Pedro Pablo escribió:
Nada, tan solo haré una profesión de fe realista:
Creo en un única realidad verdadera y la razón es su profeta.
Algunos somos así de fanáticos, qué le vamos a hacer.
Bueno, algo más. La verdad se predica de los juicios apofánticos, no de los juicios de valor. Decir que los juicios éticos pueden ser verdaderos o falsos me parece que es enredarlo todo. A algunos filósofos les gusta mucho enredar.
Disiento, Señoría! Y para expresar mi disenso
Digo: que la verdad no se predica de los juicios apofánticos, sino que los juicios apofánticos son aquellos que tienen valor de verdad; es decir, como bien sabe, pueden ser verdaderos o falsos.
Otrosí digo: que los juicios no apofánticos son aquellos que no cumplen la condición arriba expresada, como las dudas, los preguntas o los deseos.
Otrosí digo: que tanto en los juicios apofánticos como en los no apofánticos hay que distinguir entre el contenido del enunciado y el acto de la enunciación.
Otrosí digo: que el contenido del enunciado puede ser igual en un juicio apofánticos y no apofánticos, como sucede en “Madrid es la capital de España” (apofánticos) y “¿Madrid es la capital de España?” (No apofántico).
Otrosí digo: que el acto de enunciación es diferente. En el caso anterior, “Madrid es la capital de España” no tiene la misma fuerza aseverativa si lo dice Ayuso a si lo dice Junqueras.
Otrosí digo:que de lo anterior se desprende que los juicios apofánticos no son como pelotas de ping pong que flotan en un espacio atemporal, sino que se incluyen en un contexto lingüístico y no lingüístico que le otorgan un valor.
Otrosí digo: que los juicios apofánticos no se refieren solo a contenidos científicos, sino también a aquellos que expresan juicios de valor, sentimientos o cualquier otra milonga.
Otrosí digo: que siguiendo de nuevo al bueno de Husserl, el juicio apofántico es un acto intencional como objeto constituido en la conciencia. Así, cuando un enunciador dice “Jacinto está enamorado de Yolanda” expresa un juicio tal y como se le presenta en su conciencia, y ese juicio puede ser verdadero o falso. Quizás el enunciador esté equivocado, o no; es más, quizás ni siquiera Jacinto, como ser nombrado del que se predica algo, sepa si el enunciado es verdadero. Lo mismo sucede con “Jacinto es buena persona”.
Otrosí digo: que un juicio apofántico puede tener una fuerza ilocutiva (una intención) diferente a la aseveración. Así, “Esta habitación es muy fría” puede ser un acto imperativo y por tanto carecer de valor de verdad o falsedad, porque se manda al interlocutor cerrar la ventana o apagar el aire.
Otrosí digo: que ya me callo y dejo de dar la murga.
Otrosí digo como PD: que en sabiendo que a estas alturas, según reza un comentario anterior, estás muy atareado, no pasa nada si no respondes. Haciendo uso de un juicio apofántico, las discusiones se dilatan en el tiempo.
Me cito a mí mismo porque después de tirarme media hora escribiendo el mensaje las respuesta que recibo son ¿Cómo llamarlas? Una caca.