Futaki escribió:
Me detengo solo un momento en algunas de las reflexiones aquí vertidas. Perdonad que no use el quote.
Creo que sí se puede sentir amor y odio a la vez hacia una misma persona en el mismo tiempo. Lo que no tengo claro (y ahí estaría el “Principio de no contradicción”) es si se puede sentir amor y no amor. El amor y el odio serían como el arco de Heráclito, a quien citó Xna, pero yo me lo hago mío para defender mi postura. El amor puede estar tensado por el odio.
Las metáforas son inevitables y nos permiten acercarnos al conocimiento de lo incomprensible o lo inconmensurable. Pero ciertamente hemos de tener en cuenta que la metáfora agrega significados que no se encuentran en el significado original, de manera que trampeamos con el lenguaje. Lo mismo o parecido sucede con las comparaciones.
Kse se ha referido a lo abstracto y lo concreto y, curiosamente, en el amor parece sentirse más cómodo con lo abstracto por esa imposibilidad de acceder al sentimiento del otro. Yo me pregunto, además, si podemos acceder de una manera fiable a nuestro propio sentimiento. ¿No nos sentimos confundidos muchas veces? Creo que el único sentimiento del que no se puede desconfiar es del dolor (emocional).
La inefabilidad del lenguaje. Ha vuelto a salir, y de ahí las metáforas. En otro hilo, hace tiempo, cité la “Lección inaugural” de Barthes en la que decía que el lenguaje es fascista porque por defecto nos responsabiliza de nuestros mensajes y no nos permite ser neutros. Yo añado: es fascista porque nos impone las palabras, las categorías gramaticales, los límites del significado, los referentes que podemos nombrar e incluso cercena el sentido. Parafraseando a Churchill, podríamos decir que el lenguaje es el peor sistema de comunicación que existe, exceptuando todos los demás. No hay palabra exacta para cada ente, para cada sentimiento, para cada uno de sus movimientos. Ese sería el lenguaje de Dios.
En otro mensaje escribí un ejemplo: “Yolanda ama a Jacinto y Jacinto ama a Yolanda”. En realidad debería de haber escrito: “Yolanda y Jacinto SE aman”. Ese “se” es el Complemento Directo, que es el modo en que los sujetos atrapan el mundo. Sin embargo, ese “se” se tambalea, porque Jacinto y Yolanda no sienten lo mismo, y a lo mejor ni siquiera saben si aman. Es un “SE” que no se puede comprobar. Es un “se” dictatorial, porque para desmentirlo necesitaríamos muchísimos argumentos, largas peroratas. El predicado nos traiciona.
Creo que se puede amar y odiar, amar y no amar, tener y no tener. Lo que nos faltan son las herramientas para expresarlo. Esa es nuestra condena.
Vaya con el hilo. Ha dado de sí. Algunas impresiones mías, del todo precarias:
- Se puede amar y odiar al mismo tiempo. Pero no se puede amar y no amar al mismo tiempo. No amar es nada, amar y odiar son dos sentimientos muy entremezclados a pesar de su antagonismo, como puedan serlo la inseguridad y la arrogancia, el orgullo y la autohumillación.
- El lenguaje nos constriñe a expresar en burdas categorías aquello que es inexpresable. Empecé a leer a Barthes y lo dejé porque no lo soportaba. Si el lenguaje fuera tan rico como para expresar de forma exacta la realidad, la vida cotidiana sería mucho más simple. Que el lenguaje es la imperfección más absoluta que existe se puede ver cuando se empieza a estudiar un idioma no materno. ¿Lo que no puede expresarse no existe? Y un cuerno. Lo que no puede expresarse no puede expresarse y eso nada tiene que ver con su existencia.
- Las metáforas. Qué maravilla. A través de ellas se puede expresar no sólo lo que se quiere decir, sino otras muchas más cosas que van más allá del referente. Las carga el diablo. Una prueba más de la inexactitud del lenguaje.