pecaminosas.
De los estados alterados de conciencia a través del dolor extremo habló Bataille con lo de las experiencias límite: eso lo entendió muy bien Clive Barker cuando creó a los cenobitas del libro de terror "Hellraiser".
2) Bob Flanagan, supermasoquista. Era un artista que tuvo fibrosis quística y sufrió problemas de dolor y respiración toda su vida... Y se dijo algo así como: "jódete, cuerpo, si alguien tiene que causar dolor seré yo mismo", y se volvió un masoquista bastante hardcore. Su vida está contada en una película con un final durillo de ver, pero interesantísima:
en.wikipedia.org/wiki/Sick:_The_Life_and...agan,_Supermasochist