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TEMA: ARCO. Santiago Sierra: Ninot, Carnaval y Freud

ARCO. Santiago Sierra: Ninot, Carnaval y Freud 27 Feb 2019 22:24 #48655

  • El Abel
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Hola,

En marketing se trabaja mucho la experiencia del producto que consiste básicamente en que el consumo no sea un simple intercambio de mercancía sino que el cliente, no consumidor, disfruta de la marca, el proceso de compra, la emoción del momento, etc. Quienes tenemos todos los aparatos de Apple y sabemos más o menos en que consiste y nuestra pobre, cada vez más pobre, tarjeta también lo sabe.

En este ejemplo pagas por un producto y servicio pero en otros casos sólo por lo segundo, lo cual es intangible.

¿Cómo se construye una experiencia de producto? En gran medida es una experiencia estética y todas las compañías invierten en ello, en su marca, en su apariencia, etc. Un ejemplo muy significativo es Coca Cola. Su producto y presentación es idéntico desde hace décadas, apenas invierten en desarrollo de producto y procesos; la gran inversión está en el marketing, porque consumir Coca Cola es algo más que beber Coca Cola.

El arte promete experiencia estética, del tipo que sea. Una experiencia estética es sostener una calavera de diamantes y otra distinta quemar una figura de 200k euros. Cierto que no vale lo mismo que una Coca Cola, por eso esa bebida es el símbolo del capitalismo de masas, pero en el fondo goza de la misma idea: promete una experiencia estética de consumo inolvidable. Si consumir Coca Cola es más que beber Coca Cola, consumir, en ambos sentidos, esta obra es más que quemarla.

Por otro lado, me gustaría señalar que esto es una experiencia estética auténtica. Me explico. Si uno compra una obra de arte puede pensar en venderla, contemplarla, conseguir popularidad en su exhibición, donarla, etc. De un modo u otro, la obra sirve para algo, está supeditado a un interés mayor. Pues bien, en este caso la obra en sí misma ya es un objeto y tanto es así que debe ser destruida.

En fin, yo siempre he tenido la ilusión de que me toque el euromillon para hacer una calçotada con billetes de 50 euros, creo que por ahí tendría que investigar el fundamento de este tipo de cosas

Saludos

Abel
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ARCO. Santiago Sierra: Ninot, Carnaval y Freud 28 Feb 2019 00:10 #48657

  • cuervo ingenuo
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Copatin:
El que tiene que repasar la lección soy yo…. Disculpa la seguridad con la que me he expresado, al parecer erróneamente… vuelvo al texto de Trías que yo sí creía entender y ahora mismo dejo en suspense… o en suspenso.

Acudo a mi ejemplar y me encuentro subrayado y en cursiva al principio de la primera parte lo que tú has transcrito. Gracias por la corrección.

Sin embargo, reviso mis notas y veo que ese condicionamiento queda matizado más adelante y me cuesta entenderlo fuera del contexto del Renacimiento. De hecho, al final del ensayo es cuando dice que “el arte y la estética renacentista solo podían sugerir lo siniestro bajo forma de ausencia, quedando la representación restringida al marco limitativo y formal familiar de lo bello” sin embargo, el arte contemporáneo apura “la experiencia estética hasta ese límite insondable donde el sujeto vive la experiencia radical”.
Es frecuente en el arte contemporáneo (y en la cultura popular de la Edad Media y el Renacimiento que Trías no trata pero Bajtin sí) lo asociado al asco, los excrementos, las amputaciones, lo terrenal, etcétera que Trías adscribe a lo siniesto.
En cualquier caso, incluso en esa relación bello/siniestro del renacimiento (oficial diría Bajtin) dice que “lo bello sin referencia (metonímica) a lo siniestro carece de fuerza y vitalidad para ser bello”… lo cual es como hablar de un “bello menos bello” que no está condicionado por lo siniestro.

