Coincido, Conrado, en que el término "banca ética" es muy discutible. De hecho, descendiendo un peldaño en el análisis, la existencia del dinero y de las relaciones inherentes de dominancia que histórica y actualmente han acompañado a este, son, también, muy discutibles.
La "labor social" del banco Santander es uno más de los ejemplos de filantropía alentada por la caridad, muy alejada de la solidaridad que pretende (caminar hacia) una relación ideal de igualdad, pues es la expresión de benevolencia de aquel que mucho tiene y que, aún dando selectivamente, va a seguir teniendo mucho y perpetuando aquellas discutibles relaciones de dominancia. Por eso, para mí, esas becas y ayudas a la investigación no significan mucho más que la participación de algunas de las estrellas mediáticas del deporte o el espectáculo en las campañas de la ONG de turno, mientras siguen cobrando las cantidades astronómicas que cobran y, en algunos casos, promocionando productos de propaganda capitalista. Realmente, no están atajando nada, están, de hecho, desviando y acallando parte de las posibles críticas mediante una supuesta implicación en unos determinados valores, cuya praxis profesional es, en esencia, diametralmente opuesta a estos.
La política actual no es sólo aquella derivada de las instituciones oficiales. Para mí, y considerando a la sociedad como motor de cambio y al individuo como unidad elemental en la acción, es, de hecho, esta vertiente “dentro del sistema” bastante deficiente en cuanto a la consecución de unas determinadas soluciones a problemas sociales y medioambientales en el actual contexto socioecológico local y global. Es decir, el granito a granito va más allá del granito de voto que decide llevar al poder el partido al que uno vota o no; hay también el granito de percepción, de comportamiento, de consumo… Dentro de la diversidad de tácticas en la consecución de unos objetivos éticos y políticos, la vía institucional, asumiendo que fuese necesaria, es a la que la sociedad y los individuos deben dedicar menos esfuerzo, pues es, en muchas ocasiones, contraria a la construcción de una sociedad crítica e igualitaria y favorable a la homogenización y jerarquización de los estratos sociales.
Por esto último, no cambia mucho mi percepción del tema que Pablo Iglesias o cualquier vendedor de motos, por mucho que cada uno venda motos diferentes y valorables por sí mismas, haga con su vida al respecto. No soy yo de los que idealice a unos u a otros y esté esperando a ver que hacen. Creo que las vías son otras.
De igual modo, he decidido que, considerando la discutible necesidad de tener una cuenta bancaria, esta sea perteneciente a una banca ética. Puedes leer por ahí algunos de los principios éticos por los cuales se rige este tipo de bancas, lejos, muy probablemente, de la perfección. Simplificando, si he de elegir entre un banco que invierte en armas, desahucia personas, apoya a la industria petrolífera… y otro que no, bien, lo tengo claro.
Estoy de acuerdo que, a pesar de la importancia de teorizar, la ética ha de llevar a la actuación. Es por ello que podemos escoger unas u otras elecciones en nuestras acciones. Ello nos lleva al empoderamiento, abriéndonos una amplia gama de posibilidades de acción y, asociado a estas y debido a su naturaleza asintótica, de límites. La mejora es continua, por no ser nunca completa, pero sólo si se quiere. Cada cual es libre de contentarse o sumergirse en la idea de que la decisión de una persona no va a cambiar nada o en la hipocresía de las personas a su alrededor (¿previa autocrítica?) para pensar que “todo vale” y “nada cambia nada”. Eso sí, no me parece una visión demasiado sana para el individuo o la sociedad.