Siempre hemos oído que el Grado pretendía gozar de "una validez académica similar a la Licenciatura." tal y como se dice en la presentación del mismo
en la página de la UNED. De iure es lo que se supone.
Pero de facto, creo que en el mercado no pueden valer lo mismo 316 créditos que 240 (y por eso yo he apostado por acabar la licenciatura haciendo un poco de esfuerzo antes que acabar en el Grado donde a estas alturas creo que prácticamente ya habría terminado).
El proceso Bolonia ha perseguido – más que una uniformidad a nivel europeo,
lo que es falso - cierta reforma de la universidad. En algunos aspectos en la Universidad presencial, ha modificado la práctica académica, tanto de profesores como de alumnos, así como la evaluación. En el caso de la UNED, sin embargo, me parece que este cambio no ha sido tan significativo, y desde luego yo al principio era escéptico, porque veía que el modelo de la UNED chocaba a priori con Bolonia, por su organización del personal (profesores, tutores), por su orientación a la evaluación final (sin excesivos trabajos, y mucho menos seguimientos tan exhaustivos), y en general por su orientación y misión como universidad. La UNED ha sido pionera en la flexibilidad de las matriculaciones (no necesariamente cursos completos), en la flexibilidad para atender presencialmente los exámenes (dos semanas distintas en cada convocatoria) y la atención general que siempre ha tenido a su alumnado tipo, con perfil de trabajadores, jubilados, personas alejadas de ciudades con universidades y en general de gente ocupada en otras cosas además de la carrera a la que adapta personalmente su tiempo disponible para estudiar y prepararse las asignaturas. En cualquier caso, quienes la están cursando, y sobre todo quienes hayan dado ya el salto de la licenciatura al grado te lo podrán decir mejor.
Sin embargo, lo que sigo pensando es que el plan de Bolonia ha sido un movimiento de cierto cariz neoliberal, para sanear las cuentas universitarias
privatizando 1 de los habituales 5 cursos. Con este movimiento se pretendería devolver a la universidad algo del nivel selectivo y de calidad de antaño, antes de la popularización masiva de los estudios universitarios que ha forzado a que el nivel académico haya ido languideciendo en términos generales, aupado en nuestro caso por la obsesión de titulitis de la sociedad española, que todavía le cuesta equiparar en dignidad a otro tipos de estudios como FP.
Sin embargo, como todo movimiento de este tipo, la selección resultaría asimétrica y basada en un principio económico y no académico: a no ser que el dinero recuperado se emplease efectivamente en promocionar suficientemente a quienes se aplican y carecen de suficientes medios económicos, el filtrado que esta medida provoca afectaría tan sólo a las clases que de verdad han de realizar un esfuerzo – trabajando, por ejemplo – para seguir estudiando ese máster. Así se filtra a quienes puedan permanecer en la universidad sin auténtica vocación académica y sin suficientes capacidades, y a cuyo servicio hasta ahora se han estado invirtiendo amplios recursos públicos, de una forma un tanto estéril, pues en mi opinión, la universidad no está hecha para formación básica ni necesariamente orientada para todo el mundo.
Pero ese filtrado no se haría con la clase de los más pudientes, que seguiría pudiendo enviar a sus alumnos, incluidos los menos aptos académicamente hablando, a realizar el máster. Claro que como los pudientes son minoría, los pudientes no aptos para los estudios universitarios también son menos y a la larga, esperan que exista cierta revalorización.
En cualquier caso, el recortar sólo uno de los cinco años de la licenciatura tampoco parece ser una medida excesivamente significativa en este proceso por mejorar la calidad no sólo de la enseñanza sino también del alumnado – y de su esfuerzo. Otras medidas, como la evaluación continua y un seguimiento más exhaustivo también entiendo que tratan de paliar la dejadez de muchos alumnos. Pero es evidente que este modelo, como decía, no encaja mucho con el modelo UNED y el perfil de sus estudiantes, la mayoría de los cuales estudia porque realmente quiere hacerlo.
De forma que quizá pueda existir una diferencia entre los licenciados y los que tengan máster, en favor de éste, pero desde luego me parece que el Grado será reconocido como una titulación inferior a la licenciatura.
Dicho esto, de todas formas, el panorama en salidas profesionales es tan limitado en Filosofía en general, que no creo que haya en la práctica mucha diferencia. Sobre salidas profesionales, ya hablamos en
este hilo.