El condicionamiento diría yo (seguramente equivocado) está en la familiaridad, que es donde Trías se fija en Freud: lo siniestro “sería aquella suerte de sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares”.
La explicación de Unheimlich (siniestro) como contrario a Heimlich (familiar, hogareño) es clarificadora. Y ahí es donde veía yo un lazo con esta obra de Sierra que transforma un símbolo (la monarquía) en otro (su destrucción) mediante la tradición del Carnaval recuperada por las fallas. Lo familiar se convierte extraño una vez nos damos cuenta de que no es una escultura, es un ninot (lo que sabemos por el nombre, no por el tipo de escultura). El nombre, Ninot, desvela la obra.
Por otra parte, Trías dedica un espacio a la fiesta (yo hacía la lectura desde Bajtin, pero aquí Trías coincide con él): “ocasión de levantar determinadas prohibiciones u obligaciones respecto al totem, especialmente las referentes a su inviolabilidad, al tabú relacionado con su nombre, a su intangibilidad y a la prohibición en ocasiones de mirarlo”. Tras la fiesta, Bajtin y Trías recuerdan que se restablecen prohibiciones y prescripciones… Ha habido un montón de fallas sobre Juan Carlos I (con Corina, cazando, etcétera) pero dentro de la fiesta… Sierra ha sacado Ninot de la fiesta y la ha metido en una feria de arte, ha violado la ley del símbolo sin la excusa del Carnaval.
Lo siniestro, al menos en Freud, es siempre ambivalente, como una escultura erigida para su destrucción, un homenaje para el escarnio.
Lo siniestro también nos habla de la realización de un deseo escondido, prohibido: “Siniestro es un deseo entretenido en la fantasía inconsciente que comparece en lo real”, es la fantasía formulada como deseo.

Acepto, y me disculpo por ello nuevamente, un exceso de hermenéutica con el asunto del condicionamiento que sigo sin ver claro…

Respecto a si arde o no, a mí no me parece relevante lo que haga su próximo dueño y si se tiene que comprometer o no a hacerla arder... Además, entiendo que todos los años una falla es aministiada y evita el fuego...


Por cierto, las referencias a Bajtin son de La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de las obras de Rabelais.
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Última Edición: 28 Feb 2019 17:24 por cuervo ingenuo. Razón: errata
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ARCO. Santiago Sierra: Ninot, Carnaval y Freud 28 Feb 2019 12:11 #48666

  • Moira
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Hola, cuervo ingenuo:

Creo que podríamos asociar la obra de Santiago Sierra y Eugenio Merino con el destructivismo. La destrucción de la obra de arte se convierte en ritual de sacrificio con propósitos catárticos, como sugieres.
El destructivismo es un terreno abonado y explorado. Recuérdese a Baldessari y su The Cremation Project: llevó gran parte de sus obras al crematorio, y con las cenizas amasó galletas y las introdujo en una urna.





Cuando John Latham organiza la quema de libros, centra la atención en la destrucción como elemento definitorio de nuestra sociedad, y pone el foco en la depauperación cultural. Con la destrucción, estos artistas proponen sentido.




Lo mismo puede decirse de Linda Toigo:





Caso aparte es Nitsch, que descuartizaba animales vivos en sus performances:

Última Edición: 28 Feb 2019 12:21 por Moira. Razón: Agregar fotografías
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ARCO. Santiago Sierra: Ninot, Carnaval y Freud 28 Feb 2019 20:31 #48690

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cuervo ingenuo escribió:
Copatin:
El que tiene que repasar la lección soy yo…. Disculpa la seguridad con la que me he expresado, al parecer erróneamente… vuelvo al texto de Trías que yo sí creía entender y ahora mismo dejo en suspense… o en suspenso.

Acudo a mi ejemplar y me encuentro subrayado y en cursiva al principio de la primera parte lo que tú has transcrito. Gracias por la corrección.

