El griego no es difícil en el caso de sintagmas como ése (en realidad creado ex profeso); más bien la dificultad reside en la traducción de términos como "ousía", que yo te he traducido como "sustancia" pero que tan sólo es un derivado del participio (femenino) del verbo "ser" en griego. Un librito interesante es el de Ivan Gobry, Le vocabulaire grec de la Philosophie (París, 2000), que en la entrada del término lo traduce como "sustancia", "ser" y "esencia" (y da como ejemplo temprano Heráclito, también Plat., Teet. 185c (como opuesto a "me eînai", "no ser"). Otro cantar es el griego ya en textos, aunque cualquier manual de bachillerato podría introducirte en la lengua.
La gigantomaquia es un episodio conocido de la mitología griega, básicamente una lucha de poder entre dos órdenes diferentes de divinidades (Gigantes y "Dioses" propiamente dichos), en la que salen victoriosos los "Dioses". Las fuentes son variadas (Apolodoro, el latino Claudiano y ejemplos de escultura sobre todo). Se suele decir que cuando en la Teogonía de Hesíodo Zeus vence al final de todas estas peripecias lo que se impone en la mitología griega (y por tanto, quizás también en la religión y la sensibilidad helenas) es el "orden" olímpico frente al desorden de los Titanes, los Gigantes y elementos extraños (monstruos, sobre todo, a los que los "héroes" como Heracles o Perseo u otros van matando en aras de la civilización). Los historiadores de la religión griega solían interpretar esto como un camino (al estilo frazeriano) desde lo informe (recuerda a los Hecantonquiros, seres de cien brazos) al orden y la polis. En fin, esto no libró a la religión griega de derivaciones mistéricas como la de Eleusis y otras. García Calvo tenía un artículo sobre esta evolución.
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