Nolano escribió:
1) El hombre corriente (¿quizá el "hombre-masa" de Ortega?)
El
"hombre corriente" no creo que sea el
"hombre-masa" que señaló Ortega.
Un
"hombre-masa" puede ser un hombre de alto nivel profesional, por ejemplo. Pero ser un bárbaro del especialismo. Esto es: puede entender perfectamente una obra de arte contemporánea, ser un médico reputado o conocer la ética de Aristóteles, por ejemplo. Sin embargo,puede tener una concepción sesgada, parcial y torticera de todo cuanto ocurre. Por ello, suele aunarse a una opinión general de partido o la bandería, por ejemplo, y seguir la corriente, sumarse a ella, llevarse por la misma sin exigencia ninguna: leer siempre los mismos periódicos -los de su alero- y desdeñar y maldecir todo lo que no sea de su arena; reirse con las patochadsa de los suyos, y maldecir a los que son como él, pero en otra bandería. Puede por añadidura no tener una concepción tan clara sobre lo que las cosas son, ni haber reflexionado tan profundamente como él piensa sobre muchos conceptos. Eso le lleva a la adhesión acrítica de una corriente a la que se adhiere. Y, además, no darse cuenta de ello: pensar que todo lo sabe y conoce y que, por tanto,
no tiene ni siente necesidad de exigirse cada día una reflexión sobre cuales son, y porqué y de dónde proceden, sus plantamientos vitales, conceptuales y morales últimos. En definitiva, un hombre que se adhiere, como pegote cultísimo, y no se mejora como persona: Y puede ser una persona de gran "cultura", que acude a la ópera, ha sido educado en los mejores colegios o haber obtenido grandes logros personales.
"Un hombre corriente" puede ser, por otro lado, un tipo que va con su tractor a sembrar un campo de mazorcas; y, sin embargo, pone la "cadena Ser" y se da cuenta que le están mintiendo, pone la "cadena Cope" y sabe que le están mintiendo; va a misa el domingo, y sabe que el señor cura le está mintiendo: Y cuando toma el vino con él por la tarde se lo dice cariñosamente. Un hombre corriente puede leer el periódico después de la partida, charlar con el tabernero, y darse cuenta que ambos -periódico y tabernero- dicen boberías del mismo jaez. Un hombre corriente puede acostarse tan tranquilo sin haber hecho una maldad en todo el día, en todo el año, preocupado tan solo de cultivar su campo de mazorcas. Y, al amanecer, maravillarse por lo que sus ojos ven: un sol saliendo por las montañas al este y sentir que todo está traspasado por un rayo divino. E, incluso, quien sabe, emocionarse leyendo el Fausto de Goethe. Y, así, sentirse tan feliz con sus mazorcas, sus refranes sobre el tiempo, sus amigos de taberna y partida, sus discusiones con el Sr. cura sobre lo divino y lo humano y sus salidas al campo.
Que se exige cada día en saber la diferencia entre el canto de un pájaro o el barrunto de una tormenta; en definitiva:
un tipo que se exige cada dia por ser mejor persona, aunque sea entre calabazas y tomates mientras se riega un surco y se seca el sudor con un pañuelo.
Porque yo ya he conocido a gente de los dos tipos -hombres masas partidistas y "cultos", por un lado, y "hombres corrientes" y sencillos, por otro-. Mientras los primeros, situados en la novedad política que su diario propala a diario, dándoselas de bien informados y leídos en libros de Historia política, los segundos diferencian un borrego de otro solo por el sonido que hacen los cencerros cuando cencerrean. Se diferenciar bien quièn es, por tanto,
el hombre masa y quién es un
hombre que se exige cada día en comprender e intentar abarcar en totalidad los hechos que acaecen con mirada serena, límpida y curtida ; y que no tienen más bandería que un criterio experimentado en vivir bien y correctamente. Los diferencio como diferencio una Navalinda de una Bourlat.
Es conveniente diferenciar la cosa. Ortega lo hace muy bien.