Sin embargo, reviso mis notas y veo que ese condicionamiento queda matizado más adelante y me cuesta entenderlo fuera del contexto del Renacimiento. De hecho, al final del ensayo es cuando dice que “el arte y la estética renacentista solo podían sugerir lo siniestro bajo forma de ausencia, quedando la representación restringida al marco limitativo y formal familiar de lo bello” sin embargo, el arte contemporáneo apura “la experiencia estética hasta ese límite insondable donde el sujeto vive la experiencia radical”.
Es frecuente en el arte contemporáneo (y en la cultura popular de la Edad Media y el Renacimiento que Trías no trata pero Bajtin sí) lo asociado al asco, los excrementos, las amputaciones, lo terrenal, etcétera que Trías adscribe a lo siniesto.
En cualquier caso, incluso en esa relación bello/siniestro del renacimiento (oficial diría Bajtin) dice que “lo bello sin referencia (metonímica) a lo siniestro carece de fuerza y vitalidad para ser bello”… lo cual es como hablar de un “bello menos bello” que no está condicionado por lo siniestro.

El condicionamiento diría yo (seguramente equivocado) está en la familiaridad, que es donde Trías se fija en Freud: lo siniestro “sería aquella suerte de sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares”.
La explicación de Unheimlich (siniestro) como contrario a Heimlich (familiar, hogareño) es clarificadora. Y ahí es donde veía yo un lazo con esta obra de Sierra que transforma un símbolo (la monarquía) en otro (su destrucción) mediante la tradición del Carnaval recuperada por las fallas. Lo familiar se convierte extraño una vez nos damos cuenta de que no es una escultura, es un ninot (lo que sabemos por el nombre, no por el tipo de escultura). El nombre, Ninot, desvela la obra.
Por otra parte, Trías dedica un espacio a la fiesta (yo hacía la lectura desde Bajtin, pero aquí Trías coincide con él): “ocasión de levantar determinadas prohibiciones u obligaciones respecto al totem, especialmente las referentes a su inviolabilidad, al tabú relacionado con su nombre, a su intangibilidad y a la prohibición en ocasiones de mirarlo”. Tras la fiesta, Bajtin y Trías recuerdan que se restablecen prohibiciones y prescripciones… Ha habido un montón de fallas sobre Juan Carlos I (con Corina, cazando, etcétera) pero dentro de la fiesta… Sierra a sacado Ninot de la fiesta y la ha metido en una feria de arte, ha violado la ley del símbolo sin la excusa del Carnaval.
Lo siniestro, al menos en Freud, es siempre ambivalente, como una escultura erigida para su destrucción, un homenaje para el escarnio.
Lo siniestro también nos habla de la realización de un deseo escondido, prohibido: “Siniestro es un deseo entretenido en la fantasía inconsciente que comparece en lo real”, es la fantasía formulada como deseo.

Acepto, y me disculpo por ello nuevamente, un exceso de hermenéutica con el asunto del condicionamiento que sigo sin ver claro…

Respecto a si arde o no, a mí no me parece relevante lo que haga su próximo dueño y si se tiene que comprometer o no a hacerla arder... Además, entiendo que todos los años una falla es aministiada y evita el fuego...


Por cierto, las referencias a Bajtin son de La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de las obras de Rabelais

Ningún problema cuervo ingenuo, insisto en que sigo más este hilo por el interés que me despierta el tema que por unos conociemientos que está claro que no tengo. Me atrevo a dar mi punto de vista aún a sabiendas de que seguramente patinaré de lo lindo.

Hablas de que te cuesta entender ese condicionamiento de lo siniestro fuera del Renacimiento y creo que me pasa algo parecido.

Hace un rato que lo pienso, y no estoy seguro de si lo veo así:
en realidad, la presencia de lo siniestro no tiene por qué estar presente de manera objetiva, como tema velado en la obra, si no que puede hacerse presente mediante una proyección personal subjetiva, y quizás diferente para cada espectador. Por poner un ejemplo cotidiano (incluso diría que lo menciona Trías en algún momento), a todos nos habrá pasado alguna vez que al repetir muchas veces nuestro propio nombre, o una palabra cualquiera, ésta acaba vaciándose de contenido, quedando un conjunto de sonidos que no nos dice nada y que pierde todo el sentido y familiaridad. Ahí aparece no siniestro. Lo siniestro velado detrás de lo cotidiano familiar (Unheimlich/Heimlich).

Pero de alguna manera es algo que depende de cada cual. Uno puede vivir una experiencia estética de primer orden si detrás de una experiencia personal cotidiana, al contemplar un paisaje, es capaz de intuir una realidad siniestra que la sostiene. Si esa misma experiencia estética, lejos de formar parte de una viviencia personal aislada, puede ser compartida por un grupo de personas, podremos hablar del hecho artístico y de la belleza que se nos muestra en el mismo.


En "El nacimiento de Venus", lo que se explica es que el nacimiento de la belleza (Venus), sucede cuando Cronos, el tiempo acumulativo y ordenador, castra a Urano, el caos inmanente a toda realidad, materia en desorden, dios primordial que fertiliza el mar tras su castración, dando lugar a Afrodita. Es decir, que no hay posibilidad de percibir belleza si no es primero mediante la ejecución del acto violento de la negación del Caos, del acto ordenador de la castración que lleva a cabo Cronos. Se está poniendo en relación la belleza sensible, familiar, concreta, con el caos inhóspito y siniestro que la sostiene. Cómo podría Boticelli representar el momento del nacimiento de la Belleza, sin la alusión velada a esa castración?

Vamos, que para mi en "El nacimiento de Venus", lo siniestro que sostiene la belleza de la obra no tiene tanto que ver con la escena omitida de una castración física, con toda la violencia y sangre asociadas, cuanto a una realidad subyacente que no podemos aceptar sin sentirnos completamente removidos por dentro, igual que cuando intuimos que detrás de nuestro propio nombre, tan familiar, se esconde la nada; cuando descubrimos que todo significado es arbitrario y se sostiene en el caos en última instancia.

Pero la verdad es que lo digo y me da la sensación de que quizás lo que he hecho es una interpretación muy desviada y enrevesada de la tesis de Trías. Sinceramente, me cuesta mucho aplicar la tesis de Trías a otras obras fuera de las que él mismo ejemplifica en el libro.

En el arte actual, al menos en la obra de Sierra que proponías al comienzo del hilo, no soy capaz de encontrar ese "siniestro" velado. Es verdad que tras la apariencia de la escultura de Felipe se esconde un destino violento de destrucción, pero en este caso no me parece que en tal destino pueda reconocerse lo "siniestro" como aquello que no puede ser descubierto o como un "deseo que no puede ser formulado", porque creo que esa voluntad de destrucción, de sacrificio totémico del padre, aplicado al caso del "ninot" del Rey, ya no es deseo inconsciente y reprimido en la sociedad, sino deseo completamente consciente y explicitado sin complejos (incluso con cierto orgullo jactancioso diría yo). Por eso sigo pensando que, de poderse localizar en la obra esa dimensión siniestra, a mi modo de ver no se encuentra en el lugar al que apuntas tú.

Una cosa es que la obra de arte tenga una doble dimensión o una segunda posible interpretación "oculta" (escultura-ninot) que le de cierta complejidad, y otra cosa es que su condición de ninot represente ese "siniestro" del que habla Trías.

Pero cuanto más vueltas le doy menos claro lo veo y más me queda la sensación de estar dando palos de ciego y no haber entendido nada... Me he animado a participar en el foro por el entusiasmo que me despierta este tema aún a riesgo de hacer un poco el ridículo, y cuanto más me meto en el tema más atrapado me siento en mi propia confusión... Ya se sabe que la ignoracia es atrevida! :blush:

Saludos
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